Penúltima cata del Grupo de Catas Las Alondras del año 2013
organizada por Arturo Rodríguez.
Fieles a la cita acudimos a la
convocatoria de Arturo todos los miembros del Grupo, el jueves 31 de octubre de
2013, fecha elegida por ser víspera de festivo y cumpliendo el calendario
previsto, que permitirá acabar el ciclo de catas en el año natural.
Como suele ser habitual en sus
catas nuestro anfitrión invita a alguno de sus amigos, y en esta ocasión el
invitado es su hermano Fermín, conocido desde hace años por todos los miembros,
y que ya nos ha acompañado en diversas ocasiones por gentileza de su hermano, y
que como es habitual con nuestros invitados participo en toda la cata, pero
sus puntuaciones no han contabilizado
para los efectos oficiales del Grupo.
El Grupo en la sobremesa, con Fermín de píe el primero por la
izquierda.
Este año en la recepción de
llegada cambió su últimamente clásica bienvenida con el excelente cava Privat
Evolució y en su lugar fuimos recibidos con una elaboración monovarietal de
albariño, acogido a la DOP Rías Baixas, comercializado como Airiños do Mar, de
la añada 2011.
Poco a poco nos fuimos llegando y
una vez reunidos todos, pasamos a la parte superior del salón, tomando sitio en
la amplia mesa con toda la infraestructura preparada para realizar la cata
oficial.
Cata que en esta ocasión estuvo
compuesta por cuatro elaboraciones de la comunidad de Castilla León, cuyos
vinos conoce bien Arturo de sus continuas visitas a León. Vinos elaborados cada
uno de ellos con la uva referente y predominante en la zona y en cada
Denominación de Origen, todos monovarietales excepto uno de ellos, peculiares,
originales y excepto el segundo de ellos me atrevo a decir que desconocidos
para los catadores habituales.
Como en la reunión del año
anterior, y que curiosamente suele suceder bastante a menudo, el orden de la
puntuación recibida por cada uno de ellos ha sido inversa a la del orden de
servicio, que se realizo reglamentariamente a botella tapada. Vinos, cuyo orden
de servicio, ha sido:
1.- Gamonal 2011. Monovarietal de
Prieto Picudo, elaborado en Valdevimbre, Léon, por Pardevalles y Viñedos, con
ocho meses de barrica, acogido a la D.O.P. Tierra de León. Su puntuación media
fue de 2,91 puntos sobre 5.
2.- Dominio de Tares Cepas Viejas
2009. Monovarietal de Mencia de cepas de más de 60 años y con nueve meses de
barrica, elaborado en San Román de Bembibre, León, por Bodegas y Viñedos
Dominio de Tares, S.A. acogido a la de D.O.P. Bierzo, y que obtuvo una media de
3,25 puntos.
3.- Tomás Postigo Crianza 2010.
Elaboración realizada en Peñafiel, Valladolid, por Postigo Vergel, S.L. con las
varietales Tinta de Fino (90 %), Cabernet Sauvignon (5 %) y Merlot (5 %), con
doce meses de barrica, siendo su puntuación de 3.78, y
4.- Rompesedas 2006. Monovarietal
de Toro, con dieciocho meses de barrica, elaborado por Coral Duero, S.L. en el
Pego, Zamora, y que fue el más valorado con 4,06 puntos.
Vinos, como decía, desconocidos
que fueron muy del agrado de los catadores, con relativa proximidad entre ellos
pero muy diferentes en las sensaciones que transmitieron, teniendo únicamente
como nexo de unión su alta calidez, ya que sus grados alcohólicos fluctuaban
entre los 14 y 15 grados. Alcoholes muy integrados, a excepción de uno en el
que estaba muy presente, con una media de acidez muy buena, estructurados y con
muy buen cuerpo.
A nivel personal, el que más me
ha satisfecho fue el segundo, una elaboración clásica berciana muy atlántica
que raras veces defrauda, a pesar de que el catado tenia diversos puntos de
sierra no habituales; sorprendente el Rompesedas, muy diferente en boca de lo
que anunciaba su nariz, estando en su momento álgido de consumo; la elaboración
ribereña fue fiel a las mismas, quizás algo cargado de terciarios, y buena y
muy correcta la elaboración leonesa, aún pendiente de pulir su tanino para una
mejor conjunción.
Durante la cena se degusto
también, ya a botella abierta al igual que la de la recepción, la elaboración
riojana Baigorri crianza 2007, monovarietal de Tempranillo, elaborada en
Samaniego por la bodega de mismo nombre, y cuya cata tampoco computa a efectos
oficiales del Grupo.
Acabada la cata dimos cuenta un
año más de las clásicas viandas leonesas habituales de nuestro anfitrión, que
cuenta en su tía-abuela política Flora a la cómplice imprescindible para
satisfacer nuestros paladares.
El chorizo crudo en embutido y
las tartaletas de hojaldre con morcilla matachana fueron las primeras
viandas en salir.
En el segundo plato no quiso ser
fiel a la tradición y un “salmorejo cordobés” con su guarnición de huevo y
jamón picados, fue el siguiente que nos fue servido.
Para terminar con los
inevitables, y siempre esperados, “callos de ternera a la leonesa al estilo
Flora”, que aunque muy diferentes en presentación, tamaño y preparación a los que
habitualmente se hacen en nuestra tierra y que tan acostumbrados estamos a
degustar, están francamente buenos y con ellos disfrutamos todos en época callera.
Menú que fue completado con unas
tradicionales pitacostes, en algunos lugares llamadas torrijas, en su almíbar
con el justo punto de leche, huevo y canela, y que también fue una novedad de
este año.
Cena que completamos con la
habitual sobremesa y los gin-tonics, que nuestro anfitrión nunca perdona.
MÁS INFORMACIÓN. Pinchar en enlaces.
“Un anfitrión que no sepa trinchar y servir, es como el poseedor de una
magnífica biblioteca que no sepa leer”. Alexander Grimod de la Reyniére
(1758-1837) periodista y escritor culinario francés.
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