jueves, 25 de octubre de 2018

Museo de Anclas Philippe Cousteau. Ancla del buque Consulado de Bilbao.

Ubicado en Salinas, Principado de Asturias, creado y gestionado por la Cofradía Buena Mesa de la Mar. El ancla perteneció al buque Consulado de Bilbao, donado por el Ayuntamiento de Bilbao en 1990.


En el centro occidental del Principado de Asturias, en el promontorio de la península de la Peñona, rodeada de mar, en el extremo occidental de la playa de Salinas, concejo de Castrillón, se eleva en forma de atalaya este el singular “Museo de anclas Philippe Cousteau”.
Museo de Anchas Philippe Costeau. Descripción, fotos y vídeo.

Fue concebido en el año 1989 por la Cofradía Buena Mesa de la Mar, con sede en la localidad y creada tres años antes, en base a una idea original de Agustín Santarú, Vigia Mayor por entonces. Y nace, de acuerdo con sus estatutos,  para rendir un homenaje continuado de amor a la mar y a sus gentes, así como a toda la cultura que la misma representa”. La elección de su nombre se realizo al ser  la síntesis del origen vital y universalidad con que el propio Philippe Cousteau se refería a la mar, ofreciendo así un homenaje eterno a las gentes que dieron su vida por la mar.






Tras varios años de maduración de la idea y de realización de gestiones, el arquitecto Luis Castillo elabora el proyecto en 1991, y el artista Vicente Santarúa la escultura  busto del hijo del Comandante Cousteau, siendo su realización posible gracias a las múltiples colaboraciones y donaciones de cofrades, empresarios y diferentes entidades y administraciones.
Realizando su inauguración S.M. el Rey Juan Carlos I, el 30 de septiembre de 1993, con la asistencia de las máximas autoridades civiles y militares, así como representantes del Gobierno de España y otros invitados.
Concebido como un conjunto monumental al aire libre y sin ninguna limitación de acceso, acoge un total de 15 anclas repartidas por todo el espacio, estando estructurado en cuatro áreas diferentes:
1.- Gran Mural. Ubicado en su acceso, sirve de iniciación al mismo.
2.- Cubierta de velas y anclas. Plataforma de acero creada por el arquitecto Luis Castillo Arenal, compuesta por seis velas de las que surgen las cadenas de las anclas que reposan en su cubierta.
3.- Templo de los océanos. Mirador esférico voladizo sobre el mar, precedido de una “rosa de los vientos”, que tiene enmarcados los 32 rumbos en los que se divide el círculo del horizonte.
4.- Busto de bronce de Philippe Cousteau. Sobre la peña Lisa, se alza el busto realizado en bronce de 3 metros de altura y 1000 kilos de peso.







ANCLA DEL BUQUE CONSULADO DE BILBAO (1929-83).

Perteneciente al buque previamente bautizado como Ciudad de Ceuta y General Sanjurjo, construido en 1929 y destrozado por la riada acaecida en Bilbao en 1983, donada por el Ayuntamiento de Bilbao en 1990.





En 1929, los astilleros de Unión Naval de Valencia, construyeron las motonaves de 1550 toneladas bautizadas como General Sajurjo y Primo de Rivera, por encargo de la compañía Trasmediterránea. Rebautizados en 1931, con el cambio de régimen, como  Ciudad de Ceuta y  Ciudad de Algeciras, respectivamente.
Al producirse en 1936 la sublevación militar en África, la compañía Trasmediterránea se puso al lado de los rebeldes y desempeñó un importante papel al brindar a Franco y sus generales una flota de cargueros esencial para el desarrollo de las operaciones contra el bando republicano.
El Ciudad de Ceuta se hallaba en Cádiz y viajó el día del alzamiento hacia Ceuta con el fin de participar en el transporte de tropas, poco antes de que la tropa republicana cortara el libre tráfico por el Estrecho.
El transporte del ejército a la Península en los primeros días de la guerra civil española, fue una de las claves de la derrota de la República, puesto que permitió el control de buena parte de Andalucía y la ofensiva de Extremadura que conectaría con la llamada Castilla La Vieja, el santuario y mayor soporte de las fuerzas republicanas.
El primero de aquellos transportes pasó pomposamente a la historia de la "Cruzada" como el "Convoy de la Victoria". Aunque el número de tropas que pasaron al otro lado fue mínimo, la propaganda nacional explotó el acontecimiento, que demostraba a las claras la voluntad de victoria de los sublevados, interviniendo en el convoy la motonave Ciudad de Ceuta.
En los primeros días la suerte de la rebelión pendía de un hilo. Cádiz y Algeciras estaban en manos de los sublevados, en Sevilla, Queipo de Llano y su II División de Infantería se habían hecho con el control de parte de la ciudad con tácticas de astucia y terror, incluido el ametrallamiento indiscriminado de barrios obreros, pero estaba incomunicado, haciéndose urgente el traslado del Ejército a África, tarea nada fácil.
En los días previos al 5 de agosto de 1.936, se concentró al grueso de las seis banderas de la Legión en Ceuta, de donde partiría el "Convoy de la Victoria". Se incluían, aparte del Ciudad de Ceuta y el Ciudad de Algeciras, el carguero Arango, el remolcador Benot, el viejo cañonero Dato, el minúsculo torpedero número 19 y el patrullero Uad-Kert. Frente a ellos, un acorazado, dos cruceros, ocho o diez destructores modernos y media docena de submarinos.
Convoy que alcanzó su objetivo por la descoordinación y dispersión de objetivos de una flota republicana a la que se ha tachado injustamente de indisciplinada, así como por la inusitada concentración aérea que, con la inestimable ayuda italiana, preparó el paso del convoy. Sólo hizo frente al convoy el destructor Alcalá Galiano, con el que se cruzaron algunos cañonazos y que no pudo impedir finalmente el paso de la expedición, observada por el propio General Franco desde el monte Hacho, donde más tarde se levantaría un monumento. El resto de la guerra la consumió el Ciudad de Ceuta como parte de la flota del Estrecho.







En 1.974, el barco sería adquirido por la Asociación Vizcaína de Capitanes de la Marina Mercante y bautizado como Consulado de Bilbao, para su remodelación como sede de la entidad. El barco permaneció anclado en los muelles de Uribiatarte, en la ría del Nervión, frente al Ayuntamiento de Bilbao y muy cerca del puerto medieval de la capital vizcaína. Durante casi una década, el viejo carguero formó parte del paisaje de Bilbao, siendo el primero que ondeó la ikurriña en la ría bilbaína.
Su final fue trágico, los días 26 y 27 de agosto de 1.983 se desencadenó sobre las costas vizcaínas una gota fría que ocasionó fuertes lluvias torrenciales y la gran riada que asoló Bilbao. Fue tal el crecimiento de las aguas que el barco flotó por encima del nivel del muelle y terminó en la misma plaza del ayuntamiento, hundiéndose posteriormente por los daños sufridos, siendo su ancla rescatada y donada al Museo.






“Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa”. Alfred Adler (1870-1937) médico y psicoterapeuta austriaco.

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