jueves, 1 de junio de 2017

El museo del Bardo, en Túnez.

Considerado como único a nivel mundial, por la excepcional calidad de sus mosaicos romanos.

Túnez, es el país magrebí más próximo cultural y socialmente a Europa y a Occidente. Ubicado en el norte de África, su extensión es de 163.155 kilómetros, de los que 1.298 son de costa en el mar Mediterráneo, cuenta con una población muy próxima a los once millones de habitantes, en su 98 % practicantes de la religión islámica.

Su capital es Túnez desde el siglo XI en el norte del país, cargada de historia, es una ciudad moderna en plena expansión. Berebere en origen, atrajo a las élites de Al-Ándalus, y las influencias otomanas e italianas recibidas han dotado a sus barrios antiguos de un encanto especial. 



A las afueras de la capital, se encuentra el museo del Bardo. Toma su nombre, del barrio residencial y edificio en el que está ubicado, ocupado en el siglo XIII por los sultanes hafsidas, y posteriormente reconvertido en la segunda mitad del siglo XIX, en las instalaciones del antiguo palacio de los beyes de la dinastía de los Husayn.










Museo fue creado por orden gubernativa el 7 de noviembre de 1882, con el fin de salvaguardar y defender la gran riqueza artística nacional del saqueo, adaptando el palacio a su actual fin, con una mezcla ecléctica del arte de la época, combinando el arte local con influencias europeas y asiáticas, convirtiéndose en el primero de su tipo en ser creado en el norte de África.











En marzo de 1885, se decepcionaron las primeras colecciones arqueológicas. Su apertura oficial tuvo lugar el 7 de mayo de 1888, bajo el nombre Museo Alaoui, que le dio el entonces bey reinante Ali Muddat Ibn Al-Husayn, tomando su actual nombre en 1956, después de la independencia del país.











Museo que ha sufrido diversas obras de ampliación y renovación desde su apertura hasta los primeros años del siglo XXI.









En sus inicios, en la época del Protectorado, se expusieron las colecciones procedentes de los yacimientos más prestigiosos de Túnez, como Cartago, Dougga, Althiburos, Uthina, Susa, El Jem y Thurburbo Majus.










En los años cincuenta del siglo XX, se añadieron dos nuevas la alas a la primera y segunda plantas, creándose las salas Marina, el Mausoleo de los oficiales de Cartago y la sala Acholla y pasillos colindantes. 








En el año 2000 se inauguró el espacio Tesoros del Mediterráneo, que acoge la colección submarina de Mahdia. En el año 2008 se realizó la última ampliación y renovación, duplicando la superficie expositiva y creando diferentes espacios capaces de albergar nuevos servicios.









El Bardo es uno de los museos más grandes existentes en el Mediterráneo, presentando una variedad de piezas arqueológicas y de la historia de Túnez, correspondientes del cruce de muchas culturas a lo largo de varios milenos.










Dividido en cinco secciones que abarcan desde la Prehistoria de Túnez, hasta los siglos XIX y XX, alberga más de un millar de obras, entre ellas las colecciones púnicas y los mosaicos romanos, de los siglos II al IV y el único retrato conocido de Virgilio, que lo hacen único en el mundo.








El espacio museístico se distribuye tres plantas, divididas en un total de siete secciones: Prehistoria, Protohistoria, Arte líbico y púnico, Arte clásico, Esculturas y Mosaicos, el Arte Cristiano y el Arte islámico, distribuidas en treinta y cuatro salas.







** Prehistoria y protohistoria.
Situadas en la planta baja, dan una visión general de la riqueza y variedad de los yacimientos prehistóricos de Túnez, con especial referencia al de El Guettar, con piezas de una edad estimada de más de 40.000 años.















** Arte líbico y púnico.
Conjunto museístico que se expone en las salas de Baal Hammon, de la cerámica, de las estelas neo púnicas y de las joyas púnicas, procedentes de los yacimientos de Cartago, Hadrumetum y Utica, y que se distribuyen entre las plantas bajas y primera. Entre las piezas más destacables se encuentra la escultura del dios Baal Hammon; el Pilar votivo de Deméter, en forma de capilla; la estela del sacerdote y el niño o la estatua de terracota de Deméter sentada en un trono.












** Arte islámico.
Sus colecciones se dividen en dos secciones: la medieval y la etnográfica de artes y tradiciones populares de los últimos siglos, en varias salas de las plantas bajas y primera.








En la sala de la Edad Media, se conservan piezas de las excavaciones en Raqqada y Sabra, con importantes pergaminos y ediciones del Corán y una gran colección de telas bordadas en Egipto y tallas de madera de la gran mezquita de Kairuán.








La sección etnográfica, acoge objetos de cobre, armas, instrumentos musicales, joyas, objetos de adorno urbano y rural e insignias de las regiones tunecinas.











** Arte cristiano.
Aunque con las menos obras, el museo alberga obras de la época cristiana de Túnez. Entre ellas destaca tres mosaicos del siglo V. Uno funerario, con una representación esquemática de una iglesia. 






El conocido como tumba doble, que cubrió un sarcófago, que contenía dos esqueletos. Y el llamado “pavimento de una capilla”, con la representación de la construcción de una capilla.








** Arte clásico.
Expuestos en la primera planta, en la sala Mahda, se hallan los restos recuperados de un barco hundido, hallados en 1907 por unos pescadores de esponjas cerca de Mahdia en el siglo I a.C. con columnas de mármol, relieves, esculturas y jarrones de bronce.









** Esculturas.
El museo alberga una gran colección de esculturas romanas, que se engloban en dos grupos: la sala de los emperadores romanos y el salón de Cartago romana.







La primera sala representa, a diferencia del retrato griego, la escultura romana, que tiende a reproducir el modelo sin idealizar ni divinizar, es decir, en la estricta verdad y con gran realismo.





Entre ellos se encuentran los emperadores Augusto, Gordiano, Lucio Vero, Septimio Severo, Vespasiano, Vitelo, así como otras de Minerva-Victoria o de Apolo, representados de diferentes maneras, que proceden de yacimientos de diferentes puntos del país.








La estatua realizada en mármol en el siglo II d.C, de Minerva, la diosa de la sabiduría y de la guerra, mecenas de los oficios, las artes y la literatura, está considerada como una de las grandes referencias del museo.





La Sala de Cartago romana era originalmente el patio del palacio, y ocupa un gran espacio donde están expuestas muchas estatuas provenientes de Cartago, así como de otros yacimientos como Dougga, Oudna y Utica.






En su centro se alza un monumento a Augusto del siglo I d.C. cuyos mosaicos del suelo datan del siglo III a.C que antaño decoraban los suelos de las villas de Oudna.







Destacan, entre otros, las del emperador Adriano, Baco niño, Hércules borracho, la de una diosa del amor, la de un oficial romano, la de una difunta,






** Mosaicos.
Este es el apartado que le ha dado fama mundial al museo del Bardo, al atesorar una colección inigualable de mosaicos romanos de los siglos II al IV, que antaño adornaron las residencias de algunos de los ciudadanos más ricos del norte de África.









Por plantas, la exposición de mosaicos romanos abarca las tres plantas, ya que en todo el espacio museístico se hallan presentes.









Imposible de detallar la larga lista y los contenidos que en los mismos se representan, si merece mención específica algunos de ellos.







En la  sala Dougga, que luce un complejo techo decorado con motivos florales y arabescos, se expone el mosaico encontrado en ese enclave dónde “Virgilio escucha a Clio y Melpómene”. Considerado uno de las joyas del museo, al ser el único retrato conocido del famoso poeta.








Otro referente es el “Triunfo de Neptuno”, se encuentra en la sala Sousse. En el que el dios figura en un medallón montado en una cuadriga tirada por cuatro caballitos de mar, con cuatro figuras femeninas –que simbolizan las estaciones del año- en los ángulos, que proviene de Chebba.









El de “Ulises y las sirenas”, procedente de Dougga, está inspirado en la Odisea de Homero, es el más conocido entre los de historias mitológicas. En él se muestra un barco de velas adornado con una cabeza humana y una de palma, hay una fila de remeros, y el héroe griego está de pie con las manos atadas al mástil para no sucumbir a los encantos mortales de la música de las sirenas.





De Dougga también procede el de “Los cíclopes forjando los rayos de Júpiter”, con los dioses Júpiter y Vulcano.





Cercano se encuentra el de “Dionisio castigando a los piratas del mar Tirreno”, también basado en la Odisea, con animales mitológicos.







El dios cuanta con otro destacable, el del “Matrimonio de Dionisio y Ariadna”, que se encuentra dividido en tres registros diferentes.







El de “Venus en su toilette”, es también merecedor de ser destacado, fue hallado en el yacimiento de Thuburbo Majus.







Del mismo yacimiento procede el de “Teseo y el Minotauro”, con la decapitación del minotauro en el centro del laberinto.






Otros proceden de villas, como el de la “Liberación de Andrómeda por Perseo”, representando al héroe matando a un monstruo marino.








Otros hacen referencia a la vida agrícola en el norte de África, como el de “Julius”.







Otros tienen motivos de pesca y caza.












Y hasta el capítulo de la alimentación humana está representado, con uno que contiene diferentes piezas correspondientes cada una a productos diferentes.







El espacio museístico se complementa con talleres de restauración especializados, laboratorios, oficinas y biblioteca, organizándose jornadas de puertas abiertas, relacionadas con los contenidos que albergan.






El museo fue tristemente célebre el 18 de marzo de 2015, cuando el denominado Estado Islámico perpetró un atentando que causo el fallecimiento de 22 personas, turistas todos excepto un tunecino, entre ellos los españoles Dolores Sánchez Rami y Antonio Cirera Pérez. Una gran placa de mármol y las banderas de las nacionalidades a las que pertenecían, recuerda la barbarie.







MÁS INFORMACIÓN. Pinchar en enlaces.
“Los museos son lugares donde el tiempo se transforma en espacio”. Ferit Orhan Pamuk (1952 - ) escritor turco.














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