Patrimonio de la Humanidad y una
de las siete maravillas naturales del mundo.
La República Socialista de
Vietnam, es el país más oriental de la península de Indochina, en el sudeste
asiático. Con forma de “S” alargada, su espada dorsal la forman sus escarpadas
montañas y su extenso litoral marítimo, definiéndola visual y culturalmente sus
ríos. Con una población superior a los 90 millones, es el octavo país más
poblado de Asia y el decimotercero del mundo.
En el norte de Vietnam, a 175 kilómetros
de la capital Hanoi, en el golfo de Tonkin, a escasa distancia de la frontera
con China, se encuentra la bahía de Halong, que tiene su epicentro en torno a
la ciudad de mismo nombre.
Ciudad dividida por el estuario
del río Cya Luc en dos distritos, unidos por un impresionante puente
colgante, Hong Gay y Bai Chay.
El
primero un ennegrecido centro exportador de carbón y el segundo un importante
núcleo turístico, con un paseo marítimo repleto de nuevos hoteles.
La bahía de Halong, declarada
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1994, constituye por su
peculiaridad una de las maravillas naturales más espectaculares del planeta,
ocupando una extensión de mil quinientos kilómetros cuadrados, en las que se
encuentran más de dos mil afloramientos de dolomía y caliza en forma de
pináculo.
El ser humano pobló la zona de la
bahía hace unos 25.000 años y en época prehistórica fue crisol de varias
culturas: los soi, los bhu, los cai beo y los ha long.
En 1149 se fundo un puerto
comercial en la costa de Van Don y a partir del siglo XV, en el que el
emperador Le Than Tongo ensalzó en verso la bahía, la región quedó firmemente
arraigada en el imaginario colectivo vietnamita.
Imaginario que no podía dejar sin
leyenda este extenso archipiélago y sobrecogedor paisaje.
Su nombre, que traducido
significa “Dragón descendiente” hace alusión a la leyenda que cuenta cómo un
enorme dragón descendió corriendo desde las montañas para dominar las
corrientes marinas, arrasando valles enteros con sus patas y sus violentos coletazos, causando profundas hendiduras en la
montaña, zambulléndose en el mar,
provocando la subida del agua que se precipitó entre las hendiduras creadas y
dejando sólo las cimas más altas a la vista.
Otra leyenda cuenta que tales
protuberancias rocosas son el ejército de dragones que el emperador de Jade
escupió en el mar para obstaculizar el avance de una flotilla enemiga hacía el
río Bach Sang, escenario de una histórica batalla contra los mongoles.
La versión de los geólogos es muy
distinta. Atribuyen las formaciones rocosas a los sedimentos de caliza que se
depositaron en la zona entre 300 y 500 millones de años atrás, en la era
paleozoica. Durante millones de años, el agua retrocedió y expuso las rocas a
la erosión de los vientos, las lluvias y las mareas, que fueron minando con
surcos la base kársticas, confiriendo un frágil aspecto a estas modalidades
rocosas primitivas.
Los efectos de la erosión se
materializan en incontables escondrijos para explorar: pequeñas calas se
ocultan tras paredes rocosas llenas de vegetación y grutas de todos los tamaños
y tipos cobijan un tesoro de estalactitas y estalagmitas.
Grutas realmente asombrosas,
entre las que destacan:
1.- Hang Sung Sot. Gruta de las
Sorpresas o del Aturdimiento, abierta al turismo en 1995, aunque ya los
franceses la mostraban a principios del siglo XX, como testimonian los graffiti
de sus paredes. Tiene una longitud de 12.000 metros cuadrados y consta de 29
cámaras llenas de estalagmitas y estalactitas, y una antigüedad estimada en un
millón de años.
2.- Hang Thien Cung. Gruta del
Palacio Celestial, descubierta en la década de los años 90 y con iluminación
interior que permite observar las estalactitas del elevado techo.
3.- Hang Dau Go. Gruta de las
Estacas. Una de las más famosas, lugar dónde el héroe del siglo XIII Tran Hung
Dao escondió las estacas con punta de hierro que perforaría la flota de los
mongoles en el río Bach Dang.
4.- Dong Tam Cung o de los Tres
Palacios. Gran fisura kársticas formada por tres cámaras repletas de
estalactitas y estalagmitas totalmente iluminadas.
5.- Hang Trong o del Tambor,
caracterizada por su retumbar con un sonido de percusión cuando el viento sopla
fuerte.
6.- La gruta del Túnel, que
cuenta con un hermoso lago interior.
7.- La de las Sorpresas, en el
que destaca el jardín del Rey.
8.- La cueva de la Virgen,
relacionada con la leyenda que cuenta que la imagen allí existente, son los
restos petrificados de una joven mujer que fue vagando de isla en isla con la
intención de encontrar a su amante, que se había perdido entre sus aguas.
La bahía está surcada permanente
por cientos de barcos de pescadores, de arrastre y turísticos que navegan por
sus aguas cristalinas.
Los de pescadores suelen tener su
proa decorada con cabezas de fieros dragones, símbolos de la realeza y la buena
suerte, para ahuyentar a los malos espíritus y que representan a la bestia
legendaria que creó la bahía.
Menos usual es la visión de los
tradicionales barcos de juncos, con velas en forma de abanico, de algodón
rugoso y cosidas a mano.
Importante es el transito de
barcos de arrastre de pesca y de carga de mercancías.
Pero sin duda el movimiento de
barcos con más crecimiento son los destinados a los miles de turistas que
acuden cada año a la bahía, auténtico maná para la industria turística, que
llega a recibir en su época álgida entre 5000 y 7000 al día.
La oferta para ellos es triple.
La más importante es la de las agencias de viaje, que cuentan con barcos
propios, pero también es posible el viaje en pequeños barcos estatales y por
último los privados, que utilizan todo tipo de ganchos para captar a los
posibles usuarios.
Barcos turísticos en los que se
pueden hacer todo tipo de excursiones, por horas, día completo o de varios
días, con alojamiento, comidas a bordo y excursiones de diferentes tipos: a
cuevas, pueblos de pescadores o granjas de perlas.
Siendo las espectaculares
vistas del atardecer y del amanecer de lo más destacado por los visitantes.
A fecha mayo de 2016, la oferta
turística para navegar por la bahía la componen 23 compañías, que cuentan con
más de 500 barcos para prestar sus servicios.
En las paredes de muchos de los
islotes, la erosión del agua ha ido labrando caprichosas cuevas, que dan cobijo
a familias enteras de pescadores que habitan permanentemente en sus casas flotantes.
Setenta y tres pueblos flotantes
componen el censo de pueblos habitados en la bahía, habitados por cerca de dos
mil personas, siendo el más poblado el de llamado Cua Van, compuesto por 42
familias. Pueblos que cuentan con un buen número de servicios, incluidos el de
maestros, que están nueve meses en los mismos por períodos de cuatro años.
Por todo ello la bahía de Halong,
con su vasto paisaje marino de escarpadas torres calcáreas que surgen
imponentes de las aguas verde jade, es una auténtica maravilla y un destino
imprescindible en cualquier viaje a Vietnam.
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“El aspecto de la bahía de Halong desconcierta la imaginación, a veces,
si las contempláis, se asemejan a animales salvajes o a fieros guerreros
sentados. A veces, es el caos de las cimas, a menudo rodeadas por esas nubes de
fuego que se acumulan en los días de verano. Cada vez que llegábamos a un lugar
dónde las montañas invadían el espacio y el mar se estrechaba, me preguntaba si
no íbamos a encontrarnos con una carretera cortada. ¡Hasta tal punto había
olvidado, con las idas y venidas del navío, que estábamos en el mar!”. Pan
Ting-Kouei, viajero chino, en 1688.
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