Me gusta VIAJAR. Me considero un
viajero, no un turista. En mis viajes busco conocer los atractivos naturales y
monumentales del destino; su paisaje y paisanaje; la idiosincrasia de sus
gentes y habitantes; indagar en sus diferencias; en su cultura, costumbres,
forma de vida y gastronomía; explorar lo extraño; disfrutar de nuevas
sensaciones.
Y en la medida de lo posible,
también documentarme e informarme previamente, de los lugares a visitar.
Objetivo no fácil de conseguir en alguno de los casos. Por ello, desde hace
tiempo, una vez realizado el viaje hago mi pequeña guía con diferentes
apartados.
Etiopía es uno de los países más
antiguos del mundo; el segundo más poblado de África y el único en ese
continente que no ha sido colonizado con la excepción de los cinco años de
ocupación italiana; en el que la entrada a extranjeros estuvo prohibida durante
dos siglos hasta finales del diecinueve; gobernado desde su constitución hasta
finales del siglo veinte por emperadores de una misma familia; con un
territorio equivalente al de España y Francia juntos; dónde el noventa por
ciento de su población son cristianos ortodoxos, musulmanes y judíos, con las
prohibiciones alimentarias que ello conlleva; dónde la pobreza y las hambrunas
conviven a lo largo de su historia, a pesar de ser un territorio fértil y es
uno de los países del mundo dónde se dan más paradojas y contradicciones. Estas connotaciones han marcado su historia, su cultura y
su idiosincrasia.
En febrero de 2020, con la
pandemia del Covid19 presente pero no percibido ni conscientes de sus
dimensiones, he realizado un viaje humanitario turístico a Etiopía, organizado
por la ONG “Ayudemos a Mamá en Etiopía” (AYME), gracias a la invitación cursada
por su vicepresidente, Diego Caballo.
Que realizamos un grupo dispar de
veinte personas, de diferentes puntos de España, y muchos sin relación alguna
ni conocernos entre nosotros, en el que el respeto, la sintonía y buena
relación estuvieron presentes en los doce días de convivencia. La capital Addis
Abeba; parte del Estado de Omara, con estancias en Bahar Dar, Gondar y
Lalibela; y del Estado de las Naciones, Nacionales y Pueblos del Sur, con
visitas a algunas de sus tribus de referencia, fueron los sitios visitados, con
desplazamientos realizados en avión y en microbuses.
Una
experiencia que me ha marcado en muchos sentidos. Cargado de sensaciones, en el
he tenido la ocasión de profundizar en su historia, conocer parte de su inmenso
patrimonio arquitectónico religioso, de escuchar sus mil y un leyendas, y como
no de disfrutar de su gastronomía.
La finalización de un viaje
siempre es un buen momento para realizar un análisis de los lugares, monumentos
visitados, así como de las experiencias vividas. A nivel particular, ese
análisis da como resultado lo que yo denomino mis “DIEZ”.
Y las divido en cuatro secciones
o apartados. Los consejos que pueden tener en cuenta quienes viajen a ese
destino. Una clasificación de las elaboraciones gastronómicas y bebidas
degustadas. Las experiencias y sensaciones menos interesantes, mejorables o
negativas. Y las más positivas o sitios visionados que más me satisficieron,
sorprendieron o gustaron.
En el primer apartado, mis DIEZ
consejos, que me atrevo a realizar a aquellos que elijan Etiopía como país de
destino a conocer, y en concreto a los lugares mencionados, son de mayor a
menor:
1.- INFORMACIÓN PREVIA e IMPORTANCIA DEL GUÍA.
A nivel personal me gusta
informarme con detalle del programa de los viajes que voy a realizar
organizados por terceros. El objetivo no es otro que incrementar la información
que me envían, contrastar las diferentes opiniones sobre las visitas a realizar
-si es posible- e ir lo más documentado posible. Ya han sido muchas veces en
las que tuve que insistir a organizadores y guías en la conveniencia de visitar
monumentos y lugares, que no se estaban previstas en el programa a realizar, y
como no suelo repetir destinos, procuro ver lo más posible. Cada uno tenemos
nuestras pequeñas manías, y yo una de las que tengo es esa.
En el realizado a Etiopía, no iba
a ser menos, y en mi mochila de viaje llevaba la suficiente información para
disfrutar de las visitas a realizar, así como de sus costumbres sociales, y
como no gastronómicas.
Para el que suscribe este
proceder es necesario siempre, pero si se viaja a Etiopía es aún más. El país
es inmenso; las riquezas de todo tipo múltiples; su turismo incipiente; las
infraestructuras comunicativas y turísticas dejan mucho que desear, y más en el
Sur; la información turística, folletos y similares nula. Viajar a este
maravilloso país documentado es sinónimo de un mayor disfrute, y yo diría que
más que conveniente.
Pero si la información previa es
muy conveniente, lo que es imprescindible es tener suerte con el guía-as
contratado-s. Muchos jóvenes etíopes en las décadas de los setenta y ochenta,
estuvieron becados en Cuba, dónde obviamente aprendieron castellano. Algunos de
ellos, han optado por ejercer profesionalmente como guías, por lo que contratarlos
es posible y factible. Y que hablen tú idioma se agradece.
Que el/los contratado/s sean lo
suficientemente conocedores de su país, de las ciudades y lugares a visitar, de
sus monumentos, costumbres, leyendas, de los establecimientos hosteleros y de
restauración más aconsejables, será otra cosa. Uno ha leído de todo en este
apartado.
Otro tanto se puede decir de los
chóferes, si se va a viajar por carreteras, y más si es por el Sur. Las
indicaciones en ellas no existen. De su profesionalidad va a depender en gran
parte el éxito del viaje.
En nuestro caso el pleno fue al
10, nuestros organizadores Yeshi Beyene y Diego Caballo, contrataron a Eshatu
Fanta, uno de esos jóvenes que paso su adolescencia y parte de la juventud en
el país caribeño, y a su equipo de colaboradores. Quien nos deleitó todo el
viaje con sus amplios conocimientos sobre el país; nos colmo de atenciones con
su cordialidad y amabilidad; su saber estar facilito salir satisfactoriamente
de contratiempos –que como en todo viaje- surgieron, y no dudó en satisfacer
cualquier necesidad o sugerencias que le realizamos. Él hizo que el viaje fuese
aún más especial.
2.- MATERIAL Y ROPA PARA DEJAR.
Sobra comentar e insistir en la
pobreza y miseria de una inmensa parte del territorio etíope y de sus
habitantes. En nuestro caso el viaje realizado tenía un doble fin: turístico y
humanitario. Nuestro compromiso con los organizadores era claro, y cada uno
contribuimos como hemos tenido a bien con la ONG y su proyecto “Mulu Maternidad”
en Gondar, tanto económicamente como en aportación de diferentes materiales.
Con los pocos conocidos que
habían estado en el país, todos recomendaban llevar lo que fuese posible para
dar a los necesitados y pedigüeños niños etíopes. Caramelos y bolígrafos es lo
más socorrido, y en lo que coincidimos casi todos los viajeros.
Pero también un par de personas
que habían visitado el país unos meses antes, me aconsejaron llevar ropa que no
utilizase para darla. En su caso la dejaban en las habitaciones de los hoteles.
Las restricciones de espacio y
peso en el equipaje limitan a uno las posibilidades, por lo que opte en elegir
un vestuario que en su gran mayoría era para retirar a corto plazo, lo que me
permitía dejarlo allí. Primeramente lo hice como me aconsejaron, pero
comentándolo con Eshetu –nuestro guía- me hizo ver que no era muy conveniente,
ya que muchos trabajadores de los establecimientos hoteleros lo que hacen es
revenderla. Así que alguna la repartí directamente en zonas dónde me indicó y
otra, al igual que la de otros compañeros, la llevo él para su reparto a
personas que conoce con necesidades.
Ropa, calzado o material de
higiene –muy valorado por las mujeres y niñas-, son algunas de las cosas que siempre
pueden sobrar a uno y a los que se les entreguen lo agradecerán profundamente.
Si les dan dinero lo agradecerán mucho más, pero uno no es partidario, salvo
que tenga claro que será utilizado correctamente. Mejor en este caso comprar
algún recuerdo de los muchos que ofrecen, y abonar algo más del precio
solicitado.
3.- VISITAS A REALIZAR Y COMPLEMENTARIAS.
En función del tipo de viaje que
se realice, si es en grupo, paquete cerrado, por cuenta de cada uno o de
cualquier otra forma diferente, yo soy de los que tengo muy presente lo que
considero visitas imprescindibles, y aquellas que puedan ser complementarias, dentro
de las posibilidades existentes.
Una previa planificación para
poder realizarlas es fundamental. En viajes organizados lo contratado será lo
que se visione, salvo que se disponga de suficiente tiempo libre. En este caso,
en Etiopía, pueden surgir algunos problemas. Las infraestructuras y los medios
a contactar pueden ser limitados, y por ello los intentos tienen que estar
perfectamente definidos, saber dónde se quiere, asegurarse de que sea posible y
realizar las gestiones necesarias, sino se pueden realizar de una forma directa
y sencilla. La intuición no es buena consejera.
4.- MENDICIDAD DE MENORES.
En un país dónde la pobreza es extrema,
la mendicidad en general y de los niños en particular, forma parte del día a
día. Es una máxima que deben de tener muy en cuenta. Por momentos se
encontrarán con situaciones a las que son difíciles sobreponerse, palpar la
miseria no es agradable.
Especialmente dura es la
situación con la multitud de menores que pueblan el país. Con ellos las
sensibilidades se acrecientan, no es fácil evadirse, y la impotencia florecerá
por momentos. A la vez que sus sonrisas, percibirán sus imperiosas necesidades.
Viven en la calle. En los más su
vestimenta son harapos que van heredando de sus mayores, llenos de suciedad. Los
más desnutridos. Realizan trabajos que no les corresponden desde su más tierna
edad; todo lo occidental y novedoso les atrae, como es lógico. El hambre les
hace espabilar desde sus primeros pasos. Y con todo ello, muchos, explotan su
ingenuidad con los sentimientos que son conscientes levantan en los visitantes,
en los que ellos llaman “farengi”.
Y es aquí dónde a uno les surgen
las dudas, y como poder ayudarles. Los socorridos caramelos y los bolígrafos
–que pocos deben de utilizar- que aconsejan llevar, no forman parte de sus principales deseos.
Como tampoco las monedas, si hablamos de billetes la cosa cambia. Las ONG
aconsejan no dar dinero a nadie, el importe no arregla su situación, y los
hacen adictos a vivir de la mendicidad. Mi opinión es la misma. Cualquier tipo
de alimento o pagarles por lo que se les adquiera –si es el caso- mayor
importe, puede ser la alternativa.
5.- CARRETERAS.
Soy de los que opinan que un país
o una región no se conocen desplazándose en avión o por autopistas. En el caso
de Etiopía, olvídense de las segundas, no existen salvo contadas excepciones
con mínimos trayectos. Como tampoco existe el ferrocarril. Y en los primeros no
siempre es posible llegar a los destinos elegidos.
Los viajes por carretera,
permiten una visualización de la orografía, paisaje y paisanaje de cada lugar.
Desplazarse por este medio por uno de los países que pasa por ser la cuna de la
humanidad, les dejará sensaciones difíciles de olvidar.
El nefasto estado de las mal
llamadas carreteras; las enormes distancias a recorrer; el continuo hormiguero
de gente –en su gran mayoría niños- que mal guían rebaños de vacas y cabras, o
se desplazan cargados de bultos y sobre todo de bidones con agua, que da la
sensación que se han hecho para ellos y no para los vehículos; los variopintos
artilugios rodantes que se encontraran; la inexistencia de carteles
informativos; el cruzar por aldeas y pueblos repletos de gente, que ocupan la
carretera sin miedo alguno, hacen que los desplazamientos sean todo una
aventura. Y ello sin pensar en lo que pueda suponer cualquier mínima avería en
cualquiera de los desplazamientos, con unas infraestructuras complementarias inexistentes
en caso de necesidad.
Los desplazamientos que hemos
realizado, sobre todo en el gran Sur, no son para visitantes convencionales. La
oferta de vehículos es limitada, y para grupos numerosos aún más. Medir los
tiempos de desplazamientos por los kilómetros a recorrer no es válido, la
orografía, el estado de los caminos y los obstáculos a librar serán los que los
marquen. Cuerpos molidos por el cansancio que ello conlleva, serán en algunos
de ellos, el resultado.
A cambio, durante los mismos
disfrutarán de paisajes por momentos maravillosos y por momentos deprimentes.
Visionaran el día a día de estas gentes, su forma de vida, sus míseros hogares
y sus ancestrales costumbres, formas de trabajo y de subsistencia. Por momentos
no verán signos de vida, sólo polvo; les sorprenderán los malabares y artimañas
de los niños para llamar la atención y conseguir que se paren; si tienen suerte
verán algún animal salvaje; pero lo que no harán será evadirse la enorme
pobreza que reina por todo el territorio etíope.
6.- HOTELES Y TELÉFONO.
Las infraestructuras turísticas,
en general, dejan bastante que desear en todo el país, salvo honrosas
excepciones y establecimientos de alto nivel, que también los hay.
En nuestro caso tuvimos
experiencias de todo tipo. Diez fueron las noches en las que nos hemos alojado
en un total de nueve hoteles. La organización había incidido en alojarse en
establecimientos lo más aproximado a nuestros hábitos, Y en líneas generales,
salvo alguna mala experiencia se logró.
Uno de los grandes déficits que
tiene el sector, es que aunque las instalaciones sean buenas o muy buenas, lo
que falla es el mantenimiento. Nos encontramos con mínimos detalles para
nosotros incomprensibles, pero que profundizando es la norma general allí.
Cuando se rompe, así queda, y la incomodidad que genera no se soluciona.
Aunque en líneas generales la
infraestructura es digna, lo que si aconsejo es llevar todo tipo de material de
higiene, aseo y complementos. Ocupará algo de equipaje, pero es más que
conveniente. Y si viaja por el Sur, acostúmbrense a tener acompañantes
minúsculos no deseados en la habitación y servicios, por lo que un insecticida
nunca les sobrará.
Sobre las comunicaciones, en
prácticamente todos los hoteles y restaurantes, el wifi funcionó relativamente bien,
y no hubo mayores problemas. Algunos compañeros compraron tarjetas locales para
una mejor y continúa comunicación, puede ser aconsejable, pero no necesario
salvo perentorias razones. De todos modos la cobertura es buena, ya que en las tribus del Sur, como los Mursis y Hamer, algunos de sus miembros andaban con teléfono en mano, como pueden comprobar con el jefe de la tribu Mursi visitada.
7.- COMIDAS. LENTITUD SERVICIO.
Con respecto a las comidas, facilito
el enlace a dos crónicas en las que detallo lo que es la gastronomía etíope en
una, y cual es mi orden de preferencia en función de las ingestas y
degustaciones realizadas.
Salvo que se tengan limitaciones
por enfermedades, alergias o similares, o que se sea muy exigente, no
encontrarán problemas –o serán mínimos- con las comidas.
Al igual que en el apartado de
alojamientos, los establecimientos de hostelería para turistas con capacidad
para acoger un número relativamente grande de comensales y con unos mínimos de
higiene y comodidad, así como una agilidad en el servicio, es un apartado a
fortalecer.
La oferta es bastante continental:
pasta, arroz, pollo y ensaladas, van a encontrar en prácticamente todos los
sitios. En los hoteles suele haber buffets en el que siempre es posible
encontrar algo que satisface a uno.
La ingesta alimentaria no debería
ser un problema. El apartado higiénico sanitario y la lentitud en elaboraciones
y servicios, son donde sí los pueden encontrar.
En nuestro caso, el guía tenia la
prudencia de solicitar el menú al establecimiento y dar las comandas con dos
horas de antelación, para que estuviese preparado a nuestra llegada y perdiéramos
el menor tiempo posible. Objetivo no siempre logrado.
8.- LA HIGIENE. CALCETINES EN IGLESIAS.
La higiene es un gran hándicap
que se pueden encontrar. Es aconsejable llevar todo aquello que cada uno
considere, seguro que lo utilizarán, y sino siempre queda el recurso de
regalarlo a quienes consideren lo necesiten. África en general, y Etiopía en
particular, no es occidente, y este apartado deja bastante, mucho o todo que
desear.
Un apartado a tener en cuenta si
se opta por un viaje cultural, con visitas a las excepciones iglesias y
monasterios, es que para entrar a los mismos es necesario descalzarse. Y
hacerlo sin ningún tipo de protección no es para nada aconsejable, algún tipo
de calzas o calcetines viejos para posteriormente tirar, son muy recomendables.
Especialmente lo es si se va a ir
a Lalibela, hasta casi en 20 ocasiones tendrán que quitar y poner el calzado.
Para la visita a ese increíble lugar, personalmente me recomendaron acudir con
antipulgas, pero no hubo necesidad de usarlas, aunque parece ser que hay
momentos muy puntuales, que si son convenientes.
9.- BILLETES Y FORMAS DE PAGO.
Etiopía ha sido el país que más
me ha sorprendido de todos los que conozco en este apartado. Las monedas son
prácticamente inexistentes, y su uso muy esporádico. Todas las transacciones se
hacen con billetes.
Esto no sería un problema, sino
fuera por dos razones. La primera que sólo hay 4 tipos de billetes, cuyos importes son de 5, 10, 50 y 100 birr -a fecha de febrero 2020 el cambio era 1 €=34,95 birr-, por lo que el volumen de billetes ha manejar es muy alto.
Y segunda, y relacionado directamente con la primera, que el estado de una gran
mayoría de los billetes esta tan deteriorado, que en muchas ocasiones se intuye
su valor. El nivel de desgaste y la sensación al tacto es tal, con su
connotación higiénica, que no es fácil acostumbrarse.
De pagar con tarjetas de crédito,
salvo en establecimientos contrastados, olvídense. En cuanto a los cambios de
moneda, no tendrá problemas ni hay grandes diferencias a tener en cuenta. En
aeropuertos y hoteles, encontrará cambio fácilmente. Y en la capital y en
sitios turísticos los euros son admitidos sin dificultad.
10.- FOTOGRAFÍAS.
Se deben de tener muy presentes
unas normas a cumplir. Los etíopes, al igual que nos ocurre a nosotros, son
guardianes de su intimidad, salvo excepciones, no les gustan ni admiten que se
les saque fotografías. Es perfectamente entendible, y debe de ser respetado. Lo
que no quita que pidiendo permiso lo permitan.
La afluencia turística ha traído
grandes cambios en muchos lugares del país, sobre todo en el Sur. El
posiblemente más negativo, es lo que algunos estudiosos ya llaman
“contaminación turística”. Que no es otra cosa que exigir dinero por dejarse
fotografiar.
Este dinero “fácil” está
intrínsecamente relacionado con importantes cambios socioculturales. Muchos
obtienen con este proceder lo suficiente para satisfacer sus necesidades
básicas y abandonan parcialmente o totalmente sus antiguas y laboriosas tareas
agrícolas y ganaderas.
En las visitas a la Etiopía
tribal, hay que abonar un fijo por cada cámara o similar que se utilice para
fotografiar a sus habitantes, que en nuestro caso fue de 200 birr, unos 5,75
euros al cambio, que da derecho a realizar todas
las que se considere.
En alguna tribu, mercados y
cualquier otro sitio lo que exigen es un pago por cada fotografía. Este es un
principio que tienen que tener muy presente, para evitar disgustos innecesarios.
Para ellos es una forma sencilla de ganarse la vida, exponen su cuerpo y cara y
extienden la mano para recibir el dinero.
MÁS INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA. ARTÍCULOS SOBRE ETIOPÍA.
ADDIS ABEBA,
EL GRAN SUR ETÍOPE.
LAS LEYENDAS.
REGIÓN DE AMARA.
OTROS.
** Dirección: C / Barcelona, 6, 5º D. 28940 Fuenlabrada. Madrid.
Presidenta: Yeshi Beyene Hagos. Teléfono: 669-750-383.
Vicepresidente: Diego Caballo Ardila. Teléfono: 616-470-139.
Correo electrónico: ayme.ongd@gmail.com
** Enlace vídeo de la creación de AYME:
** Guía en Etiopía: Eshetu Fanta. Email: salvavidas.fanta@gmail.com Teléfono: +251 911603107
** Fotos no firmadas, cedidas por compañeros del viaje.
“Tú tiempo es ilimitado, de modo que no lo malgastes viviendo la vida
de alguien distinto”. Steve Paul Jobs (1955-2011) empresario norteamericano.
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