jueves, 23 de julio de 2020

El cementerio de Luarca, la atalaya marina de los finados luarqueses.

Situado en la Portilla, en la Atalaya, pasa por ser de los más bellos de la península ibérica,

En el occidente del Principado de Asturias se encuentra el concejo de Valdés, cuya  extensión de 375 kilómetros cuadrados está vertebrara en 14 parroquias, 6 de ellas en el litoral costero cantábrico entre ellas su capital, Luarca. Con un censo poblacional de 4937 personas –censo de 2019-, ha sido a lo largo de la historia el puerto más importante del occidente asturiano y uno de los más importantes del Principado de Asturias, superado sólo por Gijón y Avilés. 

También llamada “La villa blanca de la costa verde”, obtuvo su carta puebla en el año 1270 otorgada por el monarca Alfonso X el Sabio, cuyos privilegios provoco su crecimiento de todo tipo basado en sus actividades marineras y pescadoras, estando vertebrada urbanísticamente por el río Negro, que desemboca en una de sus tres playas.



Uno de sus primigenios barrios es el de Cambaral, históricamente habitado por pescadores, considerado uno de los focos de inicio del asentamiento humano en la villa, en el que se encuentran sus construcciones más antiguas.




Su zona más alta es la punta del Focicón, rodeada de mar que cierra por el oriente el puerto, en el promontorio conocido como la Atalaya, cuya ubicación y conjunto de ubicaciones la convierten en el principal reclamo turístico y de las más visitadas.




La capilla de la Atalaya; el vistoso cementerio parroquial; el faro; los restos de la fortificación medieval y la Mesa de reunión del Nobilísimo Gremio de Mareantes y Navegantes, conforman un atípico conjunto que engloba lo más intrínseco y emblemático de la localidad.




Situado metros antes del punto más alto, conocido también como la Portilla, dónde se ubica el faro y la capilla de la que hay constancia en el siglo XIII, se encuentra el cementerio parroquial, sobre el mar Cantábrico.




Construido entre los años 1809 y 1813, dando continuidad al existente en el entorno de la iglesia parroquial de Santa Eulalia, conforma un conjunto singular de excelente factura tanto por su ubicación como por su contenido, considerado uno de los más antiguos y  más bellos de la península ibérica y de los más fotografiados, habiendo sido candidato al cementerio más bonito de España en el año 2017.




Camposanto en el que conviven majestuosos panteones modernistas, algunos de ellos prototipos de la arquitectura funeraria, con modestas sepulturas. Descanso de personajes ilustres y de personas modestas valdesanas que miran al Cantábrico, sin diferenciar la clase social que muestran panteones y sepulturas, datando la fecha del enterramiento más antiguo de 1849, siendo sus primeras tumbas construidas en pizarra.




Son varios los imponentes panteones que llaman la atención, que abarcan distintas corrientes arquitectónicas que van desde el eclecticismo al art-decó.



En la zona central destaca la capilla funeraria de la familia de Ramón García, nativo de Otur que emigró a Rosario de Santa Fe, en Argentina, dónde hizo fortuna con su gran almacén llamado la Favorita. Diseñado por el arquitecto Julio Galán Carbajal, en su frontal luce una placa de reconocimiento de la parroquia del Pilar en Rosario de mayo de 1947 en reconocimiento a su labor benefactora.






Destacable por su volumetría es el de Vicente Trelles y familia, emprendedor y empresario entre otros de la Banca Trelles en 1895 y de ALSA –Automóviles Luarca, S.A.- en 1916.





El más llamativo a la vista, es el modernista construido por la familia de Marcial Cernuda Álvarez, emigrante en Méjico, tras su fallecimiento en la década de los sesenta del siglo XX, de corte cubista compuesto por varios módulos cuadrados de hormigón y mármol, unidos entre sí, obra del arquitecto Joaquín Rubio Camin. En cuyo centro luce  una escultura en bronce de un Cristo crucificado, obra de los arquitectos Macerra y Losada.





Pero el más buscado por el visitado, en uno de los que pasaría desapercibido, el del hijo predilecto valdesano y uno de los pocos Premios Nobel con los que cuenta España. Panteón sin grandes pretensiones, con una llamativa cruz, que tiene permanentemente un ramo de flores frescas blancas y amarillas, que acoge los cuerpos de Severo Ochoa de Albornoz y de Carmen García Cobián, fallecidos en 1986 y 1993, con una lápida grabada que contiene el texto “Aquí yacen Carmen y Severo Ochoa. Unidos toda una vida por el amor. Ahora eternamente vinculados por la muerte”.





El de Germana Rico, obra en estilo historicista del arquitecto Juan de la Guardia en el siglo XIX;  el de Francisco López y Alodia Pastur; el de Diego Pérez García o el del escritor, periodista y político Jesús Evaristo Casariego, uno de los más estudiosos sobre la historia del concejo, son otros ejemplos de su monumentalidad. Camposanto donde también reposan otros ilustres valdesanos como la escritora y poetisa local Nene Losada, o el cineasta Gil Parrondo, son otros ilustres valdesanos que descansan en él.







 

MÁS INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA. Pinchar en enlaces.

Un Principado para descubrir.

 CERTAMEN DE CAMELIAS.

Certamen de camelias Villa de Luarca. IV edición. 2019. Pregón de Luis Javier Del Valle.


DESCENSO ECOLÓGIO DEL RÍO ESVA.


FIESTAS Y SIMILARES.


JARDINES DE LA FONTE BAIXA.


MUSEOS, PLAYAS y OTROS DE INTERÉS.
Capilla de la Virgen Blanca, en la Atalaya, Luarca.

Cementerio de Luarca.
Museo rural etnográfico de Luarca.

 

“Mareantes de Luarca, fornidos pescadores hijos de las cantábricas playas peninsulares, que tienen en sus claras pupilar, avizores, dormidas las quiméricas leyendas de los mares”. Texto del panel dedicado a los hombres de la mar, en la muralla de la Atalaya, en Luarca.

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