En la zona central del Principado de Asturias,
en el promontorio de la península de la Peñona, rodeada de mar, en el extremo occidental de la playa de Salinas, concejo de Castrillón, se eleva
en forma de atalaya este el singular “Museo de anclas Philippe Cousteau”.
Concebido en el año 1989 por la
Cofradía Buena Mesa de la Mar, con sede en la localidad y creada tres años
antes, en base a una idea original de Agustín Santarúa, Vigía Mayor por
entonces, que los cofrades hicieron propia con tal entusiasmo, que pudiera
afirmarse que ha servido de núcleo aglutinante y hasta de especial
identificación de la propia Cofradía, traspasando una primera finalidad
gastronómica con otras dedicaciones culturales.
Y nace, de acuerdo con sus estatutos, “para
rendir un homenaje continuado de amor a la mar y a sus gentes, así como a toda
la cultura que la misma representa”. La elección de su nombre se realizó al
ser la síntesis del origen vital y
universalidad con que el propio Philippe Cousteau se refería a la mar,
ofreciendo así un homenaje eterno a las gentes que dieron su vida por la mar.
En los años 1989 y 1990 se madura
la idea de su creación, su valoración, planificación y negociaciones con el
Ayuntamiento de Castrillón, que desembocaron en la firma de un protocolo,
creando la Comisión del Museo a través de la cual se formalizaron las
necesarias autorizaciones administrativas municipales y del Ministerio. En este mismo período se
consiguieron las colaboraciones del Instituto Europeo de Estudios Marítimos y de las primeras empresas privadas que aceptaron integrarse en la idea.
En 1991 el prestigioso arquitecto Luis Castillo presenta el anteproyecto para su creación, y se encarga la escultura de bronce con el busto del hijo del Comandante Cousteau al artista avilesino Vicente Santarúa.
En 1991 el prestigioso arquitecto Luis Castillo presenta el anteproyecto para su creación, y se encarga la escultura de bronce con el busto del hijo del Comandante Cousteau al artista avilesino Vicente Santarúa.
Las tramitaciones administrativas
y especialmente las dificultades para conseguir patrocinadores, marcaron en
ocasiones un ritmo lento al proceso operativo, pero en 1992, se entra en una
fase de mayor dinamismo. La Cofradía recibe el busto en bronce, el cual, es
valorado como la obra de más alta calificación artística y servirá de elemento
dinamizador y tangible para incorporar nuevas empresas e instituciones para la
consecución final del Museo.
En esta misma línea, se establecieron relaciones con la Fundación Cousteau y la Unesco con la activa intervención del por entonces
Director General de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza. El día 14 de abril de 1992, la Cofradía presentó en la sede oficial del citado organismo en París, toda una completa exposición sobre el Museo, destacando como pieza estelar el busto de Philippe Cousteau. Las autoridades de la UNESCO, la Presidenta de la
Junta General del Principado de Asturias, el Alcalde de
Castrillón y los más de 100 cofrades y acompañantes que asistieron al acto,
fueron testigos de la emoción del Comandante Cousteau y de la viuda
de Philippe Cousteau ante la escultura, apreciándola tanto en el tema
sentimental como en el creativo.
El año 1992 siguió siendo un año de intensa actividad. Obtenidas las últimas autorizaciones de la Demarcación de Costas, se entró en la fase de movimientos de tierras, excavaciones, cimentación y obra civil. Se concretaron nuevas colaboraciones empresariales para la fabricación de las velas en vidrio, marcos metálicos, anclajes, etc y los compromisos de los alcaldes de Avilés, Bilbao, Gijón, La Coruña, San Sebastián y Santander, para la donación de anclas.
En 1993 se van cerrando las previsiones del desarrollo y montaje de la obras, que dirige Armando Cubillas, cofrade de dedicación ejemplar, quien contó con la estrecha colaboración de otros cofrades.
El 30 de septiembre de 1993, SS.MM. el Rey Don Juan Carlos I, inaugura el Museo. Fecha histórica que nunca olvidarán los cofrades, la presencia real les daba su alto aprecio con la visita y era también, la culminación con éxito de tantos esfuerzos, que compensaron los reconocimientos recibidos por parte de autoridades e invitados.
El año 1992 siguió siendo un año de intensa actividad. Obtenidas las últimas autorizaciones de la Demarcación de Costas, se entró en la fase de movimientos de tierras, excavaciones, cimentación y obra civil. Se concretaron nuevas colaboraciones empresariales para la fabricación de las velas en vidrio, marcos metálicos, anclajes, etc y los compromisos de los alcaldes de Avilés, Bilbao, Gijón, La Coruña, San Sebastián y Santander, para la donación de anclas.
En 1993 se van cerrando las previsiones del desarrollo y montaje de la obras, que dirige Armando Cubillas, cofrade de dedicación ejemplar, quien contó con la estrecha colaboración de otros cofrades.
El 30 de septiembre de 1993, SS.MM. el Rey Don Juan Carlos I, inaugura el Museo. Fecha histórica que nunca olvidarán los cofrades, la presencia real les daba su alto aprecio con la visita y era también, la culminación con éxito de tantos esfuerzos, que compensaron los reconocimientos recibidos por parte de autoridades e invitados.
En el acto de inauguración, don Juan Carlos I saludó afectuosamente a la Mesa Mayor; al Alcalde de Castrillón; a los autores
del mural, del busto y del proyecto; a los Alcaldes de Avilés, San Sebastián,
Bilbao, Gijón y La Coruña; así como a la representación de la familia Cousteau, integrada por Mª Janine Cousteau, viuda de Philippe Cousteau, y sus hijos Philippe y Alejandra. A la
inauguración asistieron también el Presidente del Principado, Ministro de
Educación, Obras Públicas y Transporte, Presidente de la Junta del Principado
de Asturias, Delegado de Gobierno, autoridades militares, judiciales y
administrativas, representantes de las empresas y organismos colaboradores, y
como no, numeroso público.
El afecto de Don Juan Carlos se
puso de manifiesto en el almuerzo posterior al acto que tuvo lugar en las
dependencias de La Colonia, sede de la Cofradía. En el transcurso del mismo, se
dirigió a los cofrades felicitándoles y animándoles a seguir en las mismas
singladuras con palabras más allá del protocolo. El acto de inauguración fue
recogido ampliamente por todos los medios de comunicación.
En los años siguientes, entre 1994 y 1996, los esfuerzos están dedicados a la terminación de la segunda fase del Museo, constituida principalmente por el Templo de los Océanos.
En los años siguientes, entre 1994 y 1996, los esfuerzos están dedicados a la terminación de la segunda fase del Museo, constituida principalmente por el Templo de los Océanos.
La realización del Museo bien
pudiera calificarse de obra atípica, porque se ejecuta gracias a las
aportaciones directas de diferentes partidas de obra: excavaciones, movimientos
de tierra, hormigón, vidrio, acero, albañilería, saneamiento, conducción de aguas, redes eléctricas, transportes, grúas, montajes, pintura, topografía, planimetría, anclajes, mástiles, hidrosiembra, etc, proporcionadas por más de 40 empresas asturianas y por el Gobierno del Principado de Asturias.
En su momento, la valoración de las obras realizadas hasta el año 1997 se situó en torno a 250 millones de pesetas. Las contribuciones en metálico supusieron un porcentaje inferior al 10% del total invertido, correspondiendo principalmente a instituciones y a la propia Cofradía.
En su momento, la valoración de las obras realizadas hasta el año 1997 se situó en torno a 250 millones de pesetas. Las contribuciones en metálico supusieron un porcentaje inferior al 10% del total invertido, correspondiendo principalmente a instituciones y a la propia Cofradía.
Concebido como un conjunto monumental al aire
libre y sin ninguna limitación de acceso, acoge un total de 14 anclas
repartidas por todo el espacio, estando estructurado en seis zonas diferentes:
1.- GRAN
MURAL.
Un mural cerámico de grandes
dimensiones, pero respetando el entorno, sirve de iniciación al Museo, y
presenta como se traspone una ola a tierra, a la vez que sirve de contención al terreno que lo soporta; junto a él, se halla una artística
vela metálica.
El mural se integra en la plaza
que sirve de acceso y lo que trata de mostrar es la transposición de una ola a
tierra. El material utilizado es refractario y en placas, habiendo sido
necesarias más de 3.000 de ellas para su configuración. El peso en crudo es de
unas 20 toneladas entre pastas y esmaltes, y los colores han sido aplicados
mediante aerografía. El diseño es obra de Ramón Rodríguez, y su ejecución
corrió a cargo de la Escuela Municipal de Cerámica de Avilés.
Desde el año 2010, en su inicio
también luce una escultura denominada la “Ola de Jaime”, que contiene en su
base una tabla de surf. Escultura dedicada al niño avilesino Jaime Alonso Abruña, fallecido a los ocho años a causa de una leucemia, cuyos padres impulsaron una Fundación con su nombre con el único fin de "humanizar el cuidado y el entorno de los niños gravemente enfermos".
Escultura que es también un homenaje a los muchos practicantes de este deporte en Salinas, dónde se sitúa en 1963 el primer documento gráfico que registra al posiblemente primer surfista español -Félix Cueto Serrano- de pie en una ola.
Escultura que es también un homenaje a los muchos practicantes de este deporte en Salinas, dónde se sitúa en 1963 el primer documento gráfico que registra al posiblemente primer surfista español -Félix Cueto Serrano- de pie en una ola.
2.- PASEO HASTA
EL HONDERO BALEAR Y EL LIBRO DE JOSÉ.
En un pequeño paseo de unos 50 metros , se hallan
enclavadas diversas anclas donadas al Museo desde diferentes ayuntamientos
españoles y extranjeros, en concreto el de Ciudad de Turbo, Nuestra Señora de
Atocha, San Gabriel y el Velasco.
Cabe destacar la contribución del
consistorio de San Agustín de la Florida, ciudad norteamericana fundada por
Pedro Menéndez de Avilés con el ancla procedente de "Nuestra Señora de
Atocha", galeón español que salió de Cuba en 1.622 y se hundió en aguas
del estrecho de Florida, en éste, su primer viaje. Fue recuperado tres siglos
más tarde por el descubridor de tesoros Mel Fisher.
3.-
HONDERO BALEAR Y EL LIBRO DE JOSÉ.
En una pequeña explanada se ubicaron la estatua del Hondero Balear y el Libro de José.
Los Honderos –Forners- Baleares,
eran antiguos guerreros de las Islas Baleares diestros en el manejo de la
honda, la cual, utilizaban para defenderse de las invasiones de los piratas ya
hace más de 2.000 años.
El Forner es una gran escultura en bronce de 2 metros de alto, obra
maestra del gran artista mallorquín LLorenc Roselló (1868-1901), considerado
por algunos el sucesor de Rodín y quien por esta obra, recibió en la Exposición
Universal de París de 1900 la Medalla de Plata. Obra donada por el Gobierno de
las Baleares al Museo.
El Libro de José era un libro-banco,
que servía para sentarse. El libro, de costumbres marineras, narra la historia
de un pequeño pueblo ficticio asturiano llamado "Rodillero". Unos
autores lo orientan hacia Candás y otros hacia Cudillero. Escrito por Armando Palacio
Valdés, escritor asturiano de gran renombre y prestigio, quien vivió durante su
niñez en una gran casa que hay frente al actual cine Marta y María de Avilés.
Movido en diferentes momentos por la fuerza del mar, finalmente este se lo arrebato al Museo unos de los días en los que el Cantábrico más estaba enbravecido.
Movido en diferentes momentos por la fuerza del mar, finalmente este se lo arrebato al Museo unos de los días en los que el Cantábrico más estaba enbravecido.
4.- EL
MIRADOR Y LA PEÑA LISA.
El puente de La Gaviota, que
conduce a un espléndido mirador de forma cuenco esférico, coronando un
acantilado. Está situado en el punto más saliente de La Peñona y en parte en
voladizo sobre el mar.
Desde el Mirador, se puede
contemplar una vista impresionante del núcleo de Salinas, de San Juan de Nieva
y hacia el occidente, de la costa castrillonense.
Descendiendo por el Puente de La
Gaviota y enfrentado sobre una roca batida por el mar que recibe el nombre de la
peña Lisa, se alza el gran busto en bronce de Philippe Cousteau, símbolo de una vida dedicada a la mar y cuyos valores humanos y científicos marcaron el rumbo de muchas generaciones.
La escultura es de un artista
avilesino altamente reconocido, Vicente Santarúa Menéndez. La sobriedad formal, la nobleza de
sus trazos, el gesto profundo, hacen del busto una obra maestra y considerada
la pieza estelar del Museo.
El busto mide tres metros de
altura y pesa 1.000
kilogramos . Fue transportado con ayuda de unas enormes
grúas y helicópteros, aunque en un primer momento se intentó su instalación por
mar.
5.-
CUBIERTA DE VELAS Y ANCLAS.
La cubierta es una plataforma de 90 metros de largo, 6 metros de ancho y 2 metros de alto, donde se
elevan 6 velas de 18 metros construidos en un principio en vidrio, pero que
actualmente son en chapa de acero por culpa del vandalismo.
De las velas surgen las cadenas
de las anclas que reposan sobre la cubierta o estrado. El autor del proyecto,
el arquitecto Luis Castillo Arenal, premio Europa Nostra de arquitectura, ha
escogido la vela como símbolo del impulso eterno y el ancla como el amor a la
tierra, la serenidad y la permanencia.
Seis ciudades y villas marítimas
de España: Avilés, Bilbao, Gijón, La Coruña, San Sebastián y Santander, dan
testimonio de homenaje a la mar y a sus gentes a través de las anclas
rescatadas de buques que fueron emblemáticos en sus puertos.
Las anclas, han sido donadas por los respectivos alcaldes en nombre de sus ciudades, son las que en su momento pertenecieron a los buques Aegean Sea -Mar Egeo-, Alfonso XIII, Cabo de Palos, Castillo de Salas, Consulado de Bilbao y San Emeterio.
6.- EL TEMPLO DE LOS OCÉANOS.
En el centro de la curva que
dibuja la cubierta de velas y anclas, se erige sobre la tierra una "rosa
de los vientos", círculo que tiene enmarcados a su alrededor 32 rumbos en
los que se divide el círculo del horizonte, y donde está el recipiente o concha
en el cual, se vierten las aguas de los distintos océanos, formando con las
gradas que se prolongan a lo largo de la cubierta de velas y anclas un espacio
apropiado para la ceremonia de unión de los océanos del mundo, portadas desde
distintos puntos en vasijas que hoy reposan en la Colonia, sede de la Cofradía
de la Buena Mesa de la Mar.
Un mirador en forma de cuenco
esférico situado en el punto más saliente de La Peñona y en parte en voladizo
sobre el mar, completa el espacio para el ceremonial.
Esta forma parte del conjunto del
Templo de los Océanos, el cual, se construyó en los años 1.994-1.996, es decir,
después de la inauguración del Museo por parte de SS.MM. el Rey.
En el lado más occidental de la Peñona, se ubica la playa del Cuernu, límite del Museo.
En el lado más occidental de la Peñona, se ubica la playa del Cuernu, límite del Museo.
Los anclas son el icono del Museo. Áncoras que también lo es de lo marítimo en general, al depender de las mismas en muchas ocasiones la seguridad del barco y de la tripulación, estando por ello incluido en en los uniformes e insignias de todas las marinas mundiales, y en infinidad de instalaciones y utillaje de barcos.
El Museo guarda la memoria de venerables barcos que ocupan un lugar destacado en los anales de viejas guerras y aventuras transatlánticas. Espacio de nobleza, que conviven con recuerdos para la indignación popular por las tragedias causadas a la naturaleza y al sector pesquero, vividos en tierras asturianas y gallegas. En total son quince los expuestos, cuya relación por orden alfabético de los barcos a los que pertenecieron, y sus donantes, es:
** Ancla balear. Perteneciente a uno de los jabeques del corsario almirante balear Antonio Barceló, donado por el Gobierno de las Baleares.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla balear.
** Ancla del buque Aegean Sea (Mar Egeo), donado por el Ayuntamiento de La Coruña.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque Aegean Sea -Mar Egeo-.Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque Alfonso XIII.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque Castillo de Salas.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque Ciudad de Turbo.
** Ancla del buque Consulado de Bilbao, donado por el Ayuntamiento de Bilbao.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque Consulado de Bilbao.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque la Garza.
** Ancla del buque San Emeterio, donado por el Ayuntamiento de Santander.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque San Emeterio.
** Ancla del buque San Gabriel, donado por el Ayuntamiento de Vila Franca de Xira, en Portugal.
** Ancla del buque Velasco, donado por el Ayuntamiento de El Ferrol.
** Ancla del galeón Nuestra Señora de Atocha, donado por la ciudad de San Agustín de la Florida, Estados Unidos.
** Ancla de la fragata Asturias, cesión temporal que se renueva cada dos años de la Armada España, gracias a las gestiones de la Asociación Lepanto, de veteranos de la Armada, de Avilés
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla de la fragata Asturias.
** Ancla del moto velero Paca Gómez, donado por el conceyo de O Cervo, Lugo.
** Ancla del primer yate Fortuna, cesión también temporal renovable del Patrimonio Nacional, mediante gestiones realizadas por la Casa Real Española.
** Ancla del vapor Cabo de Palos, donado por el Ayuntamiento de Avilés.
Completando la colección el ancla Griega, donada por la ex ministra del Gobierno de España Loyola de Palacio, que se custodió durante años en la sala de juntas de la Colonia, el edificio social de la Cofradía, y que desde febrero de 2018, forma parte de la exposición permanente del "Valey centro cultural", sito en Piedras Blancas, la capital del concejo de Castrillón.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla griega.
Así como otros cuatro áncoras, procedentes de diferentes donaciones, que se encuentran dispersas en las amplias instalaciones boscosas de la Colonia, en Salinas, en espera de su ubicación en el Museo.
Información obtenida del archivo de la Cofradía de la Buena Mesa de la Mar.
Al igual que las fotos de las plumillas de las anclas, realizadas por el artista castrillonense Antonio González Hevia.VÍDEO DEL MUSEO.
Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=BKaBr3Zh9V4
MÁS INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA. PINCHAR EN ENLACES.
Cofradía de la Buena Mesa de la Mar. Historia.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla griega.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque Aegean Sea -Mar Egeo-.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque Alfonso XIII.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque Castillo de Salas.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque Aegean Sea -Mar Egeo-.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque Alfonso XIII.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque Castillo de Salas.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque San Emeterio.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque San Gabriel.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque San Gabriel.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla de la fragata Asturias.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla de la moto velero Paca Gómez.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del primer yate Fortuna.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla de la moto velero Paca Gómez.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del primer yate Fortuna.
"Se alcanza el éxito convirtiendo cada paso en una meta, y cada meta en un paso". Carlos Cortéz (1923-2005) poeta, artista y político estadounidense.
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