Una ría es definida como la
penetración que forma el mar en la costa en la desembocadura de un río a causa
del hundimiento de una parte del litoral. Galicia, es la comunidad española que
mayor número de rías tiene en todo el país, siendo su gran peculiaridad
geográfica.
Con mil doscientos kilómetros de
costa, su territorio abarca un total de diecinueve rías, divididas entre las
Altas y las Baixas, pertenecientes a las provincias de Lugo, La Coruña y
Pontevedra. Doce son las Altas: Ares y Sada, Barquero, Betanzos, Camariñas,
Cedeira, Corme y Lage, Foz, La Coruña,
Mugardos, Ortigueira, Ribadeo y Vivero. Siendo seis las Baixas: Aldán y Vigo,
Arosa, Corcubión, Muros y Noya, y Pontevedra.
Los mejillones son moluscos bivalvos
de la familia de los mitílidos, cuya variedad “Mytilus galloprovincialis”
obtenido mediante cultivo en batea o vivero flotante cuentan desde el año 2007 con la Denominación
de Origen Protegida Mexillón de Galicia. Cuya zona geográfica abarca las rías
de Adán y Vigo, Ares y Sada, Arosa, Muros y Noya, y la de Pontevedra.
Su cultivo es el de mayor
producción en la acuicultura de España, favorecido por ser las rías gallegas
uno de los más importantes depósitos de fitoplancton del planeta, siendo el segundo mayor productor mundial con
280.000 toneladas anuales –datos 2018- después de China -450.000 toneladas.-
Antropológicamente la vinculación
histórica de Galicia con el mejillón data del siglo VIII a. C., siendo un
producto intrínsicamente ligado a sus rías. Las primeras experiencias de
cultivo se producen en 1869 en Carril, al reconvertir mariscadores los antiguos
viveros de ostras en mejilloneras, intensificándose los intentos de conseguir
un cultivo estable en cercas en las primeras décadas del siglo XX. Su despegue
es a partir del año 1945, cuando se fondea en la ría de Arosa la primera batea
por iniciativa de “Viveros del Rial”, con posteriores fondeos en los años
siguientes en diferentes rías, comenzando así el desarrollo de la miticultura gallega,
legislándose su explotación en 1961 por primera vez.
Su sistema de cultivo se lleva a
cabo en balsas flotantes denominadas bateas, diseño autóctono gallego, que consisten
en un entramado rectangular de madera de eucalipto de 100 a 500 metros
cuadrados, soportado por flotadores de acero recubiertos con fibra de vidrio,
poliéster o rellenos con poliéster expandido, sujetas al fondo de la ría
mediante una estructura de hormigón unidas mediante una o dos cadenas de acero y un peso aproximado
de veinte toneladas, que permite el movimiento de la estructura en función de
los vientos y las mareas. Del entramado de madera se cuelgan cuerdas de nylon
de tres centímetros de grosor y de diez a doce metros de largo, en donde se
engorda el mejillón. Las bateas se ordenan en grupos llamados polígonos, cuya
disposición y número están controlados por las autoridades autonómicas.
La mayor de las rías gallegas y
una de las más importantes a nivel mundial es la de Arosa, ubicada entre las de
Muros y Noya al norte, y la de Pontevedra al sur, está delimitada por las penínsulas
de Barbanza y del Salnés, pertenecientes a las provincias de La Coruña y
Pontevedra, respectivamente. Cuenta con cuatro islas: Arosa, Cortegada, Sálvora
y la Toja, siendo Boiro, Cambados, O Grove, Puebla de Caramiñal, Rianjo,
Villagarcía de Arosa y Villanueva de Arosa sus principales núcleos
poblacionales. Con una superficie de 230
kilómetros de ancho, 26 de largo y una profundidad máxima de 65 metros, acoge –datos de 2018- el mayor número de
polígonos -18 de 44- y el 68,46 % de las bateas existentes, 2318 de las 3386
existentes.
El proceso de cultivo en las rías
gallegas es un proceso totalmente natural, al aprovechar el mejillón de manera
eficiente la riqueza natural de sus aguas, que abarca varias etapas:
1.- Obtención de la semilla o
mexilla.
Este molusco de sexos separados
echa sus gametos al mar, dónde se produce la fecundación, dando origen a larvas
que hacen vida pelágica durante unas semanas y posteriormente se fijarán a las
rocas mediante unos filamentos denominados bisos, fibra que el mejillón crea y
que se endurece en contacto con el agua.
En los meses de diciembre a
abril, se hace la recolección de la mexilla arrancándola de las rocas, mediante
la utilización de rasquetas o bien mediante cuerdas colectoras que cuelgan de
las bateas especialmente diseñadas para que las larvas de mejillón se adhieran.
2.- Encordado.
Una vez recolectadas, la semilla
de un tamaño de 1 a 2 centímetros se lleva a la batea, donde se procede a la
confección del encordado. Para ello en los meses de marzo a junio, época de
desove, momento en el que se adhieren las larvas, se adosan una cierta cantidad
de semillas alrededor de una cuerda y fijándola con una fina red
biodegradable, hasta que ellos mismos se adhieran por medio del viso. Proceso que
se hace manualmente o mediante las encordadoras, máquinas especialmente
diseñadas para ello, en el que se colocan entre 10 y 15 kilos de semilla por
cada cuerda.
3.- El desdoble.
Pasados de 4 a 6 meses después
del encordado, cuando el molusco alcanza de 4,5 a 5.5 centímetros, se procede
al izado de las cuerdas de la mexilla, con ayuda de la grúa del barco y de
una gran cesta metálica para evitas caídas y pérdidas.
Debido al considerable aumento de
peso del mejillón, se hace necesario el desdoble de las cuerdas, la confección de nuevas cuerdas de densidad
menor, lo que facilitará el crecimiento del mejillón, además de evitar su
desprendimiento de las cuerdas.
Para ello se pasan los mejillones
por la desgranadora y la mesa parrilla donde se realiza una primera selección,
para pasar a las tolvas de las encordadoras, poniéndose entre 40 ó 50
kilos de mejillón de unos 4 ó 5 centímetros para cada cuerda de
desdoble. Tras esta operación comienza la segunda etapa de engorde que
durará entre 8 y 14 meses dependiendo de la ubicación de la batea hasta
alcanzar los tamaños de comercialización de 7 a 10cm.
Cabe reseñar que el encordado es
necesario levantarlo cada 4 meses aproximadamente, para proceder a su lavado,
ya que a él se adhieren otros animales, moluscos y algas que en ocasiones
impiden su desarrollo.
4.- Cosecha y selección.
La cosecha se recoge pasado un
año, aproximadamente, de la realización del desdoble, en la que se alcanza la
talla adecuada para su comercialización, que es de 70 a 95 centímetros lo que
alcanza en un período de vida de unos 17 meses, generando cada metro de cuerda
unos 20 kilos de mejillones.
Las cuerdas son retiradas del
agua con la ayuda de la grúa e izadas al barco, pasando seguidamente a la
desgranadora y a las parrillas clasificadoras.
5.- Comercialización.
Su comercialización se realiza
principalmente en dos canales: las depuradoras y las fábricas de conserva.
Para su comercialización en
fresco, es necesario su limpieza con abundante agua de mar, se selección por
tallas, se embalan y se envían a los centros expedidores. Cuando su destino es
una fábrica, una vez limpio se envían a granel a la misma.
El cultivo del mejillón en bateas
no es un monocultivo en las rías, aunque si el mayoritario con el 90 %, al
existir también otras de ostras y vieiras, aunque las de estas últimas se están
dejando para realizar su comercialización directamente de las capturas que se
realizan en la propia ría.
El cultivo en bateas no solo es
una actividad sostenible medioambientalmente, sino que económicamente es muy
viable, generador de sinergias de otros sectores y socialmente equitativo,
convirtiéndose en auténtico “oro negro” para Galicia. Los polígonos de bateas
son verdaderos minifundios, en los que cada propietario tiene una o a lo sumo
dos; generan un empleo directo superior a las siete personas e indirecto a
otras quince mil, así como activos en empresas transformadoras alimentarias,
comercializadoras, construcción, infraestructuras, servicios e investigación.
Su efecto turístico es indudable,
con generación de importantes inversiones y empleo, siendo O Grove, la
localidad que mejor ha sabido sacar rendimiento del mismo. No sólo con la
realización de fiestas gastronómicas, de las que forma parte fundamental,
datando su Festival del Marisco del año 1961, sino también por contar con una
flota de catorce calamares dedicados a pasear a los visitantes por los polígonos
de la ría de Arosa, mostrando su proceso de cultivo en las bateas y complementándolo
con su degustación a bordo.
MÁS INFORMACIÓN.
“El que tiene imaginación, con qué facilidad saca de la nada un mundo”.
Gustavo Adolfo Bécquer (1836-70) poeta español.
No hay comentarios:
Publicar un comentario