También llamada
Mogador, la “ciudad del viento” o “la bien guardada” en la costa marroquí del
océano Atlántico, es una visita obligada en el reino alauita. Descripción,
fotos y videos de la ciudad.
Aunque la ciudad actual no comenzó
a construirse hasta el siglo XVIII, su historia se remonta a muchos siglos atrás,
y de ello da fe la colonización que en ella realizaron fenicios, cartagineses y
romanos. Durante los últimos siglos antes de Cristo fue centro de un gran
movimiento económico, dado que en las islas Purpurarias –ubicadas escasamente a
media milla- se obtenía la púrpura, el colorante más preciado tanto por la
belleza de sus tintes como por su estabilidad, que se obtenía del múrice y de
la púrpura dos moluscos muy abundantes en sus rocas, siendo famosa la fábrica
que allí instalo Juba II, rey de Mauritania.
La obtención del colorante se
obtenía mediante la pesca de los moluscos, a los que se les sacaba el jugo y
luego, mediante largos y complejos procedimientos, se conseguían diferentes
colores, que eran utilizados para teñir la lana y la seda. El más apreciado era
un tipo de rojo que podía igualar a los metales preciosos, y cuyo destino único
eran los emperadores romanos, contando la historia que Tolomeo, hijo de Juba
II, fue asesinado por Caligula por acudir a Roma vestido con una capa de color
púrpura roja.
Sobre el nombre de la localidad
hay fundadas dudas. Se le atribuye a que
en la Edad Media tomo el nombre berebere
de un santo local, Sidi Mogdul, nombre
que en el siglo XV los portugueses transcribieron como Mogador; mientras que
otras teorías lo atribuyen al término árabe Al Souirah -pequeña fortaleza- y otras
a Mohamed Ben Abadal que la llamo Es-Sauria –la bien diseñada-.
En 1506 se construyo allí una
fortaleza por el rey de Portugal, denominada Castelo Real de Mogador, como
puente militar y comercial con la costa oeste africana. Pero los portugueses
estuvieron poco tiempo en la misma por la fuerte oposición de las tribus
locales, siendo en siglos posteriores objeto de deseo de España, Inglaterra,
Holanda y Francia sin éxito alguno.
En 1757 el sultán alauita Sidi
Mohamed Ben Abadala, decidió orientar su reino hacia la costa atlánticas y
crear un puerto real y una ciudad bien protegidos, construidos de acuerdo con
los principios de la arquitectura militar europea contemporánea en un contexto
de África del Norte.
Parte superior de las murallas, con los cañones defensivos, construida
sobre la fortaleza portuguesa, con los islotes a la derecha.
El sultán fomento el repoblamiento
de la ciudad nueva, sobre todo con judíos y el establecimiento de comerciantes
extranjeros, a la vez que obligó a los cónsules europeos ubicados en Safi,
Agadir y Rabat a instalarse en la ciudad. Todo ello la convirtió en uno de los principales centros comerciales del país, y su puerto el de más comercio internacional
entre África y Europa a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, lo
que le valió ser conocido durante mucho tiempo como el "puerto de
Tombuctú", ya que fue el destino de las caravanas que traían una variedad
de productos -incluidos los esclavos- de África negro. A la muerte del sultán,
la ciudad decayó por estar demasiado alejada de los caminos de las caravanas
tradicionales.
Puerto de Essaouria en la actualidad.
En el siglo XIX Essaouira se
convirtió en el único puerto franco de la costa atlántica abierto a los
europeos, este estatus privilegiado atrajo comerciantes de Europa y del
mediterráneo lo que le dio a la ciudad un aire cosmopolita y el espíritu
abierto del que aún goza en la actualidad.
El nombre de Mogador fue
reintroducido durante el protectorado francés en 1912, cuando la mayoría de la
actividad portuaria fue trasladada a Casablanca, Tánger y Agadir causando a la
ciudad otro periodo de declive. El nombre de Essaouira fue introducido
finalmente en 1956, cuando llego la independencia, lo que causo la partida de
la mayoría de la comunidad judía, reduciendo la economía a la pesca y la
artesanía, además del comercio en el mercado local.
En la actualidad es la capital de
la región Marrakech-Tensift-Al Hauz, cuenta con una población cercana a los
70.000 habitantes, y se ha convertido en un destino turístico, gracias al
impulso dado en el año 2004 por Mohámed VI, rey de Marruecos, a través del
lanzamiento de un ambicioso proyecto turístico internacional, que incluye la
creación de hoteles de lujo, centros comerciales, campos de golf, estructuras
para deportes acuáticos y la expansión de su aeropuerto.
La Medina o centro histórico de
Essaouira está catalogada por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad desde
2001, y es un excelente ejemplo de ciudad fortificada de mediados del siglo
XVIII rodeada por murallas, influenciada por los modelos del ingeniero militar
francés Vauban, que en su mayor parte conserva su autenticidad en cuanto a la
concepción, configuración original, esquema, materiales y métodos de
construcción y esto a pesar de algunos usos inadecuados de materiales modernos
para la reparación y reconstrucción
Torre en el interior de la Medina.
En la Medina destacan las
murallas, con la Puerta del Mar, la skala de la Kabbah, los baluartes, los
fuertes y la kabbah, que originalmente fue la sede del poder y de la guarnición
militar, que se conservan en buen estado, dependencias muchas de ellas que en
la actualidad se encuentran ocupadas por comerciantes, que muestran y ofertan sus
múltiples y coloridas mercancías a los visitantes.
La Medina fue atravesada
por dos calles principales axiales, una la Bab Doukalla que va al puerto y la Bab
Marrakech, que va hacia el mar, en cuyas
intersecciones se encontraban los mercados de pescado, especies, granos y
bienes en general. En la actualidad en ambas callas se concentra una gran parte
de la actividad comercial y artesanal de la ciudad.
Una des las múltiples puertas y una de las
mezquitas de la ciudad en la calle Bab Marrakech.
La visita a Essaouria permitirá
ver una ciudad histórica, ejemplo de un centro
multicultural como lo demuestra la convivencia desde su fundación de diversos
grupos étnicos, un mestizaje de culturas, civilizaciones y religiones;
habitada por fenicios, cartagineses, romanos, bereberes, árabes, portugueses y
franceses; multiconfesional –musulmana, cristiana y judía- con múltiples
edificios históricos, numerosas mezquitas, sinagogas y atractivas casas
particulares blancas con puertas azules y detalles amarillos, que la hacen la
ciudad más atractiva de toda la costa atlántica marroquí.
Su moderado clima durante todo el
año, su inesperada arquitectura europea, sus murallas perfectamente
conservadas, la gentileza de sus habitantes, su patrimonio cultural y
arquitectónico, y la animada vida de sus calles dónde se mezclan artesanos,
comerciantes y pescadores, le dan una impronta que capta la atención la del
visitante.
La zona portuaria perfectamente
delimitada, con la puerta de la Marina -neoclásica del año 1769- de acceso
especifica entre los castilletes que forman la skala del puerto, es todo un
espectáculo en el que el visitante se traslada a tiempos pasados, y en el que
conviven múltiples actividades profesionales en un espacio que las innumerables
barcas azules apiñadas unas contra otras apenas dejan ver el agua.
En un área relativamente pequeña los
pescadores conviven con los artesanos carpinteros que trabajan en los
astilleros, con los encargados del mantenimiento de redes y de barcas y con los
carretilleros, mientras niños y
muchachos venden comida y bebida, con tres únicos edificios en el
entorno: dos restaurantes que ofrecen
los productos de la mar recién llegados a puerto y el edificio que alberga la
cofradía de pescadores, todo ello con la obsesiva presencia de infinidad de gaviotas,
picaras y atrevidas, mudos testigos de una actividad frenética.
El puerto es famoso por su
actividad pesquera y su alto índice de capturas de sardinas, cifrada en 800.000 toneladas anuales, de las cuales 250.000 toneladas se exportan para su envasado en conserva en Galicia, lo que también
explica el color de las barcas y barcos, al ser el azul el color que
parece ser más engaña a estos peces de la especie de los clupeidos.
El exterior de la zona portuaria,
alberga los edificios portuarios, los puestos de venta de pescados y los
pequeños restaurantes que muestran su variada oferta de pescados y mariscos en
la entrada y consta de apenas cuatro-cinco mesas, con una pequeña cocina, dónde
preparan a la plancha los productos que elige directamente el cliente. Comer en
uno de estos establecimientos es una de las mejores opciones que el visitante
puede elegir en esta ciudad que vive de cara al mar.
Entre la Medina y la zona
portuaria, se encuentra la plaza del
Mulay Hassan, que con su amplitud y su buen número de establecimientos
hosteleros es uno de los lugares habituales tomados por el turista, de encuentro
de los ciudadanos essaouritas y epicentro de la ciudad.
Los zocos, con tiendas y puestos
de todo tipo de productos en espacios mínimos, forman parte de la idiosincrasia
de la ciudad, al igual que ocurre en el resto del país. Un paseo por ellos
acercara a la artesanía, cultura y tradiciones de la ciudad, y en ellos uno
puede encontrar todo lo que se desee.
A nivel cultural destaca el Musée
des Arts et Traditions Populaires Sidi Mohammed Ben Abdallah, ubicado en uno de
las arcada de los múltiples soportales existentes en la pintoresca medina;
contando también con múltiples galerías de arte, que albergan importantes obras de estilo afro-popular,
siendo posible encontrar bellos trabajos en madera de tuya y argán, contando la
provincia con el 20 % de las reservas existentes de esta especie.
Sin embargo el auténtico
referente cultural de la ciudad es el
Festival Gnawa y Músicas del Mundo, auténtico referente cultural de la
ciudad, creado en el año 1998, que se celebra durante el mes de junio, y que
atrae a millares de turistas. En la actualidad es uno de los acontecimientos
musicales y culturales más importantes del continente africano, en el que los
asistentes disfrutan de figuras internacionales del jazz y del rhythm &
blues, orquestas de los cincos continentes, percusión africana y oriental y folklore
tradicional africano.
Puerta de acceso al Musée des Arts et Traditions Populaires.
El otro gran atractivo con el que cuenta la
ciudad son sus extensas playas de finas arenas y rincones de alto valor
naturalista, que unidos a los vientos alisos –que motivan sea llamada también la
“ciudad del viento”- la convierten en uno de los paraísos del surf y el
windsurf del Magred, sirviendo de escenario a numerosas competiciones
internacionales.
Con la playa
de Essaouria de fondo.
Por todo ello aconsejo la visita a
Essaouria, es muy recomendable para el visitante que acude al reino alauita, su
inesperada arquitectura europea, sus murallas y medina perfectamente
conservadas, las pintorescas actividades tradicionales, la animación del
puerto, los llamativos puestos de los zocos, su artesanía y sus playas y su
paisanaje justifican la misma.
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Vídeo de la fortaleza y puerto de Essaouria.
“Uno de los
principales objetivos de la educación debe de ser ampliar las ventanas con las
que vemos el mundo”. Arnold Henry Galsow (1905-98) editor norteamericano de
revistas de humor.
Buena pinta tiene esta ciudad, y por lo que se buenos pescados y mariscos.
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