Alberga una muestra permanente
arqueológica y una exposición sobre la vida campesina.
Burguillos del Cerro está
situado en el suroeste de la provincia de Badajoz, al abrigo de su poderoso
castillo templario, enmarcado en un entorno natural en la comarca Zafra – río
Badión, rodeado de dehesas y alcornoques, a mitad de camino de Zafra y Jerez de
los Caballeros. Su superficie es de 187,5 kilómetros cuadrados y su población
ronda los 3.204 habitantes -censo de 2014-.
De dilatada y amplia historia,
sus vestigios de la época celta, romana, visigoda y musulmana, junto con la
fuerte implantación de la Orden del Temple, que allí estuvo establecida casi un
siglo -desde 1229 a 1312- unido a su importante legado cultural, la han hecho
merecedora de la declaración de Bien de Interés Cultural con categoría de
Conjunto Histórico.
Presidiendo el conjunto
abigarrado y compacto de calles estrechas y casas de sabor popular, encaladas,
de huecos sencillo, rejas de hierro forjado, enrasadas o de mirador, con
vestigios de su pasado judío, se encuentra la plaza Alta.
Centro neurálgico de la población, allí se encuentra el antiguo Ayuntamiento y la casa del Corregidor y cárcel Real, edificio sobrio, construido en el año 1584 en estilo renacentista civil, ha sido rehabilitado en 1990.
Centro neurálgico de la población, allí se encuentra el antiguo Ayuntamiento y la casa del Corregidor y cárcel Real, edificio sobrio, construido en el año 1584 en estilo renacentista civil, ha sido rehabilitado en 1990.
En la actualidad alberga de
forma permanente una muestra arqueológica en su planta baja, en el patio
porticado y en las dos plantas subterráneas. Piezas recogidas en el término
municipal de Burguillos y legajos procedentes del archivo municipal de los
siglo XVII, XVIII y XIX.
Entre las piezas expuestas se
encuentra el sarcófago de mármol de don Alfonso Fernández de Vargas, a quién
perteneció la villa por donación de Enrique II en 1374 y a cuya muerte paso a
manos de la familia López de Zúñiga, posteriores Duques de Béjar, quienes la
rigieron hasta la supresión de los señoríos en el siglo XIX.
Otra de las piezas destacadas es un ara de altar visigodo, del
siglo VII, que posteriormente fue convertido y usado como bañera.
Dignas de visitar, para trasladarse a tiempos pretéritos son el
antiguo aljibe y las mazmorras de la cárcel, en la última planta en el
subsuelo, que completan el espacio
expositivo arqueológico, compuesto de múltiples piezas sin complemento
explicativo alguno, y en el que el visitante agradecería paneles informativos
sobre su historia y su procedencia.
En la planta baja de la casa, en el ala izquierdo del edificio,
hay también una exposición sobre aspectos de la vida campesina, separada por
secciones cada una con múltiples piezas y con un panel explicativo de cada una
de las cinco secciones de la misma. Estas son:
1.- El ser humano y su relación con el medio.
2.- Labrar la tierra, nuevas formas.
3.- El hogar,
4.- Oficios.
5.- El mejor compañero: el caballo.
MÁS INFORMACIÓN. Pinchar en enlaces.
“En virtud de la palabra, el hombre es superior al animal; por el
silencio se supera a sí mismo”: Paul Masson (1846-96) periodista francés.
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