lunes, 2 de agosto de 2021

Isla de la Tortuga o de la Fontica, en Gijón.

Situada al oriente del cabo de San Lorenzo, en la Providencia, llamada así por su forma de lomo de tortuga, cuenta con leyenda propia.

El Principado de Asturias aglutina en sus diez mil kilómetros cuadrados de extensión, un variado y espléndido repertorio de bellezas naturales, como es el conjunto que conforman sus playas.

Su litoral tiene una extensión de unos 345 kilómetros bañados por el mar Cantábrico, siendo sus extremos las puntas de Tina y de la Cruz, en los concejos de Ribadedeva y de Castropol, salpicado por más de 200 playas repartidas por los 21 concejos bañados por el Cantábrico, de los que el Llanes es el que cuenta con más y Gijón con menos. Contando algunas de ellas con declaración de Monumento Natural.

La Franca, por el oriente, y Peñarronda, por el occidente, son las playas situadas en los extremos del territorio astur, cuya costa también es conocida como la “Costa verde”. El conjunto que forman es heterogéneo, diferente e irrepetible. Unas amplias y abiertas; otras recogidas y escondidas; en unas desembocan ríos, otras están a píe de rías; unas de fina arena, otras de regodonés y/o piedras; unas tranquilas y otras agrestes; unas de fácil acceso y otras complicado; unas urbanas y otras salvajes; unas conocidas y otras no tanto; unas en la base de abruptos acantilados, y otras abrigadas por promontorios que las rodean;  todas ellas, salvo mínimas excepciones, seguras. 

La costa asturiana, a efectos de jurisdicción administrativa, está dividida en ocho distritos marítimos. Son los de Llanes, Ribadesella, Lastres, Gijón, Luanco, Avilés, San Esteban de Pravia y Luarca, de oriente a occidente. El cabo de la Mar, la punta de la Isla, el río Ñora, la playa de Xivares, el cabo Peñas, Ranón, la punta de Ballota y la ría del Eo, son los límites de cada uno de ellos.

Uno de los concejos que baña el Cantábrico es el de Gijón, en su parte más oriental, perteneciente a la parroquia de Somió se encuentra la isla de la Tortuga. Situada a continuación del cabo de San Lorenzo, donde concluye el actual parque que toma el nombre del cabo, su denominación viene dada por su forma característica de lomo de tortuga en su tercio superior, bien visible desde la media y larga distancia.




También conocida como isla de la Fontica, es lugar de nidificación elegido por muchas aves, especialmente corcomanes y diversos tipos de gaviotas, y elegido por muchos pescadores para practicar su deporte.




Sin accesos rodados, ni servicios de ningún tipo, a ella se accede desde agosto de 1997 por la senda que comunica los parques del Rinconín y de San Lorenzo, en la Providencia, llamada “senda del Cervigón”. Y que tiene continuación con el sendero que sube hasta la cercana colina del Cuervo y continúa hasta la playa de la Ñora, en el límite del concejo de Gijón con el de Villaviciosa.



Otrora su acceso era muy complejo ya que debía de hacerse a través de prados de propiedad privada, al ser los terrenos que ocupa el actual parque propiedad del Estado que adquirió los mismos en 1945 para convertirlo en campo de maniobras dependiente del Ministerio de Defensa.




El islote está comunicado con tierra firme y en su inicio, en su lateral oriental existe una pequeña cala compuesta de cantos rodados y floraciones rocosas, con leves sedimentos arenosos, que es utilizada por usuarios como playa.




Este peculiar islote marca el límite occidental de la Ensenada de Somio, cuyo límite oriental es la cercana playa de Estaño, perteneciente también al concejo de Gijón. Que está considerada un auténtico paraíso natural submarino, compuesto por un fondo de guijarros y arena en el que emergen enormes rocas que forman un laberinto de pasillo y cuevas con un rico hábitat de fauna y mantos de algas.




La isla de la Tortuga, cuenta con leyenda propia aunque es mencionada con el nombre de la Fontica, que fue recogida por el folcklorista Luis Argüelles en los años cuarenta. Basada en la existencia de un Cuélebre, especie de dragón con escamas encargado de guardar tesoros, una de las referencias mitológicas del Principado de Asturias, que vivía en una cueva del cabo San Lorenzo enfrente de la isla, y que tenía atemorizados a los pescadores de Cimadevilla que allí acudían a pescar, a los que destruía sus barcas y aparejos. Desesperados acudieron a pedir ayuda a Gorin, un ermitaño quien a cambio pidió ser alimentado en lo que le quedase de vida. Al lugar acudió con una moza joven, sacando al monstruo de su cueva, consiguiendo amansarlo tirándole la faja de la joven, entrando en ella y sacando el tesoro que custodiaba –un laurel de oro- tirándolo al mar al que siguió el Cuélebre desapareciendo para siempre. El ermitaño paso a vivir a la cueva, y a ella le llevaban la comida los pescadores, que cuando no cumplían con su compromiso se lo recordaba un cuervo que se posaba en la conocida en la actualidad como “colina del cuervo”, situada encima de la isla.





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“Dicen que el Cuélebre tiene la escama de un pez, que vive dentro del río que nadie lo ve, la última vez que lo vieron anduvo en el pueblo en disfraz de gaitero, iba cargado de espejos que cuando te miras lo grande es pequeño, dicen que el cuélebre tiene la escama de un pez”. Estrofa de la canción del Cuélebre, de Víctor Manuel.

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