En pocos lugares del mundo, la mitografía está
tan integrada en la sociedad y en la vida de sus de sus habitantes como en
Etiopía. Su historia, ciudades, lugares y hasta lo más insignificante cuentan
con su propia leyenda, pudiendo afirmarse que los etíopes son coleccionistas de
mitos y leyendas.
De las muchas existentes, la referente para los
etíopes es la de la reina de Saba, y directamente relacionada con ella la del
ARCA DE LA ALIANZA, punto central del culto y la adoración cristiana en Etiopía.
La leyenda de la Reina de Saba.
La leyenda de la Reina de Saba.
De acuerdo con las creencias judías y
cristianas, el Arca era un cofre sagrado ubicado primeramente en el lugar Santísimo
del Tabernáculo y posteriormente en el templo de Jerusalén construido por el
rey Salomón.
En la Biblia se fija su construcción por orden
divina siguiendo su diseño, así como que cobijaba a las “Tablas de la Ley”, en
las que Moisés escribió los Diez Mandamientos, y que enseño en el monte Sinaí.
También, que en el año 587 A.c. el ejército de
Nabucodonosor II, rey de Babilonia, conquistó Jerusalén y destruyo el templo
del rey. El paradero del cofre sagrado ha sido desde entonces una fuente de
especulación.
La reina de Saba es una figura enigmática, que
se encuentra presente en el cristianismo, en el judaísmo, en el Islam, y en la
historia de Etiopía.
Su figura y su historia quedó reflejada en el
Kebre Neguest, cuya traducción es el libro de la Gloria de los Reyes, el libro
sagrado de la iglesia ortodoxa etíope, pretendida crónica histórica de los
reyes etíopes, donde se describe su historia, su relación con el rey Salomón,
con el que tuvo a su hijo Menelik I iniciador de la saga de emperadores que
gobernó el país desde el siglo VII A.c. hasta el año 1974.
Menelik I fue el fruto de la relación que tuvo
la reina con el rey en su última noche de estancia en Jerusalén, quién
mostrando interés en conocer a su padre fue mandado a Jerusalén cuando cumplió
los 22 años.
Con él llevo el anillo de oro que el rey regalo
a su madre, para el caso de que de la relación que habían mantenido naciera un
varón, por lo que fue no sólo fue aceptado, sino que se granjeo las simpatías
de Salomón que quería que fuese su sucesor en el trono.
El joven estuvo tres años en Jerusalén, declinó
la oferta y le solicitó que le nombrara rey de Etiopía. Antes de su partida
algunos consejeros personales le convencieron para que se llevase un preciado
presente, una fuente de poder místico que le haría más sabio y grande: el Arca
de la Alianza.
Para conseguir su objetivo urdieron un plan para
llevarlo sin levantar sospechas, contando para ello con la ayuda de miembros de
la tribu de los Levitas, los únicos que tenían acceso al mismo, construyendo
una imitación del original.
Una vez realizado salieron de la ciudad en la
noche, acompañados por miembros de los Levitas, avanzando con inusitada
velocidad, lo que fue interpretado como un gesto divino.
Pasados unos días los sacerdotes del Templo se
dieron cuenta y dieron la noticia al rey, solicitando que formase un ejército
para salir en persecución de los ladrones.
En la noche Salomón tuvo un sueño, en el que el
dios judío le hizo ver que la acción de su hijo era fruto de los designios divinos
para proteger el arca de los desastres futuros que padecería Israel. A la
mañana siguiendo no atendió la demanda de los sacerdotes y dio como auténtico
el Arca que había en el Templo, y no mando perseguir a su hijo. Desde entonces
los etíopes se consideran el pueblo elegido.
El Kebre Negest describe que Menelik escondió el
Arca en un monasterio del lago Tana, dónde permaneció 800 años hasta que el
emperador Ezana, ordeno en el año 355 D.c. su traslado a la iglesia de Nuestra
Señora de Sion, en Axum, dónde es custodiada desde entonces por un sacerdote
descendiente directo de los levitas que ayudar a trasladarlo, el único que la
puede contemplar.
El Arca está simbolizada en todas las iglesias
cristianas ortodoxas existentes en el país, se calcula que son más de veinte
mil, por el Tablot, una réplica de las
Tablas de la Ley, consistente en unas tablas de madera o piedras decoradas con
pinturas o grabados del santo a la que está dedicada. Ubicadas en el centro de la iglesia -cuando son circulares- o en el altar, están protegidas por puertas o telas.
La réplica confiere a las iglesias santidad y sólo
la pueden ver los sacerdotes que la custodian, de manera que permanece siempre
fuera de la vista de los fieles. Durante la fiesta de la Epifanía –el 19 de
enero- el Tablot sale en procesión, pero siempre cubierto por telas.
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** Guía en Etiopía: Eshetu Fanta. Email: salvavidas.fanta@gmail.com Teléfono: +251 911603107
"Los
hombres en Occidente necesitan siempre pruebas visibles, pero a nosotros los
etíopes no nos hace falta ver el arca para saber que está aquí. Simplemente, lo
sentimos". Zemikael Brhane, diácono del templo de Santa María de Sión, en
Axum.
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