Resumen del libro “Como agua para chocolate” de Laura Esquivel. Editado por
Grijalbo Mondadori, S.A.
ÍNDICE.
I.- Enero: Tortas de Navidad.
II.- Febrero.
III.- Marzo.
IV.- Abril.
V.- Mayo.
VI.- Junio.
VII.- Julio.
VIII.- Agosto.
IX.- Septiembre.
X.- Octubre.
XI.- Noviembre.
XII.- Diciembre.
CAPÍTULO I: Enero. Tortas para Navidad.
Receta:
n
1 lata de sardinas.
n
½ chorizo.
n
1 cebolla.
n
Orégano.
n
1 lata de chiles serranos
n
10 teleras.
Tita se encuentra cortando
cebolla con Nacha y se describe el nacimiento de Tita, realizado por su madre
en la cocina prematuramente mientras se picaba cebolla debido a los lloros que
esta realizada siempre con la cebolla, incluso en el vientre de su madre. Este
inusitado nacimiento determinó el hecho de que siempre sintiera un inmenso amor
por la cocina y que la mayor parte de su vida la pasara en ella, prácticamente
desde que nació, ya que a los dos días de su nacimiento su padre se murió de un
infarto, a su madre se le fue la leche y fue sacada adelante con los tés que le
preparaba Nacha.
Siempre lloraba cuando picaba
cebolla, de tal manera que no diferenciaba las lágrimas de la risa de las del
llanto y de igual forma confundía el gozo de vivir con el de comer. No era
fácil para una persona que conoció la vida a través de la cocina entender el
mundo exterior. Nunca pudo jugar con sus hermanas, desde que una vez le quemo
las manos con el comal, sin querer, a su hermana Rosaura.
Preparando uno de sus platos
preferidos, la torta de Navidad, en concreto el relleno pensaba en que los
olores tienen la característica de reproducir tiempos pasados junto con sonidos
y olores nunca igualados en el presente, a la vez que vivía de cerca la
autoridad y la fuerte personalidad de su madre.
Una de las tardes, cuando ya
tenía quince años, cunado ya su madre les había dado permiso para levantarse
una vez acabadas las tareas, le dijo con voz temblorosa que Pedro Murquiz
quería hablar con ella, y Mamá Elena ya le aviso de que si venía a pedir su
mano perdía el tiempo, ya que sabía bien que al ser la más chica de las mujeres
le correspondía cuidarla hasta el día de su muerte. Esta máxima nunca la llego
a entender y se hizo mil preguntas sobre la misma, pero todos sus interrogantes
pasaban inmediatamente a formar parte del archivo de preguntas sin respuestas,
en la familia De la Garza se obedecía y punto.
Las continúas contestaciones de
Tita no le gustaban a su madre, que la reprendía y pegaba, y que además casi
nunca la llamaba Mami, como le gustaba que la llamasen, así que cuando comenzó
a hacerlo pensó que ya estaba doblegando el carácter de su hija más pequeña.
A pesar de que mando un recado a
Pedro para que no fuera a su casa, este se presento con su padre, Mamá Elena se
comporto muy amable y les explicó la razón por la que Tita no se podía casar,
poniendo a su consideración la posibilidad de hacerlo con Rosaura, dos años más
mayor que Tita.
Cuando su madre les comunico que
Pedro había aceptado el ofrecimiento, Tita sintió un frío estremecedor que
nunca se le quito, ni tan siquiera cuando Nacha le comunico que había escuchado
a Pedro decirle a su padre que sentía un inmenso e imperecedero amor por Tita,
y que la única forma de estar cerca de ella era casándose con su hermana.
Un año más tarde, en Navidad, la
familia de Pedro y los vecinos del rancho Paquita Lobo, fueron a cenar a su
casa, y allí Tita pudo comprobar el poder de la mirada, poner distancia entre
ella y su querido de nada servía, sentía la sangre correr abrasadoramente por
sus venas, a pesar que para disimular no paraba de hablar con Paquita, e
incluso le dio y explico la receta del licor que bebían, el Noyo. Al acabar la
velada, se encontraron y él le manifestó su amor y le pidió respuesta, ella le
dijo que sí y en su estómago sintió un huevo que no era de hambre, y a la noche
sintió un frío que nunca logro controlar mientras vivió.
CAPÍTULO II. Febrero. Pastel Chabela.
Ingredientes:
n
175 gramos de azúcar granulada de primera.
n
300 gramos de harina de primera, tamizada tres
veces.
n
17 huevos.
n
Raspadura de un limón.
Para el relleno:
n
150 gramos de pasta de chabacano.
n
150 gramos de azúcar granulada.
Para el fondant:
n
800 gramos de azúcar granulado.
n
60 gotas de limón y el agua suficiente para que
remoje el azúcar.
Se explica la elaboración de este
pastel y la manera de conservar los huevos frescos de las gallinas, mientras lo
cocinan Tita y Nacha para la boda de Pedro y su hermana Rosaura, después de
haber preparado los 20 platos que componían el banquete. A la petición de la
mano Tita no acudió pretextando una jaqueta y por ello fue castigada a castrar
los pollos para convertirlos en capones, lo que le costo un gran sacrificio y
genero un enfrentamiento con su madre, que la abofeteo.
Al acabar los preparativos para
el pastel estaba muerta de cansancio y descargo toda la tensión, por indicación
de Nacha, llorando largamente, para evitar hacerlo el día siguiente, durante la
celebración de una boda que no entendía, en la que su amado se iba a casar con
una hermana con la que nunca se había llevado bien, a la que la aversión por
los criterios diferentes sobre la cocina y la comida les hizo rivalizar,
rivalidad culminada con la boda.
Mientras preparaban el relleno
para el pastel, recordaba el día que venia de recoger los chabacanos y se
encontró con Pedro que le pidió hablarle y como para rechazarle entro corriendo
en la sala dónde sus hermanas bordaban le sábana nupcial, con un delicado
bordado en un orificio en el centro, destinado a mostrar únicamente las partes
nobles de la novia en los momentos íntimos del matrimonio, sábana elaborada en
seda francesa adquirida suministrada por un chino que compraba billetes del
ejército revolucionario del norte sin valor en el sur, y que se desplazaba al
norte a comprar mercancía.
Preparando el turrón o fondant
para el pastel, Tita volvió a llorar y fue enviada a la cama por Nacha, que
temía que las lágrimas alteraran su sabor, hecho que constato probándolo, pero
sin saber porqué le entro una gran nostalgia, recordando parte de las
celebraciones que conoció en sus 85 años, incluida su frustrada boda por el
rechazo de Mamá Elena, se acostó y lloró toda la noche y no tuvo ánimos para
asistir a la boda el día siguiente.
El día de la boda Tita no sólo
tuvo que acudir, sino también evitar que su rostro revelara la menor emoción,
siendo consciente que más que su hermana ella sería el centro de atención de
los invitados, que en gran parte querían regodearse con su sufrimiento. Para
lograrlo hizo lo posible para que su mente estuviese ocupada en sus recuerdos,
como el día que con nueve años se escapo a jugar con los niños del pueblo y los
gano cruzando el río a nado, o como consiguió controlar con catorce años a los
caballos desbocados por un cohete lanzado por unos niños.
Concluida la boda, tuvo que
felicitar a su hermana y a Pedro, que le pidió su felicitación y a la hora de
abrazarla le dijo que con la boda lograba lo que anhelaba, estar cerca de ella,
la mujer que quiere. Sus palabras se reflejaron en su rostro, que no puedo
evitar sus sentimientos, reflejando sus rostro un gran alivio y felicidad, que
fue observado por su madre que la interrogo sobre las palabras de su amado, a
la vez que la amenazaba si la volvía a ver cerca de él.
Aquellas palabras la habían
aliviado y sólo deseaba que todos comieran su pastel para poder retirarse y
correr al lado de Nacha para contárselo. Sus pensamientos la tenían tan
ensimismada que no le permitieron observar que algo raro sucedía a su
alrededor, y que una inmensa nostalgia se adueñaba de todos los presentes en
cuanto le daban el primer bocado al pastel, que comenzaban a llorar, incluida
Mamá Elena que no lo hacia desde la muerte de su esposo. Y eso no fue todo, el
llanto fue el primer síntoma de una intoxicación rara que tenía algo que ver
con una melancolía y frustración que hizo presa de todos los invitados y los
hizo terminar en el patio, los corrales y los baños añorando cada uno al amor
de su vida, participando todos en una vomitona colectiva, siendo Tita la única
a la que no le acepto, y que nada más acabar su pastel se fue en busca de la
que consideraba su verdadera madre las palabras de su cuñado. Rosaura intento
controlar sus náuseas y arcadas, pero acabo vomitando ante su esposo y no hubo
poder humano que le quitara de la mente que su hermana había mezclado algún
elemento extraño en el pastel.
Los dolores y quejidos así como
el miedo a deponer sobre las sábanas que tanto tardo en bordar, facilitaron que
Pedro le sugiriera dejar para otro día la culminación de la noche de bodas, pasando
meses antes de que él sintiese la obligación de hacerlo y ella le dijera que se
sentía bien.
Tita jamás ni supo ni se imagino
la tardanza en consumarse aquella boda, estaba más preocupada por salvar su
pellejo que por otra cosa, la noche de la fiesta había recibido de manos de su
madre una soberana paliza jamás recibida y por la que tuvo que pasar dos
semanas en cama para reponerse de los golpes. El motivo era la seguridad de su
madre que con el contubernio de Nacha le había echado algún vomitivo al pastel.
La cocinera no pudo atestiguar a su favor, ya que al ir a verla la encontró
muerta con los ojos abiertos y la foto de un antiguo novio en las manos.
CAPÍTULO III. Marzo. Codornices en pétalos de rosa.
Ingredientes:
n
12 rosas, de preferencia rojas.
n
12 castañas.
n
Dos cucharadas de mantequilla.
n
Dos cucharadas de fécula de maíz.
n
Dos gotas de esencia de rosas.
n
Dos cucharadas de anís.
n
Dos cucharadas de miel.
n
Dos ajos.
n
6 codornices.
n
1 pithaya.
Mamá Elena conocedora del riesgo
que había en el caso de estar juntos Pedro y Tita, se las había arreglado para
que nunca pudiese tener lugar un encuentro, pero a la muerte de Nacha su hija
era la más capacitada para ocupar el puesto vacante en la cocina, siendo
nombrada entre el regocijo de los habitantes del rancho cocinera oficial y ahí
escapaban de su riguroso control los sabores, los olores, las texturas y lo que
éstas pudieran provocar.
La muerte de la cocinera la había
dejado muy sola al considerarla su verdadera madre y se encontraba en un estado
de depresión muy grande, obsequiándola Pedro con un ramo de rosas al cumplirse
el aniversario de su nombramiento como cocinera. Rosaura, que esperaba su
primer hijo, al observar la escena salió de la sala presa de un ataque de
llanto y su madre la obligó a deshacerse de las rosas. Tita apretó con tal
fuerza las rosas contra su pecho que se volvieron rojas con la sangre y para nada deseaba tirarlas a la basura,
escuchando la voz de Nacha dictándole al oído una receta prehistórica donde se
utilizaban pétalos de rosa.
La receta se hacía con faisanes,
pero lo único que había en el rancho era codornices, y en busca fue de ellas,
matando a la primera con gran dificultad y hacerlo de manera decidida con las
siguientes. Mientras preparaba la receta se acordó de la vez que su hermana
para complacer a Pedro se puso a cocinar y la echo de la cocina, con un
resultado nefasto, el arroz se le batió, la carne se le saló y el postre se le
quemó, salvando la situación su madre que manifestó, con el consentimiento de
todos, que para ser la primera vez no lo había hecho tan mal, pero que no le
valió a Rosaura para intentarlo en otras ocasiones.
La receta preparada causó
sensación en la mesa, Pedro la consideró un placer de dioses, a la madre le
pareció salada y Rosaura pretextando náuseas y mareas no pudo comer más de tres
bocados, ocurriéndole algo raro a Gertrudis.
Parecía que el alimento que
estaba ingiriendo producía en ella un efecto afrodisíaco, pues empezó a sentir
que un intenso calor le invadía las piernas, y un cosquilleo en el centro de su
cuerpo no le dejaba estar correctamente sentada. Empezó a sudar y a imaginarse
a lomos de un caballo con un villista que días antes había visto en el pueblo,
intento buscar apoyo en Tita, pero esta estaba ausente, parecía que su cuerpo
se había disuelto en la receta y penetraba en el cuerpo de Pedro ,voluptuosa,
aromática, calurosa y completamente sensual.
Gertrudis era la encargada de
lavar platos y trastes de la cocina, pero no era capaz de hacerlo y le pidió a
su hermana que lo hiciese, estaba indispuesta y su cuerpo sudaba copiosamente,
le brotaban gotas de color rosado y tenían un agradable y penetrante olor a
rosas, sintiendo una necesidad imperiosa de bañarse, y corrió a prepararlo. En
el patio había una regadera reglamentaria en un cuarto con tablas por el que se
veía a la persona que estaba dentro. El olor a rosas que desprendía su cuerpo
llego muy lejos, hasta las afueras de Piedras Negras, dónde revolucionarios y
federales libraban una cruel batalla. El olor llego al villista Juan, el soldado
que había visto semanas antes, y este abandono el campo de batalla a galope
hacia el rancho, presa de una fuerza superior que controlaba sus actos, una
necesidad de llegar lo más pronto posible al encuentro de algo desconocido en
un lugar indefinido.
Le fue fácil dar con el objetivo,
y llego al rancho cuando ella corría en medio del campo desnuda, parando en
cuanto le vio realizando ambos un encuentro espectacular a lomos del caballo,
siendo todo tan rápido que la escolta que seguía al capitán intentando
interceptarlo nunca lo logró y el informe que llevaron era que había
enloquecido durante la batalla.
Tita había observado todo desde el patio, a pesar de que una nube de
color rosado y las llamas del cuarto del baño le interferían la visión, a su
lado Pedro también tuvo la suerte de completar el espectáculo, pues había
salido a dar una vuelta en bicicleta, y como espectadores de una película se
emocionaron hasta las lágrimas al ver a sus héroes realizar el amor que para
ellos estaba prohibido. Él le cogió su mano y hubo un momento en que todo pudo
cambiar, pero la llegada de Mamá Elena lo impidió, aunque ella tuvo tiempo para
trasladarse a una situación distinta. El segundo grito de su madre la sacó de
sus cavilaciones y no sabía como explicar la situación creada, por lo que se
invento una versión de que los federales habían entrado a tropel, habían
prendido fuego a los baños y habían raptado a Gertrudis. Su madre se creyó toda
la historia y enfermó de la pena, pero estuvo a punto de morir cuando se enteró
una semana después por boca del párroco del pueblo que su hija estaba
trabajando un burdel de la frontera; prohibió mencionar el nombre de su hija y
mandó quemar todas sus fotos y su acta de nacimiento.
Pero ni el fuego ni el paso de
los años logró borrar el olor a rosas ni borrar las imágenes que la pareja
observaron y les marco para siempre. Cada aniversario como ofrenda a la
libertad de su hermana, Tita repetía la receta y se imaginaba la vida de su
hermana, a la que relacionaba con una estrella a la que intentaba descubrir en
el firmamento para que le transmitiera el calor que a ella le faltaba y a su
hermana le sobraba.
CAPÍTULO IV. Abril. Mole de guajolote con almendra y ajonjolí.
Ingredientes:
n
¼ de chile mulato.
n
3 chiles pasilla.
n
3 chiles anchos.
n
Un puñado de almendras.
n
Un puño de ajonjolí.
n
Caldo de guajalote.
n
1/3 de la concha de un bizcocho.
n
Cacahuetes.
n
½ cebolla.
n
Vino.
n
2 tablillas de chocolate.
n
Anís.
n
Manteca.
n
Clavo.
n
Canela.
n
Pimienta.
n
Azúcar.
n
Semilla de los chiles.
n
5 dientes de ajo.
Tita se aplico en cebar a los
guajalotes apropiadamente, pues le interesaba quedar bien en la fiesta del
bautizo de su sobrino Roberto, hijo de Pedro y Rosaura, acontecimiento que
merecía una gran comida con mole y en la que se estrenaba una nueva vajilla con
el nombre del niño, que acaparaba todas las atenciones, es especial de su tía
que sentía un inmenso cariño por el niño sin tener en cuenta de que era el
resultado de algo que no deseaba.
Los preparativos en la cocina
desprendían olores que llamaron la atención de Pedro, que acudió a la cocina y
encontró a su amada en los preparativos de una forma muy sensual y con su
mirada consiguió transformar los senos de Tita, que siempre iba sin sujetador,
de castos a voluptuosos, sin necesidad de tocarlos. La llegada de Chencha evito
un desenlace que ambos deseaban.
La mirada de Pedro le había hecho
recuperar la confianza en el amor que éste le profesaba, hacia tiempo que
estaba envenenada con la idea de que bien Pedro le había mentido o que con el
tiempo se había enamorado de su hermana. Esta inseguridad comenzó cuando él
dejo de festejar sus platos, sin saber que Mamá Elena le había pedido a su
cuñado que no hiciera comentario alguno, siendo de esa época de sufrimiento
cuando nacieron sus mejores recetas.
Una mañana madrugo más de lo
habitual para prepararle una maleta con ropa a su hermana Gertrudis sin que
nadie lo supiese, para dárselo a Nicolás que salía de viaje a recoger
ganado, cuando escucho a su cuñado
buscándola con desesperación, tenia que ir en busca del doctor, ya que su
hermana había comenzado con los dolores de parto, y le pidió que la atendiera
mientras volvía.
A Tita no le quedo otro remedio,
ya que su madre y Chencha ya se habían ido al mercado. Lo que ella no imaginaba
es que a Pedro lo capturaran los federales y que en el pueblo hubiera una
batalla y se tuvieran que refugiar en casa de los Lobo, por lo que la única
presente en el nacimiento de su sobrino era ella.
En las horas que pasó al lado de
su hermana, que había engordado 30 kilos y que tenia hinchado el cuerpo,
aprendió más que en todos los años de escuela. Había visto nacer algunos
animales, pero esas experiencias de nada le servían ahora, sabía la teoría pero
nada más y arrodillada ante su hermana pedía a Nacha que la iluminara en esos
momentos.
El llanto del niño invadió todos los espacios de su corazón y ella supo que amaba nuevamente la vida, a
ese niño, a Pedro e incluso a su hermana. Tomo al niño se lo acerco a Rosaura, y
juntas lloraron un buen rato, realizando después todas las indicaciones que le
realizaba Nacha al oído, realizando perfectamente los pasos aconsejables en
estos casos. Cuando a la noche llegaron Mamá Elena, Chencha y los Lobo, se
admiraron del trabajo profesional que había realizado. Pedro no llegó con el
doctor Brown hasta el día siguiente, en el que lo dejaron en libertad. El
doctor hizo ver lo peligroso que había sido el parto, en el que la vida de
Rosaura estuvo en peligro, quedando gratamente sorprendido de la labor
realizada, a la vez que se sorprendía la transformación de niña dientuda a
mujer bellísima que había experimentado Tita.
La petición de la madre al doctor
para que fuese cada dos veces al día a ver a su hija, le lleno de alegría, ya
que podía ver a la única mujer que le había llamado la atención desde la muerte
de su mujer, hacia cinco años al poco de dar a luz, pero de eso no se percato
la madre que únicamente estaba preocupada de que su hija no tenia leche.
Se contrato a una nodriza del
pueblo, pariente de Nacha, para amamantarlo, pero una mañana una bala cuando acudía
a la casa una bala perdida acabo con ella y no fue posible encontrarle una
sustituta. El bebe lloraba desesperado pese a los intentos de Tita de darle té,
que lo rechazaba, desesperada ante los lloros abrió su blusa y ofreció al niño
su pecho, segura de que estaba seco pero con la intención de mantenerlo
entretenido mientras pensaba en una solución.
El niño succionó y succionó, con
fuerza tan descomunal, que logró sacarle leche a Tita, que viéndole tan
tranquilo y escuchándole deglutir sospecho que algo extraordinario estaba
pasando, separo al niño del pecho y vio como le brotaba leche del pecho. No era
posible que una mujer tuviera leche, se trataba de un hecho sobrenatural y sin
explicación en esos tiempos. Estaba tan absorta en la contemplación del niño
que no escucho entrar a Pedro, que no se sorprendió ni necesitó de ningún tipo
de explicaciones, embelesado y sonriente se les acerco y le dio a Tita un beso
en la frente. Ella le quito el pecho al niño satisfecho y él contemplo lo que
había visto a través de la ropa, ayudándola a ajustarse la ropa antes de la
llegada de Mamá Elena, que nada pudo ver pero si oler algo en el ambiente que le hizo agudizar
todos los sentidos, y que mostró su satisfacción cuando su hija le dijo que el
niño había tomado té.
Rosaura seguía delicada por lo
que nadie se extrañaba que su tía le diera de comer al niño, pero lo que nunca
supieron era la forma en que lo hacia, ya que con la complejidad de Pedro tenia
mucho cuidado de que nadie la viera. El niño, en lugar de ser motivo de
separación entre ambos, terminó por unirlos más.
El día del bautizo su hermana
sólo pudo estar en la iglesia, y ella tomo su lugar en el banquete, el doctor
John Brown la miraba embelesado, había acudido solo para intentar hablar con
ella a solas y acercándosele escucho como le decía que no podía tener hijos ni
casarse al tener que cuidar a su madre, algo que el doctor no llegó a
comprender dejándolo desconcertado, como estaba ella, que se superpuso al tener
en sus brazos a Roberto, realmente ella ejercía de madre sin el título oficial,
Pedro y Roberto le pertenecían y ella no necesitaba nada más en la vida.
Tita esta tan feliz que no se dio
cuenta de que su madre y John no la perdían de vista. La comida fue un éxito y
no paro de recibir felicitaciones. Entre todos los invitados ella era realmente
la única molesta, pues curiosamente después de comer el mole, todos habían
entrado en un estado de euforia que los hizo tener reacciones de alegría poco
comunes. La única que no perdió la
compostura fue Mamá Elena, muy ocupado en buscar soluciones a su resquemor, y
aprovechando un momento en que Tita estaba cerca, le comento al padre Ignacio
la preocupación por su hija Rosaura, y por si necesitaba un médico en un
momento dado, por lo que había decidido enviar al matrimonio y a su nieto a
vivir a San Antonio, Texas, con su primo. Sus palabras resonaron como cañones
en la cabeza de Tita, que no estaba dispuesto a permitir que ello ocurriera,
aunque su madre ya había conseguir arruinar la fiesta, su primera fiesta.
CAPÍTULO V. Mayo. Chorizo norteño.
Ingredientes:
n
8 kilos de lomo de puerco.
n
2 kilos de retazo o cabeza de lomo.
n
1 kilo de chile ancho.
n
60 gramos de cominos.
n
60 gramos de orégano.
n
30 gramos de pimienta.
n
6
gramos de clavo.
n
2 tazas de ajos.
n
2
litros de vinagre de manzana.
n
¼ kilo de sal.
Tita había perdido todo interés
por la vida desde que Roberto, Pedro y Rosaura se habían ido a Texas,
exceptuando el que le despertaba un indefenso pichón al que alimentaba de
lombrices, y Chencha se aplicaba en elaborar el chorizo que hacían con el
cerdo, uno de los pocos animales que se había salvado del expolio que fechas
antes les habían realizado el ejército revolucionario. El día que llegaron
había poca gente en la casa y Mamá Elena les hizo frente con la escopeta con una
valentía inusual y amenazando al capitán consiguió que no entraran en la casa,
aunque se llevaron buena parte de las provisiones y tal cantidad de palomas que
pudieron alimentar a todo el batallón durante toda una semana. Al irse el
capitán pregunto por sus hijas, a lo que le respondió que la mayor y la menor
vivían en Estados Unidos y la otra había muerto, la madre nunca se enteró que
ese capitán Juan Alejandrez meses antes se había llevado a su hija Gertrudis.
Al salir de su escondite lo
primero que extraño a Tita fue el canturreo de las palomas y ese silencio le
hizo que sintiera de golpe la soledad, subió al desván y lo único que encontró
fue suciedad y plumas y un pequeño pichón recién nacido, a la vez que observa
la polvareda de los caballos y por un momento deseo encontrar a su madre
muerta. Desde ese día el pichón era su preocupación, sus pechos se habían
secado de un día para otro, por la pena que le causó la separación de su
sobrino y no paraba de pensar atormentada quién y cómo lo estaría alimentando y
su único logro en ese tiempo fue quintuplicar el tamaño de la enorme colcha que
llevaba años tejiendo.
Como su misión era atender a su
madre hasta su muerte, una de sus funciones era preparar el ritual para el baño
que era igual que una ceremonia y después bañarla, ceremonia que realizaban una
vez a la semana, y de la que la madre nunca quedaba satisfecha del trabajo
realizado por su hija, y en aquella época con la cabeza de Tita en otro sitio
los errores se multiplicaron y tuvo que realizar trabajos complementarios que
de otra manera no se producirían.
Mientras preparaban el chorizo no
pudo de dejar de recordar cuando una noche de verano cuando todos salieron a
dormir al patio, ella se levanto al baño y detrás de ella Pedro que se le
abalanzo, la beso y la palpo , pero que no pudieron ir más allá por el acecho
de Mamá Elena, que por unos días parecía haber olvidado el mandar al exilio a
su hija, pero que con este hecho lo agilizó y en tres días logró que se fueran
del rancho.
La llegada a la cocina de su
madre y de Chencha llorando le ahuyentó sus recuerdos, el sirviente que había
ido a interesarse por la salud de Roberto, vino con la noticia de que el niño
se había muerto. Tita sintió en su cabeza un trastero cayéndose del golpe, su
madre le recrimino que llorase y ella se le enfrento rompiendo el chorizo en
cachos y fue golpeada con dureza con una cuchara de madera por su madre, pero
ella se le volvió a enfrentar y la culpo de la muerte de Roberto, a la vez que
cogiendo al pichón se subió al palomar.
Su madre mando quitar la escalera
y dejarla pasar allí la noche, al día siguiente mando a Chencha bajarla, pero
esta la encontró con el pichón muerto entre sus manos y con la mirada perdida,
y le dijo a la madre que estaba como loca y que no quería abandonar el palomar.
Su madre decidió enviarla al manicomio, al no haber sitio en la casa para
dementes, y mando llamar al doctor Brown para que la llevara. Este la encontró
desnuda, con la nariz rota y llena de suciedad de palomas por todo el cuerpo,
nadie supo que le dijo el doctor durante las horas que pasó con ella, pero al
atardecer bajó con Tita ya vestida, la subió a su carreta y se la llevó.
Chencha corrió llorando a su lado y apenas le dio tiempo a ponerle encima la
enorme colcha que siempre tejía
CAPÍTULO VI. Junio. Masa para hacer fósforos.
Ingredientes:
n
1
onza de nitro en polvo.
n
½ onza de minio.
n
½ onza de goma arábiga en polvo.
n
1 dracma de fósforo.
n
Azafrán.
n
Cartón.
El doctor Brown en lugar de
llevarla a un manicomio la llevo a vivir con él, ella se sentaba junto a la
ventana de un pequeño laboratorio que él tenia en la parte de trasera del patio
de su casa y allí le veía realizar sus preparados, entre ellos la masa para
fósforos. Su frío crónico no le permitía calentarse, a pesar de estar cubierta
con su pesada manta de lana.
El doctor con sus manos, graves y
amorosas, le quito la ropa y la baño, luego con cuidado le había desprendido
toda la suciedad de las palomas, dejándola limpia y perfumada, le había
cepillado el cabello y acostado en una cama con sábanas almidonadas. Esas manos
le había rescatado del horror y nunca lo olvidaría, algún se lo haría saber,
pero ahora prefería el silencio.
Tenia muchas cosas que ordenar en
su mente y no encontraba palabras para expresar lo que estaba cocinando en su
interior desde que dejó el rancho y no le apetecía hablar ni con John, ni del
pequeño Alex ni de Caty su cuidadora y cocinera. No paraba de mirarse sus
manos, al verlas libres de las órdenes de su madre no sabía que pedirles que
hicieran, nunca lo había decidido por sí misma. Se asomaba a la ventana y
alargaba sus manos al viento con el deseo de volar.
Una mañana descubrió un olor que
provenia de un pequeño cuarto al fondo del patio, era el olor que desprendía
una comida bien cocinada, sin conocer a la cocinera sentía reconocerse en esa
persona, bajo en su búsqueda y se encontró con una agradable mujer de unos 80
años parecida a Nacha, que hervía té en un cazo de barro, la invito con la
vista a sentarse y le dio una taza de té, la tomo y permaneció un buen rato a
su lado, no hablaron pero no era necesario, entre ellas había una comunicación
que iba más allá de las palabras.
Ella la visita todos los días, y
poco a poco aparecía también el doctor, la única diferencia era que el sí
hablaba y en lugar de cocinar se dedicaba a poner a prueba sus teorías de
manera científica. Esta experiencia por experimentar la había heredado de su
abuela, una india kikapú a la que su abuelo había raptado y llevado a vivir con
él lejos de la tribu. Con todo y que se casó con ella, la orgullosa y netamente
americana familia del abuelo le había construido este cuarto al fondo de la
casa, donde ella podía pasar la mayor parte del día dedicándose a la actividad
que más le interesaba: investigar las propiedades curativas de las plantas, al
mismo tiempo que le servía de refugio en contra de la agresiones de su familia.
El reconocimiento de “Luz de
luna”, que era su verdadero nombre, vino cuando su suegro Peter estaba a punto
de morir de un mal de bronquios, y las sanguijuelas implantados por su esposa
Mary, hija de médico, no funcionaron, ella al oír los gritos pidió intervenir
para parar el sangrado de las heridas, cosa que consiguió nada más poner sus
manos encima, luego pidió quedar a solas con el enfermo, y nadie se atrevió a
decir nada después de lo visto. Se paso toda la tarde al lado de su suegro
aplicándole sus remedios, hasta muy entrada la noche en la que salio acompañada
del enfermo completamente restablecido, convirtiéndose en el médico de la
familia y plenamente reconocida como curandera milagrosa entre la comunidad
norteamericana.
El abuelo quiso ampliar el local
del laboratorio, pero ella no quiso, allí John paso la mayor parte de su
infancia, y allí pasaba ahora gran parte de su tiempo, intentando lograr
comprobar científicamente todas las curaciones milagrosas que “Luz de amanecer”
había realizado.
Tita gozaba enormemente al verlo
trabajar, con él siempre había cosas que aprender y descubrir, como ahora, que
mientras preparaba los cerillos le estaba dando toda una cátedra sobre el
fósforo y sus propiedades, que había sido descubierto por el químico alemán
Brandt en 1669 buscando la piedra filosofal. También le mostró un experimento
con él, ya que aunque el fósforo no hace combustión con el oxígeno a
temperatura ordinaria, si es susceptible de hacer a temperatura elevada, como
le demostró.
Con el experimento el doctor le
filosofeo sobre la relación de los cerillos con los sentimientos y que cada
persona tiene que descubrir los detonadores para poder vivir, ya que ellos son
los que nutren de energía el alma, y sino descubrimos los detonadores, los
cerillos se humedecen y no se pueden encender el fósforo, aunque también le
dijo que había muchas maneras de poner a secar una caja de cerillos y poder
buscar de nuevo los detonadores.
También le explico los juegos que
hacía con su abuela, en la que ella escribía en la pared una frase con una
sustancia invisible y él en la noche adivinaba lo que había descubierto, y le
dio un lienzo y un pedazo de fósforo para que ella pusiese las razones por las
que no hablaba. Tita que no sabía que una de las propiedades del fósforo era la
de brillar por la noche, escribió en la pared: “Porque no quiero” y con esas
tres palabras había dado el primer paso para la libertad.
Pensó en todo lo que le explico
el doctor, tenía que encontrar a alguien que lograra encender el anhelo de
vivir, no sabía si podía ser el doctor, pero de lo que estaba segura era que no
quería volver al rancho, no quería vivir cerca de Mamá Elena nunca más.
CAPÍTULO VII. Julio. Caldo de colita de res.
Ingredientes:
n
2 colitas de res.
n
1 cebolla.
n
2 dientes de ajo.
n
4 jitomates.
n
¼ kilo de ejotes.
n
2 papas.
n
4 chiles moritas.
Los caldos pueden curar cualquier
enfermedad física o mental, o ésa era al menos la creencia de Chencha y Tita,
que por mucho tiempo no le había dado el crédito suficiente. Ahora después de
tres meses que probó el caldo que le había hecho Chencha, había recobrado toda
su cordura, y no podía menos que aceptarla como cierta.
Esperaba con ansiedad la
acostumbrada visita de John, su único enlace con el mundo, deseaba decirle lo
importante que era para ella su presencia, deseaba jugar con su hijo Alex como
si fuera suyo, deseaba poder recordar cocinar, y lo consiguió después de que
Chencha le llevar el caldo de colito de res. Aquél día lloró como no lo hizo
desde el día en que nació y pronunció sus primeras palabras en seis meses.
Lágrimas que se convirtieron en risas cunado la sirviente le contó chismes e
infortunios, el doctor pudo escuchar como Mamá Elena tenía prohibido realizarle
visitas, en la familia De la Garza se podían perdonar algunas cosas, pero nunca
la desobediencia ni cuestionar las actitudes de los padres, y no le perdonaría
jamás que la hubiese culpado de la muerte de su nieto.
Chencha también le dio una carta de
Gertrudis, en efecto trabajaba en un burdel y había recibido su ropa, su
capitán la había dejado al ir agotando sus fuerzas sin lograr apagar su fuego
interior y ahora después de que una infinidad de hombres hubiesen pasado por
ella sentía una gran alivio. Al despedirse le comunicó su decisión de no
regresar nunca más al rancho y le pidió que se lo hiciese saber a su madre.
Tita estaba realmente bien y
bellísima, el doctor le había regalado un vestido bellísimo y le había pedido
matrimonio. Francamente estaba recuperada y decidida a iniciar una nueva vida
al lado de John y con un tierno beso en los labios sellaron su compromiso. No
sintió lo mismo que cuando Pedro la había besado, pero esperaba que su alma por
tanto tiempo enmohecida lograra poco a poco encenderse con la cercanía de ese
hombre tan maravilloso.
Chencha de camino no paro de
pensar en que mentira contar a su señora, decidiendo decirle que la había
encontrada en una calle tirada pidiendo limosna y que había declinado la
invitación para volver a casa. Pensaba cubrirse de gloria con su mentira, pero
no lo pudo conseguir, aquella noche un grupo de bandoleros ataco el rancho, a
ella la violaron y a Mamá Elena, a tratar de defender su honor, recibió un
fuerte golpe en la espalda que le provocó una paraplegia que la paralizó de la
cintura para abajo, en aquellas condiciones no se podía dar la noticia.
La mentira de nada hubiese valido
cuando su madre vio a su hija tan bella y con tanta energía, por primera vez su
hija le sostuvo firmemente la mirada y ella retiro la suya después de recibirla
en silencio, sin palabras se hicieron mutuos reproches y se rompió el fuerte
lazo de sangre y de obediencia que las unía y nunca se restablecería.
Le preparo con todo cariño a su
madre un caldo de colita de res, pero está lo rechazo con la escusa de estar
asquerosamente amargo, y ella se sintió verdaderamente estúpida, nunca tenia
que haber regresado, pero los remordimientos se lo impidieron, sólo se libraría
de su madre con su muerte y esa estaba aún lejos.
La llegada de John a visitar a su
madre y su abrazo le salvó de la congelación y le reconforto el alma, su madre
no paraba de protestar y le dijo al doctor que creía que su hija algo le estaba
dando con la comida y que por eso no comía. Cuando el doctor le dijo que eso no
era posible que su hija era una excepcional cocinera y que cualquier día le iba
a pedir su mano, ella le contesto furiosa que ya sabía que ella no se podía
casar. John no insistió por irritarla, aunque tenía la seguridad de que se
casarían cuando ella cumpliera los 18 años con su autorización o sin ella. La
petición del doctor le abrió los ojos, seguro que entre ellos había surgido una
relación amorosa y no tuvo la menor duda que su hija la estaba envenenando poco
a poco para casarse con el doctor.
Tita delegó el cuidado de su
madre en Chencha y se dedicó a bordar las sábanas para su ajuar de bodas, ya
que había decidido casarse con John cuando su madre estuviese mejor.
Un día que la visito el doctor
ella preparo la comida, pero se la llevo Chencha, su madre lo detecto y la echo
de su casa por burlarse de ella. Se contrato a una cocinera, pero duró tres
días y luego a otra y a otra, hasta que nadie del pueblo quiso ir a trabajar,
no le quedando otro remedio que comer la comida de Tita, pero tomando sus
medidas, haciéndole antes probarla a ella y tomando medicinas y vomitivos. Al
mes su madre murió presa de unos dolores espantosos acompañados de espantos y
convulsiones internas. Su muerte sorprendió a la pareja, y el doctor cuando
descubrió el frasco oculto que tenia de vino de hipecacuana saco en conclusión
que lo tomaba a escondidas y ello le causo la muerte.
Tita no podía quitarle la vista
al rostro de su madre durante el velatorio, pero no sentía dolor alguno. Al
vestirla para el velorio, le quito de la cintura el enorme llavero que como una
cadena le había acompañado desde que ella recordaba, y es que en la casa todo
estaba bajo llave y estricto control. Entre ellas había una pequeña llave que
le llamó la atención, y recordando un castigo que había recibido de pequeña por
jugar en el ropero de su madre entre las sábanas en el que había un cofre, supo
de donde era. Se fue a por él y lo abrió con morbosa curiosidad, contenía un
pequeño paquete de cartas de un tal José Treviño y un diario. Las cartas estaban
dirigidas a su madre, ella las ordenó por fechas y se enteró de la verdadera
historia de amor de su madre, el de su vida y con el que no le permitieron
casarse púes tenía en sus venas sangre negra y le obligaron a casarse con Juan
de la Garza. Ello no impidió que aún estando casados siguieran manteniendo
correspondencia secreta y relaciones intimas, ya que según las cartas Gertrudis
era hija de José y no de Juan.
Su madre había intentado huir con
su amado al enterarse de este embarazo, pero la noche que lo esperaba escondida
presenció como un hombre desconocido protegiéndose entre las sombras, elimino a
José de este mundo. Ella se resigno a vivir al lado de su legítimo marido,
mientras él ignoraba la historia, hasta el día del nacimiento de Tita, cuando
festejando con unos amigos su nacimiento, una lengua venenosa le había soltado
la información y le provocó un infarto del que falleció.
Tita no supo que hacer con las
cartas, decidiendo dejarlas tal cual las encontró. El día del entierro lloro
por su madre, pero no por la con la que había vivido, sino por la que había
vivido un amor frustrado y juró ante su tumba que ella nunca renunciaría al
amor, estando convencida en ese momento que ese era John, pero cuando llego su
hermana y cuñado ya no estuvo tan segura de sus sentimientos.
Su hermana estaba de nuevo
embarazada y cuando Pedro la abrazo tembló como una gelatina, bendijo la muerte
para poder verlo, pero también se dijo que él no la merecía. John la tomo de la
mano al regreso al rancho y ella a él, quería provocar a su cuñado los mismos
dolores que ella sentía al verlo con su hermana. Y bien que lo consiguió ya que
aquella familiaridad no le gusto nada, ella le pertenecía y no iba a permitir
que se la quitasen, y más ahora que había desaparecido el mayor impedimento
para su unión.
CAPÍTULO VIII. Agosto. Champandongo.
Ingredientes:
n
¼ de carne molida de res.
n
¼ de carne mólida de puerco.
n
200 gramos de nueces.
n
200 gramos de almendras.
n
1 cebolla.
n
1
acitrón.
n
2
jitomates.
n
Azúcar.
n
¼
de crema.
n
¼
de queso manchego.
n
¼
de mole.
n
Comino.
n
Caldo
de pollo.
n
Tortillas
de maíz.
n
Aceite.
A Tita no le gustaba cocinar con
premura, y como siempre lloraba cada vez que picaba cebolla, el principal
motivo de su retraso era su adorable sobrina, que había nacido tres meses
antes, al igual que ella de manera prematura, y su madre casi pierde la vida y
quedo imposibilitada para tener más hijos, pero aquél día iba John a pedirle su
mano y tenía que preparar una buena cena en solo media hora.
Su sobrina se llamo a su petición
Esperanza, a pesar que Pedro quería que se llamase como ella, pero con ella
no quiso adoptar el papel de nodriza, tras el demoledor golpe recibido y
le aplico la alimentación que a ella le suministro Nacha: atoles y tés, y una
serie de coincidencias asociaban a esta niña con un destino parecido a su tía,
por ejemplo la necesidad de pasar la mayor parte del día en la cocina, al no
poder atenderla su madre, a pesar de que ello no le gustaba a su progenitora.
La niña lloraba cuando se quedaba
con su madre, y ese fue el motivo del retraso de su tía en su pedida, ya que
ese día no paro de llorar y con tanta llevar la comida de un lado a otro, Tita
tropezó y se callo la olla con el mole para el champandongo y con ello cuatro
horas de trabajo.
Durante la limpieza Pedro se le
acerco con la intención de convencerla que no se casara con John, ella le
rebatió, le echo en cara su proceder al casarse con su madre y le suplico que
no la volviera a molestar. Este proceder le causo un gran enojo, al igual que
la perdida de la comida y el recordar como Rosaura días antes le había dicho a
Alex, el niño de John cuando dijo que él también se quería casar con la pequeña
niña igual que su padre, y ella le había dicho que no se podía casar porque la
tenía que cuidar a ella hasta que se muriese.
Aunque realmente no sabía porque
estaba de tan mal humor, quizá se lo hubiese contagiado Pedro que siempre lo
estaba desde que se entero que su cuñada se iba a casar. Por un motivo
desconocido parecía que la ira dominaba los pensamientos y las acciones de
todos en casa, Tita literalmente estaba “como
agua para chocolate” se sentía de lo más irritable.
Su salvación fue que por sorpresa
llego al rancho Chencha, que no había vuelto desde su expulsión por su madre, y
lo hacia con su marido, su novio de siempre con el que no le dejaron casarse y
ahora volvían ambos para trabajar en el rancho, y a ella la dejo encargada de
concluir la comida.
Tita tranquila se fue a preparar,
primeramente iba a tomar un relajado baño, pero cuando lo estaba haciendo
sentía el agua más caliente y temiendo que volviera a arder el cuarto como con
su hermana Gertrudis, abrió sus ojos y vio a Pedro que al otro lado de los
tablones la observaba detenidamente. Maldiciéndole con apuro llego a la
habitación y se encerró, casi justo cuando le anunciaron la llegada de John. No
fue de inmediato, ya que le faltaba aún poner la mesa, y sin ruido mientras lo
hacía escuchaba la conversación entre Rosaura, John y Pedro, pero al oír voces
de discusión política salió con ellos.
Todos reunidos John dio paso a la
petición de su mano, y Pedro, como hombre de la casa, dio su aprobación de una
manera hosca. Pero cuando comenzaron con los preparativos y la fecha, su futuro
esposo pidió posponerla un poco para poder viajar al norte de Estados Unidos
para traer a la ceremonia a su única tía que le quedaba, lo que representaba un
grave problema para ella que deseaba irse lo más rápido del rancho y de la
cercanía de Pedro.
El compromiso quedó formalizado
cuando el doctor le entrego un hermoso anillo de brillantes; su hermana se
enterneció al ver los ojos de ella con lágrimas, que interpretó de felicidad y
se sintió aliviada de la culpa que le atormentaba después de haberse casado con
su novia, pero el momento lo rompió Pedro que al brindar con champagne, lo hizo
con tanta fuerza rompió la copa y el líquido les salpico el rostro y la ropa.
Despidió a su futuro marido con
un beso, ya que pensaba salir de viaje al día siguiente, y después de mandar a
Chencha y a su marido para el cuarto que iban a habitar, se dedico a poner su
mente en claro, y que mejor que hacerlo en la cocina, limpiando y colocando los
trastes. En uno de los viajes al trastero, antiguo cuarto en el que se duchaba
su madre, Pedro fue tras ella y echo la tranca a la puerta. Se acercó a ella,
apagó la luz, la tiro sobre una vieja cama y la hizo perder la virginidad y
conocer el verdadero amor.
Rosaura que intentaba dormir a su
hija, vio desde la ventana salir un resplandor extraño del cuarto oscuro, hacia
el cielo se elevaban luces de bengalas. Por más gritos que dio a su marido y
hermana, la única que la escucho fue Chencha, que enmudeció de la sorpresa y
dijo ser el fantasma de Mamá Elena y hasta Esperanza dejo de llorar, jurando
ambas mujeres no volver a entrar en aquél cuarto.
CAPÍTULO IX. Septiembre. Chocolate y rosca de Reyes.
Ingredientes:
n
2
libras de cacao Soconusco.
n
2
libras de cacao Maracaibo.
n
2
libras de cacao Caracas.
n
Azúcar entre 4 y 6 libras según el gusto.
Tita preparaba la pomada para sus
labios que se partían en invierno, ya que aquella noche vendrían nvitados a
tomar la rosca de Reyes, lo hacía por vanidad, no porque pensara reírse mucho,
quería tener los labios suaves y brillantes durante la velada, la sospecha de
estar embarazada no le hacía sentirse como para tener la risa a flor de labio,
aún no se lo había dicho a su amado, pensaba hacerlo aquella noche, pero no
sabía como.
Añoraba con tristeza los días de
Reyes de su infancia, sin tener problemas serios, su mayor preocupación por
aquellas fechas era que nunca le traían lo que pedía, ya que su madre siempre
decidía lo más adecuado para ella y hasta hacia unos años no se había enterado
que él único año en que lo había recibido fue porque Nacha se paso algún tiempo
ahorrando de su salario para comprarle el cinito pedido. Qué enorme alegría y
como recordaba las tardes en que ella y sus hermanas gozaban y se divertían
viendo las imágenes que venían dibujadas en tiras de cristal. Qué lejos le
parecían aquellos días de felicidad cuando Nacha estaba a su lado, siempre que
recordaba algo agradable Nacha siempre ocupaba un lugar preferente.
Ese día también se acordó de su
hermana Gertrudis, de la que no volvió a saber más desde la carta que le trajo
Nicolás, y le llenaba de tristeza pensar que no la volvería a ver más.
Rosaura por su parte estaba
enormemente gorda, sufría graves problemas digestivos, sufría de flato y mal
aliento, por lo que tomo la decisión de dormir en otro cuarto que su marido,
todos sus males le estaban acarreando infinidad de problemas, pero el más grave
era que Pedro se estaba distanciando cada día más de ella.
Ese día su hermana se le acerco
en la cocina, venia a pedirle ayuda para la dieta que John le había recetado,
era la primera vez que trataba su problema con ella, incluso le confesó que no
lo hizo antes por los celos que le tenía, pensaba que entre su marido y ella
había una relación amorosa latente, escondida bajo las apariencias, pero ahora
al ver lo enamorada que estaba del doctor se había dado cuenta de lo absurdo de
sus pensamientos, y entre lágrimas le pidió que no le tuviese rencor por
haberse casado con Pedro, y le pidió consejo para recuperarlo, que no solo la
rehuía, lo que no le preocupaba al no ser él muy dado a los excesos sexuales,
pero le dolía que la rechazaba claramente como persona, y recordaba
perfectamente desde que momento, aquél en el que apareció el fantasma de Mamá
Elena por primera vez. Lo único que exalto a Tita fue escuchar de nuevo el
destino que la madre le tenía previsto para Esperanza, pero prefirió no decirle
nada y romper aquél estupendo momento.
La conversación le afecto, estaba
destruida ¿cómo resarcir el daño a Rosaura, a Pedro, a ella misma y a John? No
sabía como recibir a su comprometido, con que cara mirarlo cuando regresara del
viaje, a la persona a quién sólo tenia que agradecer, la que la había vuelto a
la cordura, el que le había mostrado el camino de la libertad, John, la paz, la
serenidad, la razón.
Estando con la receta se le
apareció su madre, que la recrimino su relación con Pedro y la maldijo a ella y
a su hijo, sólo la entrada de Chencha pudo frenar a su madre que se fue al
momento.
A la llegada de los invitados le
pidió ayuda a Pedro para llevar el pastel y le dijo que tenía que hablar con
él. Él se mostró dispuesto y le pregunto porque no iba al cuarto obscuro dónde
nadie les molestaba y llevaba días esperando que fuese, a lo que ella le
contesto que sobre eso era lo que quería decirle. A la llegada al comedor
estaba su madre parada a la puerta, ella se paralizó y el Pulque empezó a
ladrarle ya que caminaba amenazante hacia su hija, el perro tenía el pelo del
lomo erizado por el miedo caminaba hacia atrás por lo que tiro varias cosas.
Tita estaba a punto del desmayo, Paquita López la paro para interesarse por su
salud y le manifestó que de no saber que era una muchacha decente juraría que
estaba embarazada.
El Pulque volvió a llamar la
atención de todos con sus ladridos, pero además se oía el galope de varios
caballos, y al abrir vieron que el perro le hacía fiestas a la persona que venía al frente de una
compañía de revolucionarios ¡era su hermana Gertrudis! y a su lado cabalgaba el
capitán Juan Alejandrez, el mismo que la había robado años atrás.
Su hermana después de abrazarla,
como si el tiempo no hubiese pasado, les dijo que sabiendo que era el día de
partir la rosca de Reyes había venido a tomar una buena taza de chocolate.
Sintió mucha pena cuando Tita le comento el fallecimiento de su madre, había
regresado con la intención de demostrarle que había triunfado en la vida y para
pedirle perdón por su huida, era generala del ejército revolucionario, se lo
había ganado a pulso en el campo de batalla y ahora regresaba felizmente casada
con Juan.
Gertrudis pronto se convirtió en
el centro de atención, fumando, contando historias de batallas y bailando con
donaire levantándose con liviandad las faldas hasta las rodillas las
interpretaciones que Juan realizaba magistralmente en el acordeón. Rosaura le
comento al oído a Tita lo extrañada que estaba del ritmo de su hermana, a su
madre no le gustaba bailar y decían que su padre lo hacía muy mal, pero Tita
que lo sabía bien se encogió de hombros.
Ese era un secreto que pensaba
llevárselo a la tumba, pero un año más tarde Gertrudis dio a luz a un niño
mulato, Juan enfureció y amenazó con dejarla, no le perdonaba que hubiese vuelto
a las andadas. Entonces ella para salvar el matrimonio lo confesó todo,
mostrando el negro pasado de su madre para demostrar la inocencia de su
hermana, fue un golpe difícil de asimilar, pero al menos no se separaron y
vivieron siempre juntos.
CAPÍTULO X. Octubre. Torrejas de nata.
Ingredientes:
n
Una taza de natas.
n
6 huevos.
n
Canela.
n
Almíbar.
Gertrudis llevaba una semana en
el rancho, y su hermana se puso a preparar su postre preferido, llevaba mucho
tiempo sin comerlo y quería hacerlo antes de dejar el rancho el día siguiente.
La estancia de la tropa en la casa, en lugar de agobiarle, le había
proporcionado una enorme paz, y con tanta gente era imposible hablar con Pedro
y menos verse en el cuarto obscuro.
Sabía que sólo le quedaba ese día
para contarle su problema, y aunque se moría de ganas de hacerlo, tenía ciertos
resquemores sobre la actitud que tomaría.
Gertrudis se dio cuenta de que su
hermana tenía la mirada perdida y le pregunto afirmativamente si era por Pedro,
y como si aún lo quería se iba a casar con John. Tita se abrazo a su hermana,
le dijo que no se iba a casar, que no podía hacerlo y le contó todos sus
problemas, recibiendo el consejo de decir la verdad a Rosaura y a su marido, y
viendo que su cuñado entraba en la cocina, pero no Tita, con su experiencia en
la guerra midió estratégicamente el tiempo en que Pedro estuviese cerca para
oírle y le dijo que era bueno que se enterara de que esperaba un hijo suyo.
Él al oírlo deja caer lo que
traía entre sus manos y ella le vio emocionado hasta las lágrimas, se moría de
amor por Tita, Gertrudis les invito a ir a hablar a la huerta, mientras ella
acababa la receta. Él no sólo aceptaba al hijo, sino que le proponía irse muy
lejos del rancho, pero ella le hizo ver que había que pensar también en Rosaura
y en Esperanza, y decidieron dejar la conversación para otro momento por la
cantidad de gente que había alrededor y las voces que Gertrudis daba al
sargento Treviño.
Era incapaz de hacer el almíbar
para acabar con la receta y le había pedido a su fiel escudero que lo acabase,
pero este era incapaz y eso la saco de quicio. Estaba enamorado de ella y era
la primer que le fallaba, ella aún recordaba cómo él consiguió acabar con un
infiltrado en el ejército yendo de burdel en burdel pagando a las fulanas,
hasta que dio con él y uno sólo lo mato sino que luego le corto los testículos,
se ensaño tanto con él porque hacia tiempo un hombre con un lunar rojo en forma
de araña en la entrepierna había violado a su hermana y a su madre.
Descansando en la cama escuchó a
Pedro cantar bajo su ventana una canción de amor, estaba borrachísimo y a su
lado Juan le acompañaba con la guitarra. Su madre entró furiosa en la
habitación y le dijo que sino se iba la sangre iba a correr, ella le hizo
frente, le dijo que como ella iba a tener a su hijo ilícitamente y le grito que
la dejara de una vez por todas, que no la soportaba y que la odiaba. Tras sus
palabras la impotente imagen de su madre empezó a empequeñecer hasta
convertirse en una diminuta luz. Conforme el fantasma se desvanecía, el alivio
crecía dentro de su cuerpo, la inflamación del vientre y el dolor de los senos
empezaron a ceder, sus músculos interiores se relajaron dando paso a la
impetuosa salida de su menstruación. Respiro profunda y tranquila, no estaba
embarazada.
Pero con ello no terminaron sus
penas, la pequeña luz de la imagen de Mamá Elena empezó a girar rápidamente,
atravesó la ventana, Pedro en su borrachera cantando con los revolucionarios no
se percato del peligro y el quinqué más cercano de los que los iluminaban, le
estalló en mil pedazos, y el petróleo esparció las llamas con rapidez sobre la
cara y el cuerpo de Pedro.
Gertrudis se abalanzó con su
falda sobre él para apagar las llamas, Tita bajo a una velocidad de vértigo y
Rosaura salió de su habitación al oír los ruidos. Al subirlo a la habitación,
él no separaba la mano de Tita y le pedía que no lo abandonase, mientras ella
le decía que no lo haría cruzo una mirada retadora con Rosaura, y esta comprobó
que allí no hacia nada y se encerró en su habitación, de dónde no salió en una
semana.
Tita le aplicó claras de huevo
batidas con aceite y papas crudas machacadas para combatir las quemaduras y
escucho a Nacha decirle que “luz de amanecer” le había dicho que lo mejor para
no quedar cicatrices era aplicar corteza de árbol de tepezcohutie y mando a
Nicolás ir en busca del mejor brujo a por dichas cortezas.
Al amanecer Pedro se había
quedado dormido y ella aprovecho para despedirse de Gertrudis, hablaron largo
tiempo, tenía que partir para atacar Zacatecas, pero antes le aconsejo que no
dejara de luchar por su amado y le dio una receta que las soldaderas usaban
para no quedarse embarazadas: después de cada relación se hacían un lavado con
agua hervida y unas gotas de vinagre. Tita lloraba de tristeza por la despedida
y Chencha de felicidad, por fin se iban y podía descansar.
Ya en casa, escucharon caballos
cerca, no podía ser que regresarán, era la carreta de John. Ya estaba de
regreso y ella confundida no sabía que hacer ni que decir, por un lado le daba
un gusto tremendo verlo y por otro se sentía muy mal al tener que cancelar el
compromiso adquirido. Él llego con un gran ramo de flores, la abrazó emocionado
y al besarla se dio cuenta que algo había cambiado dentro de ella.
CAPÍTULO XI. Noviembre. Frijoles gordos con chile a la tezcucana.
Ingredientes:
n
Frijoles gordos.
n
Carne de puerco.
n
Chicharrón.
n
Chile ancho.
n
Cebolla.
n
Queso rallado.
n
Lechuga.
n
Aguacate.
n
Rábanos.
n
Chiles tonachiles.
n
Aceitunas.
La visita oficial de Mary, la tía
de John, se retraso una semana dadas las condiciones de salud de Pedro, ella
estaba ansiosa por conocer a la pretendida de su sobrino preferido y a Tita le
angustiaba mucho no poder cancelar la presentación ya que tenía 80 años y había
venido de muy lejos con la esperanza de conocerla. A ello se unía que la visita
del ejército de su hermana había dejado limpia la despensa y no tenía nada
digno que prepararla a la anciana, aparte de la noticia de que no se casaría
con su sobrino.
Pedro con el tratamiento
aplicado, aprobado por John, se encontraba ya bastante restablecido y aparte de
las deliciosas comidas las pláticas que tenia con ella a diario después de las
comidas influyeron en su restablecimiento milagroso.
Ese día ella no estuvo tanto
tiempo con él para preparar la comida y atacado de celos la animo a decirle la
verdad al doctor; al decirle ella que no le iba a decir nada, primero por que
sería muy injusto y se merecía el mayor de los respetos y segundo porque no
estaba embarazada, había sido un desarreglo, quedando estupefacta al oírle
decir que él que ahora entendía todo al estar dudando si casarse o quedarse con
un pobre enfermo. Ella lo achaco a que el accidente le había alterado la mente,
pero al irse él le grito que no quería que le volviese a subir la comida, que
lo hiciese Chencha para que ella pudiera estar con John.
Indignada se fue a desayunar a la
cocina y allí recibió la visita de Rosaura, se sorprendió, estaba igual de
delgada que cuando era soltera, en una semana sin comer había adelgazado 30
kilos. Entró altiva y se sentó a su lado, y le dijo que tenían pendiente una
conversación, comenzaron con el asunto de la boda y cómo le quito el novio, y
luego le dijo que ella y Pedro podían hacer lo que quisieran, pero jamás
delante de gente ya que sino se arrepentirían y concluyó diciéndole que en
adelante jamás le volvería a dar de comer a su hija, a la que podía manchar de
lodo, Tita le reprobó el destino que tenía previsto para su hija pero no sólo
no le hizo caso sino que la amenazo con echarla de la casa que su madre le había
dejado en herencia.
Rosaura sabía lastimarla de
verdad, su sobrina era una de las cosas más importantes de este mundo para
ella, y deseo que a su hermana se la tragara la tierra, a la vez que no podía
dejar de pensar en Esperanza y dudaba de que su madre la supiera educar y sacar
adelante. Tita pensó que lo mejor era dejar el rancho, Pedro la había
desilusionado, Rosaura sin ella en casa podía rehacer su vida y Esperanza
crecería sin ella, en cambio John le ofrecía crear una familia que nadie le
quitaría.
Los invitados llegaron para la
comida, tía Mary era tal cuál se la había imaginado, una fina y agradable
señora de edad con un arreglo personal impecable, Tita disculpo la presencia de
su hermana, por encontrarse indispuesta y recibió los elogios de la anciana por
la comida que había preparado, haciendo ver a su sobrino que de ahora en
adelante iba a engordar.
John la encontró extraña y le
pregunto el motivo, podían hablar su tía estaba sorda y sólo entendía lo que
leía en los labios de la gente cuando le hablaban en inglés. Él insistió y ella
le dijo que durante el tiempo que estuvo fuera tuvo relaciones con otro hombre
del que siempre había estado enamorada, había perdido su virginidad y por eso
ya no se podía casarse con él. Le pregunto de cuál de los dos estaba enamorada,
y ante sus palabras de duda, le dijo que no importaba lo que hubiese hecho y si
pensaba que le deseaba a él más que a Pedro se casarían en unos días, sino
felicitaría a Pedro y le pediría que le diese el lugar que se merecía.
Tita se tuvo que levantar de la
mesa, no le sorprendió sus palabras, eran congruentes con su personalidad, sino
que supiera perfectamente que su rival era Pedro, no había contado con su gran
intuición. Cuando volvió sirvió el postre: sorbete de jazmín que enloqueció a
la anciana. Al despedirse John le hizo ver que no la presionaba, sino que
quería asegurarse que a su lado sería feliz.
CAPÍTULO XII. Diciembre. Chiles en nogada.
Ingredientes:
n
25 chiles poblanos.
n
8 granadas.
n
100 nueces de Castilla.
n
100 gramos de queso fresco añejo.
n
1 kilo de carne de res molida.
n
100 gramos de pasas.
n
¼ kilo de almendras.
n
¼ kilo de nueces.
n
½ kilo de jitomate.
n
2 cebollas medianas.
n
2 acitrones.
n
1 durazno.
n
1 manzana.
n
Comino.
n
Pimienta blanca.
n
Sal.
n
Azúcar.
Tita y Chencha estaban en plena
faena de pelar mil nueces para la elaboración de los chiles en nogada, plato
principal de la boda del día siguiente, en la que estaban invitados 80 personas
entre parientes y amigos de los más íntimos, y en la que Tita quería dar un
banquete de 20 platos, y no podía faltar este plato a pesar del trabajo tan
intenso. Esa boda bien valía un sacrificio por su significado y también para
John, y fue uno de sus más entusiastas colaboradores, la día siguiente estaría
más cerca de Tita y eso le satisfacía enormemente, la boda estaba programada
para las 12 del mediodía y ante si tenía toda la ropa perfectamente lista.
En cambio Pedro no podía
conciliar el sueño, unos celos infernales le corroían las entrañas, no le
agradaba nada tener que asistir a la boda y soportar la imagen de su amada con
el doctor. A ese no le entendía su actitud, sabía muy bien lo que existía entre
él y Tita y seguía actuando como si nada.
Tita mientras acababa de pelar
las nueces pensaba en su hermana Rosaura, había muerto hacia un año y por ello
se había dejado pasar todo ese tiempo para celebrar la boda. Su muerte había
sido de lo más extraña, había cenado como de costumbre y se había retirado a su
habitación, ella y su sobrina se quedaron hablando en el comedor y Pedro subió
a despedirse antes de ir a su cuarto. A su marido le causó extrañeza escuchar,
aún con la puerta cerrada, las ventosidades de su mujer, al cabo de un rato fue
a verla, y al abrir se encontró con una Rosaura de labios morados, cuerpo
desinflado, ojos desencajados y mirada perdida, que daba su último suspiro. El
diagnóstico de John fue una congestión estomacal aguda. Su entierro estuvo poco
concurrido, pues con la muerte se intensificó el desagradable olor que
desprendía su cuerpo, y por ello fueron pocas las personas que se animaron a
asistir.
La llegada a la boda de Gertrudis
llamó la atención de todos, llego con un coupé Ford T de los primeros que
sacaron con velocidades y venia preciosa, al igual que Juan, el hijo mayor de
ambos se había convertido en un mulato escultural, sus facciones eran muy finas
y el color obscuro de su piel contrastaba con el azul agua de sus ojos, que
había heredado de Mamá Elena. Tras ellos venía el sargento Treviño, que una vez
terminada la revolución había sido contratado como guardaespaldas personal de
Gertrudis.
En la entrada del rancho Nicolás
y Rosalío, en traje de gala, recogían las invitaciones a las personas que aún
seguían llegando. Se trataba de unas invitaciones bellísimas que Alex y
Esperanza habían elaborado personalmente, todo hecho en casa, siguiendo la
costumbre y las recetas de la familia De la Garza. Cada una era una obra de
arte.
Pedro y Tita deslizaban donaire
bailando el vals “Ojos de juventud”, los 22 años que habían transcurrido desde
la boda de Pedro y Rosaura parecían no haberla ni rozado, a sus 39 años seguía
fresca y preciosa. Los ojos de John los seguían mientras bailaban y denotaban
ternura con un destello de resignación.
Mientras bailaban Pedro recordaba
que la primera vez que bailaron ese vals no había dormido pensando en pedir su
mano, no sabía que tendría que dejar pasar 22 años para volver a preguntar si
quería ser su esposa, no quería morir sin lograrlo, le dijo que siempre había
soñado entrar con ella en una iglesia llena de flores blancas y ella entre
ellas como la más bella de todas. Se casarían de blanco, nada se lo impedían, y
además quería tener un hijo con ella, ahora que Esperanza les iba a dejar iban
a necesitar compañía. A Pedro no le preocupaba lo que pensara su hija ni nadie,
habían pasado mucho tiempo cuidándose del que dirán, y a ella tampoco le
importaba lo que dijeses al hacer pública la relación amorosa que existía entre
ellos.
Por veinte años había respetado
el pacto que ambos habían establecido con Rosaura y ya estaba cansada. Ya que
para su hermana era vital aparentar que su matrimonio funcionaba de cara al
exterior y que su hija creciera dentro de una familia unida, ellos se habían
comprometido a ser de lo más discreto en sus encuentros y a mantener oculto su
amor, para ello Tita debía renunciar a tener un hijo ilícito y para compensarla
estaba dispuesta a compartir a Esperanza, ella se encargaría de su alimentación
y su madre de su educación. Rosaura por su parte quedaba obligada a vivir con
ellos de una manera amistosa, evitando celos y reclamos.
En general todos habían respetado
el convenio, menos en la educación de la niña, ella le deseaba una educación
muy diferente a la prevista por su madre, y aprovecha los momentos en los que
estaba con ella para inculcarle principios diferentes, momentos que eran los más
en el día ya que la niña tenia en la cocina su lugar preferido y Tita su mejor
confidente y amiga.
Fue en una de esas tardes cuando
se enteró de que Alex, el hijo de John, pretendía a Esperanza. Ella fue la
primera en saberlo, se habían vuelto a ver después de muchos años en una fiesta
dónde ella estudiaba, mientras que él estaba acabando su carrera de médico. Desde
el primer momento se habían atraído y cuando ella le dijo a su tía que al
recibir su mirada sobre su cuerpo había sentido como la masa de un buñuelo
entrando al aceite hirviendo, supo que Esperanza y Alex se unirían irremediablemente.
Rosaura intentó por todos los
medios evitarlo, se opuso franca y terminantemente, mientras Pedro y Tita
intercedieron a su favor, iniciándose una guerra a muerte, ella exigía sus
derechos, ellos estaban rompiendo el pacto y no era justo. Pero esta no fue la
primera discusión entre ellos por la niña, su madre se empeñaba en que no fuera
a la escuela, lo consideraba una pérdida de tiempo, su única misión en la vida
era cuidarla, y era preferible que estudiara piano, canto y baile. Haciendo una
gran labor la consiguieron convencer, aceptando a regañadientes dejarla ir a la
mejor escuela, dónde se codearía con la crema y nata de Piedras Negras.
Con respecto a la boda Rosaura no
cedió nada y rompió el pacto lanzando maldiciones contra la pareja, aparte de
echarles en cara todos los sufrimientos que le habían ocasionado, convirtiendo
la casa en un campo de batalla. Afortunadamente aquello no se prolongo por
mucho tiempo, al poco tiempo Rosaura murió.
El haber logrado la boda entre
Alex y Esperanza era el mayor triunfo de Tita. Qué orgullosa se sentía de ver a
su sobrina tan segura de sí misma, tan inteligente, tan preparada, tan feliz,
tan capaz y al mismo tiempo tan femenina y tan mujer en el más amplio sentido
de la palabra.
Los invitados al probar los
chiles en nogada, en lugar de sentir una gran nostalgia y frustración como en
la boda de Pedro y Rosaura, todos experimentaron una sensación parecida a
Gertrudis cuando comió las codornices con pétalos de rosa. Y para variar ella
fue la que comenzó a sentir los síntomas, reconoció el calor entre sus piernas
y decidió retirarse con Juan antes de que las cosas fueran a mayores. Ella
inició la desbandada, todos los invitados, con un pretexto u otro y con miradas
libidinosas, se disculparon y se fueron. Los interiormente lo agradecieron, podían
hacer las maletas e irse lo más pronto posible, Alex debía de incorporarse a la
Universidad de Harvard, dónde tenia una beca para hacer el doctorado.
Cuando Tita y Pedro se dieron
cuenta, sólo quedaban en el rancho John, Chencha y ellos dos. Ellos hacían
poderosos esfuerzos por no dar rienda suelta a sus impulsos sexuales, John se dio
cuenta, se despidió y se fue. A Tita le dio pena verle ir solo, se debía
haberse casado con alguien cuando ella se negó a ser su esposa, pero nunca lo
hizo.
Chencha también pidió permiso
para irse al pueblo, si ellos hubiesen planeado quedarse solos de luna de miel
no lo hubieran logrado con menos esfuerzo. Por primera vez en la vida podían
amarse libremente, ya no era necesario tomar precauciones para que no los
viesen ni para que ella gritara de placer cuando estaban uno dentro del otro.
Sin necesidad de palabras se
tomaron de las manos y se dirigieron al cuarto obscuro, él la tomo en brazos y
al abrir lentamente la puerta vieron el cuarto totalmente transformado, con sábanas
de seda, una alfombra de flores y 250 cirios iluminando el habitáculo. Tita se
emociono pensando en el trabajo que su amado habría pasado para adornarlo de
aquella manera y él lo mismo, pensando como se la había imaginado ella para
hacerlo a escondidas. Estaban tan absortos que no vieron a Nacha encender el último
cirio y evaporarse.
Haciendo el amor emitieron tales
sonidos que los animales aplicando su sexto sentido huyeron del rancho, Tita no
podía darse cuenta de nada, sentía que estaba llegando al clímax de una manera
tan intensa que sus ojos cerrados se iluminaron y ante ella apareció un
brillante túnel. Recordó las palabras que le había dicho John hacía muchos
años, sobre el encendido de todos los cerillos y como provocaban el aparecer un
gran túnel, en el que se metía el alma, reintegrándose al lugar de dónde
proviene, dejando el cuerpo inerte. Tita contuvo su emoción.
No quería morir, deseaba
experimentar esa explosión de emociones muchas veces más, ese era sólo el
inicio. Trato de normalizar su respiración, y solo escuchaba los latidos
poderosos de ambos, hasta que el golpeteo de Pedro se detuvo abruptamente,
tardando poco tiempo en darse cuenta de que había muerto.
Seguramente su amado había muerto
en el momento del éxtasis al penetrar en el túnel luminoso y se arrepintió de
no haberlo hecho ella también. Tenía que encontrar una manera, aunque fuera
artificial, de provocar un fuego tal que pudiera alumbrar ese camino de regreso
a su origen y a Pedro.
Pero primero necesitaba calmar el
frío congelante que sentía, corrió a por la enorme colcha que había tejido
noche tras noche de soledad e insomnio y se la echo encima, cubriendo las tres
hectáreas que componían el rancho en su totalidad. Saco su caja de cerillos, y
los fue masticando, logrando lo que se proponía, ya que cada fósforo que
masticaba hacía contacto con la luminosa imagen que evocaba. Poco a poco su
visión se fue aclarando hasta que ante sus ojos apareció nuevamente el túnel. Allí
a la entrada, estaba la luminosa figura de Pedro esperándola, no lo dudo, se
dejo ir a su encuentro y ambos se fundieron en un largo abrazo y experimentando
un nuevamente un clímax amoroso partieron juntos hacia el edén perdido. Ya
nunca más se separarían.
Sus cuerpos ardientes empezaron a
lanzar chispas, éstas encendieron la colcha que a su vez incendió todo el
rancho, el cuarto obscuro se convirtió en un volcán voluptuoso que lanzaba piedras y cenizas, que
cuando alcanzaban altura estallaban convirtiéndose en luces de todos los
colores, que se observaban a varios kilómetros de distancia, creyendo los
habitantes que eran fuegos artificiales de la boda de Alex y Esperanza, sin
embargo cuando vieron que duraban una semana se acercaron con curiosidad.
Una capa de ceniza de varios
metros de altura cubría todo el rancho. Cuando Esperanza, mi madre, regresó de
su viaje de bodas, sólo encontró bajo los restos de lo que fue su rancho este
libro de cocina que me heredó al morir y que narra en cada una de sus recetas
esta historia de amor enterrada.
Dicen que bajo las cenizas
floreció todo tipo de vida, convirtiéndolo en el más fértil de la región. Durante
mi niñez yo tuve la fortuna de gozar de sus deliciosas frutas y verduras. Con
el tiempo, mi mamá mandó construir en ese terreno un pequeño edificio de
departamentos, en uno de ellos aún mi padre Alex. Hoy viene a casa a celebrar
mi cumpleaños, por eso estoy preparando tortas de Navidad, mi plato preferido,
el que me preparaba mi mamá cada año.
PROTAGONISTAS.
** Tita, Josefita De la Garza: protagonista principal, la
menor de tres hermanas.
** Pedro Murquiz: del que está enamorada Tita y marido de
Rosaura, hermana de Tita.
** Mamá Elena: la madre de Tita.
** Juan De la Garza, padre de Tita que falleció a su
nacimiento.
** Gertrudis: hermana mayor de Tita.
** Rosaura: hermana de Tita.
** Roberto: sobrino de Tita, hijo de Pedro y Rosaura.
** Esperanza: sobrina de Tita, hija de Pedro y Rosaura.
** Nacha: Cocinera, confidente y verdadera madre de Tita.
** Chencha: sirviente de la casa.
** Nicolás: capataz del rancho.
** Paquita López, amiga de la familia.
** Doctor John Brown, doctor de la familia, con el que vivió
Tita y que estuvo muy cerca de casarse con ella.
** Alex, hijo del doctor John Brown.
** Juan Alejandrez: capitán del ejército revolucionario y
marido de Gertrudis.
** Alex Brown, hijo del doctor John Brown.
** Pulque, el perro de la familia De la Garza.
** Tía Mary, la única tía de John Brown.
CONTRAPARTIDA.
Tita y Pedro se aman. Pero ella
está condenada a permanecer soltera, cuidando a su madre hasta que está muera.
Y Pedro, para estar más cerca de Tita, se casa con la hermana de ella, Rosaura.
Las recetas de cocina que Tita elabora puntean el paso de las estaciones de su
vida, siempre marcada por la presente ausencia de Pedro. Y la acompañan en su
apoteosis y en su tránsito a una sabrosa, muy sabrosa, eternidad.
Como agua para chocolate, “novela
de entregas mensuales, con recetas, amores y remedios caseros” es una agridulce
comedia de amores y desencuentros. Bajo una deliberada forma de lo que podía
llamarse “folletín gastronómico” se encierra una obra chispeante, tierna y
llena de talento de la mejor ley. Por todo ello, esta novela se ha convertido
en una auténtica revelación y en un éxito extraordinario, “el más fulminante de
la literatura iberoamericana desde Cien años de Soledad”. Sergio Vila-San Juan.
“El hombre que no ha amado apasionantemente ignora la mitad más hermosa
de la vida”. Salvador Dalí (1904-89) pintor español.
buen resumen! alguien para roleo furro?
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