sábado, 7 de noviembre de 2020

Punta del Cuernu, en Cadavedo. Valdés.

Afilada y llamativa punta entre las playas de Churin y la Ribeirona, en el occidente del Principado de Asturias. 

El concejo de Valdés, en el occidente del Principado de Asturias, cuenta con una superficie total de 353,52 kilómetros cuadrados y una población de 11504 –censo de 2019-, limita al norte con el mar Cantábrico, al este con los concejos de Cudillero y Salas, al oeste con los de Navia y Villayón y al sur con los de Tineo y Salas.

Vertebrada en quince parroquias, seis de ellas están bañadas por el mar Cantábrico, una de ella es Cadavedo. Situada en la zona norte del concejo, a 18 kilómetros de la capital municipal, en la rasa costera limitando con el mar Cantábrico, enfrente de la sierra de Palancas, bajo la advocación de Santa María de Riégala, más conocida por la Regalina, aglutina los núcleos poblaciones de Cadavedo, Ribón y Villademoros. Ubicada a una altitud de 90 metros, cuenta con una superficie de 10,26 kilómetros y un censo poblacional en 2019 de 444 personas.

La localidad cuenta con un rico patrimonio, tanto monumental con un buen número de casas de indianos construidas por parte de los muchos emigrantes que salieron del lugar, como etnográfico con un censo cercano al centenar de hórreos y paneras.

Ubicada en el extremo más norte de la localidad, se encuentra una afilada y llamativa punta de tierra que se adentra en el mar Cantábrico, conocida como punta del Cuernu, dominando toda la rasa costera que va del cabo Vidio, en el vecino concejo de Cudillero, al valdesano de Busto.




Englobada en el Paisaje Protegido de la Costa Occidental asturiana, separa las playas de la Ribeirona al este y de Churin al oeste. Se trata de uno de los puntos donde mejor se puede apreciar la evolución de los acantilados de esa zona de la costa asturiana.

Playa Riberona, en Cadavedo.



Antaño, entre los siglos trece y dieciocho la localidad fue una de las referencias del Cantábrico en la pesca de la ballena, siendo el sustento económico principal junto con la actividad agrícola. Siendo la punta del Cuernu, junto a los cabos de Vidio y Busto, tres de los principales miradores de la costa para divisarlas.

Siendo el epicentro de la actividad la playa de la Ribeirona, al existir en ella varios hornos para quemar su piel y obtener su aceite, conocido como saín. Y porque al estar protegida entre altos acantilados que hacen que la dureza del Cantábrico sea menos agresiva que en mar abierto, en ella se desarrollo el método de tripulación a tres para capturar a los cetáceos, que posteriormente alcanzo fama a través de los navegantes vascos.

Desde ella se ven las verticales e inestables capas de pizarra y de cuarcita que están siendo socavadas y arrasadas por la acción marina. Así como también la formación de una nueva plataforma de abrasión marina, al píe de los acantilados y la gran red de fracturas de las rocas.



Punta que a su vez es una magnífica atalaya para divisar los denominados óligos, los peculiares salientes de piedra que deja el mar Cantábrico en marea baja, y que se esparcen caprichosos en la rasa costera ubicada enfrente.



En el arranque de la punta se encuentra el llamado campo de la Garita, dominando todo el entorno, adquirido por la parroquia en el año 1931 por iniciativa del entonces párroco el padre Galo. Quien a su vez promovió la construcción en el mismo año de la capilla en honor de la Virgen de la Regaíla o Regalina, bajo cuya advocación se encuentra la parroquia de Cadavedo.



En el recinto también se ubican dos hórreos, uno en cada acantilado de la punta, una fuente y una serie de bancos ubicados estratégicamente para el disfrute visual que el lugar permite.




El campo es el lugar de celebración cada último domingo de agosto de la Fiesta de la Regalina, promovida también en 1931 por el padre Galo Antonio Fernández (1884-1939), oriundo de la localidad, a su vez escritor y estudioso del folclore local que firmaba con el seudónimo de Fernán Coronas. Fiesta declarada de Interés Turístico Regional en 1977, impregnada toda ella desde su creación de folclore y tradiciones locales que los lugareños no sólo han conseguido conservar, sino también convertir en una de las referencias festivas de estío asturiano.

 



MÁS INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA. Pinchar en enlaces.

Un Principado para descubrir.

CERTAMEN DE CAMELIAS.

Certamen de camelias Villa de Luarca. IV edición. 2019. Pregón de Luis Javier Del Valle.

DESCENSO ECOLÓGIO DEL RÍO ESVA.

FIESTAS Y SIMILARES.

JARDINES DE LA FONTE BAIXA.

MUSEOS, PLAYAS y OTROS DE INTERÉS

Casa palacio de los Gamoneda.

Cementerio de Luarca.

Picos Estoupo y Capilla Martín, desde el alto de Aristébano.

 

“La naturaleza obra sin maestros”. Hipócrates (460-370 a.C) médico griego.

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