Bien de interés cultural, que goza de la
declaración de Monumento Nacional desde 1924.
Ponferrada, capital de la comarca del
Bierzo, en el occidente de la provincia
de León, está situada en la confluencia de los ríos Sil y Boeza. Su extensión
es de 283 kilómetros, cuenta con 37 núcleos de población y su población en el
área metropolitana está cercana a los 70.000 habitantes. Debe su origen y
nombre a la construcción de un puente medieval –siglo XI- reforzado con hierro,
Pons Ferrata, sobre el río Sil.
Milenario hito jacobeo, paso del Camino
de Santiago francés, enclave de la Orden del Temple entre los siglo XII y XIV,
villa de realengo y ciudad moderna y hospitalaria, su casco histórico y su
privilegiado entorno natural son dominados por el castillo de los Templarios y
su rico patrimonio cultural la convierten en uno de los íconos turísticos de la
provincia de León.
Castillo fortaleza, de 8000 metros
cuadrados, con murallas, torres, escudos, troneras y miradores, construidos en
diversas épocas y estilos, entre los siglos XII y XVI, que conforman un
singular conjunto monumental. Conjunto fortificado más importante del norte
peninsular y uno de los enclaves templarios más importantes y significativos de Europa.
En el lugar dónde se levanta,
anteriormente estuvo ubicado un castro celta y posteriormente una ciudadela
romana y un asentamiento visigodo.
En 1178 Fernando III de León permite que
los templarios establezcan una encomienda en la pequeña fortaleza existente en
la villa. Los míticos monjes-caballeros pertenecientes a la primera orden
militar del mundo, construyeron el Castillo sobre los que era un pequeño
poblado con una cerca hecha de cantos y barro, habilitándolo durante casi siglo y medio, hasta el año 1312
que se disuelve la orden.
Tras ser confiscado a la Orden, la
propiedad paso a la corona de León y a Pedro Fernández de Castro. En el siglo
XV perteneció al Duque de Arjona, a su hermana Beatriz de Castro y al esposo de
está, Pedro Álvarez Osorio, Conde de Lemos, hasta que en 1486 los Reyes
Católicos toman posesión del mismo, siendo gobernado en los siglos XVII y XVIII
por un Corregidor en nombre de la Corona. Desde 1850 hasta 1924 se produce un declive, abandono y deterioro, que se
frena con la declaración de Monumento Nacional.
El Castillo, que se erige majestuoso
sobre un espigón rocoso, no es un edificio único, sino un recinto en el que se
acumulan una serie de elementos independientes. Es el resultado de una larga
serie de ampliaciones, reformas y añadidos que suponen un largo viaje por la
historia.
Con forma de polígono irregular, rodeado
de un foso excepto en su parte noroccidental dónde su función la cumple el río,
en él se distinguen dos partes claramente diferenciadas: la norte, del siglo
XII, y el resto construido a lo largo del siglo XV, con reformas realizadas en
los siglos XIX y XX.
Esta hermosa muestra de arquitectura
militar sorprende por su grandiosidad. Son más de ocho mil metros cuadrados de
superficie, a los que se accede desde el lado sur a través de una impresionante
portada principal de mampostería, que flanquean dos torreones rematados de
finas almenas un amplio arco de medio punto.
Tras este arco
se alzaban las puertas de acceso al patio en el que, a la izquierda, se sitúa
la torre del homenaje, desde la que se accede al patio de armas, hoy cubierto
de escombros.
Puertas
construidas por Pedro Álvarez de Osorio, Conde de Lemos, en la segunda mitad
del siglo XV, levantadas entre las torre del Moclín y de la Cabrera, cuyas
terrazas dotadas con saeteras, matacanes y troneras, las dotan de un eficaz
sistema defensivo.
La torre del Moclín, también llamada de los Caracoles por las torrecillas almenadas que rematan su puerta principal con rastrillo, fue levantada por el mismo Conde entre los años 1440 y 1463. En ella termina la fachada noroeste, que constituye un parapeto corrido sobre el río Sil.
De planta
hexagonal irregular, sus plantas acogen una exposición de una colección de las
vestimentas utilizadas en distintos oficios medievales.
Bajo él se abría
una nueva ronda que defendía el subterráneo que unía el castillo con un aljibe,
situado en una torre albarana.
También de 1440
data la construcción de la torre de la Cabrera, la de mayor envergadura, y que
toma el nombre de la comarca hacia la que está orientada. Se alza sobre los
restos más antiguos de la primitiva muralla, engarzando con la parte alta y
cortando la baja, reforzando la defensa de la entrada del recinto.
En la ronda
alta, entre las torres Cabrera y Malvecino, se encuentra el palacio
renacentista con su patio interior, conocido como Palacio Nuevo, recientemente
rehabilitado.
Por su arquitectura y gran superficie – 4.000 metros- es uno de los conjuntos palaciegos más
importantes del siglo XV del norte de España.
Igualmente
mandado construir por el Conde de Lemos, en sus torres de los Azulejos y del
Cenador Alto, se ubica el “Centro de investigación y de estudios históricos del
siglo XV” y la “Biblioteca Templaria”. Acogiendo el primero, en la actualidad,
la exposición bibliográfica “Templum Líbri”, compuesta
por un centenar de libros, una de las mejores colecciones del mundo en su
género, que muestra la grandeza de los libros más bellos de la historia.
En el extremo
sureste se encuentra el Castillo Viejo. Edificado entre los siglos XIV y XV,
después que los templarios fuesen obligados a abandonar su fortaleza, en obras
iniciadas por Pedro Fernández de Castro, continuadas por el Duque de Arjona,
por Pedro Álvarez Osorio y por los Reyes Católicos.
A él se accedía
por dos puertas, la principal abierta por un arco apuntalado por un balcón
superior y en su momento dotada de un puente levadizo y otra más pequeña en su
interior con acceso a la ronda.
En el costado
izquierdo, el castillo está jalonado por dos torres: el cubo circular del Conde
de Arjona y la torre del Homenaje.
El Castillo, es sin duda, la joya de la
Ponferrada monumental. Su privilegiada situación en el corazón de la ciudad,
entre rumores de ríos, montañas y huellas de peregrinos, evoca el espíritu de
los míticos monjes que lo construyeron, cuya memoria, conservada y reedificada
por los nobles que los sucedieron, habita aún entre sus venerables muros. Cada
edificio, cada torre, cada puerta, e incluso cada tramo de muro tiene desde la
Edad Media un nombre propio, un aparejo distinto, y en muchos casos, un escudo
y una inscripción que identifica a un promotor diferente.
MÁS INFORMACIÓN. Pinchar en enlaces.
Museo del Bierzo, en Ponferrada.
Ponferrada, referencia histórica, patrimonial e industrial de León.
Ponferrada, referencia histórica, patrimonial e industrial de León.
“Si el señor no protege la ciudad, en vano vigila
quien la guarda”. Filosofía de la Orden del Temple.
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