Ubicada delante de la fachada principal del teatro Campoamor, es obra del escultor Julio López Hernandez.
Oviedo, tercera capital del reino de Asturias, y por tanto en su momento de España, ostenta la capitalidad del Principado de Asturias, estando ubicado en el centro neurálgico del mismo.
Vertebrado en 30 parroquias, su extensión es de
186,15 kilómetros cuadrados, se encuentra a una altitud de 227 metros sobre el
nivel del mar, resguardado por el monte Naranco al norte, y la sierra del Aramo
al sur, y su censo poblacional es de 220.406 habitantes –censo de 2020-.
Oviedo es una ciudad repleta de magia, la vieja
dama del norte de España renueva cada día su encanto. Si algo la define es el
exquisito cuidado de todos sus rincones. Visitarla y recorrerla es una aventura
apasionante, la alta peatonalización de sus calles –tanto del centro como de
barrios- permite al visitante el disfrute de parques, edificios, plazas,
esculturas, fuentes, rincones y sobre todo gentes, y todo ello enmarcado en una
máxima limpieza que le ha valido para ser galardonada en diferentes ocasiones
como la ciudad más limpia de España.
Moderna y vital, pero repleta de historia, sus
doce siglos de historia le permiten atesorar un patrimonio artístico como pocas
ciudades españolas. Sus íconos monumentos del arte prerrománico, declarados
Patrimonio de la Humanidad, se complementan con múltiples edificios civiles y
religiosos, como la Catedral, componiendo un paisaje urbano al que complementan
monumentos conmemorativos y esculturas.
Paisaje que se ha visto incrementado
notablemente en las dos últimas décadas, debido al auge de esculturas que
proliferan por todos sus rincones. Más de ciento cincuenta esculturas y
monumentos, muchas en tamaño natural a píe de calle, la convierten en un museo abierto e
interactivo las veinticuatro horas, símbolos inmortales y representativos de la
ciudad, susceptibles de ser tocadas, abrazadas y fotografiadas.
La calle Pelayo concluye
en la plaza del teatro Campoamor, dónde se ubica el centenario teatro que le da
nombre, famoso por albergar el acto oficial de la ceremonia de entrega de los
“Premios Príncipe de Asturias”. Levantado en la huerta del convento de Santa
Clara, de estilo neoclásico, fue construido entre los años 1883 y 1892, por el
arquitecto Juan Miguel de la Guardia, gracias a la suscripción pública de la
burguesía local, e inaugurado en 1892. Durante la revolución del 34, fue
prácticamente reducido a cenizas, quedando solo en pie la fachada principal,
volviendo a abrir sus puertas en 1948 después de su nueva construcción,
contando con remodelaciones parciales posteriores.
Delante de la fachada
principal del teatro, se encuentra desde octubre de 1998 la escultura “Esperanza
caminando” obra del artista madrileño Julio López Hernández (1930-2018), uno de
los renovadores del arte español desde una óptica realista a mediados del siglo
pasado.
Realizada en bronce
colocada a píe de calle, sin elevación alguna, tiene una altura de 1,65 metros,
representa a una mujer leyendo de modo distraído un libro que sujeta junto a
una libreta y una carpeta mientras camina con gran sosiego, simbolizando la
tradición universitaria de Oviedo. Sosiego al que se une un halo de
romanticismo en la noche, cuando es iluminada por la farola situada sobre ella.
La mujer es en realidad
Esperanza López Parada, la hija del artista, que le inspiro y sirvió de modelo
para su confección.
Escultura que a principios del año 2022 fue cambiada unos metros de lugar, trasladándola delante del edificio de la Jirafa en la calle Pelayo, en su confluencia con la de Alonso Quintanilla y el teatro.
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