En pleno siglo XXI debe de imperar la
razón y la opinión de los habitantes del entorno.
Allá por el año 1968 la prensa regional
se hacía eco de los afanes desmedidos de las entidades mercantiles eléctricas
en la explotación hidráulica de los embalses y pantanos, y el reconocimiento
gubernamental de que las aguas eran de dominio público y no de las empresas.
En el año 1974 comienzan las obras del
pantano de Tanes, en la localidad de mismo nombre en el concejo de Caso, que
concluyen en el año 1977, cuyo principal objetivo era abastecer a la Central
Hidroeléctrica que construía Hidroeléctrica del Cantábrico, que entra en
funcionamiento un año más tarde.
Pantano que almacena las aguas del río
Nalón, nacido 43 kilómetros aguas arriba
en la fuente la Nalona, en el puerto de Tarna, en el límite con la provincia de
León. Que tiene el doble uso, junto al
de Rioseco su vecino, ubicado tres kilómetros aguas abajo, de explotación de
energía hidráulica y de abastecimiento de aguas a gran parte de los concejos de
la Asturias central, a través de Cadasa (Consorcio de Aguas de Asturias).
Pantanos, que siempre fueron utilizados
también lúdicamente, con zonas de baños y de prácticas deportivas. Sin embargo,
la declaración del territorio de los concejos de Caso y Sobrescobio como Parque
Natural de Redes en 1996, trajo consigo la prohibición absoluta del
aprovechamiento de ambos para tales fines.
Declaración que tiene, según la página
oficial del Parque, como finalidad la de
proteger sus valores naturales y paisajísticos y el mantenimiento de las formas
de vida tradicionales, así como mejorar la calidad de vida de la población,
mediante la adopción de medidas de dinamización y desarrollo económico.
Inconsulta, pero necesaria, declaración
que llenó de optimismo a una población que comenzaba a languidecer y
contemplaba el incipiente despoblamiento rural en un entorno único y
maravilloso, merecedor no sólo del reconocimiento nacional, sino también del
que cinco años más tarde realizaba la Unesco, con la de Reserva de la
Biosfera.
Declaraciones y reconocimientos de las
que también gozan en otras zonas y
comarcas, asimismo merecedoras de las mismas, que han hecho que el Principado
encabece el ranking de las mismas a
nivel nacional. Y que han sido
coincidentes en el tiempo con la obligada apuesta de los gobiernos del
Principado de Asturias por el sector turístico como alternativa a una economía
en decadencia por el cierre de las explotaciones mineras y la disminución del
sector siderometalúrgico, pilares económicos regionales hasta finales del siglo
pasado.
La gran riqueza natural del Principado,
con una orografía de lo más diverso posible, plagada de sorprendentes rincones
de inigualable belleza; exuberante naturaleza, hábitat de fauna y flora
autóctona; historia y arquitectura únicas con reconocimientos mundiales;
ancestrales formas de vida; ríos salvajes y recónditas playas, sumados a una
contrastada gastronomía abastecida en la rica y variada despensa natural, son
recursos únicos fácilmente explotables.
Muchos han sido los debates sobre la
política turística a seguir, mayores aún no sólo los cambios de directrices
políticas y de personal ejecutivo, sino también
las campañas publicitarias y de marketing emprendidas, para
insatisfacción de muchos de los profesionales de un sector que aporta el 12 %
del PIB regional.
Cerca de tres décadas de cambios
continuos, que incluso han puesto en duda la conveniencia de mantener vivo el
inicial eslogan “Asturias paraíso natural”, auténtica referencia nacional y que
refleja de manera única los valores intrínsecos diferenciales de nuestra
tierra; de despilfarro multimillonario en inversiones e infraestructuras, de
las que muchas jamás han entrado en funcionamiento; unido a absurdas medidas de
conservacionistas, que en las más de las ocasiones priman el medio ambiente
sobre el bienestar de los cada vez menos habitantes, figuran en él debe de una
buena parte de los políticos que ha sufrido esta tierra, algunos de ellos
envanecidos.
Y haciendo mención a medidas
conservacionistas, no dudo en calificar en extremas, incluso esperpénticas y
mefistofélicas, muchas de las emprendidas, tanto en zonas que gozan de
declaraciones específicas, como en otras que no lo hacen.
Fácil es hacerlo desde la lejanía, desde
el cerrojazo interior, basadas en principios teóricos de difícil aplicación, de
aquellos a los que no dudo en calificar de “ecologistas de despacho”, que en el
mayor de los desconocimientos limitan no sólo la vida diaria de aquellos que
con su trabajo y costumbres ancestrales, siguiendo la estela de sus
antepasados, han contribuido de una manera directa al mantenimiento y
conservación de las riquezas naturales únicas de un entorno en muchas ocasiones
hostil y duro, sino también la ciudadanos de píe que disfrutan y conservan con su
uso muchos de los entornos protegidos.
Siempre he considerado que cada
“sociedad” tiene lo que se merece, y el silencio y acatamiento de muchos
asturianos en estos años, entre los que me incluyo, han favorecido que todo ello se haya
producido. Por ello me alegra enormemente el debate producido en este verano
del año dos mil diecisiete, en torno a la prohibición del uso lúdico de parte
de los pantanos asturianos, ya que en alguno está permitido.
Enlazando con el inicio del presente,
los pantanos de Tanes y Rioseco, enclavados en un entorno a la vez
especialmente protegido y desprotegido, se han convertido en el centro de un
debate con claramente connotaciones políticas.
Que Redes es un enclave único y que se
debe de proteger, no es susceptible de debate alguno. Ahora bien esa protección
se debe de realizar a través de la lógica y del sentido común, acompañado de
las inversiones necesarias y de la toma de decisiones en base a favorecer el
asentamiento en la vida rural y unas condiciones de vida mejores para los que
habitan en el mismo.
No pocos han sido los posicionamientos
apócrifos e incongruentes de algunos de los
políticos, tanto locales como regionales, guiados tal vez por superiores
que barbianes no quieren escuchar la voz de los ciudadanos que los han votado
para ser sus representantes.
Incongruente es no mantener las
infraestructuras del paraje protegido, con carreteras tercermundistas como son
los casos de la AS-117, de Avilés a Tarna y la AS-254, de Campo de Caso a
Infiesto, dejándolas sin las ilógicas e inútiles inversiones millonarias
aplicadas a escasos kilómetros o incluso en el mismo Parque, en instalaciones
innecesarias y las más, sin entrar nunca en funcionamiento.
Incongruente es abanderar la salubridad
de unas aguas, como razonamiento para continuar con las prohibiciones, cuando a
las mismas se vierten las residuales de muchos de los pueblos que carecen del
saneamiento necesario.
Incongruente es no querer ver los
beneficios de disfrute y económicos que el uso lúdico del pantano aporta a unos
vecinos y habitantes de un Parque, que amenaza con convertir la comarca en un
Parque Temático sin humanos.
¿Alguien se ha parado en valorar los
beneficios que el uso para prácticas deportivas del pantano de Trasona a
aportado a Corvera y su comarca? ¿O los descensos en canoas por el Sella, cuyo
éxito es tal que los propios empresarios piden su regulación? por poner algunos
ejemplos regionales, sin mentar otros nacionales o internacionales.
¿Qué males puede causar el uso lúdico
con zonas de baños, pesca o prácticas de deportes como piragüismo, paddlesurf,
windsurf, patines u otros similares¿? No
se demanda el uso de deportes con soporte motorizado, con riesgos de
contaminación, solamente de aquellos cuyo impacto medioambiental sea nulo o en
el peor de los casos mínimo.
“Asturias paraíso natural” lo seguirá
siendo mientras sea posible la convivencia del ser humano con un entorno
privilegiado, en el que el consenso y la opinión pública primen sobre medidas
impopulares sin soporte de ningún tipo. Panaceas quedan pocas, pero para
mantener la estructura civil en medios rurales, es necesario medidas
legislativas que permitan seguir con los asentamientos y que sus habitantes
tengan una vida igual de digna que en las ciudades.
La ONU define el turismo sostenible como
aquél “que satisface las necesidades de
la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras
de satisfacer su propias necesidades”. Definición que podía y debería ser
bandera en la política turística a desarrollar en el Principado.
Muchas son las voces, las más, que
demandan en este caso el uso lúdico del pantano de Tanes, a las que se han
sumado los de otras zonas, como el concejo de Morcín, con el de los Alfilorios.
El parlamento del Principado de Asturias, a iniciativa de la oposición,
debatirá en el próximo mes de octubre una Ley, que por sentido común debe de
ser aprobada, sin ambages de ningún tipo.
Si, como muchos afirman, la historia
habla, hace cinco décadas la posición gubernativa no dejaba duda alguna, las
aguas son de dominio público, así como su uso y disfrute. La sociedad ha
hablado, ahora es el momento de pronunciarse a sus representantes políticos.
Ergo si se aprueban la continuación de las prohibiciones, una vez las demandas
de la sociedad civil y los intereses políticos y partidistas, continuaran
caminos separados. Esperemos que no sea así.
MÁS
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA. Pinchar en enlaces.
Central hidroeléctrica de Tanes.
Museo de la Apicultura de Caso.
Real Colegiata de Santa María de Tanes.
Museo de la Apicultura de Caso.
Real Colegiata de Santa María de Tanes.
“Nada
garantiza que quién ostente un cargo tenga dos dedos de frente”. Manuel Carmena
Castrillo (1944 - ), jurista, juez emérita y alcaldesa de Madrid.
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