viernes, 24 de julio de 2020

La Atalaya y la punta del Focicón, en Luarca

Lugar situado en la punta Focicón, en ella se encuentran el atípico conjunto que engloba lo más intrínseco y emblemático de la localidad.

En el occidente del Principado de Asturias se encuentra el concejo de Valdés, cuya  extensión de 375 kilómetros cuadrados está vertebrara en 14 parroquias, 6 de ellas en el litoral costero cantábrico entre ellas su capital, Luarca. Con un censo poblacional de 4937 personas –censo de 2019-, ha sido a lo largo de la historia el puerto más importante del occidente asturiano y uno de los más importantes del Principado de Asturias, superado sólo por Gijón y Avilés. 

También llamada “La villa blanca de la costa verde”, obtuvo su carta puebla en el año 1270 otorgada por el monarca Alfonso X el Sabio, cuyos privilegios provoco su crecimiento de todo tipo basado en sus actividades marineras y pescadoras, estando vertebrada urbanísticamente por el río Negro, que desemboca en una de sus tres playas.




Uno de sus primigenios barrios es el de Cambaral, históricamente habitado por pescadores, considerado uno de los focos de inicio del asentamiento humano en la villa, en el que se encuentran sus construcciones más antiguas. Su nombre, no exento de la leyenda que lo relaciona con el pirata corsario de mismo nombre que atacaba el lugar, está más bien relacionado con la cantidad de cangrejos que en él se encontraban.



De su nacimiento en la parte derecha del puerto, el barrio fue creciendo hacia el sur ladera arriba, con un trazado irregular de callejuelas y callejones estrechos de casas unifamiliares de dos pisos de altura máxima, desde las que se divisan las mejores vistas de la villa.



Su zona más alta es la punta del Focicón, que cierra por el oriente el puerto, conocida como la Atalaya, cuya ubicación y conjunto de ubicaciones la convierten en el principal reclamo turístico y de las más visitadas. Nombre que no parece relacionado con el término existente en la mitología asturiana, que considera Atalayas a mujeres encantadas que viven en palacios encantados protegidos por cuélebres, en espera de un caballero que les desencante, hecho que sólo puede ocurrir en la noche de San Juan.



La capilla de la Atalaya; el vistoso cementerio parroquial; el faro; los restos de la fortificación medieval y la Mesa de reunión del Nobilísimo Gremio de Mareantes y Navegantes, conforman un atípico conjunto que engloba lo más intrínseco y emblemático de la localidad.






De la capilla, no hay datación histórica de su origen aunque de su existencia hay referencias del siglo XIII, su estructura actual data de inicios del siglo XVIII, habiéndose realizado una importante rehabilitación en 1961.


Bajo la advocación de la Virgen Blanca, la imagen que –leyenda o no- fue hallada y recogida por pescadores en noviembre de 1530 en una cueva horadada por el mar,  que atraviesa la punta del Focicón, pasando por debajo de la capilla y terminando en la cala, como se refleja en uno de los catorce murales de cerámica de Talavera que lucen en la cercana muralla medieval.




Capilla de tres cuerpos, en dos de ellos lucen los retablos de la Virgen junto a la Verónica y San Juan, en uno y en otro gótico del siglo XV la talla barroca del XVII del Buen Jesús del Nazareno, con la Dolorosa y el Cristo de la Victoria.




A continuación de la capilla, sobre la punta del acantilado, luce el Faro, lugar de referencia histórica de los hombres de la mar. Primigeniamente por los fuegos que en el lugar se encendían como orientación; posteriormente por la luz que se encendía en el campanario de la capilla al menos desde el siglo XIV; y ya desde 1862 por el existente en la actualidad, compuesto por la torre del faro, la vivienda del farero y una anexa edificación.




Antes del Faro, concluye el terreno que acoge uno de los elementos más llamativos y visitados de la villa y uno de sus emblemas, su cementerio municipal. Construido entre los años 1809 y 1813, dando continuidad al existente en el entorno de la iglesia parroquial de Santa Eulalia, conforma un conjunto singular de excelente factura tanto por su ubicación como por su contenido, considerado uno de los más antiguos y  más bellos de la península ibérica y de los más fotografiados, habiendo sido candidato al cementerio más bonito de España en el año 2017.

Cementerio de Luarca,





Camposanto en el que conviven majestuosos panteones y capillas funerarias, algunos de ellos prototipos de la arquitectura funeraria, con modestas sepulturas. Descanso de personajes ilustres, como el Premio Nobel Severo Ochoa y su mujer,  y de personas modestas valdesanas que miran al Cantábrico, sin diferenciar la clase social que muestran panteones y sepulturas, datando las primeras tumbas de la década de 1840 construidas en pizarra.





Metros más abajo se encuentra el conjunto monumental, rehabilitado entre 1955 y 1959, en el que se levantó un tramo de muralla almenada, con torreón y bastión,  aprovechando los restos de una batería defensiva del siglo XVI que protegía la villa, sobre la que se colocaron catorce mosaicos policromados hechos en cerámica de Talavera, que narra episodios de la tradición marinera y hechos históricos y legendarios protagonizados por los hombres de la villa desde el año 842 que repelen un ataque normando a la reconquista de la villa en el año 1809 en la guerra de la Independencia contra los franceses.






Baluarte defensivo que tiene a dos metros de su base, dominando la villa, la reconstruida Mesa  dónde se celebraban las reuniones y juntas del “Nobilísimo Gremio de Mareantes y Navegantes de la Pobla de Luarca”, encargados de regular todo lo concerniente al oficio de la pesca, y dar cobertura social a sus miembros.





Cerrando por el lado oriental la Atalaya y la punta el Focicón sus acantilados y la pequeña cala denominada las Arreas, a la que no se puede acceder desde tierra y en la que desagua un colector municipal.

 



MÁS INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA. Pinchar en enlaces.

Un Principado para descubrir.

 CERTAMEN DE CAMELIAS.

Certamen de camelias Villa de Luarca. IV edición. 2019. Pregón de Luis Javier Del Valle.

DESCENSO ECOLÓGIO DEL RÍO ESVA.

FIESTAS Y SIMILARES.

JARDINES DE LA FONTE BAIXA.

MUSEOS, PLAYAS y OTROS DE INTERÉS.
Capilla de la Virgen Blanca, en la Atalaya, Luarca.
Cementerio de Luarca.
Museo rural etnográfico de Luarca.

RUTAS DE MONTAÑA
Alto y braña de Aristébano, en Valdés.
Foces del río Esva, PR-AS-2. Travesía desde Ese de Calleras (Tineo) a Agüera (Valdés).



“…. Son doncelles fermoses com´ondines. Que viven en palacios encantaos. I esperen al galán e´nos estraos. Pa que les desecanten ¡probiquines!”. Soneto del poeta asturiano Francisco González Prieto sobre les Atalayes.

 

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