sábado, 27 de octubre de 2018

Museo de Anclas Philippe Cousteau. Ancla del vapor Cabo de Palas.

Ubicado en Salinas, Principado de Asturias, creado y gestionado por la Cofradía Buena Mesa de la Mar. El ancla perteneció al vapor "Cabo de Palos", donado por el Ayuntamiento de Avilés en 1989.

En el centro occidental del Principado de Asturias, en el promontorio de la península de la Peñona, rodeada de mar, en el extremo occidental de la playa de Salinas, concejo de Castrillón, se eleva en forma de atalaya este el singular “Museo de anclas Philippe Cousteau”.
Museo de Anchas Philippe Costeau. Descripción, fotos y vídeo.

Fue concebido en el año 1989 por la Cofradía Buena Mesa de la Mar, con sede en la localidad y creada tres años antes, en base a una idea original de Agustín Santarú, Vigia Mayor por entonces. Y nace, de acuerdo con sus estatutos,  para rendir un homenaje continuado de amor a la mar y a sus gentes, así como a toda la cultura que la misma representa”. La elección de su nombre se realizo al ser  la síntesis del origen vital y universalidad con que el propio Philippe Cousteau se refería a la mar, ofreciendo así un homenaje eterno a las gentes que dieron su vida por la mar.




Tras varios años de maduración de la idea y de realización de gestiones, el arquitecto Luis Castillo elabora el proyecto en 1991, y el artista Vicente Santarúa la escultura  busto del hijo del Comandante Cousteau, siendo su realización posible gracias a las múltiples colaboraciones y donaciones de cofrades, empresarios y diferentes entidades y administraciones.
Realizando su inauguración S.M. el Rey Juan Carlos I, el 30 de septiembre de 1993, con la asistencia de las máximas autoridades civiles y militares, así como representantes del Gobierno de España y otros invitados.
Concebido como un conjunto monumental al aire libre y sin ninguna limitación de acceso, acoge un total de 15 anclas repartidas por todo el espacio, estando estructurado en cuatro áreas diferentes:
1.- Gran Mural. Ubicado en su acceso, sirve de iniciación al mismo.
2.- Cubierta de velas y anclas. Plataforma de acero creada por el arquitecto Luis Castillo Arenal, compuesta por seis velas de las que surgen las cadenas de las anclas que reposan en su cubierta.
3.- Templo de los océanos. Mirador esférico voladizo sobre el mar, precedido de una “rosa de los vientos”, que tiene enmarcados los 32 rumbos en los que se divide el círculo del horizonte.
4.- Busto de bronce de Philippe Cousteau. Sobre la peña Lisa, se alza el busto realizado en bronce de 3 metros de altura y 1000 kilos de peso.





ANCLA DEL BUQUE CABO DE PALOS (1885-1911).

Ancla que perteneció al galeón "Cabo de Palos", hundido a la entrada de la Ría de Avilés el 31 de julio de 1911, donado por el Ayuntamiento de Avilés en 1989.




El puerto de Avilés, municipio limítrofe con Castrillón, vivió en los primeros años del siglo XX el espejismo de convertirse en el principal del Principado de Asturias. El gijonés del Musel estaba aún en construcción y los viejos muelles de la villa de Jovellanos no podían absorber los tráficos de carbón de las cuencas mineras que, justamente, se iniciaban en aquellos momentos. Avilés se impuso a otras opciones como San Esteban de Pravia, y durante unos pocos años disfrutó de una primacía que se rompería en el año 1.911, poco tiempo después de la puesta en marcha de los atracaderos de la ensenada del Musel.







Este año, concretamente el 31 de julio, el vapor "Cabo de Palos", se hundiría en plena bocana de la ría, a la altura de El Arañón, poniendo de manifiesto las limitaciones de un puerto en el que sólo unos años antes, en el año 1.900, finalizaban las obras de canalización de la ría y la construcción de la dársena de San Juan de Nieva. El buque acabó partiéndose y hundiéndose, cercenando durante décadas, hasta los años sesenta, las posibilidades del puerto y de una ciudad que alguna vez soñó con ser la principal salida de Asturias al mar.
El Cabo de Palos era un vapor de tamaño modesto, botado en 1.885 y perteneciente a una compañía vasca. Se dedicaba preferentemente al tráfico de cabotaje, aunque también realizaba viajes de mayor duración. A Avilés llegaba cada quince días, por lo que era un puerto perfectamente conocido por la tripulación. Cuando llegó a costas asturianas a finales de julio de 1.911, procedía del puerto de Bilbao.
El accidente se produjo cuando salía del puerto. Por razones desconocidas rozó contra los bajos de El Arañón, la gran pesadilla de la ría avilesina, puesto que en ellos sufrieron desperfectos o se hundieron hasta treinta barcos.
El Cabo de Palos todavía alcanzó la Piedra Perdida, ya fuera de la bocana, pero ante la gravedad de la vía de agua, se decidió que regresara a puerto. No lo logró y el barco quedó semisumergido en mitad de la bocana, quedando los muelles avilesinos  colapsados durante tres semanas. Noticia que fue festejada en la cercana San Esteban de Pravia, ya que el accidente significaba que el carbón volvería a salir por su puerto.
No fue hasta agosto de 1.961,  durante los primeros trabajos para dotar a la bocana del puerto de más calado, cuando mediante voladuras se echó a pique al barco que quedó partido y sumergido a unos siete metros y medio de profundidad. José María Peláez Prieto, conocido como Peltó, fue el encargado de recuperar parte de la carga variada que el vapor llevaba en sus bodegas, entre la que se contaban desde paraguas hasta clavos de latón para la fabricación de zapatos con destino a un puerto británico
El ancla del barco estuvo muchos años en el puerto de Candás, donde hoy se levanta "La Marinera" de Antonio Rodríguez, y presenció los juramentos de los caballeros del Alba, para ser después el primer áncora que recaló en el incipiente Museo Philippe Cousteau, a finales de los años ochenta.


“El instinto dicta el deber y la inteligencia da pretextos para eludirlo”.Marcel Proust (1871-1922) novelista y crítico francés.

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