El blog de Luis Javier del Valle Vega, DENDECAGÜELU "Desde casa del abuelo" en bable, nace para compartir con amigos parte de mis aficiones y actividades del día a día. El blog vió la luz el 01-01-2011. Aconsejo la utilización del buscador para contenidos. especifícos o en los distintos apartados de la derecha. Ningñun contenido está patrocinado, ni se admiten invitaciones para buenas criticas. Contacto: dendecaguelu@gmail.com
martes, 11 de enero de 2011
Santa Cristina de Lena. Uno de nuestros tesoros.
Sin duda es la gran desconocida del Prerrománico asturiano, de origen visigodo (siglo VII) su estructura actual es del año 852. Historia, descripción y vídeo.
Lena, el concejo ubicado en el
centro sur del Principado de Asturias, limita al sur con la provincia de León,
al norte con el concejo de Mieres, al este con el Aller y al oeste con los de
Riosa y Quiros. Cuenta con una extensión de 315,51 kilómetros que abarcan un
total de 24 parroquias y un censo poblacional en 2010 de 11.598 habitantes. A la pequeña parroquia de
Columbiello pertenece el pueblo de Piridiello, localidad en la que se ubica una
de las joyas arquitectónicas del Prerrománico Asturiano, Santa Cristina de
Lena.
Fue catalogada como Monumento Histórico Artístico en 1885 y la Unesco la declararon Patrimonio de la Humanidad en diciembre de 1985 junto con Santa María el Naranco, San Miguel de Lillo y San Julián de los Prados, con el nombre de "Iglesias del Reino de Asturias".
De reducidas dimensiones, su planta está formada por una nave rectangular de 10 por 6m, que tiene adosados un ábside en el fondo oriental, un pórtico en el occidental y dos cámaras de menor altura que los anteriores en el centro de los lados mayores. Dispone de una única puerta de gran tamaño en el pórtico, entre dos contrafuertes y terminada en un arco de medio punto hecho a base de grandes dovelas irregulares sobre dos columnas y adintelada en su parte interior.
Su aspecto exterior se asemeja al de las iglesias cruciformes visigodas, pero la existencia de dos contrafuertes en cada uno de los dieciséis planos que conforman su estructura, confieren a este edificio una imagen muy especial.
Pero si su aspecto exterior es muy atractivo, aún de mayor interés es la belleza y originalidad de su interior. Toda la iglesia está abovedada y el paso entre los distintos ambientes se efectúa a través de arcos de medio punto. El sistema de cobertura utilizado en la nave central, de cinco tramos, es muy semejante al de la de Santa María del Naranco: bóveda de cañón sobre arcos perpiaños que se apoyan sobre columnas adosadas -en este caso no se trata de columnas cuádruples como en el monumento del Naranco sino sencillas o dobles- también sobre capiteles troncopiramidales, que forman una arquería ciega adosada al muro y con medallones entre los arcos, todo ello formando una estructura que, junto con los contrafuertes exteriores, soporta los arcos perpiaños.
La nave central está dividida en tres zonas: la primera corresponde a la cabecera, situada un metro por encima del tramo central, separada del mismo por un iconostasis formada por tres arcos de medio punto sobre columnas y capiteles, y al que se accede por dos pequeñas escaleras adosadas a los muros laterales.
Debajo del arco central, algo mayor que los laterales, se colocó un cancel de época visigoda, evidentemente para respetar la separación de ambientes que exigía la liturgia de la época. Sobre esa triple arcada existe otra, también triple, de mucho menor altura que aquella, sobre celosías de piedra, que podría ser un añadido posterior, posiblemente de época mozárabe.
Dispone de un sólo ábside al que se accede por un arco de medio punto sobre columnas y capiteles, rodeado por dos arcos ciegos de menor tamaño que debían contener sendos altares y producen la sensación de que se trata de una cabecera triple, todo ello elevado a su vez tres escalones sobre el suelo de la misma.
También de gran interés es la tribuna que hay sobre el pórtico y la tercera zona de la nave central, formada por un vestíbulo abovedado con dos pequeñas cámaras a sus lados. A la tribuna se accede por una escalera situada en un costado interior de la nave central.
Como en los otros dos edificios ramirenses, toda la obra corresponde a un plan previo perfectamente definido, quizá con la excepción de todo o parte de las dos arquerías superpuestas del iconostasis y, como ya se ha indicado, del cancel que es reutilizado de un edificio visigodo aunque posiblemente haya sustituido al original en época posterior.
La estructura de su bóveda, la forma de utilización de los contrafuertes, las arquerías ciegas y la decoración de columnas, capiteles y medallones que en ella se integran, está directamente relacionada con ambos y parece indudable que fue construida por el mismo arquitecto y el mismo taller. Pero en Santa Cristina de Lena nos encontramos con características muy especiales que no aparecen en Santa María del Naranco ni en San Miguel de Lillo ya que se trata de un edificio más pequeño, posiblemente una iglesia monacal de menor importancia que los edificios reales del Naranco, cuya planta recuerda mucho a las iglesias visigodas cruciformes e incluye decoración de esa época pues en el iconostasis no solo el cancel es claramente visigodo, sino también las columnas y capiteles de tipo corintio que la soportan podrían haber sido reutilizados de una construcción anterior. Incluso no se desecha la posibilidad de que en Santa Cristina nuestro misterioso arquitecto reconstruyera una iglesia visigoda respetando la forma de la planta.
Tiene claros antecedentes visigodos, como su planta, la existencia de un único ábside y parte de la decoración. De hecho incluso la existencia de un iconostasis con canceles, recuerda más a lo visigodo y a lo mozárabe que al tipo de separación, por medio de un muro entre la nave central y el transepto, habitual en el arte asturiano anterior.
Por los elementos reutilizados es evidente que, o se trata de la reconstrucción de una iglesia visigoda o, al menos, debió existir una cerca que pudo servir de referencia como edificio totalmente abovedado.
Es probable que Santa Cristina de Lena fuera anterior a Santa María del Naranco y San Miguel de Lillo y que Ramiro I encargara, a un arquitecto que ya había demostrado su valía, la construcción de esos edificios de mayor tamaño, complejidad e importancia para que se utilizaran en ellos las nuevas técnicas ya probadas.
Restaurada completamente en 1893 por Juan Bautista Lázaro, en la primera actuación documentada que existe sobre los monumentos asturianos. Reconstruye la bóveda central, arruinada desde al menos tres siglos antes, que había sido sustituida por una cubierta de madera. Existen dudas respecto a algunas de sus soluciones, como la nueva estructura de la tribuna y su antepecho.
A lo largo del siglo XX se efectuaron en ella diversas excavaciones arqueológicas y obras de mantenimiento y restauración.
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