En el centro occidental del Principado de
Asturias, en el promontorio de la península de la Peñona, rodeada de mar, en el
extremo occidental de la playa de Salinas, concejo de Castrillón, se eleva
en forma de atalaya este el singular “Museo de anclas Philippe Cousteau”.
Museo de Anchas Philippe Costeau. Descripción, fotos y vídeo.
Museo de Anchas Philippe Costeau. Descripción, fotos y vídeo.
Fue concebido en el año
1989 por la Cofradía Buena Mesa de la Mar, con sede en la localidad y creada
tres años antes, en base a una idea original de Agustín Santarúa, Vigía Mayor
por entonces. Y nace, de acuerdo con sus estatutos, “para
rendir un homenaje continuado de amor a la mar y a sus gentes, así como a toda
la cultura que la misma representa”. La elección de su nombre se realizo al
ser la síntesis del origen vital y
universalidad con que el propio Philippe Cousteau se refería a la mar,
ofreciendo así un homenaje eterno a las gentes que dieron su vida por la mar.
Tras varios años de maduración de la idea y de realización de gestiones, el arquitecto Luis Castillo elabora el proyecto en 1991, y el artista Vicente Santarúa la escultura busto del hijo del Comandante Cousteau, siendo su realización posible gracias a las múltiples colaboraciones y donaciones de cofrades, empresarios y diferentes entidades y administraciones.
Tras varios años de maduración de la idea y de realización de gestiones, el arquitecto Luis Castillo elabora el proyecto en 1991, y el artista Vicente Santarúa la escultura busto del hijo del Comandante Cousteau, siendo su realización posible gracias a las múltiples colaboraciones y donaciones de cofrades, empresarios y diferentes entidades y administraciones.
Realizando su
inauguración S.M. el Rey Juan Carlos I, el 30 de septiembre de 1993, con la
asistencia de las máximas autoridades civiles y militares, así como
representantes del Gobierno de España y otros invitados.
Concebido como un conjunto monumental al aire
libre y sin ninguna limitación de acceso, acoge un total de 15 anclas
repartidas por todo el espacio, estando estructurado en cuatro áreas
diferentes:
1.- Gran Mural. Ubicado en su acceso, sirve de
iniciación al mismo.
2.- Cubierta de velas y anclas. Plataforma de
acero creada por el arquitecto Luis Castillo Arenal, compuesta por seis velas
de las que surgen las cadenas de las anclas que reposan en su cubierta.
3.- Templo de los océanos. Mirador esférico
voladizo sobre el mar, precedido de una “rosa de los vientos”, que tiene
enmarcados los 32 rumbos en los que se divide el círculo del horizonte.
4.- Busto de bronce de Philippe Cousteau. Sobre
la peña Lisa, se alza el busto realizado en bronce de 3 metros de altura y 1000
kilos de peso.
ANCLA BALEAR
Y EL FORNER, DE ROSELLÓ.
Composición
“Es Forner” y “Hondero Balear”, de Lorenz Roselló (1868-1901), el Govern
Balear, al pueblo de Asturias, Castrillón, mayo 1991. Así reza la placa que
luce junto con el ancla y la pieza escultórica.
El áncora de uno de los jabeques o
"xebecs" en mallorquín, del almirante-corsario Antonio Barceló, que
en el siglo XVIII, eliminó la amenaza de los piratas berberiscos del
Mediterráneo y abrió este mar al comercio, es una de las páginas más gloriosas
de la Marina de guerra española, que desde 1991 se custodia en el Museo.
El jabeque, que deriva del dromón bizantino y de
la galera, y que ya había sido adoptado por los piratas berberiscos en el siglo
XV, se convirtió a finales del XVII en un arma temible, merced a su rapidez y
facilidad de maniobra, frente a las pesadas naves cristianas. Tenía tres
mástiles -el del trinquete inclinado hacia delante- portaba velas latinas o
triangulares y montaba una batería descubiertas de 20 cañones.
A mediados del XVIII, la Armada española decidió
adoptar el jabeque como barco de guerra. El prototipo fue el
"Gitano", construido en Cartagena en 1.750, desplazaba 200 toneladas
y tenía 28 cañones.
Poco después se adoptaría el jabeque-polacra, de
velas cuadradas, siendo los más significativos los mallorquines. Uno de ellos
fue el "Ibicenco", construido en 1.759, desplazaba 110 toneladas,
tenía 22 metros
de eslora y montaba 20 cañones. Aunque los había mayores, de hasta 680
toneladas y 38 cañones.
Fue Antonio Barceló, cuya figura fue muy controvertida,
quien sacó mayor partido de estas pequeñas embarcaciones. De simple grumete
alcanzó el grado de teniente general. No sabía leer ni escribir, salvo su
nombre, y era de temperamento fuerte y malhablado. La aristocrática cúpula de
la Marina Real lo odiaba y siempre intentó quitarlo de en medio, pero era
adorado por sus hombres, a los que dirigía en primera línea.
Nació en Galilea, cerca de Calviá, en Mallorca,
en 1.717. Cando contaba 18 años, la muerte de su padre le dejó al mando del
jabeque-correo que unía las islas con la Península. Ya desde temprano comenzó a
asaltar toda nave berberisca que se le ponía a tiro, y con 21 años, el Rey
premia su valentía o voracidad nombrándole alférez de fragata. En la década de
los cincuenta continúa con sus campañas, no muy diferentes de las emprendidas
por los argelinos, y en 1.761, ya capitán, manda la fragata
"Garzota", así como una flota de jabeques. A lo largo del decenio
hundiría 19 barcos piratas, liberará a mil cristianos y hará 1.600 prisioneros.
Como premio, será nombrado capitán de navío en 1.769.
En el verano de 1.775, tras una infructuosa
incursión en socorro del Peñón de Alhucemas, participa en la primera e infausta
expedición a Argel. Barceló comandaba las fuerzas ligeras de la flota hispano-toscano-maltesa,
formada por 49 bajeles al mando de Pedro González de Castejón. Con sus pequeñas
naves, evacuó al maltrecho ejército español del general O´Reilly, que acababa
de contemplar cómo los jinetes argelinos masacraban a 5.000 de sus 18.400
soldados. Aquello le valió el ascenso a brigadier.
Cuatro años después vemos a Barceló, ya jefe de
escuadra, en el sitio de Gibraltar, otra de las sangrientas aventuras de Carlos
III. Fue en esa época cuando desarrolló un arma novedosa y crucial para la
futura guerra en el mar: la lancha cañonera. Las de Barceló eran barcazas de 17 metros de eslora, con
14 remos por banda y una dotación de 30 marineros, que servía grandes cañones
de 24 libras
o morteros. Al principio despertaron las risas de los británicos, pero después
de probar sus efectos las terminaron adoptando con mucho más éxito.
Ante Gibraltar intentaron hacerle la cama. Se
envió incluso al marqués de Griñón para evaluar sus dotes como general.
Sesentón y sordo, el mallorquín debió de causar buena impresión, puesto que se
recomendó al conde de Floridablanca, primer secretario de Estado, su ascenso a
teniente general.
En julio y agosto de 1.783, comandaría una gran
escuadra de 85 embarcaciones contra la república corsaria de Argel. La
incursión destruyó un diez por ciento de las edificaciones, fortalezas y naves
argelinas, pero no logró doblegar al "dey", que se lanzó a una
campaña de armamentos, con apoyo del sultán turco y de asesores europeos.
En julio de 1.784, el mallorquín dirige una segunda
expedición, formada esta vez por 122 embarcaciones españolas, napolitanas,
maltesas y portuguesas. Fue tal la tormenta de fuego que cayó sobre la plaza
que el "dey" de Argel se avino a negociar con España y concluyó un
tratado en junio de 1.786, con lo que se dio por concluida la piratería.
Barceló recibió la Gran Cruz de Carlos III.
No sería su último servicio. En 1.790 y 1.791, y
pese a su avanzada edad, acudiría en socorro de la plaza de Ceuta, aunque no se
hizo necesaria la intervención de la escuadra, atracada en Algeciras, al morir
el sultán de Marruecos en un combate contra su hermano. Barceló moriría dos
años después a los 76 años.
La estela de uno de aquellos xebecs que
combatieron a los berberiscos hace ya más de dos siglos conduce hasta el Museo
de Salinas, donde también se recuerda al almirante- corsario, aquel por el que
aún se exclama en tierras levantinas: "Més brau que Barceló per la mar".
EL FORNER
O HONDERO BALEAR.
Junto al ancla, en una pequeña explanada, se encuentra la estatua del “Hondero balear o
Forner”.
El Forner es una gran escultura en bronce de 2 metros de alto, obra
maestra del gran artista mallorquín LLorenc Roselló (1868-1901), considerado
por algunos el sucesor de Rodín y quien por esta obra, recibió en la Exposición
Universal de París de 1900 la Medalla de Plata.
Los Honderos Baleares,
eran antiguos guerreros de las Islas Baleares diestros en el manejo de la
honda, la cual, utilizaban para defenderse de las invasiones de los piratas ya
hace más de 2.000 años.
Información obtenida del archivo de la Cofradía de la Buena Mesa de la Mar.
Al igual que las fotos de las plumillas de las anclas, realizadas por el artista castrillonense Antonio González Hevia.
MÁS INFORMACIÓN. PINCHAR EN ENLACES.
MUSEO DE ANCLAS.
Museo de Anchas Philippe Costeau. Descripción, fotos y vídeo.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla griega.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque Aegean Sea -Mar Egeo-.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque Alfonso XIII.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque Castillo de Salas.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque Alfonso XIII.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque Castillo de Salas.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque San Emeterio.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque San Gabriel.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del galeón Nuestra Señora de Atocha.Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla del buque San Gabriel.
Museo de Anclas Philippe Costeau. Ancla de la fragata Asturias.
“En los
mejores momentos del arte, no existían los críticos del arte”. Oscar Wilde (1854-1900) escritor irlandés.
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