lunes, 22 de mayo de 2017

Hinojosa de Duero. Ermita del Santo Cristo de la Misericordia.

Antigua capilla del castillo feudal, su construcción data de los siglos XII y XIII.


Hinojosa de Duero, es un municipio y localidad enclavado en el extremo occidental de la provincia de Salamanca, separado de Portugal por la frontera natural que forma el río Duero. Integrado en la comarca de  El Abadengo y en el Parque Natural de los Arribes del Duero, ocupa una extensión de 92,60 kilómetros cuadrados y su población no alcanza los mil habitantes.
Sus primeros pobladores han sido los vetones, pueblo celta de tradición ganadera, asentados posiblemente por en su enclave natural, en el declive de una colina en ángulo producido por la confluencia de los ríos Águeda y Duero, situada a 601 metros sobre el nivel del mar, y marcado por un microclima específico, que permitía el desarrollo de una amplia actividad ganadera, sustento principal de su economía.
Entre su patrimonio civil y religioso destaca la ermita del Cristo de la Misericordia, sita en el cerro de San Pedro, también llamado cerro de los Ángeles, en lo alto de la localidad, dominando la misma lo que la hace visible desde toda ella.








A ella se llega a través del camino sito en el extremo oeste del pueblo, en el que se encuentran cruces que componen el Calvario, y un parque municipal.






Conocida como la “parroquia vieja”, por la función que como tal debió jugar hasta el siglo XVI, con la construcción de la iglesia y actual parroquia bajo la advocación de San Pedro Apóstol, en el centro urbano.



Iglesia parroquial actual


Hinojosa estuvo bajo la dependencia del Abadengo, perteneciente a la Orden del Temple, y en el siglo XIV se convirtió en un señorío feudal solariego, bajo el control del Marquesado de Hinojosa. La ermita fue en tiempos pretéritos la capilla del castillo del señor feudal, ubicado a escasos metros al norte de la misma, y del que en la actualidad sólo quedan sillares, utilizándose el resto en construcciones de diversos tipos por los lugareños a partir del día de San Juan del año 1441, fecha en la que está datada la revuelta popular contra el alcalde la fortaleza y el derrocamiento y huida de este. Revuelta motivada entre otros por la ejecución del derecho de pernada del señor, y que se recuerda y festeja en la localidad cada 24 de junio, con el baile de la bandera, baile de mofa y libertad.



Restos sitos en el emplazamiento del castillo.



La ermita es una obra de transición entre el arte románico y el gótico, construida en los siglos XII y XIII, es una sólida construcción de sillería de granito, con pequeña cabecera cuadrangular y ancha nave articulada en cinco tramos, con espadaña y tres portadas.




Cuenta con tres puertas, la norte, la sur y la oeste, dónde se observan las características predominantes en el primer gótico.
La puerta norte, ahora principal y de acceso al templo, es abocinada, con arcos de medio punto, con ornamentación de hojas de vid y lises en sus capiteles, de marcados matices góticos y románicos.








La del oeste, en la actualidad cegada, de estilo gótico y que en su momento fue la principal, cuenta con la misma ornamentación y coronada por encima por un rosetón.








Puerta que ha sido reconvertida en oratorio exterior, con escaleras y vidrieras, desde el que se divisa la talla del Santo Cristo, que está iluminado todas las horas del año, y desde donde también los fieles le ofrecen sus novenas.







La puerta sur, conocida como del Perdón, es de estilo gótico y carece de ornamentación.








Las cornisas de sus fachadas norte y sur, cuentan con un gran repertorio de desgastados canecillos reutilizados de estilos anteriores, con motivos de cabezas masculinas. Luciendo otros en su interior.







En su fachada norte, dos cruces se ubican incrustadas en sus muros, y otra más se levanta a sus pies. En la sur, no se ubica ninguna cruz y cuenta con una celosía a media altura.






La fachada este, cuenta con una espadaña de dos cuerpos, que se encuentra separada del resto de la edificación en su parte superior.





Entre 1800 y 1914 la edificación ha sido utilizada como ermita, y como cementerio en la parte lindante con su lado oeste, al que se trasladaron las tumbas que se encontraban en su interior, y cuyas lápidas aún a fecha actual son visibles.





Por entonces la ermita sólo ocupaba el presbiterio, dónde se ubicaba el Cristo, y que se hallaba separado del resto por una gran puerta, a través de cuya mirilla le oraban los fieles, estando el resto sin tejado.
Entre los años 1921 y 1923, se construyó el tejado, se puso el piso y se pusieron las puertas en las fachadas, respetando las estructuras que se habían mantenido en píe.
Ello unido a reformas sufridas en siglos anteriores, hacen difícil interpretar todo el proceso evolutivo que ha pasado a lo largo de los siglos. La teoría más extendida, es que a partir de una primera cabecera, se hiciera una ampliación que eleva la cornisa y después otra posterior recrecería todo su cuerpo.
Su interior es de una sola nave de salón y arcos apuntados que sostienen la cubierta de madera, con paredes de mampostería.






En ella destaca en su altar mayor el retablo churrigueresco tallado en madera natural. Se cree que el retablo pertenecía al Convento de Franciscanos de Sobradillo, distante 10 kilómetros de la localidad y que ha sido recientemente restaurado.





Su centro lo ocupa la talla del Cristo de la Misericordia, del siglo XIII, de estilo románico, y caracterizado por un inusual realismo, con su tobillo roto, el brazo izquierdo desgarrado y el pliegue de la ropa, también restaurado junto con el retablo.









La talla, restaurada hace unos años, es muy venerada en el pueblo, contado desde 1868 con una Cofradía que lleva su nombre, que celebra su fiesta y procesiona cada último domingo de abril.






Su origen fue motivado porque los feligreses sacaron en dicho día y dicho año, su imagen en procesión como rogativa, a la vez que se le hacía una novena,  para pedir agua para unos campos que sufrían los estragos de un año especialmente duro por su sequía. Sus plegarias fueron oídas, creándose la Cofradía y celebrando anualmente dicha conmemoración.
Talla que cuenta a su derecha e izquierda flanqueada por las de San Sebastián y la de San Pedro, de las épocas de la transición del gótico al renacimiento y del barroco, respectivamente.







El templo cuenta con otras tallas colocadas en pedestales en las paredes, procedentes de capillas desaparecidas del municipio, como las de Nuestra Señora, San Sebastián, San Roque y San Sebastián.









En diferentes ubicaciones, tanto sobrepuestos en paredes como en las vitrinas, luce el escudo del Obispo Alfonso Gómez de Paradinas (1395-1485), eclesiástico salmantino, obispo de Ciudad Rodrigo, pionero en la construcción de templos en el Renacimiento y que  reformó la cabecera y arcos de la entonces iglesia parroquial, colocando en ella su escudo de armas.







Destacable es asimismo el espacio dedicado al espacio museístico del templo, expuesto en vitrinas, y compuesto por ropaje eclesiástico –alguno de ello confeccionado por particulares lugareños- y piezas litúrgicas de diverso tamaño y valor elaborados en diferentes metales, algunas de oro y plata.










Hinojosa tuvo en su momento una importante comunidad y barrio judío, cuyos símbolos aún son visibles en algunas edificaciones. La ermita cuenta con dos candelarios de siete brazos, clásico y representativo de esas comunidades, que se le relaciona con donaciones de reconvertidos al cristianismo.





Su exterior está diseminado con resto del antiguo castillo y con cruces de diferentes tamaños que forman parte del Calvario de la localidad.











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“No saber lo que ha sucedido antes de nosotros es como ser incesantemente niños”. Cicerón (106-43 a. C) escritor, orador y político romano.

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