domingo, 30 de noviembre de 2014

Hungria, el país termal que le seducirá.

Cuenta con el mayor sistema de aguas termales y medicinales del mundo y Budapest adquirió el título de ciudad de balnearios en 1934.
Artículo elaborado para la revista de la Federación Española de Tintorerías y Lavanderías, publicado en su número 10, correspondiente a Julio-Septiembre 2014



Hungría, el pequeño país encajonado en el corazón de la Europa central, con apenas diez millones de habitantes y una extensión 93.000 kilómetros cuadrados, supone toda una experiencia para el viajero ávido de sensaciones. Pasear por sus ciudades históricas; conocer su rico patrimonio arquitectónico; fascinarse con su cultura milenaria; disfrutar de una naturaleza aún intacta; relajarse en algunos de sus múltiples balnearios; navegar por el  río más largo de la Unión Europea o sumergirse en el mayor lago de Centroeuropa, son sólo algunos de los hechizos húngaros que le seducirán.
Ubicada en la cuenca media del río Danubio, limita con siete países –Austria, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, Serbia, Rumania y Ucrania- y su fundación como país se remonta al siglo IX, convirtiéndose al cristianismo a principios del siglo X bajo el reinado de Esteban I. Ocupada en diferentes períodos a lo largo de la historia, y con menos de la mitad de su territorio inicial, está estructurada como república parlamentaria democrática desde 1989, siendo Budapest su capital, que con un censo cercano a los dos millones de habitantes, aglutina a una quinta parte de su población.
Budapest la perla del Danubio y el capitán de sus barcos, es una verdadera metrópolis, con calles palpitantes de habitantes y turistas que le dan un ambiente característico, una ciudad única y fascinante, cargada de historia, con una gran vida cultural, de ocio y relax. Dividida por el río, un tercio de su territorio lo ocupa la montuosa Buda y Óbuda en la ribera occidental y los dos tercios restantes la llana Pest.




El río Danubio con el palacio Real al fondo.




En Buda las visitas al palacio Real; los monumentos a la Liberación y a San Gellért en sus montes respectivos; el palacio Sándor;  la iglesia de Matías del siglo XIII, con el monumento a San Esteban; el Bastión de los Pescadores o a la galería Nacional de Hungría, el museo de Historia o el teatro Nacional de Danza, no dejarán a nadie indiferente.




Iglesia de Matías y el Bastión de los Pescadores.




En Pest la basílica de San Esteban; el Parlamento, mayor edificio del país y símbolo nacional; la Academia de Ciencias; el teatro de la Ópera; los museos Nacional y de Bellas Artes; el mercado;  la plaza de los héroes o los paseos por sus calles comerciales, como la Vacci, son merecedores de una pausada visita.




Basílica de San Esteban.




Los puentes de Isabel, de la Libertad, de las Cadenas, de Margarita y de Rákóczi, que comunican ambas orillas; los muelles y el paseo nocturno ensalzan a un más la majestuosidad del mayor río de la Unión Europea.




El Parlamento visto desde el Bastión de los Pescadores.





Székesfehérváir, referencia en la Edad Media..
Ubicada en el centro de Hungría se encuentra Székesfehérvíar, la capital del condado de Fejér y de la región Transdanubio Central, una de las más pobladas del país y que fue durante la Edad Media residencia real, coronándose en ella treinta y siete reyes.
Su basílica fue una de las mayores existentes en Europa con una capacidad para 9.000 personas, casi la totalidad de su población, que fue ocupada, saqueada y destruida por  los otomanos, quedando aún en píe hoy sus restos. Son junto con la plaza de la coronación con su monumento Országalma –que representa el poder de Cristo sobre el mundo-, la Catedral, el Ayuntamiento y el  palacio Episcopal los mayores atractivos de esta moderna ciudad.




Monumento al Országalma y el palacio Episcopal.




Veszprem, la ciudad de la beata Gisela.
Al oeste de Székesfehérváir y a 110 kilómetros de Budapest, se encuentra la ciudad amurallada de Veszprém, capital del condado de mismo nombre. Su gran simbolismo se debe al vencer allí Esteban I a koppány, pariente suyo pagano que quería derrocarlo, y dónde ordenó junto a su esposa - la beata Gisella de Baviera-  la construcción de la primera Catedral del país, consagrada al Arcángel San Miguel, guardándose en ella desde 1996 la reliquia de mano de la beata., que residió largos períodos en la ciudad.
Cuenta con el mayor parque zoológico de la república y este junto con la Catedral, los palacios del Arzobispo y el de Dubniczay, la torre de la vigilancia, la galería moderna László Vazz y el paseo por el río Séd, son sus principales atractivos turísticos.




Monumento a los reyes Esteban I y Gisella.




Al condado de Veszprem pertenece una gran parte del lago Balatón, el mayor de Europa Central, que tiene 79 kilómetros de largo por 14 de ancho y 3 de profundidad media, y al que los húngaros consideran como su “mar interior” y parque de la nación. Principal destino del turismo doméstico, es también uno de los grandes reclamos para el visitante, con características diferentes en ambas orillas, mientras el norte cuenta con poblaciones más históricas y menos ostentación, la sur es la más turística con hotel más lujosos y minúsculas playas.
Dos interesantes poblaciones a visitar en su entorno son Balantofüred y Tihany. La primera destino popular de la vela y la pesca de la carpa y la segunda por su importancia histórica y artística, debido sobre todo a su abadía benedictina de 1055, cuya acta fundacional contiene las primeras palabras conservadas en idioma húngaro. Los habitantes de Tihany tienen la renta per cápita más alta del país, pero también las viviendas más caras.

Pécs, la ciudad sin límites.
Ya en el sur, limitando con Croacia, se encuentra el condado de Baranya y su capital Pécs, una de las ciudades más emblemáticas del país. Capital de la provincia romana de Pannonia, allí fundó el rey Esteban I un obispado en el siglo XI y construyó  una de las  primeras catedrales de Europa.
Su carácter multicultural tiene sus orígenes en haber sido un espacio de encuentro entre culturas que se relacionaban muy poco, como la de Europa  del Oeste, la balcánica, la alemana y la turca, conservando monumentos arquitectónicos representativos de varias épocas y milenios, de distintos pueblos y minorías étnicas.  Declarada en 2010 como “Capital europea de la cultura”, distinción que ha compartido con Essen y Estámbul, es una ciudad eminentemente universitaria, cosmopolita y cultural, siendo su Universidad la quinta en fundarse en Europa en 1367.
En ella se encuentran los restos arqueológico romano más rico de la Europa Central, las catacumbas paleocristianas, que han sido reconocidas como Patrimonio de la Humanidad en el año 2000, por sus valores arqueológicos e histórico-asrtísiticos. En la actualidad allí se ubica el “Centro de Visitantes Cella Spetichora”, dónde se disfruta de todo el conjunto compuesto por la capilla de los siete coros, la cámara de los apóstoles Pedro y Pablo, la cámara de Cántaro, el mausoleo paleocristiano y el patio romano,
Las mezquitas del Bajá Gazi Kasim -el mayor santuario musulmán de Europa Central-; y la del Bajá Hassan Jakovali; el mausoleo de Idris Baba y los baños del Bajaá Memi, componen el mayor conjunto otomano de Hungría




Plaza de Pécs, con la mezquita Bajá Gazi Kasim, al fondo.





La basílica de San Pedro, con sus cuatro llamativas torres, el museo y colección de piedras talladas de la Catedral, es sin duda el monumento más emblemático de la ciudad. Siendo el museo Vasarey , la pinacoteca húngara moderna y las galerías de Pécs y Parti y sobre todo el Barrio Cultural Zsolnay otros emblemas de esta urbe en el que la historia y la modernidad conviven en perfecta armonía.
El Barrio Cultural Zsolnay, ubicado en la fábrica de porcelana Zsolnay establecida hace 150 años, cuenta con 35.000 metros cuadrados, se ha convertido en un auténtico dinamizador de la cultura del condado. Entre otras instalaciones y talleres alberga el museo Zsolnay, dedicado a la obra del fundador de la fábrica, auténtico innovador y ganador de múltiples a nivel internacional por sus invenciones tecnológica y artísticas, cuyas obras el visitante puede observar, además,  en las ricas fachadas de cerámica y tejados de dibujos multicolores de la ciudad.

Mohács, el desenlace fatal y el carnaval, símbolos de la ciudad.
A orillas del Danubio, y a pocos kilómetros de Pécs se encuentra la apacible y pequeña localidad de Mohács y recuerdo permanente de las batallas contra los turcos. Y es que en esta localidad en 1526,  las tropas de Luis III sucumbieron a las tropas de Solimán el Magnífico y Hungría tuvo que sufrir la humillación de la partición de su territorio en tres Estados, que la mantuvo sometida durante cuatrocientos años al yugo turco y a la dominación de los Habsburgo.
La ciudad en la actualidad es famosa por albergar anualmente su carnaval de Busójárás –la caminata de los Busós- en honor de la primavera, pero sobre todo en recuerdo de la expulsión de los turcos en 1687 sobre la que hay varias leyendas. El tradicional y espectacular desfile de máscaras grotescas con cornamentas de macho cabrio (Busós) ha merecido la declaración en 2009 como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, y a él esta dedicado un museo en la ciudad que recoge reproducciones y talleres de las mítica mascarada.




Museo de los Busós.




Kecskemét, epicentro de la gran llanura húngara.
Al norte de Mohács a medio camino entre Szeged y Budapest se extiende la gran llanura húngara cuyo epicentro es Kecskemét, y que gracias a la prosperidad agrícola se convirtió en el principal mercado nacional, motivando un enriquecimiento que se ve reflejado en numerosas plazas nobles y espléndidos edificios de finales del siglo XIX y principios del XX, siendo en la actualidad un claro ejemplo de reconversión albergando una industria automovilística de primer nivel mundial.
El Ayuntamiento, el extravagante y modernista palacio Cifra y el colegio Calvinista, de estilo romántico son sus monumentos más significativos. La cercana ubicación de las iglesias católica –la Grande, en estilo barroco-, la protestante, la ortodoxa y la antigua sinagoga, ponen de manifiesto el ecumenismo y la tolerancia de la ciudad que tiene en Zoltán Kodály, mundialmente conocido por haber revolucionado el aprendizaje de la música, a su hijo más universal, al que tiene dedicado un instituto pedagógico y una exposición.




Ayuntamiento.




Hungría es el mayor balneario del mundo.
Una visita a Hungría no se concibe sin acudir a uno de sus múltiples balnearios, por los que sus ciudadanos tienen auténtica devoción. El país cuenta con el mayor sistema de aguas termales y medicinales del mundo y Budapest adquirió el título de “ciudad de balnearios” en 1934, existiendo en la actualidad de 118 manantiales. En Hungría la cultura del baño tiene un pasado histórico de dos mil años y restos de edificios de baños, frescos y mosaicos testifican que los romanos descubrieron y disfrutaron de sus fuentes.



En los baños Szécheny, en Budapest.




Deleitando el paladar para completar las visitas.
El disfrute de todo lo anteriormente descrito se complementa deleitando el paladar con las riquezas gastronómicas y vínicas de las que se pueden disfrutar. El país cuenta con veintidós regiones vinícolas, de las que dos –Tokaj y Sopron- son Patrimonio de la Humanidad, que se complementan con excelentes aguardientes de frutas. El foie, el salami y el cerdo mangalica son algunas de sus banderas gastronómicas. La paprika y los platos que con ella se condimentan, las sopas y cremas, el célebre gulash  o su rica variedad de pasteles, son algunas de sus delicias de cuya ingesta no se arrepentirá.





“Si cada año estuviéramos ciegos por un día, gozaríamos en los restantes trescientos sesenta y cuatro”. Isaac Asimov (1920-92) escritor y bioquímico ruso, nacionalizado norteamericano.

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