miércoles, 5 de febrero de 2020

Gastronomía y Sociedad. Conferencia de Luis Javier Del Valle Vega.

Texto íntegro de la conferencia dada el 31 de enero de 2020 en la casa de cultura Teodoro Cuesta, de Mieres, por invitación de Tertulia 17, con motivo de la II edición de la entrega de su premio de Gastronomía "Saber y Sabor".

Presidente tertuliano, premiados, resto de tertulianos, amigas y amigos, señoras y señores, muy buenas tardes.
Gracias Balo por tus palabras e introducción.

Permitirme que mis primeras palabras sean de agradecimiento y felicitación.
Agradecimiento a Tertulia 17 y en especial a su presidente Juanjo, por haber pensado en mi persona para impartir esta conferencia que sirve de preámbulo a la entrega de lo que creo es su máximo galardón, su Premio Gastronómico “Saber y Sabor” en su segunda edición.
Y de doble felicitación. A la propiedad del  restaurante galardonado, La Consistorial, los hermanos Permuy, Juan y José, que hago extensiva a todo su equipo. Pero no sólo de este establecimiento, sino también de los de otros de su propiedad, referencias gastronómicas y de restauración de la Villa.
Y a los tertulianos por implantar este premio, con el que entiendo reconocéis al restaurante que mejor sensación os dejo en vuestras visitas mensuales a los establecimientos después de estos u otros actos. A ello se suma su nombre, toda una filosofía
Mi más sincera enhorabuena a ambos.
La invitación cursada me ha hecho especial ilusión, ya que me permite intervenir en Mieres, dónde pase una mis mejores etapas profesionales hace ya más de dos décadas, manteniendo de ella grandes recuerdos y amistades, por lo que no me perdonaría desechar la misma. Por ello, también mi agradecimiento.

De acuerdo con el Diccionario de la lengua española, ALIMENTACIÓN, se define como     la ingestión de alimentos para proveerse de sus necesidades alimenticias”.
Por su parte, GASTRONOMÍA, lo es como “la ciencia y arte que estudia la relación del ser humano con su alimentación y su medio ambiente o entorno”.
Sin embargo está última disciplina abarca muchos más campos y componentes, y por tanto más relaciones, como culturales, sociales y endógenos de los diferentes lugares, aunque si es cierto que tomando siempre como eje central la ingesta alimentaria.
Por ello, es perfectamente válida la afirmación de que la Gastronomía es una fuente de disfrute para los sentidos, pero además, es una fuente de cultura a través de la cual puedes conocer los usos y costumbre de una localidad, ciudad o región.

Por su parte una de las formas de definir a la  SOCIEDAD, es la de “Agrupación natural o pactada de personas, organizada para cooperar en la consecución de determinados fines”.
Partiendo de estas definiciones, voy a transmitirles la intrínseca relación, que para el que les habla, existe entre la Gastronomía y Sociedad, y el papel que en muchas ocasiones desempeñamos en ello las personas y entidades.

La importancia de la Gastronomía en el mundo, radica que al deleite gustativo que conlleva su ingesta es transmisora de la cultura, tradiciones, costumbres y estilos de vida de cada pueblo.
Importancia entendible, si partimos de la base que comer es una de nuestras necesidades fisiológicas más importantes, y que no se puede hablar de unas costumbres gastronómicas hasta que el ser humano dejo de ser nómada, se asentó y tuvo que pensar que elaborar cada día para comer.
A ello se suman otros aspectos, lo que ha permitido que la gastronomía siendo global, tenga importantes diferencias, sabiendo adaptarse las mismas a las condiciones del entorno o climáticas.
El paso del tiempo y los avances económicos han traído importantes cambios en el concepto alimentario y culinario.
Se ha pasado de considerar a la alimentación como base de supervivencia a ser una pieza fundamental del acerbo cultural e histórica de los pueblos. El estado de bienestar ha traído consigo, que salvo mínimas excepciones, nuestras necesidades alimenticias estén satisfechas, y ello permitido crear otras expectativas.
Quizá nada mejor que la afirmación de uno de nuestros grandes compatriotas, el médico e investigador colungués, Francisco Grande Covián, de que “El hombre primero quiso comer para sobrevivir, luego quiso comer bien e incorporó la gastronomía a su mundo cultural. Ahora, además, quiere comer salud”, para corroborarlo.

Antes de dar mi visión, o profundizar,  sobre la relación de la Sociedad con la Gastronomía, les voy a transmitir mi visión global de la gastronomía actual en nuestra querida Asturias, ya que en ella me voy a centrar en el resto de la intervención.
Parto de la base, que nuestro eslogan turístico de Paraíso Natural es totalmente extrapolable a la gastronomía. Ya que en muchos apartados somos auténticos privilegiados, aunque no siempre lo valoremos, como por desgracia otras muchas cosas en esta querida tierra.
Somos por nuestra ubicación geográfica y nuestra orografía una auténtica dispensa natural.
Dónde el mar, los ríos, la huerta y la montaña nos han suministrado generosamente sus frutos, para poder tener una variedad culinaria difícil de encontrar en otros territorios.
Ello nos ha permitido tener una gastronomía autóctona y variada, con unas raíces tradicionales muy presentes, dónde la peculiaridad de cada parte del pueblo o comarca marcaba las diferencias con sus vecinos.
Platos,  que eran el auténtico sustento alimenticio de las familias, se han convertido en reliquias gastronómicas, que han resistido el paso del tiempo sin apenas modificaciones.
Formas de elaboraciones basadas en los elementos que la rica naturaleza proporcionaba, se han convertido en auténticos valores que se han ido transmitiendo de generación en generación.
Imaginación para poder aprovechar mejor los escasos recursos que en ocasiones se tenían, han permitido tener opciones culinarias diferentes con pequeños retoques.
Esa cocina tradicional, cuya implantación sigue muy presente en las mesas y cartas de nuestras casas y restaurantes, nos ha posibilitado tener una base culinaria histórica fuerte y consolidada que nos ha permitido realizar una cómoda transición hacía los nuevos tiempos a dónde se dirige la cocina actual, dónde la evolución, la tradición y la innovación se dan la mano y conviven en perfecta armonía.
En este escenario en el Principado de Asturias somos, para mi sin duda, una referencia nacional e insisto, unos privilegiados.
Y de ello no sólo podemos dar fe muchos de los aquí hoy presentes, sino que también lo dan,  lo que  considero más importante, nuestros visitantes, que tienen a nuestra gastronomía, junto con el paisaje y paisanaje, en la terna de los motivos que les decantan elegirnos como su lugar de destino.
Bajo estas premisas, entenderán que es fácil ser un devoto de la gastronomía en nuestro Principado.

No me quiero profundizar más en este apartado, pero dicho este pequeño preámbulo, yo soy de los que creo que el binomio que nos atañe, GASTRONOMÍA Y SOCIEDAD, se remonta a tiempos tan pretéritos, que casi podemos hablar de los inicios de la humanidad.
Muestras de la intrínseca relación de celebraciones y acontecimientos sociales ligados a la gastronomía, se suceden a lo largo de los tiempos.
Todas las religiones, con lo que ello significa, tienen la ingesta alimentaria y por ende la gastronomía, muy presentes en todas sus ceremonias y conmemoraciones, de una manera más o menos directa, por ejemplo.
Es curioso que todas nuestras celebraciones más preciadas como personas, este presente la gastronomía como uno de sus elementos más importantes.
Sea religioso o civil, no conozco o al menos no me doy cuenta, de ninguna celebración que no sea así.
En nuestro caso, los que ya vamos para mayores, entiendo que en muchos de nuestros acontecimientos individuales y familiares, la gastronomía no sólo ha estado presente, sino que se puede decir que fue o es el eje de la misma.
Yo no recuerdo bautizos, primeras comuniones, cumpleaños, bodas, aniversarios e incluso entierros, en el que en el festejo la comida y bebida, más o menos pudiente, no estuviese presente. Probablemente muchos de vosotros tampoco.
Otro tanto ocurre con nuestro entorno más cercano, como amigos, compañeros de trabajo, vecinos, etc. Nuestros encuentros perderían significado, y no serían lo mismo.
Y qué decir de otras festividades y efemérides, tales como Semana Santa o Navidades, por citar algunas, que históricamente tienen en la gastronomía su sustento.
Incluso en el entramado empresarial y económico. Siempre se dijo que de una mesa salen los mejores negocios. Y seguro que muchos de aquí presentes sabemos de qué hablamos.
Gran verdad la afirmación del empresario y  aristócrata escocés James Boswell, realizada hace tres siglos, de “que una buena comida lubrifica los negocios”
¿Y qué ocurre con las fiestas patronales de pueblos y ciudades?
Alguien conoce alguna en el que de manera directa o indirecta, la gastronomía no sólo no forme parte de ella, sino que no sea la protagonista.
Me podría cansar de decir casos.
Raro es la fiesta patronal que no termine con alguna gira o similar, en el que reunirse para comer sea lo que nos aglutine.
Vuestros Mártires de Cuna, o las de vuestros concejos limítrofes.  Lena con sus ferias y sus callos, o su fiesta del corderu; Morcín con los Nabos; Oviedo con la Ascensión, el Bollu o el Desarme, por  citar sólo algunos.
En las últimas décadas la gastronomía se ha convertido en un acontecimiento social y económico, dónde ferias, jornadas, concursos, prensa especializada, críticos y campañas publicitarias intentan captar nuestra atención.
Forma parte imprescindible de la oferta turística, siendo Asturias una de las pioneras a nivel empresarial, en organizar jornadas gastronómicas en localidades y concejos de exaltación a los sus productos o elaboraciones diferenciales.
Si algo puede definir a la gastronomía, y por ende su disfrute, es que REQUIERE COMPAÑÍA.
Una de mis frases preferidas, fue dicha hace casi veintidós siglos y se le atribuye al político y escritor latino Cicerón (106-43 a.C) dice “El placer de los banquetes debe medirse no por la abundancia de los manjares, sino por la reunión de los amigos y por su conversación". Seguro que algunos de los presentes también la podéis hacer vuestra.

He dejado para la parte final, referencias claras a la sociedad civil, y a su papel en la defensa de la gastronomía o de algún producto en particular, de cada zona
Partiendo del reconocimiento a nuestros productos, productores y artesanos, cocineros y resto de profesionales que con su trabajo han llevado a las más altas cotas a la gastronomía española en general, y a la asturiana en particular, es justo también reconocer la labor de las múltiples entidades y organizaciones creadas en torno a la gastronomía.
Nuestra sociedad es lo suficientemente activa para poder organizarse en Cofradías gastronómicas, peñas o círculos de amigos que ponen en valor esos elementos diferenciadores.
No voy a entrar a discernir sobre las diferencias entre asociaciones o sociedades culturales y gastronómicas, o sólo gastronómicas, de peñas gastronómicas o de otras figuras similares.
Permitirme, por serme más cercanas, me centre en las Cofradías Gastronómicas, y más en concreto de las asturianas.
Antes mencionaba que la gastronomía está anclada en los albores de los tiempos, y aquí pueden tener el mejor de los ejemplos.
Los orígenes de las Cofradías están intrínsecamente ligados a los orígenes de los gremios profesionales, y por ello a la Edad Media.
La primera datación de estos, es de 1248. Fecha de creación de la Chaine des Rotisseurs –cadena de asadores- fundada en Paris, a raíz de la orden del rey Luis IX de crearse gremios profesionales, siendo creado entre ellos el de los asadores de gansos y otras aves muy apreciadas en la época.
La función de estos gremios era mejorar los conocimientos técnicos de todos sus miembros, desde los aprendices hasta los maestros y comerciantes.
Este Gremio, cultivo y desarrollo el arte culinario durante más de cuatro siglo, hasta que fue disuelto durante la revolución francesa de 1793.
Siglo y medio después, un grupo de restauradores y periodistas franceses, en base a ese histórico gremio, fundaron en Paris una asociación con el nombre de Confrerie de la Chaine de Rotisseurs.
La misma, no sólo existe a fecha actual, sino que está presente en más de 80 países de todo el mundo, superando los 25.000 miembros asociados, agrupando a profesionales de la hostelería y de la restauración, pero también a otras personas que comparten el interés común por la gastronomía.
Entre esos países se encuentra España, dónde la Cofradía tiene varios embajadores por diferentes Comunidades, entre ellas Asturias.
Otros historiadores van más allá, y ubican su nacimiento tras la pax romana, allá por el siglo VI de nuestra era.
Y en España, alguno se remonta al año 1586, con la creación de la Cofradía de San Sebastián, en Lerida, tras un brote epidémico. Cofradía, que aún a fecha actual celebra una fiesta gastronómica cada mitad de enero.

Hecho estas menciones históricas, sin entrar en que son creíbles o no y si están relacionadas o no. Las Cofradías son, o somos permitirme incluirme, la VOZ SOCIAL de la gastronomía.
El baluarte que encuentran muchos productos para evitar su desaparición.
Las que fomentan, divulgan, promocionan, desarrollan y difunden recursos agroalimentarios.
Las que conservan creaciones artesanas inspiradas en la tradición y en la historia.
Las que ensalzan sus extraordinarias cualidades, animando al consumo, destacando sus peculiaridades y caracteres diferenciadores.
Las que defienden los productos agroalimentarios de sus localidades y las que salvaguardan las raíces de la cocina tradicional
Son fuente de conocimiento de las elaboraciones artesanales.
De recetas y fórmulas culinarias ancestrales.
De las costumbres de las localidades, comarcas y regiones dónde se ubican, manteniendo el proteccionismo de los valores de los pueblos, perseverando y valorizando lo variopinto de las diferentes regiones españolas, en dónde la gastronomía ha formado un carácter diferenciador en cada una de ellas.
Son asociaciones sin ánimo de lucro, formadas por personas que desinteresadamente,  con su pecunia, gran derroche de entusiasmo  y fomentando auténticos vínculos de amistad, defienden y promocionan los productos, cocina o elemento de unión que ha motivado su creación, a lo largo y ancho de las geografía regional, nacional e internacional.
Cada una de ellas celebrán de forma periódica los denominados Grandes Capítulos, su gran fiesta.
En ellas se nombran a los nuevos miembros, a otros de honor –en muchas ocasiones famosos que sirven de reclamo y difusión de los actos-, se realizan hermanamientos, concursos gastronómicos u otras actividades, todo ello con presencia de autoridades, invitados y cofrades de las diferentes Cofradías asistentes.
Es su gran fiesta, coincidente o complementaria a la de la localidad o ciudad en dónde se realiza.
Sus desfiles cívicos llenan las calles de armonía y colorido con sus llamativos pendones, uniformes y atributos, beneficiándose las localidades de su labor para promocionarse y darse a conocer entre los cofrades foráneos y acompañantes que acuden a la llamada de los anfitriones.
Sin embargo su funcionamiento y las actividades que desarrollan son para una gran mayoría totalmente desconocido.
Algunos pueden caer en la tentación de afirmar que están de moda –y puede que sea verdad- y que sólo nos juntamos para comer, que también, pero el mundo de las Cofradías y Asociaciones similares –entre ellas nuestros anfitriones- es un perfecto ejemplo de lo que hoy he venido a hablarles, de la GASTRONOMÍA y  SOCIEDAD.

España se disputa con Francia, al igual que en tantos apartados de la gastronomía, el liderazgo europeo y mundial en número de Cofradías existentes, superando en ambos países los dos centenares.
Aunque es Portugal, con cerca de setenta,  en el ratio número por extensión territorial, el país con mayor número de ellas.
Existiendo un buen número de ellas, en otros países europeos, especialmente en los mediterráneos.
Existiendo una Confederación europea que aglutina a muchas de ellas.
Posiblemente alguno de los presentes se sorprenda ahora al oírme decir que solamente en el Principado de Asturias somos ya 19 Cofradías constituidas y legalizadas.
Algunas con más de tres décadas largas de existencias, siendo la primera en constituirse en 1984  y la última de momento, se presentará el próximo mes de marzo.
El que les habla lleva veinticinco años como cofrade, casi media vida.
Por productos o actividades, tres hemos nacido en torno a los quesos.
Con sede en Oviedo, la de Amigos de los Quesos del Principado de Asturias, primera en constituirse y el Círculo Gastronómico de los Quesos Asturianos. Y en Cangas de Onís, la de Amigos del quesu Gamoneu.
Otras tres tienen bebidas como referencia.
Dos de promoción y defensa de nuestras bebidas con Denominación de Origen Protegida, la del Vino de Cangas del Narcea y la de los Siceratores de Nava y otra genérica, la del Vino de Avilés.
Dos nacen en torno a un embutido. La Orden de los Caballeros del Sabadiego, en Noreña y la del Chosco, en Tineo.
En Gijón su única Cofradía nace en defensa del Oriciu, el exquisito equinodermo que solamente se consume en España en el Principado, y en mínimas proporciones y de forma puntual en Galicia, Cádiz, Ceuta y Gerona.
Tres tienen su base en elaboraciones culinarias tradicionales.  
Son las de Amigos de los Nabos de La Foz de Morcín, con el “pote de nabos”. Y las de Amigos de les Fabes, en Villaviciosa y la del Arroz con Leche, en Cabranes.
En Oviedo, la del Desarme tiene su germen en el emblemático menú y fiesta, datada en 1836, que celebramos los carbayones, y ahora una gran parte de asturianos, cada 19 de octubre.
En defensa de la cocina marinera tradicional, la cultura de la mar y sus gentes, se creó en Salinas, la Cofradía de la Buena Mesa de la Mar, la segunda en hacerlo en 1986.
Otras dos no defienden ningún producto o plato concreto, sino a la gastronomía asturiana en general. Son las de Doña Gontrodo de Oviedo, única en España constituida únicamente por mujeres y una de las tres existentes con esa connotación en Europa. Y
la de los Gastrónomos del Yumay, de Avilés.
Cerca de aquí, en Argame (Morcín), tiene su sede la del Gochu Asturcelta, que en la actualidad languidece en espera de mejores tiempos.
Finalmente en Avilés tiene su sede una de las más atípicas de España, la del Colesterol Bueno HDL. Única que no defiende producto o elaboración gastronómica, sino que nace con el objetivo de fomentar los buenos hábitos alimenticios.
A todas ellas, se sumará el próximo mes de marzo la recién creada del Tortu de Maíz, con sede en Oviedo. 
Otras se fueron quedando por el camino a lo largo de estos años.
Unas con vida efímera, como la primigenia de la Sidra, con sede en Gijón.
O la del Cachopo, con sede en Avilés.
Pero otras con una activa vida cultural, como la del Curadillo, de Cudillero, que llego a publicar cuatro libros en la última década del siglo pasado.
Existiendo asimismo una Federación Asturiana a la que pertenecemos prácticamente todas.
Nuestro papel ha sido reconocido por el Gobierno del Principado, a través de la Consejería de Turismo, cediéndonos un apartado en su portal turístico Asturias.com
En su preámbulo nos define como uno de los atractivos turísticos de una región donde las excelencias culinarias constituyen una de las mejores cartas de presentación de los muchos manjares que pueden degustarse en un territorio inmensamente rico, tanto por la variedad de productos como de recetas.
A esta extensa relación se pueden, y yo creo que se deben, de sumar Asociaciones Culturales y Gastronómicas con sede en diferentes localidades del Principado, que también realizan múltiples actividades socioculturales gastronómicas y son también vivo ejemplo de GASTRONOMIA y SOCIEDAD.
Son los casos, por ejemplo, de vosotros Tertulia 17 aquí en Mieres.
De la Pegarata, en Pola de Laviana.
O de los Humanitarios, en Moreda o las  Asociaciones de Amigos de Cudillero, de Ribadesella o del valle de Paredes, en Valdés, o incluso la Asociación Conservadora del Asturcón del Sueve.
Por no citar otras muchas existentes, algunas de ellas en vuestra villa y cuenca.
Y cito estas por tener simplemente una relación directa con las mismas.

Afirmaba anteriormente, que nuestras actividades son desconocidas para una gran parte de la sociedad.
Voy a dar algunas pinceladas de lo que realizan algunas de las mencionadas, extrapolable a otras existentes a nivel nacional.
Unas colaboran directamente con el Ayuntamiento dónde tienen su sede,  en las fiestas gastronómicas que allí se realizan. Como por ejemplo las de Amigos de les Fabes, del Arroz con Leche y del Desarme.
Otras no solo colaboran, sino que asumen la organización de Fiestas municipales, como es el caso de Los Caballeros de la Orden del Sabadiego, de Noreña, con la San Marcos,  cada mes de abril, desde hace años. Fiestas en las que también incluyen la realización de  su Gran Capítulo bianualmente.
O actividades para su pueblo, como la de Amigos de los Nabos, con la fiesta de la matanza, sextaferias o la colocación del Belén de Cumbres.
Otras organizan Concursos gastronómicos de los productos que exaltan, bien entre alumnos de las escuelas de hostelería del Principado de Asturias, o bien entre establecimientos comerciales.
Entre los primeros están las de los Amigos de los Nabos y la del Oriciu, y en los segundos la de Amigos del Quesu Gamoneu.
Diferente desde su nacimiento, es la Cofradía Buena Mesa de la Mar, con sede en Salinas.
Ellos han sido los ideólogos, promotores, constructores y creadores de la Fundación que lo gestiona, de un proyecto que por sus características es único a nivel mundial, el Museo de Anclas de Salinas, que ha sido posible gracias a su trabajo y al altruismo de muchos de sus cofrades.
Proyecto, como digo, único que lleva unos años en el letargo gracias a una administración local que quiere apropiarse de algo en que nunca se involucró y no cumple con sus mínimas obligaciones como patrono.
A ello se suma sus múltiples actividades culturales en torno a la mar y su gente y sus contrastados galardones del Cucharón del Buen Guiso Marinero, que cuentan en su larga lista lo más granado de la cocina regional, nacional e internacional en sus treinta y cuatro ediciones.
Si en Salinas se apuesta por la cultura y gastronomía de la Mar, en la vecina Avilés se hace por el fomento de los buenos hábitos alimenticios y por su promoción mediante la divulgación de dietas alimenticias para la prevención del colesterol y enfermedades cardiovasculares, a través de charlas, conferencias, coloquios y toda clase de actos culturales y recreativos, incluidos desayunos saludables por los colegios de la comarca avilesina, del que han disfrutado hasta el momento cerca de tres mil escolares.
Este es el trabajo que realiza desde 1996 la Cofradía del Colesterol Bueno HDL, a lo que suman sus prestigiosos Premios del Colesterol Bueno, de carácter anual y una de las referencias culturales anuales en la villa del Adelantado.
Avilés cuenta con otra Cofradía, la de Gastrónomos del Yumay, con sede e intrínsecamente ligada a la sidrería dónde nació y tiene su sede. Aúnan a su labor de apoyo a las diferentes jornadas gastronómicas que allí se realizan, la creación de diferentes galardones como los  de Jamón de Plata Negra Grande Covián y los Comensales de Honra Álvaro Cunqueiro, que se han concedido a grandes personalidades nacionales del mundo de la ciencia y la cultura.
Y otras, por ejemplo, editan o han editado libros y revistas de forma periódica, como es el caso de Amigos de los Quesos, Buena Mesa de la Mar, Colesterol, Amigos de los Nabos y Sabadiego.

Yo formo parte del Círculo Gastronómico de los Quesos Asturianos, y previamente de la de Amigos de los Quesos.
Esta nobel Cofradía creada en el año 2013, nació con una clara voluntad de defender, promocionar y divulgar nuestros quesos y la culinaria quesera,  así como colaborar con los empresarios queseros, asociaciones y administraciones.
En nuestro caso mantenemos 18 reuniones anuales. Divididas en 9 reuniones ordinarias con degustación de quesos y vinos y 9 comidas con el queso como ingrediente en todos los platos.
Todos los productos que degustamos son puntuados, otorgando anualmente nuestros premios Enogastronómicos al queso, vino, plato y establecimiento más valorados en dichas puntuaciones.
Que son entregados en nuestra Gran Fiesta Anual, ya que no organizamos Gran Capítulo.
Y que complementamos con otras actividades, en las que no faltan encuentros, visitas a empresarios queseros y lácteos y sus instalaciones y la realización anual de una excursión cultural-gastronómica-quesera.
También mantenemos encuentros con otras Cofradías y colectivos afines.
Entre ellos con vosotros, Tertulia 17. Primeramente en mayo pasado con la comida en que hemos exaltado conjuntamente al queso lituano Dziguas en el restaurante TC28, aquí en Mieres, con cata previa de quesos asturianos, y vuestra correspondencia hace apenas 15 días a nuestra sede social en Oviedo.
Ante la desaparición de la fiesta del quesu Casín en la collada de Arniciu en el año 2013, hemos sido  los ideólogos y auspiciadores en el año 2015 de la celebración del Concurso y Certamen del quesu Casín con DOP en Campu de Caso, que organiza el Ayuntamiento de Caso el último sábado de agosto.
De cuyos concursos de quesos y cocina. somos sus organizadores.
A su vez, desde el año 2016 asesoramos y colaboramos con la Asociación de Festejos de Colunga, en la organización del Festival de cervezas y quesos navideños que se celebra en la localidad cada mes de diciembre.
Y quien sabe si más bien pronto que tarde, o igual inminentemente, podemos llevar a cabo alguna actividad conjunta aquí en Mieres, con el queso como protagonista.

Finalmente, y quedando a su disposición para aquello que consideren, permítanme concluir con una petición final.
Sencilla, directa y que cada vez que tengo ocasión, y hoy es una de ellas, realizo.
La gastronomía asturiana, sus productos, el empresario que aglutina y su sociedad civil, es merecedora de que nuestro Gobierno la declare PATRIMONIO REGIONAL.
Está presente en cada expresión de nuestra vida, en forma de multitudinarias celebraciones, jornadas,  concursos gastronómicos o en exhibiciones culinarias, por ejemplo.
De las dimensiones no verbales de nuestra cultura, la cocina y la gastronomía es una de las más primigenias y relevantes.
La defensa institucional de algo tan intrínseco y tan nuestro, con todas las afecciones que ello trae consigo, entiendo por ello, que es necesario.
Y eso sin entrar en lo que podía significar como soporte turístico, actividad que parece ser va a ser la que nos quede en esta tierra si antes alguien no lo remedia.
Si Portugal lo ha hecho hace ya más de una década, aquí se puede hacer igualmente.

Y concluyo, remedando al gran genio Groucho Marx. Hago mía su frase magistral, que: “El mejor banquete del mundo no merece ser degustado a menos que se tenga a alguien para compartirlo”.

MUCHAS GRACIAS POR SU ATENCIÓN.
  

                                                                       Luis Javier Del Valle Vega.
                                                                       Mieres, 31 de enero de 2020.





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