domingo, 18 de junio de 2017

Castelo Novo, aldea histórica de Portugal.

Situada en los acantilados de la serra da Gardunha, es una de las doce aldeas integradas en la “Red de aldeas históricas de Portugal”.

En el año 19991, el gobierno de Portugal, puso en marcha el programa denominado “Red de aldeas históricas”, con el objetivo de dar al interior de la región centro una estrategia de desarrollo y valorización centrada en los valores de la historia, la cultura y el patrimonio, así como combatir los efectos del paso del tiempo y la desertización.
Aldeas unidas por ubicaciones estratégicas junto a la frontera española, fruto de la preocupación de varios reyes preocupados por la defensa del territorio, que se encargaron de poblar y fortificar la región, edificando castillos y murallas, otorgando cartas forales y ofreciendo privilegios a quien allí se estableciese.
La Red la constituyen doce aldeas: Almeida, Belmonte, Castelo Mendo, Castelo Novo, Castelo Rodrigo, Idanha-a-Velha, Linhares da Beira, Marialva, Monsanto, Piódao, Sortelha y Trancoso.



Situada en una colina, en el soberbio anfiteatro que forma la sierra de Gardunha, se encuentra Castelo Novo, perteneciente al concejo de Fundao, ubicado a 650 metros de altitud, con una extensión de 40,91 kilómetros y apenas 500 habitantes, una de las aldeas más pequeñas de la Red.








Estrechamente vinculada a los orígenes de la nacionalidad portuguesa, formando parte de los extensos territorios en la región de Beira, donados por los monarcas portugueses primero a la Orden de los Caballeros Templarios, y después a la Orden de Cristo, para promover y asegurar las posiciones en los dominios conquistados a los musulmanes en el siglo XIII.
En 1208, durante el reinado de Sancho I, Pedro Guterres donó la tierra en testamento a los Caballeros Templarios, y se cree que en esa época el castillo ya estaría en fase de construcción. Décadas más tarde D. Dinis ordenó renovar su estructura, y esa campaña de obras le dio a la fortaleza las características góticas que aún hoy presenta.










Como sede del concejo, la villa recibió durante el reinado de D. Manuel I importantes aportaciones, como las construcciones de la casa de Cámara y el pelourinho, así como beneficiándose de un nuevo foro, concedido en 1510, quedando exento el castillo de cualquier tipo de beneficio.
A semejanza de muchas otras poblaciones fronterizas, Castelo Novo creció a la sombra y alrededor de sus murallas, con callejuelas estrechas, que serpentean por la ladera hasta llegar a la torre del homenaje.






Su estructura urbanística ofrece un armonioso trazado concéntrico, de aspecto laberíntico, con calles irregulares, de formas variables y trazados sinuosos según las curvas de nivel.
Sus construcciones populares son tradicionales, de granito sin revestimiento, habitualmente de dos plantas con pequeños balcones de madera, algunas con la planta baja dedicada a negocios y la superior a vivienda, con acceso por el exterior mediante escaleras, en línea con las características de los trazados medievales.








Complementando su espacio urbanístico edificios de uso público, religiosos y casas solariegas, que se distinguen por su concepto arquitectónico, decoración y materiales utilizados.







En el centro, se encuentra la plaza de la Cámara, dónde confluyen la calzada de los Templarios y la calle de la Gardunha, epicentro de la antigua villa y espacio de referencia de sus habitantes, ubicada debajo del castillo.
Allí destaca la actual Casa da Cámara, es una construcción de traza románica, posiblemente edificado en el siglo XIII, aunque existen muchas dudas sobre la fecha de su fundación inicial. Con el rey don Manuel I, en el siglo XVI, sufrió importantes remodelaciones, incluyendo en su fachada las armas reales, la cruz de Cristo y la esfera armilar, símbolos de este monarca.
De planta longitudinal de dos pisos, con tres arcada bajo la terraza del piso noble, su planta baja funciono como cárcel, mientras que la superior fue utilizada como casa da Cámara (Ayuntamiento). En 1835, con la desaparición de Castelo Novo, como municipio, el edificio albergó una escuela.






Integrado en la fachada se encuentra el chafariz (fuente) de don João V, monumental e imponente, construido por orden del rey magnánimo en el siglo XVIII. De estilo barroco, construido en granito, presenta planta trapezoidal, con tres caños y dos tanques, destacando en su decoración sus pilastras y las armas joaninas.







El otro chafariz destacado con el cuenta la localidad es el de Bico, también edificado en estilo barroco.






En el centro de la plaza, el pelourinho, la picota manuelina, representaba uno de los poderes asignados al pueblo, la aplicación de la justicia. En él eran aplicados los castigos corporales dictaminados por el juez para los infractores de las leyes, reservándose la horca, ubicada fuera de las murallas, para las ejecuciones de las penas de muerte.






Durante la Edad Media, los pelourinhos tenían una estructura más simple, sufriendo importantes modificaciones en el siglo XVI durante el gobierno de don Manuel I, el monarca responsable de la modificación de los foros. Les doto de mayor simbolismo, mandó construirlos en las plazas de los concejos con especiales trabajos artísticos.






El de Castelo Novo data de ese período, respondiendo a las características de los pelourinhos manuelinos, de planta piramidal, con decoración inspirada en motivos vegetales y formas geométricas. Está coronado con la decoración heráldica de los símbolos de don Manuel I, como en todos los edificios construidos o remodelados durante su mandato.






En la parte superior de la plaza se levanta el conjunto fortificado del castillo, ubicándose en su parte este, la iglesia Matriz, dedicada a la Virgen de Gracia, cuyos muros blancos contrastan con las formas barrocas de sus ventanas y sus portales de granito.








El castillo está intrínsicamente ligado a la carta foral otorgada por el rey don Sancho I   al alcalde Pedro Guterres, la cuál permitió la desvinculación de Covilha y crearse como nuevo concejo. El objetivo de la corona era fomentar el doblamiento y la defensa del territorio fronterizo y como elemento controlador de las vías de comunicación de la zona, en colaboración con los castillos cercanos de Idanha-a-Novo, Monsanto y Penamacor.








En 1205 Pedro Guterres y su esposa Ausenda Soares, donaron la tercera parte de sus propiedades en el concejo a los Caballeros de la Orden del Temple, y el castillo y fortaleza pasó a depender de la Orden.
Durante el reinado de don Denis, se realizaron importantes obras de reforma y de fortificación. Especialmente en la puerta oeste y en las estructuras asociadas destinadas a la mejora de los elementos defensivos, introduciendo algunas novedades militares, como matachanes, y arquitectónicas, como arcos de ojiva y torres almenadas en los laterales.
Don Denis que dio protección a los perseguidos caballeros templarios, instituyó en su reino la orden de Cristo, que recibió casi en su totalidad los bienes de la extinguida Orden, incluido el castillo de Castelo Novo en 1319.







De su estudio arqueológico se ha concluido que la fortaleza fue atacada durante el reinado de D. Fernando, entre los años 1381 y 1382, coincidiendo con el ataque de D. Juan I de Castilla a los establecimientos fronterizos, quedando destruido parte del equipamiento defensivo.
A partir de ese momento, el castillo sufrió un abandono que coincidió con hambrunas y epidemias de peste, que denostaron popularmente a la localidad. Abandono que concluyo en el reinado de D. Joao I, en un contexto histórico en el que el castillo volvió a tener una importancia estratégica en la protección de la localidad y de una de las vías de entrada al Reino, realizándose la rehabilitación de las murallas y la construcción de la torre del reloj, que luce aún altiva detrás del antiguo edificio consistorial.







Las excavaciones arqueológicas y los restos encontrados, permiten afirmar que la estructura defensiva estuvo habitada de forma continuada durante los siglos XV y XVI.
La parte de la muralla que comprende desde la actual entrada al conjunto y la torre del reloj data de la construcción del castillo, en la primera década del siglo XIII, cuyos elementos son muy diferentes a los de su parte oeste, cuyas obras se realizaron en el siglo XVI. La parte sur de la muralla existente, fue construida en el siglo XV, sobre los restos de los destruidos durante las guerras fernandinas.







Por su parte, la torre del reloj, de planta cuadrangular, fue edificada en la segunda mitad del siglo XV, separando la muralla en dos partes, la este y la sur. Cuenta con dos accesos, uno desde el interior del conjunto amurallado y otro exterior, y su objetivo era  torre de vigía, desde la que se observaba los castillos de Idanha-a-Velha, Monsanto y Peñacor, así como una protección mejor para el complejo.







Entre las casas solariegas con las que cuenta la aldea, se encuentran las de Cerca,  Correia Sampaio, Falcao, Gamboa y Luis Correia, edificadas entre los siglos XVI y XIX.






La iglesia de la Misericordia y la capilla de San Antonio, construidas en los siglos XVII y XVIII, respectivamente, conforman junto con la Matriz, el conjunto religioso de la aldea.









INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA. Pinchar en enlaces.





“Nunca en mi vida me he subido al tren para realizar un viaje, sin sentir que mi espíritu se animaba”. George Orison Welles (1915-85), actor, director, guionista y productor de cine estadounidense.

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