Gijón, que
cuenta con la categoría de villa, es la ciudad más poblada del Principado de
Asturias, ubicada a orillas del mar Cantábrico, su extensión es de 182
kilómetros cuadrados y cuenta con una población de 273.422 habitantes –censo de
2016-.
Al igual que
otras ciudades, villas y pueblos asturianos, muchas calles, plazas y paseos se
han remozado en las últimas décadas, a la vez que se fueron ganando espacios
para el disfrute ciudadano.
Espacios y
lugares, que en ocasiones, se han enriquecido con esculturas de distintos tipos
y tamaños que adornan los mismos. Gijón es un buen ejemplo de ello, contando
con un alto número de esculturas, muchas de ellas con el denominador común del
acero y el hormigón como sus materiales utilizados, y que conforman por sí solas
un buen reclamo turístico.
La ciudad
también ha realizado una apuesta por la puesta en marcha de sendas verdes y
paseos, y es en algunos de ellos dónde se han ubicado parte del conjunto
artístico escultórico existente.
El cabo de San
Lorenzo es un pequeño saliente situado en el extremo septentrional de la
Providencia, perteneciente a la parroquia de Somió, en la parte este del
municipio, sobre él se asienta el parque que toma su nombre.
Durante las
últimas seis décadas del siglo veinte sus terrenos estuvieron ocupadas por
instalaciones militares, recuperándose como zona de esparcimiento para la
ciudad en 1997, con la adaptación de los terrenos como parque, desde el que
divisan magníficas panorámicas de todo el entorno, incluido la bahía de la
ciudad.
Son dos sus
accesos, el rodado a través de un ramal de la carretera GI-2 que sale del alto
de la Providencia y el peatonal a través de la senda del Cervigón que sale del
parque del Rinconín y concluye en él.
En su parte
superior, dónde se ubica el aparcamiento, en el lateral izquierdo del mirador
que tiene forma de proa de un barco, se encuentra la escultura “Paisaje
Germinador” realizada por el escultor asturiano Miguel Ángel Lombardía, y que
luce en el mismo desde su inauguración.
Con unas
dimensiones de casi tres metros de altura, se levanta sobre un pedestal
luciendo sobre la pradería de cara al mar Cantábrico. Representa a una figura
humana con formas distorsionadas, especialmente sus alargados miembros
inferiores, susceptible de las más
variadas interpretaciones.
MÁS INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA. Pinchar en enlaces.
Un paseo histórico por Gijón de la mano de la Cofradía del Oriciu.
Escultura Cantu los dies fuxios, de Adolfo Manzano, en Gijón.
Escultura Castillo de Salas, De Joaquín Rubio Camín, en Gijón.
Escultura Galileo Galilei, de Amadeo Gabino, en Gijón.
Escultura Madre del Inmigrante, de Ramón Muriedas, en Gijón.
Escultura de Octavio Augusto, de Francisco González Macias, en Gijón.
Escultura Paisaje Germinador, de Miguel Ángel Lombardía, en Gijón.
Escultura Sentimiento, de Manolo Linares, en Gijón.
Escultura Sin Título, de Herminio Álvarez, en Gijón.
Escultura Sombras de Luz, de Fernando Alba, en Gijón.
Escultura Solidaridad, de Pepe Noja, en Gijón.
Monumento a Evaristo San Miguel, en Gijón.
Escultura Cantu los dies fuxios, de Adolfo Manzano, en Gijón.
Escultura Castillo de Salas, De Joaquín Rubio Camín, en Gijón.
Escultura Galileo Galilei, de Amadeo Gabino, en Gijón.
Escultura Madre del Inmigrante, de Ramón Muriedas, en Gijón.
Escultura de Octavio Augusto, de Francisco González Macias, en Gijón.
Escultura Paisaje Germinador, de Miguel Ángel Lombardía, en Gijón.
Escultura Sentimiento, de Manolo Linares, en Gijón.
Escultura Sin Título, de Herminio Álvarez, en Gijón.
Escultura Sombras de Luz, de Fernando Alba, en Gijón.
Escultura Solidaridad, de Pepe Noja, en Gijón.
Monumento a Evaristo San Miguel, en Gijón.
“La debilidad de carácter es el único defecto que no
se puede enmendar”. François de la Rochefoucauld (1613-80) aristócrata,
político y escritor francés.
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