Es la más antigua de las existentes y
referencia de las sinagogas africanas.
La isla de Djerba, está situada en el golfo
de Gabés, en el sur de Túnez. Sin apenas relieve, su punto más alto está a 50
metros, tiene una extensión de 5384 kilómetros cuadrados, un litoral de 125
kilómetros, su población es ligeramente superior a los 90.000 habitantes y su
capital es Houmt Souk, que se encuentra en su extremo norte.
Fue primero de los cartagineses y después
de los romanos, para quienes la isla era una importante zona de comercio y de
intercambio de mercancías entre África y Europa. En el siglo VII, fue
tomada por los árabes tomaron, estuvo en poder del imperio español y del turco,
siendo conquistada en el siglo XVIII por los tunecinos y pasando a estar bajo
el protectorado francés desde 1881 hasta la independencia del país.
http://www.dendecaguelu.com/2017/05/djerba-en-tunez-la-isla-que-encanto.html
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Según la tradición los primeros judíos
llegaron a Djerba en el siglo VI a.C, tras la destrucción del primer templo de
Jerusalén y el asedio de Nabucodinosor II, y su dispersión por todo el Mediterráneo,
manteniendo su presencia en Túnez hasta la actualidad, aunque la presencia se
ha visto muy disminuida en las décadas de los años 60 y 70 del siglo XX,
con la creación del estado de Israel.
La gran emigración, según las asociaciones
sefardíes, está fijada en 1967 con la declaración de guerra de Israel con sus
vecinos árabes, y la reacción que se produce en el país con actos vandálicos
contra viviendas y comercios de los hebreos.
La población judía disminuyó drásticamente
en el país en el siglo XX, pasando de un censo estimado en 1945 de 145.000 a
23.000 en 1967, superando en poco más de 3.000 personas las residentes en Túnez
en 2016, de las que la mitad aproximadamente habitan en la isla de Djerba.
La comunidad judía de Djerba se concentra
principalmente en el centro de la isla, en pleno campo, en dos pueblos: Hara
Sghira y Hara Kebira, distantes entre sí cinco kilómetros y que a primera vista
no difieren de cualquier otro pueblo tunecino, con sus palmeras, casas
encaladas y ventanas y puertas pintadas de añil, albergando ambos varias
sinagogas.
La comunidad es ultraortodoxa y celebra el
sabbat y el resto de festividades, además de seguir con los rituales de su
comunidad, así cuando circuncidan a sus hijos, cuelgan una sábana roja en la
puerta para invitar a otros fieles a presenciar la ceremonia.
A un kilómetro de la aldea de Harah Sghira,
en la actualidad llamada Erriadh, se encuentra la principal seña de identidad
judía en la isla y uno de sus reclamos turísticos, la sinagoga La Ghriba,
la más antigua de las existentes en África.
Su fama proviene de muchas tradiciones y
creencias que hacen hincapié en su antigüedad, dado que su fundación –según la
tradición local- fue realizada por los sacerdotes Cohen procedentes de
Jerusalén en el año 586 a.C y por el hecho de que sus cimientos fueran
realizados con piedras del Templo de Jerusalén, con la llegada y asentamiento
de los primeros judíos a Túnez.
Ella y una existente en Persia, serían las
dos únicas sinagogas del mundo, con esa peculiaridad.
La leyenda cuenta que el Ghriba –que
significa el milagro- se fundó en el lugar donde cayó una piedra sagrada desde
el cielo y que una misteriosa mujer llegó al mismo tiempo para supervisar las
obras.
Este emplazamiento ha estado ocupado por
una sinagoga desde el año 586 a.C. pero el edificio actual, cuya arquitectura
está realizada con reminiscencias mudéjares y colores adaptados a la zona, fue
totalmente reformada a finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
La sinagoga guarda uno de los ejemplares
más antiguos de la Torah, el libro que constituye la base y fundamento del
judaísmo.
Con el fin de mantener el estatua de la
sinagoga, el rabí de Djerba decretó que esté es el único lugar de la isla que
puede guardar los rollos sagrados.
Sus doce ventanas de la sala de la oración
hacen referencia al Zohar, libro central de la corriente cabalística judía y
principal de la cábala, y simbolizan las doce tribus de Israel.
Su interior está decorado con ricos
tejidos, tallas de madera y azulejos de cerámica y alberga numerosos objetos
donados por peregrinos del mundo entero.
De su mobiliario destaca por su
singularidad el precioso receptáculo de la torá y las lámparas de Januká,
fabricadas en madera y plata.
Su interior está cargado de inscripciones y
exvotos en diferentes materiales y tamaños, con alegorías a presencias y
peticiones de deseos.
La estrella de David, el sello de Salomón,
se encuentra presente en la misma. Al igual que el muro de las lamentaciones.
Uno de los elementos más característicos de
La Ghriba, es lo que se conoce como la “cueva de la niña”. Pequeña cueva
horadada en una de las paredes de la parte más antigua de la sinagoga, en la
que durante las fiestas de Lag Baomer, la gente deposita huevos duros con
inscripciones manuscritas pidiendo deseos o recordando a los difuntos, y otras
mujeres escriben el nombre de alguna soltera para encontrarle marido,
El edificio que alberga la sinagoga se
encuentra en la parte izquierda del conjunto, mientras que a la derecha se
encuentra el edificio, con un gran patio interior, que alberga servicios
administrativos y comunales y habitaciones que acogen a los peregrinos que
anualmente acuden a la misma.
Y es que la sinagoga es el objeto de una
peregrinación anual, durante la fiesta judía de Lag Baomer, 33 días después de
la Pascua judía, celebrándose en dos días cada mayo, que reúne a miles de
peregrinos, judíos y no judíos, siendo una fiesta compartida
y celebrada por todos los vecinos de la población, la mayoría de ellos
musulmanes. Convivencia entre judíos y musulmanes que permite la organización
de una de las mayores y más antiguas fiestas de peregrinaciones hebreas.
Es más que una gran
fiesta, a la que acuden miles de inmigrantes de diferentes puntos de Europa,
África y América, que dura dos largas jornadas de la mañana a la madrugada, con
tradicionales procesionales y subastas para la comunidad, en la que se baila,
canta, y donde se reencuentran familias separadas por la emigración, se hacen
nuevas alianzas, mercadea y se come.
La Ghriba esos días no es un centro de
culto, es un espacio de encuentro, de estudio y reflexión, un mercado, un lugar
de fiesta donde observar y ser visto, una sinagoga vibrante y quizás única en
el mundo.
La sinagoga durante las fiestas es y parece
ser exactamente lo que debían ser todas las sinagogas del Mediterráneo siglos
atrás. En ellas se incluye la visita a la sinagoga, la caridad, las oraciones y
la participación en una de las dos procesiones.
La Ghriba quedó marcada trágicamente por el
atentado que se atribuyó la organización terrorista Al-Qaeda, el 11 de abril de
2002, cuando un camión de transporte de gas natural equipado con explosivos, atravesó las
barreras de seguridad, explotando frente a la sinagoga, asesinando a catorce
turistas alemanes, seis tunecinos y un francés, y causando heridas de gravedad
a otras treinta personas, y causando considerables daños materiales en el
interior. Una placa a la entrada de la misma, recuerda a las victimas.
MÁS
INFORMACIÓN. Pinchar enlaces.
Cartago. las termas de Antonino.
Chenini, la aldea beréber de cine.
Cordero al ánfora tunecino,
Isla de Djerba. Museo de las tradiciones populares de Guellala.
Isla de Djerba. La isla que encantó a Ulises.
Isla de Djerba. Street Art Djerbahood, en Erriadh
Los dulces tunecinos.
Port El Kantaouni, el puerto Banús africano.
Puertas tunecinas y su simbolismo.
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“No
es bello lo que cuesta mucho, pero cuesta mucho lo que es bello”. Proverbio
judío.
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