La República Democrática Federal
de Etiopía desde 1995 está dividida en tres Ciudades Autónomas y ocho Estados,
Amara es uno de ellos. Situado en el altiplano etíope, su extensión es de
161.828 kilómetros cuadrados, su lengua oficial es el aramiña y su población,
perteneciente mayoritariamente a la etnia amara y practicantes del cristianismo
copto, supera los 28.000.000 de habitantes.
La actual Amara
ha sido la base histórica de la unidad de Etiopía, desarrollada durante la
época imperial y la región elegida por los emperadores para establecer en ella
su corte entre los siglos XV y XIX.
A ella pertenece
Lalibela, situada en las montañas de Lasta, a 2630 metros de altura, cuya
población se cifra en poco más de 20.000 personas, en el año 2020, compuesta en
casi su totalidad por cristianos ortodoxos coptos.
Antaño llamada
Roha, fue la segunda capital del antiguo imperio etíope de la dinastía Zagüe,
después de Axun, siendo rebautizada con el nombre del emperador Gebra Maskal
Lalibela, que reino entre los años 1172 y 1212.
Canonizado por
la iglesia etíope, y conocido por los europeos como Preste Juan, ha sido uno de
los máximos exponentes –sino el más- de la devoción cristiana del país. A él se
debe la construcción de los templos más peculiares, misteriosos e imponentes posiblemente
del mundo.
Situadas en las
colinas de la actual ciudad, talladas en el subsuelo de la roca basáltica
rojiza, con ellas quiso edificar una réplica de la Jerusalén conquistada por
los musulmanes, inspirándose en las edificaciones de esa ciudad para su
construcción, que ordeno al ser coronado, tardando en ser construidas 24 años.
El conjunto formado
por once iglesias, no exento de leyenda –como casi todo en Etiopía- es el
principal lugar de peregrinaje de los cristianos ortodoxos etíopes, fue declarado
Patrimonio de la Humanidad en 1978.
El primer europeo que escribió de ellas fue el jesuita portugués Francisco Álvares, en 1520. Pero no fue hasta 1939, en plena invasión del país por la italiana de Mussolini, cuando gracias al arquitecto italiano Monti Della Corte el mundo occidental supo de su existencia, ya que hasta entonces permaneció en el olvido.
El primer europeo que escribió de ellas fue el jesuita portugués Francisco Álvares, en 1520. Pero no fue hasta 1939, en plena invasión del país por la italiana de Mussolini, cuando gracias al arquitecto italiano Monti Della Corte el mundo occidental supo de su existencia, ya que hasta entonces permaneció en el olvido.
Diez de ellas
están distribuidas en dos grupos, más una undécima separada del conjunto. Concebidas para
que su topografía correspondiera a una representación simbólica de la Tierra
Santa, el primer grupo lo forman seis iglesias, que simbolizan el Jerusalén
Terrenal. Mientras que el segundo, de cuatro, lo hacen del Jerusalén Celestial.
Grupos separados por el río Yordanos
(Jordán), pero unidos por una compleja red de túneles, pasadizos y trincheras.
Al oeste de
ambos grupos, en la ribera norte del río, unida por un conjunto de zanjas al
segundo grupo, se encuentra la undécima. Última en construirse, la mejor
conservada, majestuosa, emblemática y llamativa, e ícono de todo el conjunto, de la ciudad y posiblemente del país, es la BETE GIORGIOS, la casa de San Jorge, esculpida en honor del
patrón de Etiopía.
Única en construirse con forma cruciforme simétrica, y a diferencia de sus predecesoras, gracias su perfecta conservación, no necesita de las cubiertas metálicas que estas tienen. Recinto que hasta que no se está practicamente en él no es visible, y más desde la lejanía.
Única en construirse con forma cruciforme simétrica, y a diferencia de sus predecesoras, gracias su perfecta conservación, no necesita de las cubiertas metálicas que estas tienen. Recinto que hasta que no se está practicamente en él no es visible, y más desde la lejanía.
Impresionante
monolito, tallado íntegramente en roca abajo en una oquedad cuadrada de paredes verticales, de 25
metros de cada lado. Con planta en forma
de cruz griega, de 12 por 12 metros, y una altura de quince metros. Para cuya
construcción, se ha calculado, que se han necesitado retirar 3400 metros cúbicos
de tierra, además de otros 450 metros más para esculpir y decorar el interior
de la iglesia.
No exenta de la
consabida leyenda etíope. Su construcción, según la misma, fue debida a la visita que San Jorge le hizo al rey, mostrandole su enfado por no haberle dedicado ninguna iglesia a él. Prometiéndole Lalibela hacer una más, que sería la mejor de todas ellas, y dedicarsela a él.
Atribuyéndole su rápida y milagrosa construcción al rey en persona, acompañado por un grupo de ángeles blancos, que incluso algunos relacionan con caballeros templarios.
Atribuyéndole su rápida y milagrosa construcción al rey en persona, acompañado por un grupo de ángeles blancos, que incluso algunos relacionan con caballeros templarios.
Simboliza el "Arca de Noe", cuya construcción se realizó en tres niveles al igual que el Arca. Por ello, las ventanas del primer nivel son ciegas, para evitar la entrada del agua del "diluvio universarial" y la inundaccion de la iglesia.
E incluso una de las esquinas de la oquedad, está sin terminar, formando una especie de montígulo triangular, que dicen simboliza el monte Ararat que menciona la Biblia, enclave fronterizo de Turquia, Irán, Azerbayan y Armenia con una altitud de 5.000 metros, a cuya loma fue a posarse el Arca.
Leyenda aparte,
este monolito perfecto es de sofisticada arquitectura, en base a una cruz griega tridimensional, con sus doce caras con sus correspondientes puertas y ventanas.
Adornada con un relieve de tres cruces equiláteras en el techo, que además cumple la función de drenaje del agua, así como con otra cruz en el brazo este del templo, facilitando sus ventanas ojivales la entrada de luz a su interior.
Adornada con un relieve de tres cruces equiláteras en el techo, que además cumple la función de drenaje del agua, así como con otra cruz en el brazo este del templo, facilitando sus ventanas ojivales la entrada de luz a su interior.
A cuya base se
llega a través de unas escaleras y un túnel que permiten salvar sus doce metros
de profundidad. De vuelta a la leyenda, los múltiples agujeros que hay en sus paredes serían las huellas del caballo de San Jorge, que emocionado por la realización de la obra, fue a visitarla.
En su interior
austero, sin pilar alguno, al que se accede por tres puertas, se encuentran dos cruces de la
época del rey y un arcón en el que –parece ser- el rey guardaba parte de sus
reliquias.
Como en las del
resto del conjunto, en ella se encuentran bastones, algunos cuadros y viejas
alfombras. Estando igualmente separado el espacio para los fieles, del
reservado para los sacerdotes, en el que –parece ser- hay una copia del Arca de
la Alianza.
Abierta al
culto, como las del resto del conjunto, sus reducidas dimensiones no permiten
la realización de procesiones. Por lo que cuenta con una espaciosa oquedad frente
a su fachada, habilitada para que los monjes realicen las mismas en ella.
En las cuatro
paredes laterales del espacio, se encuentran a su vez diferentes oquedades a
diferentes alturas. Son auténticos nichos, habitáculos que eran la morada de
los monjes que allí se retiraban.
Incluso en uno
de ellos se exhiben las supuestas momias de algunos de ellos, que otras fuentes dicen ser de peregrinos, perfectamente
conservadas.
REFLEXIÓN PERSONAL SOBRE TODO EL CONJUNTO.
El conjunto monástico
lo visitamos en un reciente viaje turístico humanitario que realizamos a la
segunda nación más antigua del mundo, y el primer reino, en adoptar el
cristianismo como religión oficial. Las seis primeras iglesias las visitamos el
19 de febrero de 2020 y San Jorge y las cuatro restantes, al día siguiente.
Experiencia
única, que comienza con un entorno en el que una pobreza extrema es su máximo
exponente. El nefasto acceso hasta el conjunto arquitectónico y religioso que
ha situado a la monástica ciudad como una joya mundial, por carretera de piedra
y tierra con ruinosas casas de madera y/o ladrillos y techos de hojalata,
parece preparado para predisponer al visitante a situarse mentalmente en siglos
pasados. Incrementado con los “andrajosos y pedigüeños niños”, y las casas de
adobe y paja, más cercanas al conjunto, sobre todo a las del segundo Grupo y a la de San Jorge.
A pesar de las
muchas fotografías vistas, la visión en vivo del conjunto en general, supera con creces las expectativas, cualquier
calificativo que se quiera poner se quedara corto. Realmente es
sorprendente, en San Jorge y en otras del conjunto a no ser por la llamativa,
pero necesaria y eficiente medida de protección, hasta que no estas casi encima
de ella/s no se percibe que está/n ahí.
Posiblemente, si estuviesen construidas sobre terreno plano
y continuado, y su visión se ejerciera integra desde el exterior, transmitiera
menos. Sin embargo sus peculiaridades arquitectónicas, da que pensar y mucho. Misticismo,
religiosidad, sobrenaturalidad y otros calificativos similares, impregnan un
lugar en el que la indeferencia deja de existir.
No son simples
santuarios rupestres, como ahí muchos en el mundo, todo lo contrario. Aunque
excavadas en roca por debajo del nivel del suelo, un alto número de ellos son
templos de grandes dimensiones. Y su comunicación también es atípica, un
auténtico laberinto, que alterna pasadizos, galerías, estrechas escaleras y
túneles. Y complementado con oquedades, catacumbas, celdas y otros ínfimos
espacios.
Construcciones
tan perfectas y armoniosas, diferentes en tamaño y forma, que resulta difícil de
entender que fuesen realizadas por un pueblo, que en pleno siglo veintiuno se
encuentra sumido en la más absoluta miseria, que parece enclavado aún en el
trece cuando se realizaron.
Lo que en él se
ve, tampoco ayuda a cambiar de opinión. Oquedades ínfimas, algunas aún
habitadas, que trasladan al visitante al período troglodita. Con decenas de
sacerdotes custodiando cada una de ellas y sus lugares más importantes; otros en
cuclillas ocupando el espacio del habitáculo, como si formasen parte del
conjunto, absortos con la vista fijada en un libro, sin inmutarse
por la presencia de múltiples extranjeros cámara en ristre sin dejar de
disparar, ni cuando te pegas a ellos, es una imagen difícil de imaginar sin
considerar que sea un mero pose.
Sin embargo es
real, es aún la forma de vida que tienen estas personas. En los tres días que
llevábamos en el país fuimos viviendo la religiosidad apabullante del pueblo
etíope, y la experiencia vivida en Lalibela fue la confirmación de la misma.
Llevan una vida miserable, pero su creencia es máxima. Igual la religión es su
pócima necesaria para sobrevivir en sus circunstancias.
Y eso que la
visita cursada no ha coincido con ninguna ceremonia de las que se realiza
habitualmente, ni con las peregrinaciones en las que parece ser se repiten por
los sacerdotes y los creyentes los ritos y cánticos de los siglos de la
construcción del conjunto monástico.
Dicho todo ello,
sólo me queda decir que son auténticas joyas arquitectónicas, posiblemente
únicas en el mundo y que creo firmemente que existen por su tardanza en ser
dadas a conocer, que bien merecen una visita, y disfrutarlas como yo he hecho.
Lo que tengo claro es que su
construcción está envuelto en un halo de leyenda y realidad, que hace aún más
atractiva la visita. Sea uno u otro, es posible que sean la “octava maravilla
del mundo” como algunos lo han calificado.
Yo tengo mi clasificación particular de las mismas, y ya las he
incluido.
Recomendando que
previamente se documenten bien de lo que van a ver, para un mayor disfrute.
Dudo que lo que he visto permanezca muchos años en este estado, tanto por el
conjunto monástico como por su entorno, por ello su visión aún lo valoro más.
OBSERVACIONES.
** El coste por
persona para visitar el conjunto íntegro de las iglesias es de 50 dólares, que
cobra la iglesia ortodoxa, en entrada única.
** Para las
visitas al interior de las iglesias, es obligatorio descalzarse. Por lo que es
conveniente llevar calcetines, calzas o lo que se considere conveniente, cuya
reutilización será difícil.
** Algunas guías
y artículos hablan de la existencia de pulgas en el conjunto, y en el interior
de las iglesias. Parece ser que cada tiempo se fumiga, nosotros íbamos
preparados con pantalón largo y pulseras repelentes, pero no fueron necesarias,
nadie del grupo de viajeros padeció secuelas de su existencia.
MÁS INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA. ARTÍCULOS SOBRE ETIOPÍA.
** Dirección: C / Barcelona, 6, 5º D. 28940 Fuenlabrada. Madrid.
Presidenta: Yeshi Beyene Hagos. Teléfono: 669-750-383.
Vicepresidente: Diego Caballo Ardila. Teléfono: 616-470-139.
Correo electrónico: ayme.ongd@gmail.com
** Enlace vídeo de la creación de AYME:
** Guía en Etiopía: Eshetu Fanta. Email: salvavidas.fanta@gmail.com Teléfono: +251 911603107
** Fotos no firmadas, cedidas por compañeros de viaje.
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