A la actual Amara, uno de los ocho Estados que junto con tres
Ciudades Autónomas está vertebrada la actual República Democrática Federal de
Etiopia, pertenece Gondar, capital imperial desde 1632 hasta 1885.
Situada a los píes de las montañas Simien, al norte
del lago Tana, a una altitud de 2133 metros, cuenta con una población estima de
unos 750.000 habitantes.
Referencia histórica y turística,
su imponente y maravilloso conjunto imperial de estilo medieval “Fasil Gebbi”, complementado
con los baños del emperador Fasilidas y el monasterio de Debre Birhan Selassie,
gozan todos ellos de la declaración de Patrimonio de la Humanidad desde 1979.
Los emperadores que gobernaron
desde Gondar, pasaron a la historia por ser grandes impulsores de obras civiles, militares y religiosas, que se ha denominado estilo de Gondar o gondoriano. En el que sobre la base local axumita, se integraron las influencias de estilo barroco europeo introducido por los misioneros portugueses en los años anteriores y las técnicas arquitectónicas indias aportados por los maestros constructores llegados de Goa con los misioneros.
La guerra manhdista (1881-99) entre Egipto y Sudán, afecto directamente a Etiopía, ya que las tropas musulmanes sudaneses atacaron sucesivamente Gondar, al estar en la ruta comercial creada a través del río Nilo. Guerra que supuso, entre otras, graves consecuencias la muerte del emperador Negusa Nagast (Juan IV) y la destrucción de casi la totalidad de las iglesias cristianas en la entonces capital imperial.
Además en ella se produjo un nuevo y destacado desarrollo de la historia del arte cristiano. Las pinturas religiosas que cubren las paredes y los techos de las iglesias, de los monasterios, las páginas de los libros sagrados, etc, han sido definidas como arte bizantino africano, que llegó desde Constantinopa siguiendo las huellas del cristianismo en el siglo VI. Basado en reflejar hechos de la historia sagrada y de la vida de santos y mártires. En Gondar se sumaron la aparición de las figuras de los reyes con sus coronas imperiales, reinas con sus collares, caballos con sus sillas y estribos, y soldados con lanzas y escudos, todos con sus elementos etíopes diferenciadores.
Los emperadores gondorianos, también destacaron por su interés en la construcción de iglesias. En cuarenta y cuatro, se estiman las construidas en
los dos siglos y medio en el que la corte estuvo allí asentada.La guerra manhdista (1881-99) entre Egipto y Sudán, afecto directamente a Etiopía, ya que las tropas musulmanes sudaneses atacaron sucesivamente Gondar, al estar en la ruta comercial creada a través del río Nilo. Guerra que supuso, entre otras, graves consecuencias la muerte del emperador Negusa Nagast (Juan IV) y la destrucción de casi la totalidad de las iglesias cristianas en la entonces capital imperial.
A un kilómetro al noroeste del
actual centro, se encuentra el monasterio e iglesia de DEBRE BRIAHN SELASSIE,
cuya traducción del amariña sería “Trinidad en el monte de la Luz”, la única
iglesia de la capital y su entorno que se libró de los ataques musulmanes.
Construida a finales del siglo
XVII, en el año 1690 por el emperador Iyasu I sobre una colina, quien
originariamente construyó un templo circular, algunos de cuyos restos aún están
en píe en el cenobio, en el lateral derecho de la actual iglesia, que fue levantado
a inicios del siglo XIX.
Etiopía es un país de leyenda,
raro es el acontecimiento histórico que no tenga la suya. Y Selassie, como es
conocida, no está exenta. Esta pasa por que aún está en píe, habiéndose salvado
del ataque musulmán del año 1888, al ser defendida por las abejas que vivían en
su entorno que atacaron a los soldados mahdistas.
La iglesia, que fue la más importante de la ciudad, acogiendo
varios funerales reales, pasa en la actualidad no sólo por ser la más bonita de
la ciudad, sino también de todo el país, así como ejemplo único del arte
bizantino africano. Un arte muy presente en un país cristiano que durante
milenios estuvo separado del resto de la cristiandad, rodeado de países en los
que imperó e impera la religión musulmana.
El cenobio, cerrado sobre sí
mismo por gruesos y altos muros, jalonado por trece torretas. Doce que representan a los doce Apóstoles, y la
principal, puerta de entrada al recinto, que representa a Jesús, más grande y
cuya forma fue diseñada para recordar al león de Judá.
Recinto que se complementa con un
rico jardín botánico, con diferentes especies, como enebros gigantes y olivos,
en el que anidan y viven un amplio número de especies de pájaros.
Su estética rompe con la
tradición de las iglesias cristianas coptas, que en su práctica totalidad son
de planta circular, con un cubo interior.
Rectangular, con paredes de
piedra y puertas arqueadas repartidas por todas sus caras, que complementa un
elevado número de ventanas.
Su techumbre, de paja y dos
niveles, está coronada con la clásica estructura copta con los siete huevos de
codorniz.
Iconografía de los siete cielos, inspirado en el ave que nunca deja el huevo sólo mientras incuba.
Iconografía de los siete cielos, inspirado en el ave que nunca deja el huevo sólo mientras incuba.
Impresionante y espectacular,
pueden ser los dos mejores calificativos que se pueden dar a su interior. Todo
él está cubierto con pinturas, realizadas entre los siglos dieciocho y
diecinueve. Auténtico universo de colores y símbolos religiosos que lo
envuelven todo.
Sin autor definido, en ellas se
reflejan diversos sucesos bíblicos que acontecieron en la vida de Jesús, de la
Virgen María, de la Santísima Trinidad, de los mártires, del omnipresente
patrón etíope, San Jorge con su caballo blanco e incluso de su impulsor, el
emperador Iyasu I.
Todos ellos miran de frente,
mientras los villanos se representan de perfil. No faltan las representaciones
del demonio, siempre de negro, incluida una en la que guía a Mahoma.
Las figuras y la decoración,
responden al llamado “segundo estilo gondarino”, que abarca aquellas obras
realizadas en la ciudad a partir de 1769, en el que concluyen las obras
inspiradas por el emperador fundador de la ciudad Fasiladas.
Pinturas muy realistas, realizadas
sobre lienzos pegados a la pared y no directamente sobre la misma. Descriptivas
de secuencias, fluidas, muy coloridas,
sobre fondos suaves y luminosos, con luces y sombras para resaltar las mismas.
Con predominio de lanzas, espadas
y escudos, en su decoración tienen un peso predominante las vestimentas e
incluso la joyería.
Su suelo está cubierto por viejas
y desgastadas alfombras y esterillas. Al fondo de la nave, se abren dos arcos
que dan acceso al makda o sancta sanctórum, que guarda la copia del Arca de la
Alianza.
Encima de ellos, unas pinturas
representan a la Trinidad, a través de tres ancianos barbudos exactamente
iguales.
Sin embargo lo más llamativo,
diferencial, destacable y célebre de Selassie, es su techumbre, que se ha
convertido en uno de los símbolos del país y una de sus imágenes más
reproducidas.
Espectacular techumbre, totalmente cubierta que simboliza un cielo de querubines, obra que se atribuye al pintor etíope Haile Meskel, de referencia en el siglo XVII.
Espectacular techumbre, totalmente cubierta que simboliza un cielo de querubines, obra que se atribuye al pintor etíope Haile Meskel, de referencia en el siglo XVII.
Compuesta por ochenta cabezas de
ángeles alados, querubines de grandes ojos –a los que la tradición atribuyen
poderes especiales- que miran hacia todas las direcciones, y que representan la
omnipresencia de Dios.
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** Guía en Etiopía: Eshetu Fanta. Email: salvavidas.fanta@gmail.com Teléfono: +251 911603107
Me ha encantado ver este impresionante trabajo
ResponderEliminarMe ha encantado ver este impresionante trabajo
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