Ubicado en la Catedral
de San Pedro, su conjunto expositivo está considerado uno de los más bellos del
mundo en su género.
Jaca, ubicada en el valle del río Aragón a 881
metros de altitud, al norte de la provincia de Huesca de cuya capital dista 72
kilómetros, capital pretérita del Reino de Aragón y capital de la comarca de la
Jacetania, está considerada por sus valores históricos, patrimoniales,
naturales y comerciales como la “perla del Pirineo”.
Jaca, la perla del Pirineo
Jaca, la perla del Pirineo
El ícono de su rico patrimonio es su Catedral de
San Pedro, cuya construcción comenzó en el año 1077, uno de los templos más importantes del primer románico
español.
Catedral que en su
interior alberga el Museo Diocesano de Jaca, cuyo núcleo expositivo fundamental
lo constituyen el conjunto de pinturas murales románicas y góticas de iglesias
y ermitas de la diócesis, cuyo conjunto está considerado como uno de los bellos
del mundo de estilo románico.
Inaugurado el 22 de
agosto de 1970 como museo de arte sacro medieval, su creación fue motivada por
los hallazgos en la década anterior, con el fin de salvaguardar y garantizar la
conservación de pinturas al fresco medievales, datadas entre los siglos XI y
XVI, que decoraban las iglesias y ermitas del Pirineo aragonés y que
permanecían ocultas o en grave riesgo de desaparición, y que fueron traspasadas
a lienzos para su nueva ubicación.
Desde el año 2003 hasta
2010 estuvo cerrado con motivo de la ejecución del plan director de la
Catedral, siendo reinaugurado por los Príncipes de Asturias el 9 de febrero de
2010, año Santo Compostelano, conformando una superficie expositiva de más de
dos mil metros cuadrados repartidos en dos plantas y diez salas, a las que se
accede por la capilla catedralicia de Santa Cruz.
Salas abiertas a las
crujías del claustro románico –considerado como una de las salas- remodelado en
el siglo XVII, que alberga una cripta, capiteles románicos e inscripciones
funerarias en sus muros.
La sala número dos es el
jardín del claustro, que no acoge ninguna expositiva.
La denominada sala de la Torreta, la número tres, que sirvió como
residencia episcopal, sede del tribunal eclesiástico y cárcel, se exhiben una
serie de documentos, códices y libros, muestra de la riqueza del archivo
diocesano de Jaca.
La historia de la Diócesis,
su extensión y localidades que abarca;
el Episcopologio completo desde el siglo XI hasta la actualidad; libros
de coro, partituras, códices e instrumentos musicales del fondo musical
catedralicio; y el dispositivo interactivo multimedia que permite escuchar
algunos de los toques característicos de las campanas de la Catedral, componen
en espacio museístico de la misma.
En el antiguo refectorio
gótico del Cabildo catedralicio, utilizado entre los años 1584 y 1963 como
capilla dedicada a la Virgen del Pilar, se ubica la sala número cuatro, la de
mayores dimensiones del conjunto. En ella se muestra la selección de pinturas
murales románicas que fueron arrancadas en las décadas de los años sesenta y
setenta de iglesias y ermitas, datadas entre los siglos XI y XVI, de reconocida
fama mundial.
A la sala número cinco,
lleva el nombre de Bagüés, a la que se accede a través de la reja de Santa
María de Iguácel, ejemplo único de la rejería románica española, que recoge las
pinturas procedentes de la iglesia de los santos Julián y Basilia en Bagüés
(Zaragoza) fechadas entre los años 1080 y 1096, realizadas por artistas
vinculados a la pintura y la miniatura francesa, considerados como uno de los
conjuntos más amplios e importantes de la pintura románica europea.
Considerada la capilla
sixtina y la más completa Biblia de los pobres de los templos románicos, las
pinturas fueron arrancadas en 1966 traspasadas a lienzos, adaptándose la
dependencia para su exposición con la misma configuración de la iglesia de
procedencia.
Espacio que traslada a
la estética de las iglesias románicas, concebidas para estar absolutamente
pintadas para poder transmitir a las iletradas gentes medievales la historia
bíblica. Su datación, extensión, estado de conservación y complejidad iconográfica,
convierte al conjunto en ícono de la pintura románica europea y fuente de
múltiples estudios.
Las tres capillas
clausúrales dedicadas a las santos Margarita, Lucia y Felipe, abiertas para
atender las devociones y cultos particulares, conforman en un conjunto único la
sala número seis. Espacio que muestra una variada selección de tallas
policromadas románicas, lipsanotecas y el sarcófago del conde Sancho Ramírez,
hijo del rey aragonés Ramiro I.
El porche entre el
espacio catedralicio y el claustro está considerado como sala número siete.
Considerándose a la sala Capitular, donde se tomaban las importantes decisiones
que afectaban a la Catedral y su Cabildo, como la número diez y última de la
planta baja. Sala sin contenido expositivo, pero con mayor calidad artística,
en la que mediante técnicas audiovisuales se explica el origen e importancia de
la Diócesis a lo largo de la historia.
En la primera planta, se
ubican las salas 8 y 9 bajo los nombres Secretum y Gótico y Edad Moderna, que
complementan el espacio museístico.
El Secretum medieval
–lugar retirado o escondido-, cuyo objetivo era ser el guardián de jocalias,
monedas y documentos importantes, ricamente decorado en la segunda mitad del siglo XVI con motivos
iconográficos, ha sido restaurado y acoge piezas de orfebrería renacentista.
La antigua biblioteca,
habilitada como espacio expositivo en la última remodelación, acoge retablos,
esculturas y lienzos en cobre y óleo, datados entre los siglos XIII al XVIII,
de estilos góticos, renacentistas y barrocos.
Conjunto museístico
único, no sólo por el conjunto de sus pinturas murales consideradas como una de
las más bellas mundiales, sino también por la amplia colección de los también
románicos capiteles, tallas y documentos, que dan fe de la riqueza artística
que atesoró la Diócesis jacetania a lo largo de su historia.
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