domingo, 21 de marzo de 2021

La capilla de la Soledad, en Gijón.

Ubicada en el barrio de Cimadevilla, en la actualidad es la sede de la Cofradía de Pescadores gijoneses.

Gijón, que cuenta con la categoría de villa, es la ciudad más poblada del Principado de Asturias, con una población de 271.717 habitantes –censo de 2020-. Ubicada a orillas del mar Cantábrico, cuenta con una extensión de 182 kilómetros cuadrados, sin desniveles de gran importancia.

Villa en su momento romanizada, cuyo núcleo histórico estuvo en la antigua denominada Gigia, la península en la que actualmente se ubica el barrio de Cimadevilla, que en el siglo XVII se expandió hasta el denominado barrio de Bajovilla.

En Cimadevilla, y por tanto en Gijón, se encuentra uno de los edificios más antiguos existentes, aunque posteriormente remodelado, la capilla de Nuestra Señora de la Soledad.




Situada en la calle la Soledad, fue fundada por Antonia Valdés de Llanos en 1674, con el impulso y apoyo de marineros y pescados, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción, como anexo a la casona familiar. 



Desde sus inicios fue sede del antiguo Gremio de Mareantes, y en la actualidad lo es de la Cofradía de Pescadores, a donde se trasladó desde la desaparición de la capilla de Santa Catalina en el mismo barrio, donde tenían su sede.

La capilla fue destruida en 1936 durante la Guerra Civil, siendo reedificada a la conclusión de la Guerra en torno al ábside cuadrangular preexistente. Realizándose una nueva rehabilitación en 1996, por iniciativa de la Asociación de Amigos de la iglesia mayor de San Pedro y con el patrocinio del Principado de Asturias, el Ayuntamiento de Gijón y aportaciones populares, como reza en la placa existente en su interior.




Arquitectónicamente es una pequeña edificación de planta cuadrada, de fachada y formas austeras, con pilastras que recorren su lateral y con sólido almohadillado que rodea la puerta de entrada.




En su fachada, en la parte central se encuentra una pequeña ventana, flanqueada por dos rosetones, uno decorado con la barca de San Pedro y el otro con la paloma de la paz. En su parte superior, sobresale el tejadillo de tejas, coronada por una espadaña adintelada de una sola campana.




Y en su fachada lateral se abre una saetera en forma de venera.




En su interior cuenta con un coro de madera, que antiguamente comunicaba con la casona de la que formaba parte, y con un ábside cuadrado cubierto con bóveda de pañuelo.




En el altar protegido por una barandilla se encuentra un retablo de madera, en cuyo centro se ubica la imagen de la Soledad, realizado por el escultor valenciano imaginero Antonio Balleter Vilaseca en 1942.




Retablo que complementan, ubicado en cada lateral, las imágenes del Cristo de Medinaceli, realizada por el escultor gallego Manuel Cajide en 1946, y la de San Pedro, patrón de Gijón.




  

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“Las fuerzas que se asocian para el bien no se suman, se multiplican. Concepción Arenal Ponte (1820-93) periodista y escritora española.

 

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