martes, 24 de noviembre de 2020

La feijoa, la fruta que Nueva Zelanda hizo suya.

Altamente demandada por su aporte vitamínico y mineral y sus aplicaciones medicinales, es originaria de la América tropical.

La Acca sellowiana o feijoa sellowiana, comúnmente conocida como Feijoa, y también como guayabo del Brasil y falsa guayaba, debe su nombre al explorador y botánico alemán Friedrich Sellow quien la descubrió en 1819. Arbusto de hoja perenne perteneciente a la familia Myrtaceae, endémica del sur de Brasil y noroeste del Uruguay, que por su robustez, capacidad de adaptación y de resistencia al frío se ha ido expandiendo por muchos países del mundo.

De corteza áspera y rugosa, color gris oscuro, abundante follaje y hojas en forma elíptica brillantes, alcanza una altura media de cuatro metros, de flores bisexuales de cuatro pétalos y cuatro sépalos y cuyo fruto, que toma su nombre, es una baya ovoide, aromática, de color verde oscuro, piel cerosa y lisa, que como máximo alcanza el tamaño de un huevo de gallina.

Importado por Nueva Zelanda a principios del siglo veinte vía Australia, dónde por sus características ha tenido un desarrollo vertiginoso, siendo con el kiwi sus dos referencias hortofrutícolas. Altamente valorado es explotado industrialmente, siendo el 50 % de su producción exportada.

Fruta que comienza a darse a partir de los tres años de vida del árbol, que se recolecta a mediados y finales del otoño, es de maduración retardada que continua una vez recogida, lo que permite una comercialización exponencial.




Su interior visualmente está compuesto por una pulpa verdosa blanquecina de coloración media, con semillas amarronadas que forma curiosas cruces, que recuerdan a la de Malta, fácilmente oxidable.




Gustativamente su carne es de consistencia alta, jugosa y granular por su carga de finas semillas, levemente gelatinosa, de peculiar sabor agridulce, que recuerda en cierta medida al de la pera y en menor al del kiwi y piña.




Aunque como toda fruta se consume en fresco y como complementos en elaboraciones de cocina, sobre todo postres,  son sus pétalos y sus derivados los que mayor demanda gastronómicamente tienen en el país oceánico y en algunos a dónde es exportada. Los gruesos pétalos de sus llamativas flores, picantes y a la vez dulces, forman parte esencial de las ensaladas neozelandesas, lo que les hacen cada vez más demandados.




Conservas, confituras, gelatinas, mermeladas, salsas, gelatinas y como bases de vinos y licores son otras de sus aplicaciones industriales que se elaboran en base a esta peculiar  fruta.

Si a nivel alimenticio la feijoa es altamente valorada en los países de mayor producción y comienza a serlo en otros en dónde comienza a plantarse, son sus propiedades y valores nutricionales la que la están haciendo muy demandada.

Fruto completo, que aporta altos niveles de vitamina C -50 miligramos cada 100 gramos de fruta-, pero también de vitaminas B1, B2, B3, B6, B9 y E; y de minerales como el calcio, fosfato, hierro, manganeso, magnesio, potasio, sodio, yodo y zinc. Aporte mineral y vitamínico que es utilizado para tratamientos dermatológicos, digestivos y cardiovasculares.

Características, todas ellas, que la están convirtiendo en una de las frutas de moda a nivel mundial, con una demanda creciente y que augura un buen horizonte para los países productores, entre los que se encuentra las Comunidades del norte peninsular, como el Principado de Asturias, a donde llegó en la última década del siglo pasado, y que por las características climatológicas y del terreno ha tenido una magnifica adaptación.

 



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