sábado, 20 de mayo de 2017

Ksar Haddada, en Túnez, ejemplo vivo de la construcción bereber.

Ubicado en el distrito de Totaouine, en el sur de Túnez, conjuga las características más importantes de este tipo de construcciones.


En el sur de Túnez se encuentran algunos de los lugares más interesantes y atractivos del país, cautiva por la increíble diversidad de su paisaje. Oasis y ksour centenarios, un mar de dorada arena y verdes campos de palmeras, casas trogloditas, gastronomía beduina y berebere y el lago salado más extenso de África, convierten un viaje a esta región en una experiencia verdaderamente única.





En esta región destacan unas construcciones centenarias, únicas, típicas en el paisaje tunecino, el ksar o ksour (en plural). Construcciones bereberes situadas, habitualmente, en localidades montañosa, sobre una única muralla continúa, su objetivo es facilitar la defensa, así como mantener sus provisiones a salvo de las variaciones de temperatura y los saqueos de sus enemigos.






Construidos en adobe o combinando este con piedras, se ubican en espacios de difícil acceso, y que en sus orígenes era un granero fortificado con estancias –denominadas ghorfas- dispuestas formando un cilindro en torno a un patio interior con una entrada oculta, que con el tiempo las tribus comenzaron a utilizar las estancias  como viviendas.





La principal característica de estas estructuras abovedadas es la verticalidad, llegando  llegan a alcanzar seis plantas de altura, con sólo 10 metros de profundidad y  tres de crujía.  






Sus irregulares huecos se cierran con puertas de madera de palmera, y sus gruesos muros de piedras ayudan a mantener en el interior de la ghorfa una temperatura óptima para el secado de la cosecha.






 Los paramentos exteriores son, en ocasiones, decorados con huellas de pies y manos. 








El acceso a las plantas superiores se resuelve con un sistema de escaleras exteriores que vuelan desde los robustos muros. 






Tras su aparente arbitrariedad, cada elemento responde a una necesidad concreta resuelta con los materiales disponibles en un entorno donde casi todo escasea.






La construcción de una ghorfa era extremadamente sencilla. En primer lugar se construían dos muros paralelos de 1,5 metros de alto con rocas de pequeño tamaño trabadas con barro. A continuación, en el espacio resultante entre estas dos paredes, se colocaban cestas llenas de barro hasta superar la altura de los muros, y sobre ellas se disponía una estructura de paja previamente trenzada con forma de arco. Una vez finalizada esta rudimentaria cimbra, se colocaban sobre ella las piezas pétreas que conformarían la bóveda, trabadas también con barro y en algún caso con mortero de yeso. Una vez finalizado el proceso, la cimbra era retirada. Por último, se revocaban los paramentos y se construía el muro frontal que cerraba el granero.








Siglos atrás, el Ksar contenía edificios donde habitaban los guardianes del fuerte. También residían allí los ancianos y enfermos que no podían soportar el constante desplazamiento de la vida semi nómada. 








Los Ksour servían como lugar de asamblea y comercio a estas tribus bereber en tiempos de paz, y eran muy útiles como plazas fuertes en tiempos de guerra. La gran cantidad de provisiones almacenadas y, en ocasiones, la existencia de pozos, los convertían en lugares óptimos para resistir sitios prolongados.








A pesar de todo, los Ksour perdieron su razón de ser cuando las tribus bereber se hicieron sedentarias. Muchos de estos conjuntos fueron destruidos; otros simplemente fueron abandonados; una pequeña parte de ellos se conservaron y han sido rehabilitados como graneros, viviendas o incluso como complejos turísticos.







Aún hoy en día se conservan numerosos Ksour en la región Sur de Túnez, en las proximidades de las ciudades de Medenine, Tataouine. Los mejor conservados y más significativos son el Ksar Haddada, Ksar Ouled Soltane y Ksar Ghilane.








Haddada es un pueblo ubicado en el distrito de Totaouine,  en el valle de Gattar, de cuya capital dista 20 kilómetros y a 5 kilómetros de Ghomrassen, el núcleo cercano más poblado, contando con una población que apenas supera los mil habitantes.
En el centro de la localidad, enfrente de la medina, se encuentra el Ksar Haddada, ejemplo único de este tipo de construcciones.







En él es posible ver todas las características que aúnan las mismas, con ghorfas de distinto tamaño, que se apilan en un conjunto que tiene de media dos alturas, aunque algunas superan este número.






Este ksar fue utilizado por las tribus haddada y homdoun, y por otros pueblos llegados probablemente desde Libia y Marruecos.







Y que una parte de la misma ha sido reconvertida en hotel, con servicio de bar y restaurante.











Este ksar saltó a la fama, y fue dado a conocer al mundo occidental, por ser el escenario elegido por el director George Lucas en 1997 para la recreación de la población Mos Espa del planeta galáctico de Tattoine, para la película “Star Wars, la amenaza fantasma”, primer capítulo de la "Guerra de las Galaxias", como bien informa el cartel ubicado en su entrada. El Ksar fue utilizado para recrear las dependencias de los esclavos en el film.










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“El vecino es más importante que la casa, y el compañero más que el camino”. Proverbio bereber.


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