dendecaguelu: Islote de la Ladrona y su leyenda, en Santa María del Mar.

Situado a la derecha de la playa de Santa María en torno suyo existe una leyenda que le da nombre.

En el centro occidente del Principado de Asturias se encuentra el concejo de Castrillón, que cuenta con una superficie de 55,34 kilómetros cuadrados, estando dividido en ocho parroquias. Conocido como de las “Siete playas”, las de San Juan de Nieva, Salinas, Arnao, Santa María del Mar, Bahínas, Muniellos y Bayas son las renombradas, aunque cuenta también con calas más modestas.

Playas, faros, islas e islotes del Paraíso.

La parroquia de Santa María del Mar cuenta con las playas de Bahínas y de Santa María del Mar. Esta última realmente está compuesta por dos playas diferenciadas incluso en el nombre, que forman una unidad geológica unitaria: la de Santa María, también llamada de la Llada, en su parte occidental y la del Puerto, en su sector oriental, divididas por un promontorio rocoso y la desembocando del río Ferrería.

Playa de Bahínas, en Santa María del Mar.

Playa de Santa María del Mar.

A la derecha de la playa del Puerto se encuentra el islote denominado la Ladrona, que presenta una característica forma de birrete, con una cota de 32 metros, accesible en marea baja desde la costa a través de un roquedo que queda visible. Carece de vegetación frondosa, presentando únicamente cubierta vegetal de porte herbáceo, y no tiene uso alguno por su difícil acceso.

Sirve de refugio a diferentes especies de aves marinas y entre su flora destaca la “berza marina” catalogada entre las especies amenazadas de la flora asturiana.

En su cara note hay una galería submarina que la atraviesa de este a oeste, de grandes dimensiones y un buzón visible en grandes pleamares, y una pequeña laguna.

En bajamar es accesible desde tierra a través del conocido como “paso de la Ladrona”, un istmo de rocas, en su día utilizado por los lugareños que llevaban a sus ovejas a pastar al islote, conservándose aún parte del cerramiento que delimitaba la zona de pasto.

La Ladrona está rodeada de una oscura leyenda que le da el nombre. Según la cual en su entorno habitaba un calamar gigante que atrapaba a la gente hasta matarlos, basado en el alto número de cadáveres de ahogados que en su entorno aparecía. Lo cierto es que en sus recovecos aparecieron los cadáveres de un alto número de personas y animales, que se atribuyen a las corrientes que los desplazaban hasta el lugar.