martes, 10 de diciembre de 2024

La plaza José Martí, el kilómetro cero de Cienfuegos en Cuba.

En ella se fundó la ciudad por colonos franceses y sigue siendo su epicentro.

Situada en el centro sur de la isla, en la península de la Majagua, a 245 kilómetros de La Habana, la provincia de Cienfuegos es la más pequeña de las catorce provincias en las que está vertebrado la actual República de Cuba. Su extensión es de 4.180 kilómetros cuadrados, el 3,77 % de la superficie total del archipiélago, siendo su población actual de 408.544 habitantes –censo 2022-.




A medio camino entre la península de Zapata y la sierra de Escambray, la ciudad de Cienfuegos se extiende sobre una península resguardada por una de las bahías más grandes del país, que forma un pequeño mar interior de 90 kilómetros cuadrados.




Sus primeros colonizadores fueron taínos que le dieron el nombre de Jagua, que significa belleza. En 1494 Cristóbal Colón la descubrió en su segundo viaje al Nuevo Mundo. En 1508 por orden de los Reyes Católicos en ella se asentó Sebastián de Ocampo. Y tras los continuos ataques de piratas y corsarios en 1745 se construyó el fuerte de Nuestra Señora de los Ángeles, conocido como el castillo de Jagua, para proteger su bahía.




La fundación formal de su capital homónima data del 22 de abril de 1819, cuenta con la peculiaridad de ser la única en Cuba fundada por colones franceses al mando del teniente coronel de infantería Juan Luis Lorenzo de Clouet Favrot, natural de Nueva Orleáns y fiel servidor de la corona española, para contrarrestar el gran número de familias negras de la provincia. Su primer nombre fue el de Fernandina de Jagua, en honor al rey Fernando VII y a la estirpe aborigen, tomando en 1829 el nombre de Cienfuegos, por el español José Cienfuegos Jovellanos –Capitán General de Cuba-, por célula real con la categoría de villa, obteniendo en 1880 el de ciudad.




Cienfuegos ha tenido siempre un alto porcentaje de población negra y desde su fundación hubo una estricta separación de razas, tal vez debido a los colones franceses llegados de Haíti y Luisana. Unos porque venían escarmentados de la revolución de los esclavos y los otros porque la discriminación racial estaba muy arraigada en el sur de los Estados Unidos.



La conocida como “Perla del sur” vivió su despegue económico a mediados del siglo XIX con la llegada del ferrocarril en 1850 y el desplazamiento hacia el oeste de los cultivadores de caña de azúcar después de la Guerra de la Independencia (1868-78) y la pujante industria azucarera. Lo que permitió a los adinerados comerciantes emplear su fortuna en construir un deslumbrante conjunto de eclécticos edificios que rememoraban el neoclasicismo de sus antepasados franceses.




Siendo el momento clave de su historia el 5 de septiembre de 1957, cuando oficiales de la base naval junto con el pueblo protagonizaron una revuelta contra la dictadura de Batista. La rebelión fue brutalmente sofocada, pero el lugar de la ciudad en la historia revolucionaria quedó sellado.




En la actualidad la ciudad y la provincia es una de las más industrializadas del país con importantes fábricas, entre ellas la única cementera. Encontrándose igualmente en su territorio la única central nuclear que estuvo proyectada en el país, cuyas obras se suspendieron en 1992.




El 15 de julio de 2005 la UNESCO declara Patrimonio Cultural de la Humanidad al “Centro histórico urbano de Cienfuegos” por “Construir el primer y excepcional ejemplo de un conjunto arquitectónico representativo de las nuevas ideas de modernidad, higiene y orden en el planteamiento urbano desarrollado en la América latina en el siglo XIX”.




En el emplazamiento de lo que fuera la plaza de Armas, y el lugar donde oficialmente se fundó la ciudad, se encuentra el parque José Martí, declarado Monumento Nacional en 1978, epicentro y símbolo de Cienfuegos. Que en el momento fundacional fue tomado como punto de partida para el trazado de las primeras calles que limitaban las manzanas de tierra entregadas a los colonos.




Como centro principal capitalino recibió diferentes nombres a lo largo de su vida. La primigenia plaza de Armas, paso a ser plaza de Ramírez, en reconocimiento a la labor del Intendente General de Cuba, Alejandro Ramírez, por su apoyo a la fundación de la nueva colonia. Posteriormente fue primero plaza Real de San Fernando, después paseo de Serrano y luego plaza de Recreo. Para darle en 1906 el nombre del apóstol de la independencia cubana, José Julián Martí Pérez –José Martí-, que aún se mantiene en la actualidad.





El finado en combate periodista, filósofo, político, fundador del Partido Revolucionario Cubano y uno de los organizadores de la guerra y el destinado a ser primer presidente, fallecido en su primer combate contra los españoles, cuenta desde ese momento con un llamativo monumento elaborado en mármol de carrara por el escultor italiano Giovanni Nicolini, inaugurado el 6 de octubre de 1906, que sustituyó al existente desde 1840 de la pretérita reina de España, Isabel la Católica.




Plaza en la cual se encuentras las instituciones más representativas de la ciudad, como la Catedral de Nuestra Señora de la Purísima Concepción, el Ayuntamiento o palacio de Gobierno, el museo histórico provincial, el teatro Tomás Terry, la casa de cultura Benjamín Duarte en el palacio Ferrer, la casa del fundador Juan Luis Lorenzo de Clouet Favrot y el Arco de Triunfo.




En su parte superior, al este, se encuentra la Catedral de Nuestra Señora de la Purísima Concepción. El templo original data de 1833 cuando se inauguró la iglesia parroquial de la ciudad bajo su advocación, sin pórtico ni torre campanario. En la que se fueron haciendo reformas y recibiendo donaciones ente los años 1850 y 1881 que se dio por terminada, bajo la dirección de Santiago Murray, quedan solamente del edificio primigenio su torre menor. Pasando a ser Catedral el 20 de febrero de 1903 con la creación de la diócesis de Cienfuegos por el Papa León XIII, siendo consagrada el 25 de noviembre de 1917.

Catedral de Nuestra Señora de la Purísima Concepción de Cienfuegos.





Que tiene en sus vidrieras, su bien más valorado, calificadas como las más artísticas de la isla, adquiridas en París, donde fueron realizadas por los talleres de Gaspar Gsel- Laurent con influencias del renacimiento italiano, que realizaron vidrieras para diversas Catedrales españolas, entre ellas de Oviedo. Trece vitrales, doce con la figura de los Apóstoles colocados seis a cada lado sobre la nave central a una altura de 7 metros y uno en la pared posterior del coro de Jesús Salvador del Mundo. Que lucen desde el 8 de diciembre de 1871 con motivo de la celebración de la Purísima Concepción, donados por Pedro Dorticós.





En la esquina sureste se encuentra el edificio más viejo de la ciudad, la que fuera la residencia del fundador de la ciudad. En ella hay ahora una tienda de recuerdos, y de ella parte el bulevar de la calle comercial en dirección al este para enlazar con el paseo del Prado.



El costado sur de la plaza está dominado por el grandioso edificio de color plata y cúpula de color rojo –que recuerda a la de Brunelelschi en Santa María del Fiore en Florencia-, que fue Palacio de Gobierno y hoy alberga la sede del Poder Popular Provincial. Que no es visitable, pero si permiten fotografías a su vestíbulo.





A continuación se encuentra edificio de 1894 que antaño ocupo el “Casino español”, y que ahora es sede del Museo Histórico Provincial. Sus salas recogen la historia de la ciudad a través de diferentes colecciones y exposiciones temporales, con sus ostentosos muebles y objetos de la refinada sociedad francesa-cubana del siglo XIX.



Continuando hacia la parte inferior del parque, al oeste, llama la atención un peculiar edificio de color azul y marcado estilo modernista, es el palacio Ferrer. Construido en el siglo XIX por un rico empresario catalán, del que toma su nombre, en él se ubica la casa de cultura Benjamín Duarte, que toma el nombre del artista, escritor y activista político local, en el que exteriormente destaca su torre vigía con seis columnas y cúpula mirador vertebrado por una escalinata de hierro, desde la que se divisa una buena parte de la ciudad y de la bahía.




Y pegado a él otra de las edificaciones más antiguas con sus arcadas, datada en 1842, que acoge el bodegón el Palatino.




En la parte norte se mantiene imponente del teatro Tomás Terry, de fachada ecléctico, es con todo su lujo decimonónico el exponente de mayor bonanza económica, cuando la burguesía cienfueguera se hacía traer las más importantes compañías líricas y de teatro de Europa.





Comparte influencias francesas e italianas, y es grandioso por fuera, con sus mosaicos y más por dentro. Construido entre los años 1886 y 1889, es obra del escultor napolitano Tomaso Solarí, aunque no se inauguró hasta el 11 de marzo de 1890 por los herederos del millonario Tomás Terry Adams, originario de Venezuela, quien había levantado una gran fortuna con el negocio del azúcar y cuya escultura luce en el vestíbulo. Se conserva casi todo de su estructura original, con un auditorio semicircular con tres niveles de balcones con capacidad para 950 espectadores, está decorado con mármol de Carrara, parqué tallado a mano y frescos en el techo.




Seguido al teatro se halla el antiguo colegio San Lorenzo que sigue desempeñando las mismas funciones de escuela, la estructura grecorromana que le da un toque diferencial a la plaza.




En cuanto a esta en sí, en su entrada Este lucen dos leones de mármol con pedestal, cual celosos guardianes de entrada, adquiridos en Nueva York y colocados en 1862 por orden del gobernador José de la Pezuela. Superados estos, detrás de ellos se encuentra un rosetón dibujado en el suelo que marca los límites de la ciudad en la época de su fundación.





Su entrada oeste la marca el Arco de Triunfo o de los Obreros, único de este tipo en el país, dedicado desde el 20 de mayo de 1902 por el movimiento obrero de Cienfuegos a la República como símbolo que la unión de la bondad y el trabajo pueden constituir la felicidad humana y que conmemora la independencia de la isla.




El interior del recinto con sus paseos y cuidados trozos de césped, cuya parte central lo ocupa el quiosco de la música y la escultura del héroe nacional, estando ubicadas en su alrededor seis esculturas monumentales representativos de la historia, la cultura y la identidad nacional que fueron colocadas a partir de la conmemoración del centenario de la fundación de la ciudad.





La del brigadier Ramón María de Labra, uno de los políticos más brillantes de la segunda mitad del siglo XIX, fue la primera en colocarse en abril de 1919, obra del escultor Vitorio Macho.




Otro homenajeado es Antonio Reguera y Acea, el patriota local del Partido Revolucionario Cubano fallecido en la cárcel modelo de Madrid, obra igualmente de Vitorio Macho.




De 1921 son las dedicadas a los poetas y patriotas Antonio Hurtado del Valle y Clotilde del Carmen Rodríguez, conocidos por sus seudónimos de El Hijo y la Hija de Damují, realizadas en mármol de carrara en Italia.


 


De 1937 data el busto que el escultor Alberto Boada realizó del doctor en medicina Alfredo Méndez Aguirre, pionero en operaciones y adelantos científicos.




Siendo de 1944 la última de las esculturas existentes, la dedicada a Nicolás Acea de los Ríos obra del escultor Mateo Torriente Becquer, en honor al rico empresario azucarero y benefactor de la ciudad que construyó la escuela de artes y oficios y el asilo.




 

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