lunes, 10 de abril de 2023

Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, la joya de Castelo Rodrigo.

Construida en el siglo XIII para dar asilo a los peregrinos del Camino de Santiago es una magnifica muestra del arte sacro medieval portugués.

Castelo Rodrigo es una aldea perteneciente al municipio de Figueira de Castelo Rodrigo, al distrito de Guarda y a la región Centro de Portugal, situado a 900 metros de altitud y a 40 kilómetros de la frontera española. En el que han dejado huella de su paso por sus tierras los romanos, árabes, judíos,  musulmanes y cristianos. Estando marcado por su situación estratégica fronteriza y las guerras entre españoles y portugueses, habiendo pertenecido a ambos reinos. En poder de los portugueses definitivamente en 1297 con la firma del Tratado de Alcañices por las coronas de España y Portugal.

Castelo Rodrigo, el auténtico pueblo portugués.




Constituye un verdadero espacio monumental, que conserva importantes referencias medievales de alto valor patrimonial histórico, incluido desde 1994 en la “Red de aldeas históricas”, junto a  las de: Almeida, Belmonte, Castelo Mendo, Castelo Novo, Idanha-a-Velha, Linhares da Beira, Marialva, Monsanto, Piódao, Sortelha y Trancoso.





Del paso por la localidad del Camino de Santiago portugués da fe su iglesia matriz, bajo la advocación de Nuestra Señora de Rocamador, su elemento patrimonial más valioso, declarada de “interés público” por la República portuguesa en 1961.




La construcción data del siglo XIII, fundada por la congregación de frailes de la Virgen, establecida en Portugal en 1192 para dar asilo a los peregrinos que hacían el Camino, entre los que cuentan se encontró San Francisco de Asís en su peregrinación hacia la tumba del apóstol.




                   

Que mantiene su tipología primitiva, de transición entre el románico y el gótico, con posteriores modificaciones en los siglos XVI y XVII que alteraron su estructura. Siendo restaurada en la década de los años noventa del siglo pasado, con la entrada del pueblo en la Red de aldeas.


 


De estilo románico son sus contrafuertes y decoración en su cara norte. Su fachada irregular cuenta con una modesta puerta y una ventana enrejada, al que esta adosada  a la derecha una pequeña torre campanario cuadrada del siglo dieciocho, de cuatro arcos y dos campanas, con cobertura decorada con pináculos piramidales.








De planta doble construida en granito, en su interior, el suelo está totalmente cubierto por lascas de granito que cubren sepulturas, al igual que en el exterior a la entrada del templo. Siendo su techo de madera soportado por arcos ojivales.





Cuenta con diferentes e interesantes altares. Como son el dedicado a Nuestra Señora del Rosario, con su talla en el centro, con maderas de santos pintados en sus laterales y decorado con columnas salomónicas con motivos vegetales.




El que forma el conjunto dedicado al Calvario, con la imagen de un Cristo del siglo XII de la escuela castellano.





O el dedicado a Nuestra Señora de la Concepción, todos ellos el lateral derecho.






En el izquierdo sobresale la capilla aboveda con arcos de ojiva, revestidos de pinturas murales. En ella su altar está dedicado a San Juan Bautista, con un retablo joanino, con columnas torsas decoradas con ramos vegetales. En su base lucen, a derecha e izquierda, con tallas antiguas de madera bastante deterioradas.






Encuadrado en un espacio a la medida luce un Cristo de rodillas cargando con la Cruz. Y en otro espacio un Cristo yacente en una urna procesional.





Al altar mayor se accede a través de un arco triunfal de vuelta perfecta, asentado en impostas. Su techo barroco, del siglo XVII, está revestido por 25 huecos de madera de castaño, pintados con iconografía religiosa.





Y en su parte derecha, en el lado del Evangelio, está escenificado en pintura la “última cena”.




El retablo, también del siglo XVII, está presidido por la talla de madera dorada policromada de estilo rococó de la Virgen de Rocamadour. Con las tallas de San Antonio y San Juan Bautista a derecha e izquierda.






Virgen negra, habitualmente representada con los ojos cerrados y sedente a modo de trono del Niño Jesús, que aquí esta lo está de pie. Advocación relacionada con el Camino de Santiago. Con capillas en Francia en Lot y en la capilla de Camaret-sur-Mer; en España en Encinasola (Huelva), Estrella (Navarra), Sevilla y Valencia de Alcántara (Cáceres), y en Portugal en San Miguel de Soza (Aveiro).




De la relación de la capilla con el Camino, da muestras la figura del siglo XVII en madera del Santiago Matamoros a caballo vestido con traje de la época. 





Y el púlpito renacentista de granito con motivos floreados y una viera, el símbolo de los peregrinos.

 






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“Peregrinar no es solo andar y andar por tierras desconocidas hacia un santuario, es hacerte mejor cada día que andas. El Camino no es una carrera. Por eso: "no corras, Camina" Anónimo.

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