viernes, 3 de abril de 2020

Puente portugues sobre el río Nilo Azul, el primero en piedra de Etiopía.

Construido sobre el Nilo Azul, paso para las cataratas que el río forma poco antes.


Amara es uno de los ocho Estados, que junto con tres Ciudades Autónomas, constituyen la República Democrática Federal de Etiopía, desde la aprobación de su Constitución en el año 1995.
Situada en el altiplano etíope, con altitudes que van desde los 700 a los 4.620 metros, su extensión es de 161.828 kilómetros cuadrados, su lengua oficial es el aramiña y su población, perteneciente mayoritariamente a la etnia amara y practicantes del cristianismo copto, supera los 28.000.000 de habitantes.
La actual Amara ha sido la base histórica de la unidad de Etiopía, desarrollada durante la época imperial y Bahar Dar, su capital actual, y su entorno la zona elegida por los emperadores para establecer en ella su corte entre los siglos XV y XIX.
Bahar Dar, que en amariña significa “a la orilla del mar”, está situada en el extremo sur del lago Tana, el mayor de los muchos existentes en Etíopia. Históricamente es una de las ciudades más importantes, siendo considerada como una de las modernas y ordenadas de las mismas.
Bahar Dar, confluencia de naturaleza, historia y modernidad.

El lago Tana y sus monasterios, y las cataratas del Nilo Azul, constituyen la base que le convierte en el principal destino turístico del noroeste etíope.




A 32 kilómetros al sur de Bahar Dar se encuentra el poblado de Tis Abay, a cuyo territorio pertenecen las mencionadas cataratas. Su acceso se hace a través de una carretera-pista de tierra y piedra, que se toma una vez superadas las afueras de la ciudad, que discurre entre campos de cultivo y continuas chozas de leños –algunas con paredes de barro y argamasa- y techos de chapa.




Allí está situado el Centro de Información Turístico de Tis Abay, que no es más que un “garito” dónde se encuentran los diferentes guías que acompañan obligatoriamente a los visitantes, previo pago de la entrada correspondiente.
Las cataratas son una auténtica maravilla de la naturaleza, de las más espectaculares de todo el continente,  a pesar de que la construcción de una central hidroeléctrica en sus cercanías le resta vistosidad, al disminuirle el caudal del río.
Las cataratas del río Nilo Azul, en Etiopía.





A ellas se llegan por dos caminos diferentes desde Tis Abay, pudiendo hacerse el trayecto de forma circular. De la voluntad del guía que lleve o contrate, dependerá la decisión.





La primera opción es hacer un circuito circular, con salida y llegada al poblado. Recorrido más dificultoso, en el que se atraviesan dos puentes –uno colgante- y se salva un desnivel aproximado de 200 metros.
La segunda opción es aconsejable para aquellos que tengan dificultades para caminar o para realizar subidas -por leves que sean- o vértigo. El recorrido es prácticamente llano, coincide con la segunda parte de la primera opción, y es necesario utilizar una barca para salvar el río Nilo, antes de que este caiga al vacío formando las cataratas.
En nuestro caso, en la visita que realizamos el 16 de febrero de 2020 en el viaje turístico solidario que realizamos a Etiopía, la opción elegida por nuestro guía Eshetu fue la primera.
La salida del poblado no estuvo exenta del asalto a los “ferengi” -nombre con el que conocen los etíopes  a los turistas- y que al ser la primera excursión padecemos de forma directa por primera vez. Asalto que continúo durante todo el recorrido, con territorios perfectamente marcados por unos encantadores -aunque un poco pesados- niños que te venden diferentes recuerdos e intentan hablar en lo posible hablar algo de tú idioma.
El sendero que hay que tomar para realizar la excursión, sale del final de la aldea, situada a 1780 metros de altitud aproximadamente, al que se llega después de bordear las instalaciones de la pequeña central hidroeléctrica por su parte izquierda.





El estrecho sendero, desciende por terreno irregular y con grandes piedras, en dirección al río Nilo Azul, que está a escasos 500 metros del poblado.





Es el primer encuentro con un río, que nace en el lago Tana treinta y dos kilómetros aguas arriba y que recorre un total de 1606 kilómetros por territorio etíope y sudanés antes de unirse en Jartun (Sudán) al Nilo blanco, formando el segundo río más largo del mundo, con un recorrido total de 6853 kilómetros.







Para salvar el río es necesario cruzarlo a través del “Puente portugués”, cargado de historia y de enorme importancia, que pasa desapercibo para la inmensa mayoría que por el transitan. Puente, que en guías y textos, llaman con diferentes nombres: puente portugués, de Alata, de Tis Issat e incluso puente de los huevos, que hace referencia a las claras de huevos de avestruz utilizadas en la argamasa junto con harina de trigo y lava volcánica, que mencionan algunos historiadores.





De una longitud de setenta metros y compuesto por ocho arcos, construido por portugueses en el siglo XVI, pasa por ser el primer puente de piedra en construirse en la historia de Etiopía, y uno de los dos por los que se podía cruzar el río en suelo etiope hasta finales del siglo XX. De ahí su importancia.







Su construcción fue realizada por los portugueses y sus descendientes llegados a Etiopía  como miembros de un ejército a las órdenes de los hermanos Gama –Esteban y Cristóbal-  hijos del legendario almirante Vasco de Gama. Llegados en 1542, enviados por el entonces imperio portugués a petición del emperador Lebna Dengel antes de fallecer, para contrarrestar la invasión realizada por el musulmán árabe Ahmed Ibn Ibrahin Ghazi, apodado el “zurdo”, al que derrotaron finalmente el 22 de febrero de 1543 en Wrine Dega, en las cercanías del cercano lago Tana.
Y como relata el escritor Javier Reverte, en su libro "Dios, el diablo y la aventura"  (*****):  la expedición portuguesa bien armada, que junto a las tropas del joven emperador Claudio, hijo del finado Lebna Dengel, derrotó al jefe árabe en Wrine Dega, en las cercanías del lago Tana, el 22 de febrero de 1543.
Los supervivientes portugueses, conocidos como “hijos de Tubal” –nombre de los portugueses en la mitología etíope-, se quedaron para siempre en Etiopía, recibiendo tierras y tomando a nativas como esposas.
Junto con sus descendientes formaron un cuerpo militar de élite a las órdenes del emperador y continuando con su religión católica. Algunos de ellos eran especialistas en construcciones, y todavía pueden verse incólumes varios de los puentes que levantaron sobre el río Nilo, el más bello de todos a poca distancia de las cataratas de Tisisat, que son el primer gran saldo del Nilo Azul después de su salida del lago Tana. ******






El puente levantado con piedras del entorno, sabiamente colocadas y formando una pequeña C invertida, por él que se salva el cañón que forma el río, es como otras tantas cosas en Etiopía bien es merecedor de un mayor reconocimeinto y promoción.
Así como de una información que se describa su historia en paneles o otro tipo de soportes similares, en su inicio y final, por ejemplo, para conocimiento general.




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** Guía en Etiopía: Eshetu Fanta. Email: salvavidas.fanta@gmail.com Teléfono: +251 911603107



“Da lo que tienes para que merezcas recibir lo que te falta”. San Agustín de Hipona (354-430) santo, padre y doctor de la Iglesia Católica.


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