Ruta por el Monumento Natural, a través
de les foces, entre Ese de Calleras –Tineo- y Agüera –en Valdés-. Descripción,
fotografías y vídeo.
Calleras, es una parroquia y localidad
perteneciente al concejo de Tineo, en el sur occidente del Principado de
Asturias, englobada en el denominado Cuarto de los Valles y la comarca
vaqueira, a la que se accede por la carretera TI-2.
Parroquia que tiene en su templo parroquial, en la
magnífica iglesia de San Martín, su referente en todos los sentidos, tanto por
su riqueza patrimonial como por su grandiosidad, siendo considerada por muchos
más catedral que iglesia por su volumetría. Concluida en el año 1898, sus grandes
dimensiones se deben a que su construcción se adaptó a las medidas de los
retablos del monasterio de Santa María de Lapedo, trasladados desde Belmonte de
Miranda en carros de bueyes a la localidad.
La ruta a seguir tiene su comienzo en el
pequeño área recreativo con aparcamiento que hay las cercanías de Ese de
Calleras, en cuyas inmediaciones se encuentra el pozo Piélago, confluencia de los ríos Barcena y Navelgas,
que pierden sus nombres dando lugar al río Esva, que entregará sus aguas tras
discurrir 35 kilómetros al mar Cantábrico en la playa valdesana de Cuevas.
El área, ubicado a una altitud de 112
metros, es el comienzo oficial de la ruta “Foces del río Esva”, señalizada como
el PR-AS-2, que discurre entre Ese de Calleras y Agüera, pertenecientes a los
concejos de Tineo y Valdés respectivamente, distantes 11,400 kilómetros, con
desniveles acumulados de 771 y 762 metros de bajada y subida, respectivamente,
en el que se invierte un tiempo de 2 horas y 26 minutos netos.
Ruta que discurre en el entorno del
Monumento Natural y del Paisaje Protegido de la cuenca del Esva. Fabulosa senda
tallada sobre las rocas cuarcitas de las sierras de Adrao y Silvallana, primero
y de Villagemonde y Andornoso posteriormente, que discurre a la vera del río, con
tramos de madera de senda colgante.
El área de descanso es también el de
partida y llegada del PR-AS-287, denominado “Las vueltas del gato”, cuya
desviación se encuentra al poco de iniciarse la ruta.
En descenso se va en un zigzag
pronunciado en busca del nivel del río, a través de un bosque poblado con
eucaliptos, especie foránea con la que se repobló hace unos años, en el que se
ubica una mesa para el descanso.
El mullido camino pronto desemboca en un
pinar, con cercanas fincas en su entorno, hasta enlazar con la riega conocida
como la Crucellina, que entrega sus aguas al río, tras discurrir por el
barranco de la que toma el nombre.
Pocos metros más adelante, se llega a la
vera del río, a una altitud de 190 metros, que a partir de ese punto se
encajona entre las sierras de Adrao y de Silvallana que el río ha horadado a lo
largo del tiempo, formando sus foces.
El camino, paralelo al río, atraviesa
una zona de bosque autóctono, salpicada de diferentes carteles descriptivos de
la flora y fauna de les foces. Carteles, que en otros, hacen referencia al
Mirlo acuático, al Roble, a la Nutria o al Jabalí, y que el paso del tiempo ha
ido deteriorando.
Discurriendo por tramos espectaculares,
de una belleza exuberante, que incluye pasarelas y escaleras de madera, levantadas
en ocasiones sobre el propio cauce del río, construidas por la escuela taller
de Tineo en los inicios de la década del dos mil, y que han permitido la visión
de un espacio hasta ese momento prácticamente inaccesible.
Pasarelas y escaleras que el paso del
tiempo ha ido deteriorando, con algunas en muy mal estado, y que bien merecen
un mejor mantenimiento y reparación de las partes deterioradas.
Tramos que discurren por la
angostura del río, a su nivel, entre preciosos bosques de robles y alisos, con ejemplares
centenarios, cobijo de una rica fauna autóctona, enriquecido por pequeñas
caídas de agua irregulares desde los barrancos, para el deleite visual.
Y que concluyen en un espolón rocoso, punto más alto de la ruta con una
altitud de 424 metros, contrafuerte de la sierra de Adrao, que hay que
atravesar por el paso abierto entre sus paredes.
Bajo él se localiza la vieja presa del embalse del río, a unos 200
metros a nuestros píes, de la que queda la estructura de hormigón armado sin
las compuertas, utilizada para la regulación de las aguas y su derivación hacia
la entrada del túnel de suministro a la central eléctrica que se encuentra
aguas abajo.
La subida permite la visión de la increíble garganta que dibuje el río,
y que por momentos alcanza un desnivel de 500 metros a nuestros píes, que a
partir de este punto se acelera vertiginosamente en busca del valle de Paredes,
ya en el concejo de Valdés, y desde el que comienzan a divisarse a lo lejos sus
diseminados núcleos de población.
En este punto concluyen en sí las foces del río, aunque aún queda por
recorrer la mitad de la ruta.
El camino continúa literalmente excavado en la roca, en un tramos
escarpado, hasta el punto de encuentro con el camino que por la derecha sube a
las brañas vaqueiras de Relloso y Adrao, por el que también se puede realizar
la ruta, a través del PR-AS-1, señalizado también con el mismo nombre, y que
permite realizar un circuito circular en forma de ocho.
Desde el cruce, con el meandro formado por el río en el vacío, desde la
loma ya es visible el denominado Cabañón. Construcción en piedra, con techumbre
vista de madera, que servía de
almacén a la Central.
En descenso la senda se interna en un espeso bosque con especies
autóctonas y nuevas plantaciones de eucalipto.
Y, del que en su parte baja, sale a la derecha el desvío que lleva a
las instalaciones de la mencionada Central, ubicado a una altitud de 146
metros. Opción, que de realizarla, requiere volver al mismo punto.
La Central Electra del Esva, que empezó a construirse en 1910 y cuyas
obras duraron 12 años, estuvo en funcionamiento hasta 1972, dando servicio a
prácticamente todo el concejo de Valdés. Equipamiento compuesto por el embalse,
el túnel por el que discurría el agua que alimentaba sus turbinas y la
edificación de transformación, que aún conserva su obsoleta maquinaria en total
abandono.
La pista entre eucaliptos sigue en
descenso hacia el noroeste, bordeando el pico de Cadaval, sobre el gran meandro
que forma el río, con vistas a los pueblos de Bustillo, Agüera y Longrey.
Y por el que, en liviano descenso, se
continúa hasta enlazar con una pista que desemboca en la parte sur del núcleo
de Bustillo, rodeado por el segundo meandro que forma el río, y que cuenta con
una rica etnografía, con interesantes hórreos y el molino hidráulico en desuso,
conocido como de casa el Mariello.
La ruta continúa hacia su final en
Agüera, situado a la otra orilla del río, ubicado como el anterior a 120 metros
de altitud. Para lo que hay que atravesar el pueblo y transitar la carretera que
comunica ambos pueblos, cruzando el río por el puente situado debajo del bar
Suco, cercano al pueblo de Longrey.
Para acceder, también por carretera, a
Agüera, dónde se encuentra el “Centro de interpretación de les foces del Esva”,
creado en el año 2006 y ubicado en las
antiguas escuelas de la localidad, dónde concluye la ruta.
UBICACIÓN. ALTITUD. TIEMPO. TIEMPO ACUMULADO.
Área recreativa. 190
m. 00,00 h. 00,00
h.
Espolón, encima embalse. 424 m. 00,58 h. 01,20 h.
Cruce de caminos. 00,22 h. 01,44
h.
Cabañón. 00,06 h. 01,50
h.
Cruce desviación Central. 00,08 h. 01,58
h.
Bustillo. 00,12 h, 02,10
h.
Puente sobre el Esva. 00,11 h. 02,21
h.
Agüera, centro interpretación. 120 m. 00,05 h. 02,26
h,
OBSERVACIONES.
Enlace al vídeo:
MÁS
INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA. Pinchar enlaces.
“La naturaleza es la mejor muestra de la
verdad”. San Ambrosio de Milán (337 -397) uno de los cuatro Padres de la
Iglesia Latina y uno de los 36 doctores de la Iglesia Católica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario