martes, 8 de septiembre de 2020

La Escalerona, en la playa San Lorenzo, de Gijón.

Sita en el primer tramo de la playa, es uno de sus accesos, señalizada con el número 4, fue construida en el año 1933.

Gijón es el municipio del Principado de Asturias con mayor censo poblacional, 271780 habitantes en 2019, cuenta con una extensión de 181,70 kilómetros cuadrados, está vertebrada en 22 parroquias y tiene la consideración de villa, siendo considerada “la capital de la costa verde".

La bahía y playa de San Lorenzo, que abarca desde la iglesia de San Pedro, al este, hasta el Mayán de Tierra, tras doblar la desembocadura del río Piles, al oeste, que tiene una longitud de 2.250 metros, es una de sus referencias e ícono turístico.




En torno a ella discurre el paseo marítimo conocido como el “Muro”, que fue remodelado y ampliado en el año 1933, por acuerdo de la corporación gijonesa bajo la presidencia del alcalde Gil Fernández Barcia, lo que trajo consigo la construcción de un nuevo acceso a la playa, siendo el encargado de su diseño el arquitecto municipal, el ovetense José Avelino Díaz y Fernández- Omaña.




El acceso realizado fue a través de la denominada “Escalerona”, aunque inicialmente se quiso denominar “Escalera Monumental de acceso a la playa”,  que recibe el nombre por su monumentalidad con respeto a las demás, y que fue inaugurada el 15 de julio de 1933, bajo el régimen de la II República.




Ubicada al final de los conocidos como jardines del Náutico y al inicio de la calle Capua, está numerada a fecha 2020 con el número 4 de las 25 numeradas desde la iglesia de San Pedro hasta el parque del Rinconín.



La más antigua de todas ellas es la número 5, construida en 1907, y la más nueva es la O, llamada la Cantábrica, abierta en la trasera de la iglesia San Pedro en 2008.




El diseño de la Escalerona fue realizado en base a principios racionalistas, y fue una construcción moderna realizada en hormigón armado visto con diferentes acabados, la primera con este material en la ciudad. Conceptuada doble, se abre a ambos lados con tres cuerpos escalonados que se curvan en la parte inferior, en contacto con la arena, donde reciben el batir del oleaje.




El cuerpo inferior hace de basamento, y en parte está cubierto por la arena. El intermedio se interrumpe en su eje central por el tambor cilíndrico que hace de mirador superior. Y el tercero discurre adosado al muro del paseo del muro.



En el segundo tramo, en el centro del tambor, se sitúa el pilar con tres tramos concéntricos, con remate curvo en vidrio pavés. En él se ubican la iluminación nocturna;  la dotación técnica informativa: termómetro, medidor de mareas y barómetro; tres relojes; la bandera de la ciudad y la que señala el estado del mar, y más recientemente la Webcam municipal que permite visualizar el paseo, la playa y el mar.




A lo largo de su historia sufrió diferentes modificaciones, siendo necesarias varias reformas, que en ocasiones no respetaron ni su diseño ni los materiales que la componen. Finalmente en el año 2000, después de varias polémicas por las obras que se querían realizar, se hace una reconstrucción que bajo las directrices del arquitecto Miguel Díaz y Negrete, hijo de su diseñador, permitió que su imagen se asemeje a la de su diseño inicial.

 


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“Cuida de los pequeños gastos; un pequeño agujero hunde un barco”. Benjamín Franklin (1706-90) político, polímota, científico e investigador estadounidense.

 

 

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