Primera reunión del Grupo de
Catas Las Alondras, del año 2014, organizada por Luis Barneo.
Comienza una temporada del
entrañable Grupo de Catas Las Alondras, en tiempo y forma con la organización
de la primera de las ocho catas ordinarias anuales, por parte de Luis Barneo,
siguiendo el protocolo instaurado desde hace unos años.
Por adaptaciones al calendario de
sus miembros, la misma se realiza un día entre semana, el miércoles día 5 de
febrero, circunstancia no habitual pero acordada para intentar alternar el
calendario lo mínimo posible, acudiendo a la cita todos los miembros, con la
excepción de Iñaqui por motivos laborales y sumándose a la misma, Francisco Medio,
invitado personal de nuestro anfitrión.
Paco, segundo a la izquierda, entre Arturo y Jorge.
El matrimonio Barneo Caragol nos
recibe como es habitual en el salón de su casa, y una vez tomado el refrigerio
de bienvenida y reunidos todos los miembros, pasamos a la mesa del comedor,
vestida para la ocasión, a realizar la cata oficial.
Como ya es habitual acudimos a la
cita con la prudencia de ¡haber con que nos sorprende este año! y es que si hay
un catador anárquico en la organización de las catas, ese es el amigo Luis, que
aprovecha adquisiciones de sus continuos viajes, regalos o adquisiciones
especiales a la cata, para descolocarnos y sorprendernos año tras año a los
catadores. Acudir a una cata de Luis siempre es una experiencia diferente.
Y en esta apertura del año no iba
a ser menos, nos organiza una cata de vinos rosados, cata que sólo se realizo
en una ocasión, en los primeros años del Grupo, allá por el año 1997, aunque
han sido varias las ocasiones en los que los anfitriones hemos agasajado al
resto de miembros del Grupo con elaboraciones de este método de vinificación en
la recepción, previa a la cata. Se ve que la iniciativa recuperada por Iñaqui
en la última cata y el éxito cosechado no cayo en saco roto, como se suele
decir, a Luis.
Selección adecuada de vinos, con presencia
de cuatro Denominaciones de Origen Protegida diferentes, todos de la añada
2012, tres monovarietales, un Merlot, un Cabernet Sauvignon y un Garnacha y un
coupage peculiar y nada habitual, de Monastrell, Syrah y Petit Verdot. Obviamente
no estaban todos los que son, pero si fue una acertada selección para
acercarnos a la realidad de los rosados en nuestro país, quizá por las fechas
de la cata se suponía que alguno no estaba en su mejor momento, pero a
excepción de la última elaboración, el monovarietal riojano a base de Garnacha,
el resto ha soportado perfectamente el paso del tiempo.
Los vinos catados, con sus
puntuaciones medias han sido:
** Cesilia Rosé 2012, coupage de
Monastrell, Syrah y Petit Verdot, acogido a la D.O.P. Vinos de Alicante, que
obtuvo una puntuación media de 2.57 puntos sobre 5.
** Otazu Rosado 2012,
monovarietal de Merlot, acogido a la D.O.P. Navarra. Su puntuación fue de 2.89
puntos.
** Enate Rosado 2012,
monovarietal de Cabernet Sauvignon, acogido a la D.O.P. Somontano, que obtuvo
una puntuación de 3.29 puntos.
** Ramón Bilbao Rosado 2012,
monovarietal de Garnacha, acogido a la D.O.P. Rioja, con una puntuación de 2.68
puntos.
Cata muy ilustrativa, de
elaboraciones que en ocasiones no reciben la valoración que se merecen, y que
nos recuerdan que además de excelentes tintos, en nuestro país tenemos estupendas
elaboraciones de blancos, rosados, dulces, generosos, finos, etc, que en
ocasiones no tenemos en cuenta o no en la medida que su calidad merece. La
fuerza de la costumbre en ocasiones es ley, y catas como esta y la última del
año anterior, han servido para recordarnos que en ocasiones hay que
diversificar para disfrutar del amplio abanico de elaboraciones vinícolas.
Llegaba la hora de la cena, y
Luisa Caragol, nos vuelve a deleitar con su cocina con fundamento, base
tradicional y mediterránea de sus ancestros, sin florituras ni guiños a la
innovación, tan mal utilizados en muchas ocasiones. Y así el primer plato es
una estupenda Vichyssoise, la internacional crema elaborada con puerros,
cebolla, patata, leche y nata, que unos discuten de origen francés y otros
estadounidense, pero que seguro nuestra anfitriona conoce desde su más tierna
infancia, y no me extrañaría que fuera uno de los platos preferidos de su
difunto padre, nativo del último país.
De segundo, otro clásico de la
cocina tradicional, ternera asada con puré de manzana y su toque de ciruelas,
que fue del gusto de los comensales.
Y de postre, el esperado –por el
que suscribe- helado de fresa casera, y en esta ocasión también de mantecado, que
una vez más volvió a repetir del mismo.
La cena fue armonizada con los
vinos de la cata, pudiendo de esta manera contrastar parámetros valorados en la
cata.
La sobremesa en esta ocasión fue
más corta de lo habitual, dado el peculiar día y las obligaciones profesionales
de algunos de los miembros, en la que se ha valorado el calendario anual del
Grupo, que este año tendrá alteraciones, al estar ausente una temporada del
Principado uno de nuestros miembros, Jorge, que no para de disfrutar de su
merecida jubilación.
Apenas concluido el disfrute de
la amena velada, una trágica noticia –aunque en cierta manera esperada- nos fue
comunicada, Lito Álvarez Palacio, hermano, socio empresarial y sobre todo amigo
de nuestro compañero y entrañable maestro Armando, acababa de fallecer mientras
su hermano que había hablado con él dos horas antes, compartía cata y cena con
todos nosotros. Vaya desde aquí, nuestro más entrañable recuerdo para Lito
(q.e.p.d), gran gastrónomo, cocinero y alma mater durante muchos años de la
emblemática Sociedad Micológica La Corra, de Oviedo, una de sus pasiones.
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Fichas de cata:
“Los momentos que siempre recordaremos, llegan de repente, sin hacer
ruido”. Craig Noga, novelista estadounidense.
Siento mucho tristeza por el fallecimiento de mi hermano Manolo y por ello agradezco las palabras de condolencia de Javier,asi como las del resto de los compañeros de cata que me ayudan a sobrellevar la pena.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos vosotos.