Construida por la comunidad
cantonesa, es el más hermoso y peculiar de la ciudad.
Ho Chi Minh, la antigua Saigón,
llamada románticamente por los franceses como “perla del Oriente” es una ciudad
viva y bulliciosa que refleja tanto el pasado como el futuro de Vietnam.
La ciudad debe sus orígenes a los
jemeres, que la habitaron durante los siglos, los viet se asentaron en ella y
posteriormente los señores Nguyen, hasta que en 1859 los franceses fundaron la
colonia de la Cochinchina, ubicando en ella la capital con el nombre de Saigón.
Referencia del sur del Vietnam,
sin la rica historia ni patrimonio de las ciudades del centro y norte del país,
abarca una amplia región que se extiende por el norte hasta Cu Chi, en la
provincia de Tay Ninh, y por el sur hasta el delta del Mekong.
En 1954, la ciudad fue proclamada
capital de Vietnam del Sur. La posterior guerra con Estados Unidos duró hasta
1975, año en que Vietnam del Norte tomo Saigón y la rebautizó como Ciudad de Ho
Chi Minh, en honor al padre de la revolución, fallecido seis años, en 1969. Estructurada en catorce
distritos, su extensión es superior a los 2000 kilómetros cuadrados y su censo
poblacional supera los ocho millones de habitantes.
En el distrito uno, el del viejo
Saigón, en la calle Mai Thi Luc, se
encuentra un pequeño templo, uno de los más hermosos de la ciudad, que honra al
rey de todos los cielos, Ngoc Hoang o emperador de Jade, deidad suprema
taoísta.
Conocida como Chua Ngoc Hoang o
pagoda de las tortugas, fue construida por la comunidad china de Cantón en
1909, es una de las más elaboradas y hermosas de la ciudad y, sin duda, uno de
los ejemplos más concisos de arquitectura cultural china.
La originalidad de este templo
reside en su tolerante mezcla de divinidades taoístas, budistas y nativos, que
es la fuente de inspiración de la multitud de estatuas y tallas en colores
dorados que decoran el interior de un templo, cuya superficie se encuentra
prácticamente cubierto por azulejos y relieves, la mayoría con imaginería
religiosa.
Aunque realmente lo más original y llamativo para el visitante es observar como los fieles realizan sus comidas familiares en el templo, cual comedor de cualquier casa o restaurante se tratara.
El templo acoge un alto número de
seres y deidades mitológicas de los panteones budistas y taoístas dispersas por
todos los rincones. Allí se encuentran Mon Quan, el dios de la puerta; Bac Dau,
dios de la estrella polar; Thien Loi, dios del relámpago; Tho Than, dios de la
tierra; Thic Ca, el buda histórico; Quian The Am Bo Tat, la diosa de la
Misericordia y un sinfín de personajes que le infieren a este lugar de culto un
ambiente único que no se encuentra en otro lugar de la ciudad.
En el exterior, su llamativa
fachada color malva, sus grandes puertas de madera ricamente talladas con
imágenes de dioses y hombres y sus tejas de color verde, auténticas obras de
arte, inducen a una expectación desbocada que se ve satisfecha por el contenido
de su interior. En una ciudad desprovista de grandes templos y pagodas, ésta
destaca como la mejor.
Una vez en su interior se
encuentra el patio exterior, con arbustos con flor y un antiguo árbol baniano, que
constituye un tranquilo lugar con un estanque de tortugas y con bancos.
El estanque es un pequeño refugio
ofrece cobijo a varias tortugas, consideradas símbolo de buena suerte y fortuna
en Vietnam. Aunque las imágenes de tortugas son habituales, este tipo de
refugios escasea.
En el incinerador ubicado en el
patio los devotos queman papeles votivos y sándalo en una serie de altares
inferiores. Se afirma que el humo asciende hasta alcanzar a los antepasados en
el cielo.
Más allá de la puerta principal
hay un umbral interior flanqueado por un par de frases paralelas que cuelgan de
la boca de unos murciélagos esculpidos.
En las pesadas puertas de madera
hay unos guerreros taoístas tallados que escupen fuego por la boca y la nariz.
Unas tallas intrincadas en madera
noble enmarcan los espacios entre las columnas por todo el salón principal,
decorado el amplio espacio hasta el altar mayor múltiples personajes.
El emperador de Jade, el taoísta
Ngoc Hoang, preside el santuario principal, ataviado con vaporosas vestiduras,
flanqueado por los cuatro diamantes que se ocupan de su protección. Los
miembros de su séquito, altísimos y barbados, se inclinan unos hacia otros con
una riqueza de detalles facilitada por su elaboración en cartón piedra.
Enfrente del altar mayor están
las divinidades taoístas, el salón de las doce madres. Fascinante salón ocupado
por dos hileras de seis figuras femeninas en cerámica. Las mujeres, unas damas
sentadas con niños, cubiertas con alegres vestiduras, representan cada una un
año lunar, y asociadas a un vicio o una virtud del ser humano, como la bebida
–con la mujer que bebe de una jarra-, o la piedad. La jefe de estas madres es
Kim Hoa Thanh Mau, diosa que preside el conjunto.
Detrás del salón de las mujeres
se encuentra el de dos diez infiernos, presidido por Thanh Hoang, rey del
infierno, acompañado de su caballo rojo de tamaño natural, en compañía de unos
guardias de cartón piedra pintados en negro y con sombreros altos.
En la sala central de está cámara
hay unos paneles tallados que representan los castigos y torturas del
inframundo. Mientras los diez reyes del submundo escriben máximas en la parte
superior, unos demonios lanzan a las llamas a unos desdichados humanos, les
cortan la cabeza y los empalan.
Uno de los altares más peculiares
es el de Phat Mau Chuan De, madre de los cinco Budas de los senderos
cardinales. Su efigie aparece flanqueada por las representaciones de sus cinco
hijos.
Ong Tao o el dios de la cocina
reside en la chimenea familiar y actúa como espía del emperador de Jade, ya que
sabe todo lo que sucede en la casa. Se le representa como un hombrecillo
regordete con los pantalones quemados por acercarse al fuego. La mayoría de las
cocinas de Vietnam poseen un altar a Ong Tao, que durante el Tet informa al
emperador de Jade sobre la conducta de cada familia. Si hay conflictos la
familia es castigada, pero si reina la armonía es premiada. Para conseguir
buenos informes el altar de Ong Tao se llena de ofrendas.
En la parte superior, destaca el
tejado en varias alturas con tejas de cerámica verde.
Un gran número de
dragones, relacionados con lo divino, se alzan sobre las distintas alturas del
tejado, construido con un elaborado entramado de madera y tejas de cerámica.
Zona en la que también destacan
los dos guardianes demonio gigantes, elaborados con un papel maché muy
resistente que presentan sus mejores galas. Uno mantiene bajo el píe un dragón
malvado y el otro, un tigre rampante.
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HANÓI.
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CIUDAD HO CHI MINH
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Ciudad de Ho Chi Minh. El Occidente en Vietnam.
Ciudad de Ho Chi Minh. Mercado de Ben Thanh.
Ciudad de Ho Chi Minh. Mercado de Street Food Market.
Ciudad de Ho Chi Minh. Museo de los recuerdos de la guerra.
Ciudad de Ho Chi Minh. Palacio de la Reunificación.
Ciudad de Ho Chi Minh. Oficina central de correos.
Ciudad de Ho Chi Minh. Templo emperador de Jade.
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HUÉ.
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Bahía de Halong.
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“Cuando sobre la tierra todos reconocen la
belleza como belleza, así queda constituida la fealdad”. Lao-Tse (siglo IV a.C)
filósofo chino, creador del taoísmo.
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