jueves, 25 de junio de 2020

Viaje a Etiopía. Mis diez consejos a tener en cuenta.

Mis consejos en base a la experiencia del viaje realizado al país africano en febrero de 2020.

Me gusta VIAJAR. Me considero un viajero, no un turista. En mis viajes busco conocer los atractivos naturales y monumentales del destino; su paisaje y paisanaje; la idiosincrasia de sus gentes y habitantes; indagar en sus diferencias; en su cultura, costumbres, forma de vida y gastronomía; explorar lo extraño; disfrutar de nuevas sensaciones.
Y en la medida de lo posible, también documentarme e informarme previamente, de los lugares a visitar. Objetivo no fácil de conseguir en alguno de los casos. Por ello, desde hace tiempo, una vez realizado el viaje hago mi pequeña guía con diferentes apartados.
Etiopía es uno de los países más antiguos del mundo; el segundo más poblado de África y el único en ese continente que no ha sido colonizado con la excepción de los cinco años de ocupación italiana; en el que la entrada a extranjeros estuvo prohibida durante dos siglos hasta finales del diecinueve; gobernado desde su constitución hasta finales del siglo veinte por emperadores de una misma familia; con un territorio equivalente al de España y Francia juntos; dónde el noventa por ciento de su población son cristianos ortodoxos, musulmanes y judíos, con las prohibiciones alimentarias que ello conlleva; dónde la pobreza y las hambrunas conviven a lo largo de su historia, a pesar de ser un territorio fértil y es uno de los países del mundo dónde se dan más paradojas y contradicciones. Estas connotaciones han marcado su historia, su cultura y su idiosincrasia.
En febrero de 2020, con la pandemia del Covid19 presente pero no percibido ni conscientes de sus dimensiones, he realizado un viaje humanitario turístico a Etiopía, organizado por la ONG “Ayudemos a Mamá en Etiopía” (AYME), gracias a la invitación cursada por su vicepresidente, Diego Caballo.





Que realizamos un grupo dispar de veinte personas, de diferentes puntos de España, y muchos sin relación alguna ni conocernos entre nosotros, en el que el respeto, la sintonía y buena relación estuvieron presentes en los doce días de convivencia. La capital Addis Abeba; parte del Estado de Omara, con estancias en Bahar Dar, Gondar y Lalibela; y del Estado de las Naciones, Nacionales y Pueblos del Sur, con visitas a algunas de sus tribus de referencia, fueron los sitios visitados, con desplazamientos realizados en avión y en microbuses.





Una experiencia que me ha marcado en muchos sentidos. Cargado de sensaciones, en el he tenido la ocasión de profundizar en su historia, conocer parte de su inmenso patrimonio arquitectónico religioso, de escuchar sus mil y un leyendas, y como no de disfrutar de su gastronomía.
La finalización de un viaje siempre es un buen momento para realizar un análisis de los lugares, monumentos visitados, así como de las experiencias vividas. A nivel particular, ese análisis da como resultado lo que yo denomino mis “DIEZ”.





Y las divido en cuatro secciones o apartados. Los consejos que pueden tener en cuenta quienes viajen a ese destino. Una clasificación de las elaboraciones gastronómicas y bebidas degustadas. Las experiencias y sensaciones menos interesantes, mejorables o negativas. Y las más positivas o sitios visionados que más me satisficieron, sorprendieron o gustaron. 





En el primer apartado, mis DIEZ consejos, que me atrevo a realizar a aquellos que elijan Etiopía como país de destino a conocer, y en concreto a los lugares mencionados, son de mayor a menor:

1.- INFORMACIÓN PREVIA e IMPORTANCIA DEL GUÍA.
A nivel personal me gusta informarme con detalle del programa de los viajes que voy a realizar organizados por terceros. El objetivo no es otro que incrementar la información que me envían, contrastar las diferentes opiniones sobre las visitas a realizar -si es posible- e ir lo más documentado posible. Ya han sido muchas veces en las que tuve que insistir a organizadores y guías en la conveniencia de visitar monumentos y lugares, que no se estaban previstas en el programa a realizar, y como no suelo repetir destinos, procuro ver lo más posible. Cada uno tenemos nuestras pequeñas manías, y yo una de las que tengo es esa.
En el realizado a Etiopía, no iba a ser menos, y en mi mochila de viaje llevaba la suficiente información para disfrutar de las visitas a realizar, así como de sus costumbres sociales, y como no gastronómicas.
Para el que suscribe este proceder es necesario siempre, pero si se viaja a Etiopía es aún más. El país es inmenso; las riquezas de todo tipo múltiples; su turismo incipiente; las infraestructuras comunicativas y turísticas dejan mucho que desear, y más en el Sur; la información turística, folletos y similares nula. Viajar a este maravilloso país documentado es sinónimo de un mayor disfrute, y yo diría que más que conveniente.
Pero si la información previa es muy conveniente, lo que es imprescindible es tener suerte con el guía-as contratado-s. Muchos jóvenes etíopes en las décadas de los setenta y ochenta, estuvieron becados en Cuba, dónde obviamente aprendieron castellano. Algunos de ellos, han optado por ejercer profesionalmente como guías, por lo que contratarlos es posible y factible. Y que hablen tú idioma se agradece.
Que el/los contratado/s sean lo suficientemente conocedores de su país, de las ciudades y lugares a visitar, de sus monumentos, costumbres, leyendas, de los establecimientos hosteleros y de restauración más aconsejables, será otra cosa. Uno ha leído de todo en este apartado.
Otro tanto se puede decir de los chóferes, si se va a viajar por carreteras, y más si es por el Sur. Las indicaciones en ellas no existen. De su profesionalidad va a depender en gran parte el éxito del viaje.
En nuestro caso el pleno fue al 10, nuestros organizadores Yeshi Beyene y Diego Caballo, contrataron a Eshatu Fanta, uno de esos jóvenes que paso su adolescencia y parte de la juventud en el país caribeño, y a su equipo de colaboradores. Quien nos deleitó todo el viaje con sus amplios conocimientos sobre el país; nos colmo de atenciones con su cordialidad y amabilidad; su saber estar facilito salir satisfactoriamente de contratiempos –que como en todo viaje- surgieron, y no dudó en satisfacer cualquier necesidad o sugerencias que le realizamos. Él hizo que el viaje fuese aún más especial.







2.- MATERIAL Y ROPA PARA DEJAR.
Sobra comentar e insistir en la pobreza y miseria de una inmensa parte del territorio etíope y de sus habitantes. En nuestro caso el viaje realizado tenía un doble fin: turístico y humanitario. Nuestro compromiso con los organizadores era claro, y cada uno contribuimos como hemos tenido a bien con la ONG y su proyecto “Mulu Maternidad” en Gondar, tanto económicamente como en aportación de diferentes materiales.
Con los pocos conocidos que habían estado en el país, todos recomendaban llevar lo que fuese posible para dar a los necesitados y pedigüeños niños etíopes. Caramelos y bolígrafos es lo más socorrido, y en lo que coincidimos casi todos los viajeros.
Pero también un par de personas que habían visitado el país unos meses antes, me aconsejaron llevar ropa que no utilizase para darla. En su caso la dejaban en las habitaciones de los hoteles.
Las restricciones de espacio y peso en el equipaje limitan a uno las posibilidades, por lo que opte en elegir un vestuario que en su gran mayoría era para retirar a corto plazo, lo que me permitía dejarlo allí. Primeramente lo hice como me aconsejaron, pero comentándolo con Eshetu –nuestro guía- me hizo ver que no era muy conveniente, ya que muchos trabajadores de los establecimientos hoteleros lo que hacen es revenderla. Así que alguna la repartí directamente en zonas dónde me indicó y otra, al igual que la de otros compañeros, la llevo él para su reparto a personas que conoce con necesidades. 
Ropa, calzado o material de higiene –muy valorado por las mujeres y niñas-, son algunas de las cosas que siempre pueden sobrar a uno y a los que se les entreguen lo agradecerán profundamente. Si les dan dinero lo agradecerán mucho más, pero uno no es partidario, salvo que tenga claro que será utilizado correctamente. Mejor en este caso comprar algún recuerdo de los muchos que ofrecen, y abonar algo más del precio solicitado.  






3.- VISITAS A REALIZAR Y COMPLEMENTARIAS.
En función del tipo de viaje que se realice, si es en grupo, paquete cerrado, por cuenta de cada uno o de cualquier otra forma diferente, yo soy de los que tengo muy presente lo que considero visitas imprescindibles, y aquellas que puedan ser complementarias, dentro de las posibilidades existentes.
Una previa planificación para poder realizarlas es fundamental. En viajes organizados lo contratado será lo que se visione, salvo que se disponga de suficiente tiempo libre. En este caso, en Etiopía, pueden surgir algunos problemas. Las infraestructuras y los medios a contactar pueden ser limitados, y por ello los intentos tienen que estar perfectamente definidos, saber dónde se quiere, asegurarse de que sea posible y realizar las gestiones necesarias, sino se pueden realizar de una forma directa y sencilla. La intuición no es buena consejera.








4.- MENDICIDAD DE MENORES.
En un país dónde la pobreza es extrema, la mendicidad en general y de los niños en particular, forma parte del día a día. Es una máxima que deben de tener muy en cuenta. Por momentos se encontrarán con situaciones a las que son difíciles sobreponerse, palpar la miseria no es agradable. 
Especialmente dura es la situación con la multitud de menores que pueblan el país. Con ellos las sensibilidades se acrecientan, no es fácil evadirse, y la impotencia florecerá por momentos. A la vez que sus sonrisas, percibirán sus imperiosas necesidades.
Viven en la calle. En los más su vestimenta son harapos que van heredando de sus mayores, llenos de suciedad. Los más desnutridos. Realizan trabajos que no les corresponden desde su más tierna edad; todo lo occidental y novedoso les atrae, como es lógico. El hambre les hace espabilar desde sus primeros pasos. Y con todo ello, muchos, explotan su ingenuidad con los sentimientos que son conscientes levantan en los visitantes, en los que ellos llaman “farengi”.
Y es aquí dónde a uno les surgen las dudas, y como poder ayudarles. Los socorridos caramelos y los bolígrafos –que pocos deben de utilizar- que aconsejan llevar,  no forman parte de sus principales deseos. Como tampoco las monedas, si hablamos de billetes la cosa cambia. Las ONG aconsejan no dar dinero a nadie, el importe no arregla su situación, y los hacen adictos a vivir de la mendicidad. Mi opinión es la misma. Cualquier tipo de alimento o pagarles por lo que se les adquiera –si es el caso- mayor importe, puede ser la alternativa.








5.- CARRETERAS.
Soy de los que opinan que un país o una región no se conocen desplazándose en avión o por autopistas. En el caso de Etiopía, olvídense de las segundas, no existen salvo contadas excepciones con mínimos trayectos. Como tampoco existe el ferrocarril. Y en los primeros no siempre es posible llegar a los destinos elegidos.
Los viajes por carretera, permiten una visualización de la orografía, paisaje y paisanaje de cada lugar. Desplazarse por este medio por uno de los países que pasa por ser la cuna de la humanidad, les dejará sensaciones difíciles de olvidar.
El nefasto estado de las mal llamadas carreteras; las enormes distancias a recorrer; el continuo hormiguero de gente –en su gran mayoría niños- que mal guían rebaños de vacas y cabras, o se desplazan cargados de bultos y sobre todo de bidones con agua, que da la sensación que se han hecho para ellos y no para los vehículos; los variopintos artilugios rodantes que se encontraran; la inexistencia de carteles informativos; el cruzar por aldeas y pueblos repletos de gente, que ocupan la carretera sin miedo alguno, hacen que los desplazamientos sean todo una aventura. Y ello sin pensar en lo que pueda suponer cualquier mínima avería en cualquiera de los desplazamientos, con unas infraestructuras complementarias inexistentes en caso de necesidad.
Los desplazamientos que hemos realizado, sobre todo en el gran Sur, no son para visitantes convencionales. La oferta de vehículos es limitada, y para grupos numerosos aún más. Medir los tiempos de desplazamientos por los kilómetros a recorrer no es válido, la orografía, el estado de los caminos y los obstáculos a librar serán los que los marquen. Cuerpos molidos por el cansancio que ello conlleva, serán en algunos de ellos, el resultado.
A cambio, durante los mismos disfrutarán de paisajes por momentos maravillosos y por momentos deprimentes. Visionaran el día a día de estas gentes, su forma de vida, sus míseros hogares y sus ancestrales costumbres, formas de trabajo y de subsistencia. Por momentos no verán signos de vida, sólo polvo; les sorprenderán los malabares y artimañas de los niños para llamar la atención y conseguir que se paren; si tienen suerte verán algún animal salvaje; pero lo que no harán será evadirse la enorme pobreza que reina por todo el territorio etíope. 








6.- HOTELES Y TELÉFONO.
Las infraestructuras turísticas, en general, dejan bastante que desear en todo el país, salvo honrosas excepciones y establecimientos de alto nivel, que también los hay.
En nuestro caso tuvimos experiencias de todo tipo. Diez fueron las noches en las que nos hemos alojado en un total de nueve hoteles. La organización había incidido en alojarse en establecimientos lo más aproximado a nuestros hábitos, Y en líneas generales, salvo alguna mala experiencia se logró.
Uno de los grandes déficits que tiene el sector, es que aunque las instalaciones sean buenas o muy buenas, lo que falla es el mantenimiento. Nos encontramos con mínimos detalles para nosotros incomprensibles, pero que profundizando es la norma general allí. Cuando se rompe, así queda, y la incomodidad que genera no se soluciona.
Aunque en líneas generales la infraestructura es digna, lo que si aconsejo es llevar todo tipo de material de higiene, aseo y complementos. Ocupará algo de equipaje, pero es más que conveniente. Y si viaja por el Sur, acostúmbrense a tener acompañantes minúsculos no deseados en la habitación y servicios, por lo que un insecticida nunca les sobrará.
Sobre las comunicaciones, en prácticamente todos los hoteles y restaurantes, el wifi funcionó relativamente bien, y no hubo mayores problemas. Algunos compañeros compraron tarjetas locales para una mejor y continúa comunicación, puede ser aconsejable, pero no necesario salvo perentorias razones. De todos modos la cobertura es buena, ya que en las tribus del Sur, como los Mursis y Hamer, algunos de sus miembros andaban con teléfono en mano, como pueden comprobar con el jefe de la tribu Mursi visitada.







7.- COMIDAS. LENTITUD SERVICIO.
Con respecto a las comidas, facilito el enlace a dos crónicas en las que detallo lo que es la gastronomía etíope en una, y cual es mi orden de preferencia en función de las ingestas y degustaciones realizadas.
Salvo que se tengan limitaciones por enfermedades, alergias o similares, o que se sea muy exigente, no encontrarán problemas –o serán mínimos- con las comidas.
Al igual que en el apartado de alojamientos, los establecimientos de hostelería para turistas con capacidad para acoger un número relativamente grande de comensales y con unos mínimos de higiene y comodidad, así como una agilidad en el servicio, es un apartado a fortalecer.
La oferta es bastante continental: pasta, arroz, pollo y ensaladas, van a encontrar en prácticamente todos los sitios. En los hoteles suele haber buffets en el que siempre es posible encontrar algo que satisface a uno.
La ingesta alimentaria no debería ser un problema. El apartado higiénico sanitario y la lentitud en elaboraciones y servicios, son donde sí los pueden encontrar.
En nuestro caso, el guía tenia la prudencia de solicitar el menú al establecimiento y dar las comandas con dos horas de antelación, para que estuviese preparado a nuestra llegada y perdiéramos el menor tiempo posible. Objetivo no siempre logrado.








8.- LA HIGIENE. CALCETINES EN IGLESIAS.
La higiene es un gran hándicap que se pueden encontrar. Es aconsejable llevar todo aquello que cada uno considere, seguro que lo utilizarán, y sino siempre queda el recurso de regalarlo a quienes consideren lo necesiten. África en general, y Etiopía en particular, no es occidente, y este apartado deja bastante, mucho o todo que desear.
Un apartado a tener en cuenta si se opta por un viaje cultural, con visitas a las excepciones iglesias y monasterios, es que para entrar a los mismos es necesario descalzarse. Y hacerlo sin ningún tipo de protección no es para nada aconsejable, algún tipo de calzas o calcetines viejos para posteriormente tirar, son muy recomendables.
Especialmente lo es si se va a ir a Lalibela, hasta casi en 20 ocasiones tendrán que quitar y poner el calzado. Para la visita a ese increíble lugar, personalmente me recomendaron acudir con antipulgas, pero no hubo necesidad de usarlas, aunque parece ser que hay momentos muy puntuales, que si son convenientes.







9.- BILLETES Y FORMAS DE PAGO.
Etiopía ha sido el país que más me ha sorprendido de todos los que conozco en este apartado. Las monedas son prácticamente inexistentes, y su uso muy esporádico. Todas las transacciones se hacen con billetes.
Esto no sería un problema, sino fuera por dos razones. La primera que sólo hay 4 tipos de billetes, cuyos importes son de 5, 10, 50 y 100 birr -a fecha de febrero 2020 el cambio era 1 €=34,95 birr-, por lo que el volumen de billetes ha manejar es muy alto. Y segunda, y relacionado directamente con la primera, que el estado de una gran mayoría de los billetes esta tan deteriorado, que en muchas ocasiones se intuye su valor. El nivel de desgaste y la sensación al tacto es tal, con su connotación higiénica, que no es fácil acostumbrarse.
De pagar con tarjetas de crédito, salvo en establecimientos contrastados, olvídense. En cuanto a los cambios de moneda, no tendrá problemas ni hay grandes diferencias a tener en cuenta. En aeropuertos y hoteles, encontrará cambio fácilmente. Y en la capital y en sitios turísticos los euros son admitidos sin dificultad.







10.- FOTOGRAFÍAS.
Se deben de tener muy presentes unas normas a cumplir. Los etíopes, al igual que nos ocurre a nosotros, son guardianes de su intimidad, salvo excepciones, no les gustan ni admiten que se les saque fotografías. Es perfectamente entendible, y debe de ser respetado. Lo que no quita que pidiendo permiso lo permitan.
La afluencia turística ha traído grandes cambios en muchos lugares del país, sobre todo en el Sur. El posiblemente más negativo, es lo que algunos estudiosos ya llaman “contaminación turística”. Que no es otra cosa que exigir dinero por dejarse fotografiar.
Este dinero “fácil” está intrínsecamente relacionado con importantes cambios socioculturales. Muchos obtienen con este proceder lo suficiente para satisfacer sus necesidades básicas y abandonan parcialmente o totalmente sus antiguas y laboriosas tareas agrícolas y ganaderas.
En las visitas a la Etiopía tribal, hay que abonar un fijo por cada cámara o similar que se utilice para fotografiar a sus habitantes, que en nuestro caso fue de 200 birr, unos 5,75 euros al cambio, que da derecho a realizar todas las que se considere. 
En alguna tribu, mercados y cualquier otro sitio lo que exigen es un pago por cada fotografía. Este es un principio que tienen que tener muy presente, para evitar disgustos innecesarios. Para ellos es una forma sencilla de ganarse la vida, exponen su cuerpo y cara y extienden la mano para recibir el dinero.








MÁS INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA. ARTÍCULOS SOBRE ETIOPÍA.
ADDIS ABEBA,

EL GRAN SUR ETÍOPE.

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** Guía en Etiopía: Eshetu Fanta. Email: salvavidas.fanta@gmail.com Teléfono: +251 911603107
** Fotos no firmadas, cedidas por compañeros del viaje.



“Tú tiempo es ilimitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida de alguien distinto”. Steve Paul Jobs (1955-2011) empresario norteamericano.




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