lunes, 26 de octubre de 2020

Placido Álvarez-Buylla Godino, en Oviedo.

Ubicada en la plaza el Carbayón, es obra del escultor asturiano Gerardo Zaragoza.

Oviedo, tercera capital del reino de Asturias, y por tanto en su momento de España, ostenta la capitalidad del Principado de Asturias, estando ubicado en el centro neurálgico del mismo.

Vertebrado en 30 parroquias, su extensión es de 186,15 kilómetros cuadrados, se encuentra a una altitud de 227 metros sobre el nivel del mar, resguardado por el monte Naranco al norte, y la sierra del Aramo al sur, y su censo poblacional es de 220.406 habitantes –censo de 2020-.

Oviedo es una ciudad repleta de magia, la vieja dama del norte de España renueva cada día su encanto. Si algo la define es el exquisito cuidado de todos sus rincones. Visitarla y recorrerla es una aventura apasionante, la alta peatonalización de sus calles –tanto del centro como de barrios- permite al visitante el disfrute de parques, edificios, plazas, esculturas, fuentes, rincones y sobre todo gentes, y todo ello enmarcado en una máxima limpieza que le ha valido para ser galardonada en diferentes ocasiones como la ciudad más limpia de España.

Moderna y vital, pero repleta de historia, sus doce siglos de historia le permiten atesorar un patrimonio artístico como pocas ciudades españolas. Sus íconos monumentos del arte prerrománico, declarados Patrimonio de la Humanidad, se complementan con múltiples edificios civiles y religiosos, como la Catedral, componiendo un paisaje urbano al que complementan monumentos conmemorativos y esculturas.

Paisaje que se ha visto incrementado notablemente en las dos últimas décadas, debido al auge de esculturas que proliferan por todos sus rincones. Más de ciento cincuenta esculturas y monumentos, muchas en tamaño natural a píe de calle,  la convierten en un museo abierto e interactivo las veinticuatro horas, símbolos inmortales y representativos de la ciudad, susceptibles de ser tocadas, abrazadas y fotografiadas.




En el lateral izquierdo del teatro Campoamor, en la plaza del Carbayón, a pocos metros del  mítico Carbayón (roble),  allí plantado en sustitución del derribado en 1879 en la calle Uría, cuando el ensanche de la ciudad, símbolo de la misma y que nos da el gentilicio a los ciudadanos de Oviedo de “carbayones”, se encuentra la escultura “Plácido Álvarez Buylla Godino”.

Con ella el Ayuntamiento quiso homenajear al médico y escritor ovetense, neumólogo, jefe clínico y profesor e impulsor de la creación del Hospital General del Asturias, nacido en 1898 y fallecido en 1971 en la ciudad, nombrado apenas dos meses más tarde de su fallecimiento “Hijo predilecto de Oviedo”, a la vez que se le daba su nombre a una calle.




La escultura es un busto en bronce sobre pedestal de granito, realizado por el escultor asturiano de Cangas de Onís, Gerardo Zaragoza (1902-85), levantado por suscripción popular.

Inaugurado el día grande de las fiestas de Oviedo del año 1972, el 21 de septiembre, quedando constancia del homenaje, en su placa al “medico humanista, maestro del saber y del vivir, guía de una generación, símbolo del amor a Oviedo” que luce en el pedestal.

 



MÁS INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA. Pinchar enlaces.

CATEDRAL DE SAN SALVADOR.

ESCULTURAS Y MONUMENTOS EN OVIEDO Y SUS AUTORES.

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“En nuestra historia como especie, el horror y la bondad existen al mismo tiempo, lo que no deja de ser sorprendente. El ser humano es muy complejo”. Dennis Lehane ( 1965 -) escritor norteamericano.

 

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