lunes, 25 de marzo de 2013

Un paseo histórico por Gijón, de la mano de la Cofradía del Oriciu, con motivo de su Gran Capítulo. Marzo 2013.

La Cofradía del Oriciu, muestra en el desfile cívico de su Gran Capítulo, parte de la riqueza histórica y monumental de Gijón.

Con motivo de la celebración de su III Gran Capítulo, la Cofradía del Oriciu invitó a todos los cofrades miembros de las Cofradías Enogastronomicas que hemos acudido a su invitación, a un paseo cívico por las calles de la ciudad -aunque su calificación de villa- asturiana con mayor número de habitantes: 277.713 habitantes de acuerdo con el censo del año 2012.
Su inicio tuvo lugar en la plaza Mayor, presidida por el edificio que alberga el Ayuntamiento de la ciudad, inaugurado en el año 1865, obra del arquitecto provincial Andrés Coello, en estilo neoclásico, que ha sufrido numerosas reformas a lo largo de su historia, conservando siempre sus elementos más característicos y más valiosos.







El desfile encabezado por un gaitero al que seguíamos los miembros de las 39 cofradías asistentes, enfoco el arco derecho de salida de la plaza, por su lado oeste, para arribar a la lindante plaza del Marqués. En esta plaza que por su parte oeste linda con uno de los muelles del puerto deportivo se encuentran dos de los emblemas de la “capital de la costa verde”: el palacio de Revillagigedo y la estatua de Pelayo.
El palacio es sin duda el emblema del Gijón histórico, constituye el ejemplo más valioso palaciego barroco del concejo, siendo también uno de los edificios más destacados del Principado de Asturias en su categoría. Construido a partir de una torre medieval reformada por Carlos Ramírez de Jove, en el siglo XVIII, su fachada situada entre dos torres cuadradas, enmarca el gran escudo del marqués de San Esteban del Mar. Sus dependencias has acogido a invitados regios, como Isabel II. Tras su destrucción parcial en la guerra civil y varias reformas, es hoy propiedad de la Obra Social y Cultural de Cajastur, acogiendo habitualmente exposiciones de diferentes índoles.  Adosada al palacio se encuentra la colegiata de San Juan Bautista, obra del arquitecto Francisco Menéndez Camin, data también del siglo XVIII, en la que destaca su robusta torre de tres plantas y su ornamentación barroca, completa el conjunto, declarado monumento histórico-artístico en 1974.


Los Caballeros de la Orden del Sabadiego, de Noreña, padrinos de la Cofradía del Oriciu, encabezando  la comitiva con el palacio y colegiata detrás.




En honor a  Don Pelayo, primer monarca del reino de Asturias, liberador de la ciudad –por entonces denominada Gegio- del poder musulmán de  Munuza, en el año 722, se levanto en 1981 la escultura más emblemática de la ciudad, ubicada delante del palacio mencionado anteriormente. Diseñada por el arquitecto José María López, consta de una fuente de donde salen chorros de agua a través de varias bocas de león, con varias conchas, sobre la que se apoya un pedestal de base cuadrada que tiene varias inscripciones en latín en homenaje al monarca, cuya figura se erige encima realizada en bronce, con una corona sobre su cabeza y porta, levantando una mano, la cruz de la victoria y en otra una espada desenvainada apoyada sobre el pedestal, tal cual como luce en el escudo municipal.



Los jóvenes de la novel Cofradía del Gochu Asturcelta, que estrenaban uniforme, con la estatua de Pelayo a sus espaldas.




De la plaza del Marqués, la comitiva desfilo a través de los Jardines de la Reina, construidos en 1885 por la Sociedad Fomento, a la vez que los muelles que llevan el nombre de la sociedad, comprendidos entre las calles del Marqués de San Esteban y la de Rodríguez San Pedro, reduciendo con su creación la capacidad de la vieja dársena local. Están dedicados a la reina madre María Cristina, que visito Gijón en 1900 acompañando a su hijo el Rey Alfonso XIII, hospedándose frente a ellos en el palacio mencionado anteriormente y en cuya fecha les da nombre.  En la actualidad son punto el punto de intersección de los dos bloques que componen el puerto deportivo, zona de esparcimiento de la ciudad y lugar de múltiples eventos en épocas festivas.




Los cofrades de la también novel Cofradía del Chosco, de Tineo, con los Jardines a sus espaldas.



La calle Corrida, comunica el puerto deportivo con el centro neurálgico y comercial de la ciudad. El origen del nombre de la calle no está claro: quizás por lo transitada, lo corrida; o quizás por el corrimiento de unos edificios que hicieron más ancha la ya denominada calle Ancha de la Cruz, nombre que tenía previamente. Dividida en dos tramos, el primero va desde la calle Marqués de San Estaban a la plaza del Carmen acoge un buen número de locales de hostelería y fue la calle emblemática del ocio gijonés en la década de los setenta, mientras que el segundo, que va desde la plaza del Carmen a la del Seis de Agosto, es una de las referencias comerciales gijonesas. La plaza del Carmen, alberga edificios de entidades bancarias y administrativas, siendo el más emblemático el que acoge la oficina principal de Cajastur, en el que se fundo en 1929 la Caja de Ahorros Municipal de Gijón, fusionada en 1946 con la Caja de Ahorros de Oviedo (creada en 1880) dando lugar a la Caja de Ahorros de Asturias.



José Antonio Fidalgo, primero por la derecha, que representaba a la gallega Orden de los Caballeros de Pedro de Moura, con los cofrades del Vino de La Rioja, en la plaza del Carmen, con el edificio de Cajastur al fondo.




Una de las intersecciones del segundo tramo de la calle Corrida, es la calle Tomás Zarracina, que lleva el nombre del industrial gijonés y concejal de la I República en la ciudad, por la que la comitiva encamino rumbo en dirección a la plaza del Instituto.




César, Tino y Fernando, de la Cofradía de la Anchoa de Cantabria, de Santoña, en la confluencia de las calles Corrida y Tomás Zarracina.




En la calle se encuentra la antigua Escuela Superior de Comercio de la ciudad, primer edificio de estructura enteramente metálica construido en la ciudad, obra de estilo modernista del arquitecto Manuel del Busto en 1915, y segundo edificio universitario existente en la ciudad.




A la izquierda, la Escuela de Comercio, ante la que posa la numerosa representación de la Cofradía del Quesu Gamoneu, de Cangas de Onís.




El desfile arribaba a la plaza del Instituto, más popularmente conocida como plaza del Parchis divido a su configuración, dónde se ubica el antiguo Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía,  que alberga en la actualidad al Centro de Cultura Antiguo Instituto, que albergo el acto oficial del III Gran Capítulo de la Cofradía del Oriciu. La plaza que inicialmente se llamo de la Estacada, albergó en su momento un mercado, que seguía las pautas del modernismo y que era el inicio del ensanche de la ciudad hacia el sur.
Este Instituto está ligado al ilustrado gijonés Melchor Gaspar de Jovellanos, comenzando a levantarse en 1797, y según sus palabras es “un monumento a las ciencias para que en él sean siempre cultivadas y honradas”, quién encargó el proyecto a Juan de Villanueva, el más reputado arquitecto español de su época, y auténtica joya neoclásica de la arquitectura gijonesa. Bien de interés cultural, tardó un siglo en entrar en funcionamiento, con una cuidadosa reforma en 1994 para albergar sus actuales funciones y dependencias.




La Confrarie Saint Romain, en Bordelins et le pays Libournaies, en el patio del Instituto.




Al actual Centro de Cultura se entra por la calle Begoña, encontrándose enfrente de la misma la Basílica del Sagrado Corazón, obra de 1911 diseñada por Joan Rubio i Bellver, en estilo modernista-neogótico. Con su gran Cristo de casi 50 metros, obra de Serafín Basterra, constituye una de las referencias visuales del perfil de Gijón, combinando influencias gaudinianas y neogóticas. En su exterior destaca el doble arco de la entrada y los sillares de piedra caliza.




Los cofrades del Hojaldre, de Torrelavega, con la Basílica a sus espaldas.




Concluido el acto oficial, el desfile cívico continuó con la segunda parte de su recorrido por la ciudad, hacia el destino final en el corazón de la península de Cimadevilla, dónde la fortificación romana de la misma, llamada Gegionem y luego Gigia, dio continuidad a Noega, el poblado astur de los siglos VI y V a.C, ubicado en la cercana Campa Torres, al que Gijón debe su constitución.
Por la calle Begoña nos dirigimos a los Jardines del Náutico, con vistas al mar Cantábrico, fruto de la demolición en el año 1936 del Hospital de la Caridad, y en las que después de la guerra civil, se construyó un edificio para bar, con servicios complementarios para atender a los bañistas. Al ser el espacio más amplío del centro de la ciudad albergo durante la década de los años 50 al “Festival de la canción melódica de la costa verde”.
En uno de los extremos de los Jardines, de configuración triangular, se encuentra la popular Escalera del paseo del muro gijonés. Actual escalera nº 4 de acceso al arenal de la plaza San Lorenzo, esta monumental y elegante escalera racionalista, ejecutada en 1933 en hormigón con acabados de hierro y bronce, es otro de los símbolos de una ciudad con espíritu turístico y veraniego, y referencia para los paseantes por su elevada columna acabada en vidrio con reloj y aparatos meteorológicos




La Orden de los Corsarios Vascos, de Saint Jean de Luz, con la “escalerona” al fondo a la derecha.




Continuando por el paseo del muro de la playa San Lorenzo, a la izquierda se encuentra en primer lugar la capilla de San Lorenzo y la torre de los Jove-Hevia, del siglo XVI y estilo barroco, y justo a continuación el edificio de la antigua pescadería municipal, que en la actualidad alberga oficinas municipales. En este edificio de 1927, de estilo regionalista, sustentado sobre una estructura de hormigón armado, su bonita fachada en una de las principales referencias visuales del muro.




Con Armando Álvarez y Zacarías Puente, de la Cofradía del Queso de Cantabria, ante la bella fachada del litoral gijonés.




Enfrente, escorada a la izquierda, se encuentran la plaza Campo Valdés, espacio ajardinado en cuyo inicio se levanta la estatua de Octavio Augusto, en bronce, obra de Francisco González Marías en 1995 y copia de una ubicada en el Museo Vaticano (año 19 a.C). A continuación las Termas Romanas, yacimiento-museo, creado con el fin de conservar, investigar y difundir los restos de unas termas públicas de época romana, y fiel reflejo de la presencia romana en la villa, encontrándose en su final la iglesia de San Pedro Apóstol. Obra de los hermanos Somolinos, construida en estilo neoprerrománico en 1955 sobre el solar de la iglesia mayor de Gijón, construida a principios del siglo XV y destruida en la guerra civil, luce de manera destacada en uno de los extremos de la bahía gijonesa.




La ovetense Cofradía del Desarme, posa en Campo Valdés, con San Pedro al fondo.




El palacio de los Valdés, de estilo clasicista, de mediados del siglo XVII, según los cánones del renacimiento italiano, también se encuentra ubicado en el Campo Valdés, en una de las entradas al istmo de Cimadevilla, y esta considerado uno de los mejores palacios de Asturias. De fachada sobria, carente de ornamentos y decoración,  cuenta el cuerpo central de la fachada con dos torreones simétricos almenados de planta cuadrada unidas por un cuerpo central, reproduce el modelo de casona palaciega habitual en el Principado desde principios del siglo XVI al XVIII, fue sede a partir de 1822 la primera fábrica de tabacos, posteriormente estuvo ocupado por las instalaciones de aduanas y desde finales del XIX allí se ubica el colegio Santo Ángel de la Guarda. Anexa a la torre oeste se integra en el conjunto la capilla de Nuestra Señora de Guadalupe, conocida originalmente como de la Santa Cruz, su fachada de cobertura de almohadillados hace que su decoración sea más rica que la del palacio, luciendo sobre el frontón de su entrada el escudo de los Valdés-Salas, gozando todo el conjunto de Monumento histórico.




Los Amigos de los Nabos de la Foz de Morcín, con el campo Valdés a sus espaldas y el palacio a su izquierda.




La capilla linda con la plazuela de Jovellanos, ya dentro del istmo, donde se encuentra la casa natal del más ilustre de los gijoneses, Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), que data de finales del siglo XV, construida por Juan García de Jove, perteneciendo desde entonces a la familia de Jovellanos. De configuración típica de casona palaciega asturiana, de cuerpo central con dos torres cuadradas, la casa sufre dos reformas, la primera en el siglo XVI y la última en 1758 por el padre de Jovellanos, que le da el su aspecto actual. En 1943 fue adquirida por el municipio y rehabilitada en la década de 1960 y desde 1971 acoge el Museo Casa Natal de Jovellanos, que abrió con la colección artística municipal, y en la que se exponen piezas relacionadas con su vida, parte del mobiliario original de la casa y obras pictóricas de su colección, así como una selección de pinturas procedentes del legado Lledó-Suárez, cuyos estilos, escuelas y géneros están vinculadas a algunas de las obras que formaron parte de su colección particular.




Con Armando Álvarez y José Luis Corripio, que representamos a la Cofradía de Amigos de los Quesos del Principado de Asturias, en la plazuela con la Casa-Museo detrás.




La capilla de Nuestra Señora de los Remedios, cuya construcción se remonta al siglo XV, cuando estaba vinculada al hospital de peregrinos, de planta rectangular, su fachada es del siglo XIX cuando sufrió una drástica restauración. Antigua sede del gremio de canteros es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura religiosa en Gijón, se encuentra unida desde 1921 a la casa natal de Jovellanos y desde 1940 acoge los restos del insigne ilustrado. El conjunto que forma ambas edificaciones es Bien de interés cultural desde 1986.




Estela (izquierda) y María Luisa, delante de la bonita capilla.




En la calle Recoletas, se encuentra el edificio de la Torre del Reloj, datado en 1572. Fue sede del Ayuntamiento de Gijón y con posterioridad pasó a ser cárcel de la ciudad hasta 1909 cuando se construyó el centro penitenciario de El Coto, momento en el que se abandona para ser finalmente demolida en 1911. En 1989, en el marco de la rehabilitación general del barrio de Cimadevilla, el edificio se recupera siendo en la actualidad sede del Archivo Municipal, siendo visible en su interior parte de la muralla romana de la ciudad.




Carlos, Fernando y Alfredo, de la Sociedad Cultural y Gastronómica La Pegarata, de Pola de Laviana, posan ante la torre.




Desde la torre se divisa la plaza del periodista Arturo Arias, en dónde se puso colofón al desfile cívico. Plaza rectangular, que cuenta en su lado norte con uno de los edificios más viejos de la ciudad, el convento de las Agustinas Recoletas. Diseñado por los arquitectos Ignacio de Palacio y Juan de San Miguel, en 1679, de estilo renacentista, es un edificio severo y tosco de tres plantas, cuya pieza más destacada era su iglesia. Tras la desamortización de Mendizábal, el edificio fue secularizado y convertido en fábrica de tabacos, cuya producción ceso en 2002. En la actualidad está en proceso de transformación en un gran espacio cultural-expositivo, apareciendo en su interior interesantes restos del primitivo núcleo romano de la ciudad.




Foto de familia de las Cofradías ante el antiguo convento.




MÁS INFORMACIÓN.



“Lo que sorprende, sorprende una vez, pero lo que es admirable lo es más cuanto más se admira”. Joseph Joubert (1754-1824) moralista francés.

1 comentario:

  1. Muy buen trabajo, estupenda información. Gracias por mostrarnos la historia de los lugares por dónde pasamos, lastima no saberlo ese día. Un abrazo. Julián Urquiola.

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