miércoles, 24 de julio de 2013

Cristal Wine, la música del vino en la copa.

El concierto de Cristalmonio y la cata de grandes vinos se unen gracias al evento creado y dirigido por Carlos Delgado.


El once de junio de 2013 los aficionados asturianos al vino y la música pudimos disfrutar de un evento único, que solo se ha podido disfrutar hasta en Madrid y Barcelona, gracias a la iniciativa del gran profesional que es Carlos Delgado, y a la colaboración de “El Bistró – Gastronomía Loya” y a Fenicia Marketing Groumet, evento que de momento solo se ha podido disfrutar hasta en Barcelona, en el incomparable marco del salón de los espejos del Gran Teatre del Liceu.
Si la oferta propuesta era eminentemente sugestiva de por si, con la posibilidad de escuchar con un instrumento que jamás había escuchado obras de Bach, Fauré, Morzart, Satie, Schubert y Verdi, la realidad supero con mucho las expectativas y la velada se convirtió en irrepetible, e incluso para muchos –entre los que me incluyo- se quedo corta por el espectáculo vivido.
El amigo Carlos Delgado nos volvió a sorprender, como en él es habitual, con una nueva iniciativa diferenciadora y cargada de imaginación combinando dos artes para el disfrute de los sentidos, una novedosa experiencia de gozo y cultura en la que el sugestivo y complejo mundo de aromas y sabores que -encierran los vinos y las sidras se ensamblan con el universo sonoro que una copa de cristal y los hábiles dedos de un músico permiten desvelar.
Y para ello dispuso de un equipo único, por un lado el virtuismo del excepcional músico Gianfranco Grisi con el Cristalmonio acompañado al piano por Alexis Delgado, y por otro una selección de las mejores sidras y vinos del país, que no dejaron indiferente al más de centenar de personas invitadas al evento.



                                          
Con Alexis, Carlos y Gianfranco a mi derecha.



El acto comenzó con la bienvenida y explicación del evento por parte de su creador, que no dudo en definir al mismo como “una forma diferente de acercarse al mundo del vino”, eligiendo la música par hacerlo, prometiendo que con buenos vinos y música divina viajaríamos a un destino paradisiaco, en el que el barco es el vino y el viento la música. Viaje de armonía, equilibrio y ritmo, en el que el vino es la música líquida y la música sonidos embriagadores. Una oportunidad de vivir la emoción sensorial del vino escuchando su música cautiva mientras se realiza la degustación.
En Cristalwein el vino y la sidra cumplen la función del agua, de forma que la música extraída refleja su dimensión sonora. Es la bebida hecha música, la música parece salir del líquido como si se evaporase en ondas sonoras, produce una sensación mágica, deslumbrante, manifestaba un orgulloso Carlos, a la vez que matizaba que escuchar una melodía sirviéndose para ello de varias hileras de copas de cristal llenas de líquido distintos niveles produce una impresión única.



                                         



Explico en que consistía el instrumento con el que nos íbamos a deleitar, el Cristalmonio, equivalente a un piano de cola de 42 tramos, también conocido como “arpa de cristal” es un curioso instrumento que consta de 47 copas diferentes, cada una con un nivel de llenado diferente en función de su densidad, que se hace sonar deslizando los dedos humedecidos sobre el borde de las copas, obteniéndose un sonido etéreo, limpio y cristalino.
Curiosa la historia obtenida con instrumentos de cristal, que se remonta a la antigua China, siendo en el siglo XVIII cuando se puso de moda en Europa y alcanzó su apogeo gracias a instrumentos como la llamada “Glass armonica” inventada en 1762 por Benjamín Franklin, resultado de una automatización para el tañido del juego de copas musicales, después de ver un concierto de copas de vino llenas de agua tocadas por el inglés Edward Delaval, y por la que se llegaron a interesar Mozart y Bach que compuso para varias obras para interpretar con la misma.

 

                                       



Posteriormente presento a Gianfranco Grisi, nacido en 1953 en la italiana Trento, como un excepcional músico que combina la formación académica con la capacidad de creación. Ha compuesto música para documentales, de cámara, obras para coro y orquesta y partituras, así como musicales de teatro. Fundador y director de varias orquestas de cámara, es profesor en el Conservatorio F.A. Bonporti, de Trento.



                                        



Quizá por no dar protagonismo a su hijo o restársela a Gianfranco, Carlos no presentó a Alexis, nacido en Madrid en 1977 aunque con las mismas querencias y apego a la Asturias que vio nacer a su padre, con diez años comenzó en Madrid sus estudios de piano, que continuo en Barcelona y en Londres, dónde concluyo sus estudios en el año 2000. A ofrecido numerosos recitales como solista y como pianista acompañante, a la vez que ha realizado grabaciones para Radio Nacional de España, Televisión Española y Radio Suiza, siendo miembro fundador de la Orquesta de Cámara Spaniard.
 
 
 
Alexis con su padre y las botellas de los vinos degustados.



El concierto y la degustación comenzó con un homenaje al Principado de Asturias, eligiendo una sidra brut nature, Pomarina Brut Nature 2011, elaborada mediante el método champanoise por la firma asturiana Valle, Ballina y Fernández, S.A, acogida a la D.O.P. Sidra de Asturias y elaborada con las varietales autóctonas: Durona, Teórica, Tresali y Ragona, que he puntuado con 3,80 puntos sobre 5, eligiendo como acompañamiento musical la pieza “Libiam neii lieti calici” de la popular Traviata, creada por Giuseppe Verdi.
La pieza “Jesús bleibet meine Frede BWV 147” de Jean Sebastián Bach, fue la elegida mientras se degustaba el primero de los blancos: Pazo de Señoras Selección de Añadas 2006, elaborado por Pazo de Señorans, S.L y acogido a la D.O.P. Rías Baixas. La pieza transmitió una placentera serenidad para disfrutar de uno de los grandes blancos españoles, elaborados con viñas de más de 40 años procedente de suelos silíceos y graníticos que solo se comercializan los años excepciones de cosecha, con la complejidad que le da sus año de fermentación sobre lías, y al que he puntuado con 4,30 puntos sobre 5.
Otro blanco de excepción, el Chivite Finca de Villatuerta 2011, monovarietal de Chardonnay sobre lías,  elaborado por Juan Chivite, S.L en Cintruénigo, acogido a la D.O.P. Navarra; expresión viva de la tierra de Estella, elaborado sobre sus lías en barricas de roble francés, con un carácter netamente borgoñes, al que puntúe con 4,50 puntos sobre 5, y del que he podido disfrutar una vez más, aunque esta vez con el añadido de la estupenda pieza “Gymnipedie nº 1” de Erik Satie.
El tiempo pasaba demasiado de prisa, sin casi tiempo de ir asumiendo tanto disfrute, y llegaba la hora de los tintos coincidente con la mitad del evento previsto. De Navarra al Penedés, a Torrelavit, para degustar el Jean León 3055 Merlot Petit Verdot, de la añada 2011, elaborada con las varietales mencionadas, en el 50 aniversario de la emblemática bodega coincidente con el cambio de imagen de la misma, y al que le da su nombre el número de taxi que su fundador (Jean León) tenía cuando desempeñaba dicha profesión en New York. Vino alegre y sedoso, con una pizca de dulzor al que le valore con un 3,80 puntos sobre 5, y que hemos degustado mientras Gianfranco y Alexis interpretaban la pieza “Pavana en fa menor, op. 50” de Gabriel Fouré, pieza más popular que las anteriores, melancólica y equilibrada, compuesta por un compositor moderno.
La segunda elección tinta nos llevaba a otro de los grandes grupos bodegueros españoles, el Matarromera Prestigio 2010, elaborado por la bodega de mismo nombre en Valbuena de Duero, acogido a la D.O.P. Ribera del Duero, monovarietal de Tempranillo procedentes de los pagos más óptimos a una altura media de 900 metros, al que he puntuado con 4 sobre 5 puntos. La pieza elegida fue la “Serenata D.957” compuesta por Franz Schubert, inspirado en un día soleado en 1826 cuando paseaba con unos amigos.
La degustación concluyo con un riojano clásico de nueva cuña, el Prao Enea Gran Reserva 2005, multivarietal elaborado en Haro por Bodegas Muga, acogido a la D.O.P. Rioja, y que fiel a su estilo es un clásico que sigue emocionando, como bien dijo Carlos, al que he puntuado con 4,10 puntos, mientras se interpretaba la obra “Ave Verum KV 618” de Mozart. Con esta pieza, una de las maravillosas del insigne compositor, escrita como homenaje a lo efímero de la vida y con lo que nos aguarda en el futuro, aprovechaba el creador de este excepcional evento, para tener un sentido recuerdo a su amigo Emilio, fallecido hacía escasas fechas.
La insistencia de los presentes motivo que Gianfranco y Alexis, volvieran a sus asientos y nos volvieran a hacer disfrutar con un par de piezas más fuera de programa. Primeramente Gianfranco interpretaba solo la conocida pieza de Ennio Morricone, que forma la banda sonora del film “La muerte tenía un precio” y posteriormente ambos interpretando una cantiga medieval del rey Alfonso X el Sabio, que puso punto fin a una velada inolvidable, que será difícil de olvidar y al que animo a Carlos para su repetición, eventos como este que son todo un disfrute para los sentidos no son fáciles de conseguir y ellos lo han conseguido. Mi más sincera enhorabuena por todo ello y mi agradecimiento por permitirme disfrutar del mismo.



                                    



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Cuando uno se inspira en algo bueno, la música nace con fluidez, las melodías brotan; realmente es una gran satisfacion”. Franz Schubert (1797-1828) compositor musical austriaco.










































2 comentarios:

  1. Realmente tuvo que ser espectacular, lastima que no se haga público este tipo de actos. Eva Jardón

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  2. Como siempre poniéndonos al día de actividades vinícas y gastronómicas en Asturias, y por ende poniéndonos los dientes largos. En la vida había escuchado hablar de ese instrumento, tiene que sonar bien. Juancho.

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