dendecaguelu: Capilla de Animas en la casería de la Retuerta, Borines, Piloña.

Ubicada en un cruce de caminos a poco menos de un kilómetro de Borines.

Las capillas de Ánimas son pequeñas capillas, responsorios o altares, que fueron construidos por lo general entre los siglos XVII y XIX, consecuencia del culto a los muertos y a las almas del purgatorio, ubicadas a orillas de caminos o encrucijadas con el objeto de recoger limosnas y que en ellas se realicen oraciones por las almas del purgatorio. Su construcción se solía hacer por particulares, que a su vez recogían el dinero recaudado y con él ofrecían misas y mantenían los pequeños altares.

Tipo de devoción muy usual hasta mediados del siglo XX en todo el norte peninsular, recibiendo diferentes nombres, como “Ánimas” en el Principado de Asturias, “Santucos” en Cantabria, “Peto de Ánimas” en Galicia o “Alminhas” en el norte de Portugal.

El concejo de Piloña se encuentra en el oriente del Principado de Asturias, con una superficie de 283,89 kilómetros cuadrados, estando dividido en veinticuatro parroquias. Una de ellas es la San Martín de Borines, situada en su extremos norte hace de límite con el Colunga.

Vertebrada por la carretera AS-358 que comunica Villamayor con el alto de la Llama, y la AS-258 que une Colunga e Infiesto, cuenta con una superficie de 13,04 kilómetros cuadrados comprende las poblaciones de Borines, Castañoso, El Escobal, La Infiesta, La Llama, Moñio, El Mortorio, San Feliz, San Martín de Borines, Sieres y Viyao.

Parroquia por cuyo territorio discurre el conocido como “Camín a Covadonga”, con salida en Gijón y llegada al santuario que acoge a la patrona de los asturianos. Borines es la cabecera parroquial y dista 8 kilómetros de la capital municipal, Infiesto, está situado a una altitud de 108 metros.

De la carretera AS-258, poco antes del alto la Llama, sale una pista que concluye en Borines, poco antes de la misma en la zona conocida como Navalín, se encuentra la casería de la Retuerta, y en un cruce de caminos una capilla de Ánimas, por delante de la cual transcurre el Camín a Covadonga.

La humilde estructura se encuentra en un buen estado de conservación, cuenta con robustos muros y tejado de mampostería coronado por una cruz y protegida con una verja de hierro.

En cuyo interior luce un azulejo de un Sagrado Corazón y varios recipientes para colocar flores.