Cuenta con el mayor sistema de
aguas termales y medicinales del mundo y Budapest adquirió el título de ciudad
de balnearios en 1934.
Artículo elaborado para la revista de la Federación Española de Tintorerías y Lavanderías, publicado en su número 10, correspondiente a Julio-Septiembre 2014
Artículo elaborado para la revista de la Federación Española de Tintorerías y Lavanderías, publicado en su número 10, correspondiente a Julio-Septiembre 2014
Hungría, el pequeño país encajonado
en el corazón de la Europa central, con apenas diez millones de habitantes y
una extensión 93.000 kilómetros cuadrados, supone toda una experiencia para el
viajero ávido de sensaciones. Pasear por sus ciudades históricas; conocer su
rico patrimonio arquitectónico; fascinarse con su cultura milenaria; disfrutar
de una naturaleza aún intacta; relajarse en algunos de sus múltiples
balnearios; navegar por el río más largo
de la Unión Europea o sumergirse en el mayor lago de Centroeuropa, son sólo
algunos de los hechizos húngaros que le seducirán.
Ubicada en la cuenca media del
río Danubio, limita con siete países –Austria, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia,
Serbia, Rumania y Ucrania- y su fundación como país se remonta al siglo IX,
convirtiéndose al cristianismo a principios del siglo X bajo el reinado de
Esteban I. Ocupada en diferentes períodos a lo largo de la historia, y con
menos de la mitad de su territorio inicial, está estructurada como república
parlamentaria democrática desde 1989, siendo Budapest su capital, que con un
censo cercano a los dos millones de habitantes, aglutina a una quinta parte de
su población.
Budapest la perla del Danubio y
el capitán de sus barcos, es una verdadera metrópolis, con calles palpitantes
de habitantes y turistas que le dan un ambiente característico, una ciudad
única y fascinante, cargada de historia, con una gran vida cultural, de ocio y relax.
Dividida por el río, un tercio de su territorio lo ocupa la montuosa Buda y
Óbuda en la ribera occidental y los dos tercios restantes la llana Pest.
El río Danubio con el palacio Real al fondo.
En Buda las visitas al palacio
Real; los monumentos a la Liberación y a San Gellért en sus montes respectivos;
el palacio Sándor; la iglesia de Matías
del siglo XIII, con el monumento a San Esteban; el Bastión de los Pescadores o
a la galería Nacional de Hungría, el museo de Historia o el teatro Nacional de
Danza, no dejarán a nadie indiferente.
Iglesia de Matías y el Bastión de los Pescadores.
En Pest la basílica de San
Esteban; el Parlamento, mayor edificio del país y símbolo nacional; la Academia
de Ciencias; el teatro de la Ópera; los museos Nacional y de Bellas Artes; el
mercado; la plaza de los héroes o los
paseos por sus calles comerciales, como la Vacci, son merecedores de una
pausada visita.
Basílica de San Esteban.
Los puentes de Isabel, de la
Libertad, de las Cadenas, de Margarita y de Rákóczi, que comunican ambas
orillas; los muelles y el paseo nocturno ensalzan a un más la majestuosidad del
mayor río de la Unión Europea.
El Parlamento visto desde el Bastión de los Pescadores.
Székesfehérváir, referencia en la Edad Media..
Ubicada en el centro de Hungría
se encuentra Székesfehérvíar, la capital del condado de Fejér y de la región
Transdanubio Central, una de las más pobladas del país y que fue durante la
Edad Media residencia real, coronándose en ella treinta y siete reyes.
Su basílica fue una de las
mayores existentes en Europa con una capacidad para 9.000 personas, casi la
totalidad de su población, que fue ocupada, saqueada y destruida por los otomanos, quedando aún en píe hoy sus
restos. Son junto con la plaza de la coronación con su monumento Országalma
–que representa el poder de Cristo sobre el mundo-, la Catedral, el
Ayuntamiento y el palacio Episcopal los
mayores atractivos de esta moderna ciudad.
Monumento al Országalma y el palacio Episcopal.
Veszprem, la ciudad de la beata Gisela.
Al oeste de Székesfehérváir y a 110
kilómetros de Budapest, se encuentra la ciudad amurallada de Veszprém, capital
del condado de mismo nombre. Su gran simbolismo se debe al vencer allí Esteban
I a koppány, pariente suyo pagano que quería derrocarlo, y dónde ordenó junto a
su esposa - la beata Gisella de Baviera-
la construcción de la primera Catedral del país, consagrada al Arcángel
San Miguel, guardándose en ella desde 1996 la reliquia de mano de la beata.,
que residió largos períodos en la ciudad.
Cuenta con el mayor parque
zoológico de la república y este junto con la Catedral, los palacios del
Arzobispo y el de Dubniczay, la torre de la vigilancia, la galería moderna
László Vazz y el paseo por el río Séd, son sus principales atractivos
turísticos.
Monumento a los reyes Esteban I y Gisella.
Al condado de Veszprem pertenece
una gran parte del lago Balatón, el mayor de Europa Central, que tiene 79
kilómetros de largo por 14 de ancho y 3 de profundidad media, y al que los
húngaros consideran como su “mar interior” y parque de la nación. Principal
destino del turismo doméstico, es también uno de los grandes reclamos para el
visitante, con características diferentes en ambas orillas, mientras el norte
cuenta con poblaciones más históricas y menos ostentación, la sur es la más
turística con hotel más lujosos y minúsculas playas.
Dos interesantes poblaciones a
visitar en su entorno son Balantofüred y Tihany. La primera destino popular de
la vela y la pesca de la carpa y la segunda por su importancia histórica y
artística, debido sobre todo a su abadía benedictina de 1055, cuya acta
fundacional contiene las primeras palabras conservadas en idioma húngaro. Los
habitantes de Tihany tienen la renta per cápita más alta del país, pero también
las viviendas más caras.
Pécs, la ciudad sin límites.
Ya en el sur, limitando con
Croacia, se encuentra el condado de Baranya y su capital Pécs, una de las
ciudades más emblemáticas del país. Capital de la provincia romana de Pannonia,
allí fundó el rey Esteban I un obispado en el siglo XI y construyó una de las
primeras catedrales de Europa.
Su carácter multicultural tiene
sus orígenes en haber sido un espacio de encuentro entre culturas que se
relacionaban muy poco, como la de Europa
del Oeste, la balcánica, la alemana y la turca, conservando monumentos
arquitectónicos representativos de varias épocas y milenios, de distintos
pueblos y minorías étnicas. Declarada en
2010 como “Capital europea de la cultura”, distinción que ha compartido con
Essen y Estámbul, es una ciudad eminentemente universitaria, cosmopolita y
cultural, siendo su Universidad la quinta en fundarse en Europa en 1367.
En ella se encuentran los restos arqueológico
romano más rico de la Europa Central, las catacumbas paleocristianas, que han
sido reconocidas como Patrimonio de la Humanidad en el año 2000, por sus
valores arqueológicos e histórico-asrtísiticos. En la actualidad allí se ubica
el “Centro de Visitantes Cella Spetichora”, dónde se disfruta de todo el
conjunto compuesto por la capilla de los siete coros, la cámara de los
apóstoles Pedro y Pablo, la cámara de Cántaro, el mausoleo paleocristiano y el
patio romano,
Las mezquitas del Bajá Gazi Kasim
-el mayor santuario musulmán de Europa Central-; y la del Bajá Hassan Jakovali;
el mausoleo de Idris Baba y los baños del Bajaá Memi, componen el mayor
conjunto otomano de Hungría
Plaza de Pécs, con la mezquita Bajá Gazi Kasim, al fondo.
La basílica de San Pedro, con sus
cuatro llamativas torres, el museo y colección de piedras talladas de la
Catedral, es sin duda el monumento más emblemático de la ciudad. Siendo el
museo Vasarey , la pinacoteca húngara moderna y las galerías de Pécs y Parti y
sobre todo el Barrio Cultural Zsolnay otros emblemas de esta urbe en el que la
historia y la modernidad conviven en perfecta armonía.
El Barrio Cultural Zsolnay, ubicado
en la fábrica de porcelana Zsolnay establecida hace 150 años, cuenta con 35.000
metros cuadrados, se ha convertido en un auténtico dinamizador de la cultura
del condado. Entre otras instalaciones y talleres alberga el museo Zsolnay,
dedicado a la obra del fundador de la fábrica, auténtico innovador y ganador de
múltiples a nivel internacional por sus invenciones tecnológica y artísticas,
cuyas obras el visitante puede observar, además, en las ricas fachadas de cerámica y tejados de
dibujos multicolores de la ciudad.
Mohács, el desenlace fatal y el carnaval, símbolos de la ciudad.
A orillas del Danubio, y a pocos
kilómetros de Pécs se encuentra la apacible y pequeña localidad de Mohács y
recuerdo permanente de las batallas contra los turcos. Y es que en esta
localidad en 1526, las tropas de Luis
III sucumbieron a las tropas de Solimán el Magnífico y Hungría tuvo que sufrir
la humillación de la partición de su territorio en tres Estados, que la mantuvo
sometida durante cuatrocientos años al yugo turco y a la dominación de los
Habsburgo.
La ciudad en la actualidad es
famosa por albergar anualmente su carnaval de Busójárás –la caminata de los
Busós- en honor de la primavera, pero sobre todo en recuerdo de la expulsión de
los turcos en 1687 sobre la que hay varias leyendas. El tradicional y
espectacular desfile de máscaras grotescas con cornamentas de macho cabrio
(Busós) ha merecido la declaración en 2009 como Patrimonio Cultural Inmaterial
de la Humanidad por la Unesco, y a él esta dedicado un museo en la ciudad que
recoge reproducciones y talleres de las mítica mascarada.
Museo de los Busós.
Kecskemét, epicentro de la gran llanura húngara.
Al norte de Mohács a medio camino
entre Szeged y Budapest se extiende la gran llanura húngara cuyo epicentro es
Kecskemét, y que gracias a la prosperidad agrícola se convirtió en el principal
mercado nacional, motivando un enriquecimiento que se ve reflejado en numerosas
plazas nobles y espléndidos edificios de finales del siglo XIX y principios del
XX, siendo en la actualidad un claro ejemplo de reconversión albergando una
industria automovilística de primer nivel mundial.
El Ayuntamiento, el extravagante
y modernista palacio Cifra y el colegio Calvinista, de estilo romántico son sus
monumentos más significativos. La cercana ubicación de las iglesias católica –la
Grande, en estilo barroco-, la protestante, la ortodoxa y la antigua sinagoga,
ponen de manifiesto el ecumenismo y la tolerancia de la ciudad que tiene en
Zoltán Kodály, mundialmente conocido por haber revolucionado el aprendizaje de
la música, a su hijo más universal, al que tiene dedicado un instituto
pedagógico y una exposición.
Ayuntamiento.
Hungría es el mayor balneario del mundo.
Una visita a Hungría no se
concibe sin acudir a uno de sus múltiples balnearios, por los que sus
ciudadanos tienen auténtica devoción. El país cuenta con el mayor sistema de
aguas termales y medicinales del mundo y Budapest adquirió el título de “ciudad
de balnearios” en 1934, existiendo en la actualidad de 118 manantiales. En
Hungría la cultura del baño tiene un pasado histórico de dos mil años y restos
de edificios de baños, frescos y mosaicos testifican que los romanos
descubrieron y disfrutaron de sus fuentes.
En los baños Szécheny, en Budapest.
Deleitando el paladar para completar las visitas.
El disfrute de todo lo
anteriormente descrito se complementa deleitando el paladar con las riquezas
gastronómicas y vínicas de las que se pueden disfrutar. El país cuenta con
veintidós regiones vinícolas, de las que dos –Tokaj y Sopron- son Patrimonio de
la Humanidad, que se complementan con excelentes aguardientes de frutas. El
foie, el salami y el cerdo mangalica son algunas de sus banderas gastronómicas.
La paprika y los platos que con ella se condimentan, las sopas y cremas, el
célebre gulash o su rica variedad de
pasteles, son algunas de sus delicias de cuya ingesta no se arrepentirá.
“Si cada año estuviéramos ciegos por un día, gozaríamos en los
restantes trescientos sesenta y cuatro”. Isaac Asimov (1920-92) escritor y
bioquímico ruso, nacionalizado norteamericano.
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