viernes, 29 de julio de 2016

La costa da morte, dónde la fuerza del mar se hace leyenda.

Una estupenda forma de conocerla es a través del Camiño dos Faros.

En el noroeste de la península ibérica, se encuentra el punto más occidental de la Europa continental: Finisterre. El Finis Terrae, el fin del mundo de los romanos y puerta del más allá, cuando se daba por sentada la horizontalidad de la tierra. Es la referencia de la conocida como Costa da Morte.
Dramáticamente documentada desde el siglo XVI, e intrínsecamente relacionada con los numerosos naufragios que han sucedido a lo largo de la historia en ella. Su nombre fue puesto en el siglo XVIII por los marineros ingleses, que lo consideraron el espacio marino más peligroso, por sus bajos rocosos a escasos metros de la superficie, las fuertes corrientes, habituales temporales y repentinos cerrazones de niebla, causa de los múltiples naufragios allí acaecidos.
Perteneciente a la provincia de La Coruña, está delimitada entre los municipios de Malpica de Bergantiños y Finisterre, aunque algunos ubican su final en el de Muros. Bañada por el océano Atlántico, frente a ella navega buena parte de su tráfico marítimo. Sus islas, cabos,  puntas, acantilados abruptos, entrantes y salientes rocosos, con tranquilas y solitarias playas, conforman una miscelánea paisajística única con el mar como única referencia.
Cementerio de barcos, marinos y pescadores, sepultados allí después de un durísimo temporal o por haberse perdido entre las densas nieblas del accidentado y traicionero litoral. 625 naufragios están contabilizados desde 1870 en un estudio reciente, superando las tres mil victimas mortales.
Lugar extremo, vinculado directamente con el fin y la muerte, por lo que  no resulta extraño la religiosidad de una comarca dónde la Virgen del Carmen, patrona y protectora de los pescadores, viste sus mejores galas. Salpicada de santuarios y lugares mágicos, objeto de peregrinación y ancestrales ritos, como el de la Virgen de la Barca, en Munxía, con su leyenda relacionada con el apóstol Santiago, o el venerado Santo Cristo de Fisterra, el de la barba dorada.




Santuario de la Virgen de la Barca, en Munxia.






Sus faros, señales para los marineros de llegada a puerto y al hogar, son una de sus y señas de identidad y su visita una excelente forma de conocer la comarca. La actual ruta turística  “Camiño dos Faros”, permite realizar doscientos kilómetros de senderismo al borde de esta agreste franja costera y acercarse a los tesoros que atesora al paso por los ocho más emblemáticos, erigidos a finales del siglo XIX y principios del XX.  







Camiño que comienza en Malpica, desde dónde se divisa el archipiélago y faro de las islas Sisargas –Sigarga Grande, Pequeña y Malante-. Municipio al que también pertenece el de punta Nariga, en Barizo, el más arquitectónico y último en levantarse en 1998.
En Corme, en un entorno salvaje y fantasmagórico, se encuentra el de punta Roncudo,  llamado así por el ronco estruendo que emite el mar al estrellarse contra las rocas del acantilado. Por ello la zona goza de la fama de tener las percebes más sabrosas de Galicia, intrínsicamente ligada a su peligrosidad, como recuerda las tres cruces blancas de los percebeiros, homenaje a aquellos que fallecieron desarrollando su profesión.
Levantado en el mismo año y simétrico a este, en la vecina localidad y municipio de Laxe, se encuentra el siguiente.
En Camariñas, en la capital del encaje de bolillos, se encuentra uno de los considerados más importantes, el del cabo Vilán. Allí se levanto el primero en 1854,   sustituido en 1896 por el actual. Seis años después de que a sus píes se produjese la tragedia del mercante inglés The Serpent, en el que fallecieron 170 de los 173 marineros de su tripulación, parte de de ellos enterados en el cementerio de los ingleses, allí ubicado. Fue el primer faro de España en estar provisto de luz eléctrica, y su particular arquitectura y enclave reconocida con la declaración de Interés Turístico Nacional.
En Munxia, el punto cero de la tragedia del Prestigie, cuyo hundimiento en el año 2002 con 77.000 toneladas de petróleo, tiño de negro toda la costa atlántica y cantábrica hasta las Landas francesas, se encuentra el de punta da Barca. Ubicado a escasos metros del santuario de Nuestra Señora de la Barca, con sus famosas piedras de Abalar y dos Cadrís, sus leyendas y alientos panteístas y paganas.









Al municipio también pertenece el de Touriñan, reconocido en la actualidad como el más occidental de la Europa continental, desbancando a su vecino Finisterre y punto dónde dos veces al año los rayos del sol se apagan más tarde que en toda Europa.
Camiño que concluye en Finisterre, en la pequeña península de monte Facho adentrada en el mar tres kilómetros, en el más emblemático de todos ellos, el del “Fin de la Tierra”, primero en construirse en el año 1853.







Referente tanto por su localización como por su edificación, es junto a la Catedral de Santiago, el lugar más visitado de toda Galicia. Y  punto final de numerosos peregrinos que deciden continuar peregrinando 90 kilómetros más, desde el único Camino que parte de Santiago, al entonces conocido como fin del mundo, y lugar dónde realizan el ritual de dejar o queman el calzado utilizado en su peregrinaje.










El Camiño se puede alargar y enriquecer continuando a los faros del cabo Cee y al de las islas Lobeiras –la Grande y Pequeña- ambos en la ría de Corcubión y al ubicado en la punta Lariño o Insua, en Carnota.









Su recorrido permite conocer no sólo los faros y su entorno, también la comarca, sus villas marineras con estrechas callejuelas de casas típicas y sobre todo la fusión de elementos que definen a la Galicia que mira al mar y que siente un profundo respeto el océano que les envuelve.
La Costa da Morte es un paisaje y una experiencia a cada paso. Embravecidas aguas y buena parte de los acantilados europeos más altos, impregnados del espíritu de los que en ellas han perdido su vida, como recuerdan el sinfín de cruces existentes. Senderos inexplorados, rincones fluviales, inmensos arenales y resguardadas playas vírgenes, sinónimo de aislamiento y naturaleza. Mujeres en puerto tejiendo redes esperando el regreso de sus seres queridos; esperas pacientes de los marineros mirando al mar. Mitología, toponimia mefistofélica, cultura megalítica única, arte románico, antiguos oficios y artesanía. Gastronomía excepcional, innatamente  marinera y marisquera, elaborada siguiendo las antiguas tradiciones culinarias.  En ella la fuerza del mar es leyenda, y ella ha modelado su paisaje y paisanaje.




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Viajes Dendecagüelu.



"Nun entra do home na paisaxe e da paisaxe no homte creouse a vida eterna de Galiza". Alfonso Manuel Rodríguez Castelao (1886-1950) medico, político, pintor y escritor español.







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