El CAFÉ ese arbusto del género
Coffea, de la familia de los rubiáceos, de cuyos granos tostados y molidos se
obtiene una de las bebidas sin alcohol más consumidas en el mundo, se puede
considerar el símbolo de la actual República Federal Democrática de Etiopía, la
pretérita Abisinia.
En el oeste del país, en la
actual región de Kaffa -antiguo Reino entre 1390 y 1897- actualmente dividida
entre los Estados de Oromiya y el de las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del
Sur y declarada reserva de la Biosfera en el año 2010, está su origen.
Y como todo en Etiopía, dónde la
leyenda es realidad y la realidad leyenda, su origen no iba a estar exento de
la consabida leyenda, o mejor dicho leyendas, ya que hay diferentes versiones
sobre el mismo.
Sea cierta ó no, dónde no se
consigue el acuerdo es sobre la fecha de su descubrimiento. Unos lo sitúan en
el siglo sexto, otros en el noveno y otros en el onceavo, aunque documentada su
existencia parece ser que no consta hasta 1583, cuando fue descrito por el
médico alemán Leonard Rauwolf.
A Kaldi, un humilde pastor de
cabras en algún lugar de Kaffa, se le atribuye el descubrimiento. Quien
sorprendido por el extraño comportamiento de sus cabras, observa sus
movimientos y lo relaciona con el consumo de unos pequeños frutos rojizos que
florecen en unos arbustos, probándolos él también, sintiendo anormales síntomas
de vitalidad.
Recoge varios frutos, y a la
vuelta a su casa se lo cuenta a su mujer, quien probándolo le aconseja llevar
el que llamaron “producto del cielo” a los monjes de un monasterio cercano.
La reacción no fue la que el
matrimonio esperaba, quienes se sorprendieron al ver que los religiosos
calificándolo como un “producto del diablo” lanzaban los granos al fuego. Al
poco rato el aire se lleno de un dulce aroma, por lo que algunos monjes rescataron
los granos y los metieron en agua para mantener el fresco aroma. Los más
osados, probaron dicho agua hervido y el resultado ya es bien conocido por
todos.
Cuadro con la leyenda expuesto en el café Tomoca, de Addis Abeba.
Cierta o no la leyenda, lo que sí
es que Etiopía es un referente mundial del café. Sus altitudes, suelos
volcánicos y su clima templado forman el ecosistema perfecto para producirlo
con las condiciones organolépticas idóneas para su consumo.
Más de 400.000 hectáreas ocupan
un cultivo en nueve regiones productoras, del que se obtienen más de 250.000 toneladas
al año, lo que le sitúa como el sexto productor a nivel mundial y el primero
africano, así como el mayor consumidor en porcentaje y cantidad. De él dependen
directamente o indirectamente más del 25 % de su población y es el producto más
exportado y que mayor riqueza genera.
Es también en este país africano,
dónde en junio de 2005 se hizo público el descubrimiento de una planta natural
de café “descafeinado” que crece de forma silvestre.
Pero si económicamente es uno de
los sustentos del país, no lo es menos a nivel social. No sólo es una
tradición, es casi un ritual sagrado con siglos de historia. Es el símbolo por
excelencia de la hospitalidad etíope. Estando tanto su consumo con su
ceremonia, que en la lengua amariña se llama “bunna”, tan extendido e integrado
en sus gentes y su vida cotidiana que hace que ningún visitante se vaya del
país sin verla o participar de la misma, como nos ha sucedido en el viaje
realizado en febrero de 2020.
La preparación del café es una
ceremonia solemne, todo un rito que requiere un considerable tiempo y uno de
los momentos más importantes del día para los etíopes. Es un elemento social,
que se bebe en familia, pero también con amigos y es el nexo de unión de
reuniones de todo tipo, entre ellos la solución de conflictos.
El ritual es siempre realizado
por mujeres, que visten sus mejores galas o la ropa tradicional para el acto,
quienes lo elaboran generalmente sobre una mesa con mucho colorido sobre una
alfombra, delimitando un espacio cuyo diámetro se considera sagrado, no estando
permitido ni pisarlo ni atravesarlo.
Los pasos del ritual, son:
1.- Antes de comenzar con su
elaboración, se esparcen flores y hojas aromáticas sobre la alfombra, como
símbolo de unión entre el hombre y la naturaleza.
2.- Encendido de un recipiente
con incienso, cuyo fin es el de ahuyentar los espíritus malignos del lugar o de
los participantes en el ritual.
3.- Sobre un fuego, se coloca el
denominado “bred mitad” hornillo especial, o en el recipiente que se
disponga, dónde se realiza el tueste de
los granos, que desprende el agradable aroma que impregna el ambiente.
4.- Una vez tostados, los granos
se muelen a mano en un mortero (“mukecha”), mostrando el resultado a los
asistentes.
5.- En la cafetera tradicional (“jebena”)
se introduce la molienda en agua, dónde se hierve hasta alcanzar el punto de
ebullición.
6.- Ya hervido, se aparta del
fuego la cafetera y se deja reposar.
7.- Finalmente se sirve en
pequeñas tazas (“sini”).
La “Bunna etíope”, la ceremonia
comprende tres rondas de consumo, denominadas Abol, Tona y Berreka, en las que
va decreciendo su intensidad. La primera, de sabor más fuerte, se ofrece a las
personas de más edad y a los invitados; y a las dos siguientes a todos los
asistentes.
Entre las distintas rondas es
habitual el consumo de pan tradicional, palomitas, frutos secos o garbanzos
tostados, dependiendo de la zona.
Proceso que se desenvuelve en
una atmósfera de respeto común, con cierta solemnidad que recuerda a los
antepasados y a la identidad de los etíopes como pueblo. Rechazar una
invitación a tomar café se considera poco menos que un insulto y una ofensa muy
grave a la familia, sin importar la condición social. De este modo, el café en
Etiopía adquiere unas connotaciones rituales que van mucho más allá que el
simple placer de disfrutar de una bebida, es toda una cultura que une en
comunidad, un acto social y simbólico.
En todos los días que hemos
visitado el país, en ninguno falto una reproducción de la ceremonia, aunque sin
todo el ritual y condiciones en las que los nativos la realizan. En los
hoteles, en las comidas en los restaurantes e incluso en los aeropuertos,
siempre el consumo de café se realiza reproduciendo parcialmente la ceremonia.
Su ingesta más habitual es
tomarlo “solo” o el conocido como “machiato” una variante del capuchino, quizá
herencia de la corta presencia colonizadora de Italia. El “con leche” no es muy
habitual, y por lo que he percibido los etíopes no deben de ser grandes
consumidores de leche, de hecho dónde lo pedimos nos fue puesta crema de leche,
en lugar de leche natural.
En algunas localidades nos lo
acompañaron de una hierba que ellos denominan “Tena Adam” (la salud de Adam),
que es la “ruda silvestre”, cuyas hojas amargas utilizan para aromatizarlo
antes de su ingesta.
Como no podíamos concluir nuestro
viaje sin adquirir uno de los símbolos etíopes y su producto más conocido
internacionalmente, solicitamos a nuestro estupendo guía –Eshetu Fanta- que nos
llevase a algún lugar caracterizado por la calidad de su producto.
El lugar al que nos llevo en la
capital de la República y una de sus tres ciudades autónomas, Addis Abeba, fue
la cafetería y tienda “Tomoca”, sita en la calle Wawell, cerca del hospital,
que pasa por ser el establecimiento cafetero más antiguo y con más solera de la
ciudad. Fundado en el año 1953, es una empresa italiana –al menos en sus
inicios- cuyo nombre es la abreviación de “Torrefazione Moderna Café”.
El pequeño establecimiento, decorado con motivos caferos, sin
sillas y sólo con algunas mesas altas, da la impresión de que sigue como en sus
inicios, es muy considerado por los ejecutivos que trabajan en la zona y por los etíopes de cierto poder adquisitivo. Siendo una de las referencias para compras de los turistas, que se aseguran que el producto adquirido sea autóctono y de la posible mayor calidad.
El objetivo era adquirir
varios tipos y formatos de café, pero no fue posible, solamente tienen la
variedad arábiga que comercializan en diferentes tamaños: 250, 500 y 1000
gramos, pero sin moler sólo en 1000 gramos. De los nuevas especies descubiertas
en las últimas décadas en el país: Limmu, Jinma y del descafeinado por
brasileños, nada de nada. Por cierto su precio, al cambio 14 euros kilo no nos
pareció nada barato.
MÁS INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA. ARTÍCULOS SOBRE ETIOPÍA.
** Dirección: C / Barcelona, 6, 5º D. 28940 Fuenlabrada. Madrid.
Presidenta: Yeshi Beyene Hagos. Teléfono: 669-750-383.
Vicepresidente: Diego Caballo Ardila. Teléfono: 616-470-139.
Correo electrónico: ayme.ongd@gmail.com
** Enlace vídeo de la creación de AYME:
** Guía en Etiopía: Eshetu Fanta. Email: salvavidas.fanta@gmail.com Teléfono: +251 911603107
“Buna dabo Naw”, “El café es
nuestro pan”. Proverbio etíope.
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