martes, 23 de junio de 2020

Un viaje por Etiopía. Mis diez sensaciones y apartados negativos.

Mis diez apartados y sensaciones negativas en el viaje realizado al país africano en febrero de 2020.

Me gusta VIAJAR. Me considero un viajero, no un turista. En mis viajes busco conocer los atractivos naturales y monumentales del destino; su paisaje y paisanaje; la idiosincrasia de sus gentes y habitantes; indagar en sus diferencias; en su cultura, costumbres, forma de vida y gastronomía; explorar lo extraño; disfrutar de nuevas sensaciones.
Etiopía es uno de los países más antiguos del mundo; el segundo más poblado de África y el único en ese continente que no ha sido colonizado con la excepción de los cinco años de ocupación italiana; en el que la entrada a extranjeros estuvo prohibida durante dos siglos hasta finales del diecinueve; gobernado desde su constitución hasta finales del siglo veinte por emperadores de una misma familia; con un territorio equivalente al de España y Francia juntos; dónde el noventa por ciento de su población son cristianos ortodoxos, musulmanes y judíos, con las prohibiciones alimentarias que ello conlleva; dónde la pobreza y las hambrunas conviven a lo largo de su historia, a pesar de ser un territorio fértil y es uno de los países del mundo dónde se dan más paradojas y contradicciones. Estas connotaciones han marcado su historia, su cultura y su idiosincrasia.
En febrero de 2020, con la pandemia del Covid19 presente pero no percibido ni conscientes de sus dimensiones, he realizado un viaje humanitario turístico a Etiopía, organizado por la ONG “Ayudemos a Mamá en Etiopía” (AYME), gracias a la invitación cursada por su vicepresidente, Diego Caballo.





Que realizamos un grupo dispar de veinte personas, de diferentes puntos de España, y muchos sin relación alguna ni conocernos entre nosotros, en el que el respeto, la sintonía y buena relación estuvieron presentes en los doce días de convivencia. La capital Addis Abeba; parte del Estado de Amara, con estancias en Bahar Dar, Gondar y Lalibela; y del Estado de las Naciones, Nacionales y Pueblos del Sur, con visitas a algunas de sus tribus de referencia, fueron los sitios visitados, con desplazamientos realizados en avión y en microbuses.





Una experiencia que me ha marcado en muchos sentidos. Cargado de sensaciones, en el he tenido la ocasión de profundizar en su historia, conocer parte de su inmenso patrimonio arquitectónico religioso, de escuchar sus mil y un leyendas, y como no de disfrutar de su gastronomía.





La finalización de un viaje siempre es un buen momento para realizar un análisis de los lugares, monumentos visitados, así como de las experiencias vividas. A nivel particular, ese análisis da como resultado lo que yo denomino mis “DIEZ”.
Y las divido en cuatro secciones o apartados. Los consejos que pueden tener en cuenta quienes viajen a ese destino. Una clasificación de las elaboraciones gastronómicas y bebidas degustadas. Las experiencias y sensaciones menos interesantes, mejorables o negativas. Y las más positivas o sitios visionados que más me satisficieron, sorprendieron o gustaron. 





En el tercer apartado, mis DIEZ NEGATIVOS, estos son de menor a mayor:


10.- MANTENIMIENTO MONUMENTOS Y ENTORNOS NATURALES.
Etiopía sorprende al visitante por aunar monumentos de diferentes tipos únicos en el mundo, merecedores ocho de ellos de haber sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, en su apartado de Bienes de Interés Cultural, y uno en el de Bienes Naturales.
El histórico aislamiento en el que ha vivido el país, ha hecho posible que muchas de esas auténticas maravillas se pueda aún disfrutar en su estado original o semi original a fecha actual.
Joyas únicas como el conjunto de las iglesias de Lalibela o los monasterios coptos del lago de Tana, justifican por sí solas una visita al territorio etíope.
Sin embargo el mantenimiento de su rico patrimonio civil y religioso, así como de sus Parques Naturales y otras riquezas naturales, no está al nivel que el mismo es merecedor. Los reconocimientos mundiales, y las ayudas para su conservación, han supuesto un enorme impulso, y una apuesta clara por que el patrimonio sea conservado y su mantenimiento se realice en las líneas que los técnicos consideren más apropiadas, pero el camino a recorrer aún es largo. Faltan más medidas y cuidado de su entorno, para que las generaciones futuras puedan disfrutar de su visión en el estado más puro posible, sobre todo cuando el país comienza a ser un destino turístico emergente y la masificación puede conllevar un grave riesgo para su conservación.
Etiopía necesita ser consciente de su riqueza, de apostar por su valor y lo que ella le pueda reportar, pero dudo que en su situación socio económica se lo pueda permitir. Que las organizaciones internacionales, en sus diferentes ámbitos, se involucren de forma directa me parece fundamental para conseguirlo.








9.- INTOXICACIÓN TURÍSTICA.
El incipiente turismo ha producido importantes cambios en la cultura y forma de vida de muchas regiones y zonas del país, sobre todo en el mundo tribal del Sur. El más importante es que muchos de sus pobladores son conscientes de que su físico, sus connotaciones diferenciales y su vestimenta son un reclamo para los ávidos fotógrafos.
Posar y dejar fotografiarse les reporta pingües ingresos, dinero contante y sonante, que permite a algunos no tener que preocuparse tanto de las arduas tareas de cuidar los animales ni de trabajar la ingrata tierra. El dinero obtenido les permite satisfacer parte o la totalidad de sus necesidades de subsistencia, sin necesidad de trabajar.
Es una forma fácil y sencilla de ganarse la vida, que va en detrimento no sólo de sus ancestrales formas de vida, sino también de inducirles a una subsistencia dependiente, cómoda pero no perpetua, un mercantilismo con su físico que puede ser pasajero.  
Es lo que ya se denomina “Contaminación o intoxicación turística”, nada fácil de solucionar. Y como otros aspectos sociales, pasa por un mayor desarrollo del país y un acercamiento a la modernidad, en el que la educación es el principal pilar.







8.- LAS CARRETERAS.
Soy de los que opinan que un país o una región no se conocen desplazándose en avión o por autopistas. En el caso de Etiopía, olvídense de las segundas, no existen salvo contadas excepciones con mínimos trayectos. Como tampoco existe el ferrocarril. Y en los primeros no siempre es posible llegar a los destinos elegidos.
Los viajes por carretera, permiten una visualización de la orografía, paisaje y paisanaje de cada lugar. Desplazarse por este medio por uno de los países que pasa por ser la cuna de la humanidad, les dejará sensaciones difíciles de olvidar, en sentido positivo y negativo.
El nefasto estado de las mal llamadas carreteras, a medio terminal en muchos casos; las enormes distancias a recorrer; el continuo hormiguero de gente –en su gran mayoría niños- que mal guían rebaños de vacas y cabras, o se desplazan cargados de bultos y sobre todo de bidones con agua, que da la sensación que las mismas se han hecho para ellos y no para los vehículos; los variopintos artilugios rodantes que se encontraran; la inexistencia de carteles informativos; el cruzar por aldeas y pueblos repletos de gente, que ocupan la carretera sin miedo alguno, hacen que los desplazamientos sean todo una aventura. Y ello sin pensar en lo que pueda suponer cualquier mínima avería, con unas infraestructuras complementarias inexistentes en caso de necesidad.
Si a ello se unen factores como los metereólogicas, la limitada oferta de vehículos, y para grupos numerosos aún más, o el que medir los tiempos de desplazamientos por los kilómetros a recorrer no es válido, sino que los marcan la orografía, el estado de los caminos y los obstáculos a librar, dará como resultado cuerpos molidos por el cansancio en muchos de los casos.
Unas infraestructuras adecuadas y que permitan unos desplazamientos cómodos y viables son imprescindibles para el desarrollo de un país, y más si se quiere apostar por el turismo. Etiopía está aún en pañales en estos aspectos.








7.- LAS VIVIENDAS.
El desarrollo urbanístico y las infraestructuras necesarias para el mismo, marca un antes y después en los países desarrollados. Las viviendas son el principal indicativo del nivel de vida de sus habitantes. Una vivienda digna es un derecho inherente al ser humano.
Exceptuando zonas de la capital y de las principales ciudades del país, una gran parte de los hogares etíopes carecen de necesidades básicas, como pueden ser electricidad, agua corriente o aseos.
Los materiales utilizados, en una gran mayoría de los casos, aún son los que facilita el entorno, como el adobe, la madera y otras materias vegetales. Aunque paradójicamente modernidades no básicas si están presentes en su vida.








6.- EXPLOTACIÓN Y DEPENDENCIA EXTERNA.
Etiopía vivió históricamente anclada en si misma, excluyendo el corto período de cinco años de dominación italiana, es el único país africano que no fue colonizado, sumando a ello que durante siglos estaba prohibida la entrada a extranjeros.
Su economía siempre fue de subsistencia, tanto que la capitalidad del país dependió durante siglos de las bonanzas de las cosechas en las regiones, desplazando la corte a dónde eran más favorables. Subsistencia que en muchas ocasiones se vio amenazada por sequías y guerras internas que derivaban en enormes hambrunas. A la vez que los regímenes dictatoriales, con las propiedades en muy pocas manos, propició una continua explotación de sus habitantes.
En las últimas décadas, con la caída primero del régimen imperial y el marxista posteriormente, sus gobernantes están en un intento de modernización del país, tanto en su economía, como en infraestructuras y calidad de vida. Para ello han llegado a acuerdos con países y multinacionales, que poco a poco se están apoderando de los bienes productivos.
Países como China y la India, han encontrado auténticos graneros para sus numerosos habitantes. Tras el eufemismo de la colaboración y ayuda económica, los incumplimientos a los que se ven obligados los gobernantes etíopes en muchas ocasiones, les reportan tan importantes contrapartidas que el desarrollo económico depende de ellos ya en gran parte.








5.- PLÁSTICOS Y AGUA.
Cuando la masificación y el cambio climático se ciñe como grandes amenazas mundiales, con la contaminación y los productos contaminantes como una de las batallas a ganar, con enormes limitaciones y políticas disuasorias en occidente para su uso, visionar el día a día en Etiopía hace ver que la tarea no es nada fácil.
Allí esa batalla ni existe, ni se le espera. Con tantas carencias y necesidades, el dilema vital está claro, o sobreviven ellos o lo hace el mundo, y la inclinación de la balanza está clara. Allí los códigos de conducta medioambiental no es que sean otros, es que no existen.
Valga como ejemplo el increíble volumen de plásticos existente. La falta de infraestructuras que facilitan una vida digna, y con el agua como un bien escaso y limitado, el invento del plástico ha supuesto una revolución en el día a día de sus gentes, para poder abastecerse.
Está presente en todos los sitios, de las formas y tamaños más insospechados. Son objetos imprescindibles  y uno de los bienes más deseados y demandados. Los bidones amarillos de 5 litros, están omnipresentes en muchos sitios, para ellos son un milagro, un recipiente ligero, barato y cómodo de transportar. Forman parte de su vida y ya casi del paisaje etíope.








4.- HIGIENE.
En la sociedad del bienestar, con una gran parte o la mayoría de las necesidades cubiertas, conceptos como la higiene no son negociables. Si viajan a Etiopía es uno de los hándicaps que se pueden encontrar.
Es aconsejable llevar todo aquello que cada uno considere para sus necesidades, seguro que lo utilizarán, y sino siempre queda el recurso de regalarlo a quienes consideren que lo necesiten. África en general, y Etiopía en particular, no es occidente, allí las necesidades y prioridades son otras y este apartado deja bastante, mucho o todo que desear.








3.- ANALFABETISMO.
El índice de analfabetismo es de los más altos a nivel mundial, casi el cincuenta por ciento de sus ochenta millones de habitantes tiene una edad inferior a los 15 años, y solo un tres por ciento superan los 65 años.
Los esfuerzos realizados en las últimas décadas para revertir la situación han sido importantes, pero insuficientes. Los recursos humanos y materiales existentes aún están lejos de los necesarios. Hay turnos organizados de asistencia a las aulas, pero la escolarización plena no se ha conseguido, ni ha calado en una población más preocupada de subsistir que dé formarse. El camino a recorrer aún es largo.
Como bien dice el código judío El Talmud “el futuro del mundo pende del aliento de los niños que van a la escuela” y en Etiopía aún son los más los que no van.








2.- SANIDAD.
Las condiciones socio económicas del país repercuten en múltiples aspectos. El sanitario es uno de ellos, y para el que suscribe de los más importantes.
El 84 % de la población etíope vive en zonas rurales, y su acceso a instalaciones sanitarias es casi inexistente, lo que coloca al país en el puesto 169 de los 177 del índice de Desarrollo Humano de los países, realizado por la ONU. La media de edad apenas supera los 50 años y las posibilidades de morir antes de cumplir los cinco años es treinta veces superior a las de los países del primer mundo. Tres es el ratio estimado de médicos por cada 100.000 habitantes. Y solamente un 10 % de las mujeres dan a luz en presencia de una partera o sanitario, lo que le convierten en uno de los países más peligrosos para hacerlo, con un altísimo porcentaje de muertes neonatales y maternas.
Si la cooperación internacional es necesaria y determinante en muchos aspectos de su vida, en el sanitario lo sea aún más.
El riesgo de contraer enfermedades de todo tipo es muy alto, sobre todo para los visitantes occidentales. Vacunaciones, algunas como contra la malaria obligadas para los españoles, no solo son aconsejables sino imprescindibles.
A uno que viaja siempre con un seguro que cubra posibles incidencias sanitarias y personales, durante la estancia se planteó si en caso de necesidad el mismo sería operativo y sobre todo eficiente.











1,- POBREZA.
La existencia de todos los apartados mencionados están intrínsecamente relacionados con la situación socioeconómica de un país subdesarrollado, todas ellas pueden y deben de ser subsanadas en el menor plazo posible, como ya mencione la cooperación internacional tiene mucho que decir en ello.
Pero dónde más hay que incidir, lo más necesario y que más negatividad me ha producido, es la enorme POBREZA y necesidades de una gran parte, o mejor dicho de una inmensa parte de su población.
Por cada sitio que vayan o visiten, se encontraran con personas necesitadas que demandaran su atención y les solicitaran todo tipo de ayuda. Los pedigüeños niños les acompañaran junto con sus sonrisas, en espera de recibir algo. La mano alargada es un gesto al que acostumbrarse.
Niños que alternativas le quedan pocas, como pudimos comprobar por las tierras del valle inferior del río Omo, dónde en los inmensos terruños semiáridos con hormigueros de tamaño inimaginable, los niños ejercen de “espantapájaros humanos” en garitas levantadas con palos durante horas y horas expuestos al sol. Ver para creer.
Etiopía es un país de contrastes, un gran país con grandes riquezas naturales, pero también con muchas, muchas necesidades. Hay gente rica y acomodada, pero mucha, mucha miseria y pobreza, mucha gente enferma y hambrienta.
El catálogo de necesidades que inunda el país no es fácilmente abarcable, haciéndose incomprensible ante nuestros ojos occidentales. Los visitantes con sensibilidades muy marcadas, no lo pasaran bien en las más de las ocasiones con lo que van a visionar. El mundo es injusto y esa realidad es la mejor muestra.
Como también son incomprensibles e injustas ciertas costumbres ancestrales que forman parte del día a día de un país habitado por más de cincuenta etnias y otras tantas tribus. Entre ellas, quizá, la practica de la abolición en menores sea la más dolorosa, pero no es la única. El desarrollo y la modernización aquí tampoco ni han llegado ni se le espera.











MÁS INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA. ARTÍCULOS SOBRE ETIOPÍA.
ADDIS ABEBA,

EL GRAN SUR ETÍOPE.
Lago Chamo y el mercado de cocodrilos.

LAS LEYENDAS.
Lalibela, sus iglesias y la leyenda de su construcción.

REGIÓN DE AMARA.
El dedo de Dios, el hito en el camino entre Bahar Dar y Gondar, en Etiopía.
Lago Tana, el mar interior y espiritual de Etiopía.
** Dirección: C / Barcelona, 6, 5º D. 28940 Fuenlabrada. Madrid.
     Presidenta: Yeshi Beyene Hagos. Teléfono: 669-750-383.
     Vicepresidente: Diego Caballo Ardila. Teléfono: 616-470-139.
     Correo electrónico: ayme.ongd@gmail.com            
** Enlace vídeo de la creación de AYME:

** Guía en Etiopía: Eshetu Fanta. Email: salvavidas.fanta@gmail.com Teléfono: +251 911603107
** Fotos no firmadas, cedidas por compañeros del viaje.




“Nadie puede ser sensato con el estómago vacío”. George Eliot, seudónimo de Mary Anne Evans (1819-80) escritora inglesa.







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