domingo, 22 de octubre de 2017

Majada de Esnaurreta. Sierra de Aralar (Guipúzcoa).

Visita a la majada, con motivo de la segunda edición de las “Jornadas del queso de montaña”, celebradas en Ordizia.

Euskadi, dividido administrativamente en las provincias de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya, cuenta en su territorio con un total de nueve espacios protegidos, bajo la figura de Parques Naturales. En Álava cuentan con la nominación los de Izki y Valderejo, comparte con Vizcaya los de Gorbea y Urquiola y con Guipúzcoa el de Aizkorri-Aratz. Vizcaya con los mencionados Gorbea y Urquiola, al que se suma el de Armañón. Guipúzcoa con el de Aizkorri-Artz y con los de Aiako Harria, Aralar y Pagoeta.
La Denominación de Origen Protegida Queso de Idiazábal, comprende las áreas naturales de difusión de las razas ovinas Lacha y Carranzana, con cuya leche se elaboran los quesos. Áreas que abarcan íntegras las provincias de Álava, Guipúzcoa, Vizcaya y Navarra, excepto los municipios de esta última que conforman el valle del Roncal.
En el año 2009, la Diputación de Guipúzcoa puso en marcha el proyecto denominado “Mendiko Gatza”, en colaboración con el Consejo Regulador de la DOP Queso Idiazábal. Clara apuesta por el queso de montaña que históricamente se elaboraba en el territorio, con el objetivo de poder ofrecer al mercado un queso especial, con unas connotaciones organolépticas diferentes, y a la vez ser una herramienta para incrementar la calidad de vida de los pastores
Proyecto desarrollado en parte de los territorios que abarcan los Parques Naturales de Aralar y Aizkorri-Aratz, basado en la puesta en marcha de tres herramientas: la creación de un banco de tierras para poner a disposición de los ganaderos; la puesta en marcha de txabolas piloto para residencia y quesería y fijar las condiciones normativas para elaborar queso con el necesario registro sanitario.
Los primeros quesos bajo esta marca se comenzaron a comercializar en el año 2010, estando en funcionamiento en 2017 nueve queserías en otras tantas txabolas, con una producción de quesos entre 7.000 y 8.000 unidades.
Aizkorri Aratz con una superficie de 14.626 hectáreas fue declarado Parque Natural en el año 1995, es uno de los nexos de unión entre la Cordillera Cantábrica y los Pirineos, abarcando la protección municipios pertenecientes a Álava y los guipuzcoanos Arechavaleta, Escoriaza, Legazpi, Leintz-Gatzaga, Oñate, Zegama y Zerain.
Por su parte Aralar cuenta con una extensión de 10.956 hectáreas, de las cuales una tercera parte pertenecen a Guipúzcoa, estando el resto en territorio navarro. Su declaración se realizó en 1994, afectando solamente a la parte guipuzcoana, siendo los municipios de Abaltzisketa, Amezketa, Ataun, Lazkao, Zaldibia y la Mancomunidad de Erenio-Aralar, los que cuentan con terrenos en la sierra de Aralar protegidos.







La sierra de Aralar está situada en una meseta de formaciones kársticas con altas montañas, profundos valles, acantilados, cuevas y grutas, fruto de las corrientes de agua subterráneas y a la fuerte erosión, siendo sus techos los picos de Beoain y el altivo y llamativo Txindoki, con 1359 y 1346 metros respectivamente.







Una gran parte del macizo está dedicado a pastos, que son utilizados de manera extensiva por una importante cabaña ovina, con menos presencia caballar y vacuna, pertenecientes a pastores, que en buen número cuenta con txabolas y ubicadas en las majadas de la misma, donde habitan durante el tiempo de permanencia del ganado en la sierra, que suele abarcar desde el mes de mayo al de octubre.









Su gestión está a cargo de la mancomunidad "Enirio Aralar" formada por los pueblos colindantes de la sierra, ostentando su presidencia por tradición la localidad de Ordizia. Ella es la que gestiona, distribuye y asigna los pastos que le corresponden a cada pastor censado.








La presencia humana en ella se remonta a los albores de los tiempos, como lo demuestra la importancia concentración de monumentos megalíticos existentes, como dólmenes  -17 en territorio guipuzcoano y 44 en Navarra-, túmulos y menhires.



                                         



La Cofradía del Queso Idiazábal, con sede en Ordizia, se crea en el año 1990 con el firme objetivo de promocionar y promocionar el queso Idiazábal y a los pastores elaboradores del mismo, auténticos valedores del mismo.
Muchas han sido las actividades organizadas para cumplir sus objetivos durante todos sus años de vida, sumando a las mismas en octubre de 2016 la organización de las “Jornadas del queso de montaña” en su localidad, contando para ello con la colaboración del Ayuntamiento de Ordizia. Jornadas que los días 7 y 8 de octubre de 2017, se han vuelto a repetir, dando continuidad a la primera y a sus objetivos iniciales, que son:
a) Ser un encuentro entre los diversos actores relacionados con la elaboración del Queso de Montaña, en especial con aquellos acogidos a la DOP Queso Idiazábal Mendiko Gatza, al objeto de poner en valor esas joyas gastronómicas, haciendo resaltar sus diferencias frente a los, también excelentes quesos que se elaboran en el invierno.
b) Contribuir a rentabilizar la labor de los pastores en los montes y sierras, que además de la actividad económica que su labor supone, perfilan con sus rebaños los paisajes de los que todos disfrutamos y nos hacen sentir orgullosos que pertenezcan a nuestros respectivos países. 
c) Y tratan de ser un instrumento para los propios pastores, que pueda ser utilizado como vía de comunicación y foro de debate en el que puedan volcarse los problemas y soluciones que les plantea su actividad desde la perspectiva socioeconómica, para que más tarde en los foros adecuados puedan iniciarse las vías de solución que se consideren oportunas.







En ambas ediciones uno de sus apartados han sido las visitas a txabolas de Aralar, dónde los queseros elaboran sus productos, y en concreto a la majada de Eusnarreta, dónde Joseba Insausti y la familia Garmendia Irastorza, tienen las concesiones de las txabolas, dónde elaboran sus quesos comercializados con las marcas Otatza y Zelaieta, acogidas a la “Euskal Herriko Mendiko Gazta”  -Queso de Montaña- en la DOP Idiazábal.








La subida más directa a la majada se realiza desde Arrateta, en Ataun, a través de la carretera GI-2133, con giro a la izquierda a escasos kilómetros de su inicio, para internarse en pleno parque.






La pista en su ascenso va salvando el desnivel existente, pasando primeramente por caseríos dispersos, la fuente Intsusa (Saúco) y posteriormente hasta una zona con una valla que impide el paso, dónde concluye la pista asfaltada, a partir de la cual sólo es transitable para vehículos autorizados, en cuyo entorno se ubica un pequeño aparcamiento hormigonado.








El ascenso y sobre todo el descenso permiten, con buen tiempo, la observación de espectaculares vistas sobre las diferentes sierras y macizos del entorno. Destacando picos como el Txindoki, el Anza-Gaztelu en las cercanías; el Udalaitz, en Modragón, el Amboto en la sierra de Duranguetxko o la sierra de Aizgorri, con su peculiaridad tonalidad rosa que le da el nombre.








La pista continúa con diferentes bifurcaciones hasta una encrucijada de caminos, debiendo girar hacia la izquierda en busca del valle en cuyo fondo se encuentra Esnaurreta, desde el que se divisan espléndidas vistas del mismo.






En la bajada, a la derecha se divisa la nueva pista en construcción que dará servicio a las majada y txabolas de Goroskintxu, ubicadas a mayor altura, cuya puesta en marcha cuenta con la negativa injustificada, a entender del que suscribe y de la gran mayoría de habitantes y usuarios de Aralar, del minoritario colectivo ecologista Landarlan.






El camino continúa pasando por dos de los diecisiete dólmenes que se ubican en la parte de la sierra guipuzcoana, aquí denominados “Jentilarri” –piedra de los Jentiles-, uno señalizado y perfectamente visible, y otro tapado casi por completo por la vegetación.









El paso serpenteante entre varios bosques de pequeñas dimensiones cercados, dónde se llevan a cabo diferentes experiencias investigadoras, concluye en la majada de Esnaurreta, quedando a la izquierda en la parte inferior, el bello valle de Ondarra.





La majada, que se encuentra ubicada a 800 metros de altitud, cuenta con dos txabolas construidas en los últimos años y cuatro en desuso en la parte superior de las mismas, dos de ellas derruidas parcialmente.








Por ella tiene su paso el gran recorrido de senderismo, señalizado como GR-35, en el que se recorren 44 kilómetros, con inicio en el puerto de Lizarrusti y final en Aizarna.






Cuarenta y una txabolas componen –a octubre de 2017- el censo total de txabolas del Aralar guipuzcoano, renovadas casi todas en los últimos años, en las que un total veintidós pastores-queseros elaboran queso, aunque solamente siete cuentan con el registro sanitario pertinente que permite su comercialización.









Dichas queserías, que normalmente comercializan el queso con el nombre de la majada dónde se ubican y elaboran, son: Arritzaga
** Carlos Beloqui, con domicilio en Bedaio (Tolosa), que comercializa con la marca Arritzaga.
** Gerardo Garmendia, con domicilio en Zaldibia, que comercializa con la marca Doniturrieta.
** J.A.Garmendia Irastorza  y otros S.C, con domicilio en Orendain, que lo hacen con la marca Zelaieta.
** Joseba Insausti, con domicilio en Ordizia, que comercializa con la marca Otatxa.
** Quesería Beaskin.
** Quesería Belzulegi, que comercializa con la marca Txindoki, y
** Quesería Jxultxuta.
En concreto en Esnaurreta, también llamada Mendivil, tienen sus txabolas y bordas –cuadras- las queserías Otatxa -Esnaurreta I- y Zelaieta -Esnaurreta II-, donde reside Joseba Insausti y Mairen Irastorza con su marido e hijos, teniendo este último su txabola en la parte superior de la majada.






La visita ha permitido observar in situ las condiciones de trabajo y vida de estos ejemplares profesionales, que sacrificando en las más de las ocasiones una vida mejor en el valle, dónde tienen sus hogares y queserías, siguen apostando por una trashumancia y una permanencia en unos majadas, que a pesar del importantísimo salto cualitativo en cuanto condiciones de habitabilidad, requiere de importantes sacrificios.







Txabolas estandarizas, cuya distribución consta de dos habitaciones, salón-cocina, baño completo y quesería, cuya superficie total ronda los cien metros cuadrados, disponiendo de agua clorada –imprescindible para la elaboración del queso- y electricidad, a través de paneles solares y generadores.











Complementadas con unas bordas, en las que se realiza el ordeño de las ovejas, entre otras actividades.





La propiedad de las txabolas es de la Diputación de Guipúzcoa, que las cede a los pastores mediante una concesión por períodos de diez años prorrogables,  mientras estas mantengan la actividad ganadera-quesera en las mismas, siendo el importe a pagar por el uso de la concesión de 200 euros.






El Aralar guipuzcoano cuenta, a fecha octubre de 2017, con una extensión total de 2.700 hectáreas de monte raso, en las que pastan 18.000 ovejas, 800 yeguas y 800 vacas, aproximadamente. Los pastores deben de abonar por la estancia de las mismas 1 euro por cada cabeza ovina y 10 euros por cabeza bovina y caballar. Siendo el periodo de estancia habitual del ganado el comprendido entre los meses de mayo a octubre.







En cuanto a los rebaños de ovejas su media es de 400 cabezas, que pastan en las zonas asignadas a cada pastor en la majada, contando habitualmente el pastor con la inestimable ayuda de perros pastores, mayoritariamente de la raza Bardon Colin, que manejan y controlan los rebaños a las órdenes de sus dueños de forma sorprendente.







El queso de montaña se elabora con la leche recogida de los ordeños que se realizan diariamente, de los que se obtiene medio litro por cabeza de media, coagulada con el cuajo natural de cordero, elaborado por los mismos queseros con sus ganados, que se prepara de un año para otro.






Las otras fuentes de ingresos de los pastores es la venta de lana, insignificante cuando no con coste y la venta de los corderos, cuyo mercado principal es la comunidad de Castilla y León, con precios que oscilan entre los 3 y los 6 seis euros, dependiendo de la temporada.








Las majadas de la sierra de Aralar es todo un compendio de historia, naturaleza, pastoreo y tradiciones., en convivencia ejemplar, que han permanecido a lo largo de los tiempos gracias a la labor del pastoreo. Sus txabolas, rehabilitadas o de nueva construcción, están dotadas con los mínimas comodidades necesarias en el pleno siglo veintiuno para su habitabilidad y para la realización de actividades ganaderas y queseras, en un entorno susceptible aún de mejoras necesarias.






En Aralar el peligro de la presencia de lobos para los rebaños no existe, como en otras zonas de España, procediendo las mayores trabas para una mejora continua tanto para unas administraciones -provincial y regional- comprometidas, como para unos pastores a su vez comprometidos con su pasado, presente y futuro, de colectivos minoritarios cuyos planteamientos en las más de las ocasiones rozan lo esperpéntico.







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“El auténtico conservacionista es alguien que sabe que el mundo no es una herencia de sus padres, sino un préstamo de sus hijos”. John James Audubon (1785-1851) naturalista y pintor francés.







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